INTRODUCCIÓN
El marco histórico‐cultural de la educación superior en la República Popular China ha tenido un especial protagonismo en la configuración del país debido a la estrecha relación entre educación y confucionismo y a los sistemas filosóficos, políticos, morales y éticos que han marcado la forma de gobierno desde el siglo ii a. n. e. Sería imposible comprender e interpretar los características culturales y sociales que determinan los modos de hacer, actuar y pensar, los intereses, valores y creencias y las formas de comunicación y de comportamiento de las personas que integran las comunidades de este país si se ignorase el papel esencial que tiene en esto la educación, la filosofía de Confucio y el confucionismo (Sánchez, 2008).
En sí mismo, el confucionismo constituye tema necesario y recurrente para interpretar los fenómenos sociales y culturales de China, tanto políticos, económicos y sociológicos, como filosóficos, artísticos y, por supuesto, educativos (Chan, 2006). La enseñanza y aprendizaje de lenguas extranjeras no escapan de las influencias del sistema tradicional confucionista, el cual ha configurado una serie de esquemas culturales que todavía persisten en la forma de concebir la educación. Es vital distinguir entre la filosofía de Confucio y el confucionismo, pues, aunque sigue viva la impronta del maestro en la forma de concebir el mundo y comportarse socialmente, el uso político y desvirtuador de su pensamiento, a través de los exámenes civiles que pretendían una sociedad meritocrática, ha hecho que no se sepa diferenciar entre un elemento y el otro para identificar el sustrato cultural que impide al sistema de enseñanza y a los alumnos chinos adoptar una actitud abierta ante modelos que, como el enfoque comunicativo de lenguas, propician actitudes «opuestas» a las tradicionales.
Se destaca en el presente trabajo que la filosofía original de Confucio esconde numerosas claves que implicarían una reinterpretación de ciertas dificultades y un estímulo para explorar aspectos culturales que no se contraponen con los fundamentos de una enseñanza comunicativa de lenguas pautadas en el país. Es este precisamente el objetivo de este trabajo: analizar los elementos primordiales de la filosofía de Confucio, sus desviaciones y las pautas de una enseñanza comunicativa establecidas en los cursos superiores para la enseñanza del español en la República China.
1. DESARROLLO
Al exhibir en síntesis apretada la filosofía de Confucio, con marcada atención a sus implicaciones en la enseñanza en China, conviene advertir acerca de la necesidad de diferenciar entre el pensamiento confuciano original, la historia de 2 500 años de su interpretación, sus añadidos y rectificaciones, es decir, el confucionismo, y la utilización política de ambos (Lee, 1996).
En muchos trabajos de investigación sobre enseñanza de segundas lenguas en China hay una introducción general del sustrato cultural más relevante, el confucionismo, a partir del cual se explican las dificultades pedagógicas de una enseñanza con un enfoque comunicativo. En estas introducciones (Hu, 2002; Li, 2004) se mezclan conceptos originales de Confucio y de Mencio con otros autores muy posteriores y con situaciones tradicionales que, por el uso político (y por ello, modificado) de textos confucianos y confucionistas, son llamadas también con estos mismos nombres, lo que induce a pensar que la filosofía de Confucio es el origen de aquellas dificultades.
En chino, las palabras que designan «Confucio» (孔子, Kong Zi) y «confucionista» (儒家, rujia) son completamente distintas. Es relevante esta diferenciación, ya que en los textos originales que recogen el pensamiento de Confucio e incluso en los clásicos preconfucianos se encuentran pensamientos que favorecen precisamente una educación abierta, crítica y comunicativa. El reciente movimiento reivindicativo de las ideas originales de Confucio pone de manifiesto no solo el valor educativo, ético y moral de su sistema, sino una serie de valores didácticos, es decir, del proceder del enseñante en sus clases, elemento que había quedado eclipsado en el sistema tradicional de enseñanza chino (Sánchez, 2008). Una mirada a las esencias de la obra de Confucio ayuda a comprender mejor la situación de análisis.
