Estimado Editor:
La pandemia actual provocada por el coronavirus SARS-CoV-2 ha alcanzado límites insospechados al inicio de 2020, afectando seriamente los sistemas de salud de muchos países de todos los continentes.1
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Unión International contra la Tuberculosis y Enfermedades Respiratorias (La Unión) han expresado recientemente su gran preocupación por el impacto de la COVID-19 en la lucha contra la tuberculosis (TB) en el mundo, sobre todo en los países de más alta carga de la enfermedad y de recursos económicos limitados.2,3
Cuba es uno de los países con más baja carga de la enfermedad en la región de Las Américas 4) y trabaja fuertemente para ser uno de los primeros territorios en eliminar la TB, como problema de salud pública, antes de 2035.5 Para ello, se ha preparado un Plan Estratégico Nacional, basado en la Iniciativa Mundial de Fin de la TB,6 en el cual se establecen sus objetivos, metas, estrategias y prioridades para alcanzar este hito. En este plan, de manera general, se plantea: la prevención y atención integrada de la TB centrada en las personas afectadas, compromiso político, protección social y cobertura universal del diagnóstico y el tratamiento oportuno de la TB, y la investigación operativa e implementación de iniciativas y herramientas innovadoras para la prevención y el control de la TB.
En Cuba, se confirmaron los primeros casos infectados con SARS CoV-2 el 11 de marzo de 20207,8 y desde entonces se activó su Plan de Acción Nacional contra Epidemias para establecer medidas destinadas a contrarrestar la enfermedad y proteger la salud de la población8) Con la implementación del Plan de Control y Prevención de la COVID -19 se definieron tres fases epidemiológicas: etapa 1: pre-epidémica, etapa 2: transmisión local limitada, y etapa 3: epidémica. Hasta este momento, Cuba se encuentra en la etapa 2. Desde la segunda quincena de marzo, el presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, informó de varias medidas para evitar el movimiento de los ciudadanos, facilitar el distanciamiento social, mejorar la higiene de la población y reforzar el trabajo en los hospitales y centros de aislamiento destinados la atención de los casos confirmados, contactos de estos o personas sospechosas de portar el virus SARS CoV-2.8
Para fortalecer el trabajo en las unidades de salud, y a la vez minimizar el riesgo de infección con el nuevo coronavirus, el Ministerio de Salud Pública (Minsap) de Cuba adoptó varias acciones importantes con su personal:
Colocar a los trabajadores de salud > 60 años y con enfermedades con comorbilidad para COVID-19 en actividades de teletrabajo, trabajo a distancia o exento de trabajo (cobrando 100 % de salario el primer mes y después a 60 %).
Movilizar a los trabajadores de salud disponibles en tareas concretas de enfrentamiento directo contra COVID-19 en unidades de salud tradicionales y otras designadas para ello.
Ubicar a otros trabajadores de la salud no relacionados directamente en la lucha contra la COVID-19 en apoyo de tareas complementarias (higienización, suministro de recursos médicos y alimentarios y otros, en unidades de salud).
El resto de las personas del sector salud se acogieron a las modalidades de trabajo actuales, antes mencionadas (teletrabajo, trabajo a distancia o exento de trabajo).
Las medidas y acciones tomadas por el Minsap y por el Gobierno de la República de Cuba han permitido el tránsito por un escenario más favorable con cifras muy bajas de pacientes graves y letalidad por debajo de la media de la región de Las Américas y del mundo.9 Sin embargo, el enfrentamiento a esta emergencia mundial pudiera provocar un debilitamiento del resto de los programas de salud.
Al revisar los datos del Laboratorio Nacional de Referencia de Tuberculosis del Instituto de Medicina Tropical “Pedro Kourí” (IPK), hemos notado en estos últimos meses una disminución del número de muestras clínicas enviadas (con relación al año anterior) por las unidades de salud de la provincia de La Habana, y también de las provincias occidentales que mandan esputos para el diagnóstico rápido de la TB por PCR en tiempo real (prueba Xpert MTB/RIF) de personas de los principales grupos vulnerables de la enfermedad (Tabla 1). Adicionalmente, también ha habido una reducción considerable de la cantidad remitida de aislados de Mycobacterium tuberculosis para la vigilancia de la resistencia a los fármacos antituberculosos (Tabla 2) y de las láminas enviadas para el control de la calidad de la baciloscopia (datos no mostrados).
En el último quinquenio se han enviado al LNR entre 240-300 aislados de M. tuberculosis en los primeros cinco meses de cada año.
La lucha nacional (y mundial) contra la COVID-