1.1. Confucio (55-479 a. n. e.)
Las primeras huellas gráficas de la educación en China se remontan, por lo menos, a la dinastía Shang (1766‐1122 a. n. e.). Si bien antes de Confucio la enseñanza formal estaba exclusivamente dirigida a las clases aristocráticas, la educación familiar, transmisora de valores morales y éticos, se extendía a toda la población, según el objetivo de los antiguos emperadores.
Confucio, como él mismo dice, es un transmisor que revisa constantemente el pasado para renovarlo, rescatando lo esencialmente válido para la puesta en marcha de una enseñanza abierta a todas las capas de la sociedad. En Analectas (2.11; 7.1) Confucio (2019) insiste en que él no inventa nada nuevo. La esencia de sus enseñanzas ya se encontraba en la historia antigua, concretamente en la civilización de los Zhou del Oeste (1122‐770 a. n. e.), la cual se puede considerar como la Edad de Oro de la cultura china.
El texto básico que recoge el pensamiento de Confucio (论语) se traduce como Analectas, «colección de fragmentos»; en este caso se refiere a los dichos del maestro recogidos por sus discípulos (Zhang, 2002). Seguidamente se tratarán los principios fundamentales de la filosofía confuciana, centrados sobre todo en las Analectas y en aquellos aspectos relevantes en la tradición educativa china.
1.2. Análisis crítico de los principios de la filosofía de confucio en el contexto educativo
Según Sánchez (2008):
El objetivo educativo básico de Confucio es de carácter fundamentalmente ético: ser mejores personas, perfeccionar el comportamiento entre los que nos rodean, lo que se resume con el carácter 仁, ren, benevolencia, amor, humanidad. La forma es muy significativa: una persona, 人, y 二, dos, lo que da una idea de interacción. Por un lado, da a entender las buenas cualidades del ser humano ideal, y por otro implica que debe mantenerse una relación recíproca ideal entre las personas (Li Ying, 2004). ʺSer persona es estar en comunicaciónʺ (Jaspers, 1956, p. 16, a propósito de 仁). Como extensión a este concepto, Confucio emplea 恕 shu, traducido actualmente como ʺperdónʺ. (p. 23)
Este principio constituye una simbiosis entre la mente y el corazón. Al preguntarle a Confucio (2019), «¿hay alguna palabra que pueda servirme para toda la vida?, Confucio dijo: Sí, esta es: 恕 (empatía, consideración). No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti» (p. 67).
A criterio de los autores, esto constituye expresión de la necesidad de comunicación entre los actuantes en los procesos sociales, con manifestación expresa contextualizada en entornos educativos, de manera que el «ponerse en el lugar del otro» sea eje central en la materialización y comprensión de las ideas que se compartan. Por ejemplo, se evidencia una no consecuente manifestación de la empatía en el actuar de profesores en las aulas de las universidades chinas en el proceso de evaluación del aprendizaje. Se pueden comprobar los tradicionalismos unidireccionales profesor-alumno y la asunción de estos últimos de los resultados otorgados, sin desarrollos de la auto y coevaluación, formas viables para materializar este principio confuciano en este importante componente.
Sánchez (2008) expresa que otro principio de la filosofía de Confucio es «礼, li, traducido como convenciones sociales, normas de conducta, ritos. Constituyen la forma externa del ideal anterior, 仁, y solo en su sincera correspondencia tienen auténtico valor. Confucio también lo usa como medida para oponer lo individual a lo social, abogando por la armonía entre los ciudadanos» (p. 24).
Se considera que este principio va dirigido al bien común, y no al beneficio personal en un ámbito determinado. Se busca superponer los logros sociales sobre los personales, toda vez que estos no constituyan suma de esos logros, sino resultados de colaboraciones en conjunto. Este aspecto cobra vital importancia en los procesos educativos dado el carácter de sistema que integra a sus actores.
Según Sánchez (2008),
Desde los comienzos de la historia, la población china ha manifestado un profundo respeto a sus antecesores mediante el concepto de la piedad filial, 孝xiao. Confucio fue un transmisor e intérprete de esta virtud, considerada como la fuerza motriz de todas las virtudes: El amor fraternal y la piedad filial son las raíces de la benevolencia (Analectas, 1.2). Si bien se le ha dado un carácter religioso (la palabra religión, 宗教, zongjiao, se compone de 宗, ancestro, y 教, enseñar, que a su vez contiene 孝. (p. 24)
Es función de cada pueblo forjar su cultura, unidad y psicología de sus hijos, aspectos que se basan en legados que le han sido otorgados por sus ascendentes generacionales. En el caso de este principio resalta el compromiso de cada generación por la conservación, transmisión y enriquecimiento de esas tradiciones en los entornos educativos, que en la cultura china manifiestan un arraigo muy fuerte.
En su investigación Sánchez (2008) plantea que:
Tan antigua como el concepto anterior es la doctrina del justo medio, 中庸, Zhongyong. Los primeros vestigios vienen recogidos en el Libro de los Ritos, 禮記Li Ji, de la dinastía Zhou del Oeste (1122‐770 a.C.), que Confucio editó y utilizó como material de enseñanza. Un capítulo del mismo, La doctrina del justo medio, constituiría más tarde uno de los Cuatro Libros confucianos, redactado por los discípulos de Confucio (incluyendo a su nieto Kong Ji y a Mencio) y donde se recogen los comentarios y narraciones de Confucio acerca de este tema. (p. 24)
A juicio de los que suscriben, en este principio Confucio comparte idea con Aristóteles. Se refiere a tener la racionalidad de determinar el justo medio entre dos extremos, considerados defectuosos, o sea, el equilibrio constituye aspecto clave del ser virtuoso. Desde los tiempos aristotélicos la virtud se concebía como un hábito que se podía adquirir a voluntad a partir de una predeterminada potencialidad y ulteriormente ser desarrollada mediante el proceso de aprendizaje, por lo que se puede enseñar. He ahí la implicación directa de este principio en los procesos educativos, esencialmente en el equilibrio a determinar en los objetivos de la enseñanza referidos a la ética y a la moral.
En los procesos sociales, particularmente en los entornos educativos, es de suma importancia establecer un balance entre lo que está normando socialmente y el individuo en ese entorno. El hecho de incorporar a la familia en el crecimiento y desarrollo de la personalidad cobra un auge mayor en una cultura mediada por arraigos consustanciales de los ancestros, como es en el caso de la cultura china.
En respuesta a la pregunta acerca de las virtudes de la persona, Confucio (2019) plantea: «La persona de noble carácter es generosa, pero no despilfarradora, trabaja sin quejarse; tiene deseos sin ser codicioso; es digno, pero no arrogante; impone respeto, pero no miedo» (p. 150). Ello es manifestación de la tenencia en cuenta del justo medio que tipificaba a la enseñanza confucionista y que ha trascendido hasta la actualidad, toda vez que forma parte de la estructura cognitiva y de comportamiento de los chinos que han sido consecuente con la escuela confucionista, lo que se manifiesta en los planos individuales y en las relaciones sociales en sentido general en la nación.
1.3. Las interpretaciones posteriores del confucionismo: sus desviaciones, restauraciones y políticas del legado de su obra
La propia dialéctica de la vida, con sus cambios consustanciales a momentos históricos diferentes, conlleva a que se reinterpreten y en no pocos casos se transformen, para bien o para mal, los legados de los pensadores de la antigüedad. Este es un fenómeno que ocurrió con el legado confucionista. Al decir de Jaspers (1957):
el hecho de que a lo largo de las centurias las desviaciones y extravíos hayan predominado induce erróneamente a verlos ya en el origen. Entonces se objeta a Confucio: Su pensamiento es “reaccionario”; absolutiza el pasado, fija y momifica; carece de toda proyección hacia el futuro. En consecuencia, paraliza lo creador, viviente y dinámico […]. Produce una vida de convenciones y de ordenamiento jerárquico, de formas externas carentes de sustancia (p. 68)
Al realizar un análisis a profundidad en las fuentes madres de la obra confucionista, se evidencian maneras de refutar esta hipótesis, pues no son aplicables a Confucio, así como tampoco a muchos seguidores de su obra que constituyeron continuidad fiel de su visión del proceso de enseñanza.
Este propio autor sintetiza las principales desviaciones que se dieron lugar en la historia china, causadas, a su modo deber, entre otras causas, por el extenso periodo de práctica de exámenes oficiales, trayendo al traste los desvíos del pensamiento de Confucio:
Transformación del sobrio pero apasionado impulso humanista en un modo de pensar utilitario. Se desarrolla un pedantesco pensar dirigido a fines, desprovisto de la energía propia del ser humano independiente.
Los li (礼, convenciones sociales, normas de conducta), desprendidos de su fundamentación en el rén (仁, benevolencia, amor), quedan reducidos a la condición de meras reglas de formalidades, normas fijas, leyes impuestas coercitivamente. Se los elabora en un complicado orden, desplegándose en un sinfín de preceptos. En tanto que originalmente la unidad de usos, derechos y moralidad en virtud de su común inspiración desde el rén constituía la libertad humana, ahora la fijación de los li resulta fatal para lo humano. El formalismo se lleva al plano de la decisión en forma definible; la conciencia íntima sobra; cumplir formalmente, guardar las apariencias, basta.
Transformación del pensar abierto en dogmas de conocimiento teorético.
Transformación del saber, que era obra interior, en un aprender formal, sistematizado. (Jaspers, 1957, pp. 196-197)
Al realizar un estudio en su integridad de estas ideas expuestas por Jaspers, sobresale un elemento vital: el símbolo en el idioma chino, el cual, por su forma, conduce a una reinterpretación de la filosofía del gran pensador e influye en una equivocada interpretación de su significado. Esto condujo, entre otras múltiples causas, al confucionismo, sin dejar de mencionar el arraigo constantemente de la aplicación de severos exámenes.
Un ejemplo de ello lo constituye el parecido gráfico, fonético y semántico entre 孝 (xiào) y 教 (jiào) (enseñar), que aún hoy perdura. El primero va referido a los cambios de las interrelaciones que se establecen en la familia, sobre la base del respeto y cuidado, a ser fieles y obedientes a los mayores, lo que se traduce en la figura del profesor como dirigente del proceso de enseñanza, y el segundo, como ya se expresó, se refiere a la enseñanza, pero una enseñanza provista de las interconexiones de los principios clásicos de la filosofía confucionista.
A tenor con estas desviaciones, se considera de vital importancia en los momentos actuales establecer distinciones entre el legado de la clásica obra de Confucio y las desviaciones que se le puedan realizar, todo ello sobre la base de estudiar y caracterizar su legado y comparando con lo que ocurre actualmente en el contexto educativo del gigante asiático.
Se puede especular que el llamado utilitarismo, es decir, ver la idea pragmática de la función estudiar es descendiente de los ancestros, evidenciándose en las manifestaciones de los procesos educativos de la China contemporánea.
Estos desvíos son reinterpretaciones contextualizadas, permeadas por componentes personales, familiares y sociales. Tal es el caso de las convenciones sociales y aspectos formales, cuyas maneras de manifestación constituyen hilo conductor en los diversos ámbitos de la sociedad china. Se mantiene un dogmatismo en el papel del saber en contraposición a un pensamiento con características abiertas, que sea reflejo de los rasgos globales de la cultura del gigante asiático, a la vez de transformador, y que se adapte a los cambios sociales, sobre todo, teniendo en cuenta el papel que desempeña la didáctica de las lenguas extranjeras en los procesos comunicativos que se establecen en los espacios docentes.
El pensamiento de Confucio fue motivo de análisis en el plano ético-moral de contemporáneos y continuadores estudiosos de su obra. Ello justifica que no tenga sentido hablar de una desaparición total de sus ideas, de forma que las desviaciones hayan sustituido las esencias de su obra. Es consabida la existencia de una resistencia mantenida en el tiempo entre lo original de su pensamiento y los que le dieron continuidad en la implementación de sus ideas, aspectos que se manifestaron tanto en la política como en la educación. Esto ha provocado el criticado dogmatismo, formalismo excesivo y utilitarismo.
Varias fueron las acciones que llevaron a cabo algunos seguidores de la obra de Confucio en aras de mantener su legado, entre las cuales destacan el criticismo al uso de exámenes rígidos, dado que ello conspiraba contra el desarrollo de la creatividad de los estudiantes y su desarrollo individual, frenando la estimulación de juicios de valor como forma de desarrollar un aprendizaje verdadero. Otra de las acciones desarrolladas fue el establecimiento de currículos académicos en las instituciones docentes provistos de sistemas de exámenes, a partir del debate de los postulados confucianos y las interpretaciones posteriores realizadas.
1.4. Pautas de la enseñanza del español en las universidades chinas
El Programa de enseñanza para los cursos superiores formula objetivos y pautas a cumplir (Chang, 2004). Los objetivos se relacionan con sus antecesores de cursos básicos, yendo al fortalecimiento de las cuatro destrezas básicas, así como a análisis intencionados de situaciones culturales típicas de la cultura hispánica. Un valor agregado en esta categoría para este tipo de cursos superiores es el hecho de vincularlos con el desarrollo profesional ulterior, lo que dota a estos profesionales de capacidades para el desempeño laboral en entornos profesionales relacionados con la lengua hispana.
Las pautas, como esos modelos directrices a seguir, tienen estrecha relación con los objetivos. Estos últimos, en su condición de categoría rectora del proceso docente educativo, muestran una derivación gradual desde políticas educativas gubernamentales, pasando por el análisis de las condiciones del gigante asiático y, sobre todo, los elementos ancestrales de la historia de china, en el que desempeña un papel crucial la filosofía confuciana, hasta las implicaciones de proyección futura en escenarios laborales vinculados al español.
Al realizar un análisis de estos objetivos y pautas refrendados en la fuente expresada anteriormente, se evidencian algunas ideas integradoras como tendencias a mantener los principios confucionistas en el actuar del proceso de enseñanza del gigante asiático contemporáneo, dentro de las que destacan:
Mantener en todas las materias el componente tradicionalista, o sea, se lleva a la par la enseñanza de lo que muestran los libros y se enfatiza en el elemento moral de la educación.
Posicionarse a futuro en la enseñanza del español, siendo pragmático ese aprendizaje dirigido a la formación de una personalidad a tono con el desempeño profesional en una determinada especialidad, acorde a los principios patrios.
Desarrollar las cuatro habilidades o destrezas básicas de la didáctica de las lenguas extranjeras, justificando el sentido de enfoque comunicativo de esta didáctica particular.
Instar a los profesores a la búsqueda de situaciones lo más parecidas a la realidad de la cultura hispánica de forma tal que se interconecte con el segundo aspecto identificado en término de circunstanciar situaciones de aprendizaje típicas de contextos de esta cultura; a la vez que no constituya un proceso dirigido solo por los que enseñan, sino que se propicie la investigación de los estudiantes en términos propositivos de la identificación de situaciones comunicativas de esta índole, propiciando así el estudio autodidacta.
CONCLUSIONES
Con la presente investigación se arribó a las siguientes conclusiones:
Un denominador común de carácter medular que aparece en la revisión de la historia, etimología y filosofía del gigante asiático lo constituye la continuidad. El ser social se construye sobre su historia vista de manera consciente. En el caso de los procesos educativos del pueblo chino, es cuestión manifiesta en los análisis de su idiosincrasia. La filosofía confuciana constituye guía obligada para el mantenimiento de una rica cultura con características ancestrales, donde se resalta el componente práctico y no una enseñanza teórico‐dogmática.
El confucionismo no constituye una nueva corriente filosófica, sino aquella que define a la mayoría de los componentes culturales de los pobladores de China, con marcado desempeño en los procesos educativos, centrados en sus creencias, convenciones, aspectos ético-morales y modos de actuar y pensar, a pesar de las múltiples desviaciones que le fueron realizadas a las ideas originales del gran pensador Confucio.
Al realizar un estudio sistemático de las pautas y objetivos legitimados en los documentos para la enseñanza del español en China, se evidencian los aspectos idiosincráticos como arraigo de una cultura educativa sentada en su plataforma histórica que se remonta muy atrás en el tiempo, con elementos relacionantes del enfoque comunicativo del español como segunda lengua.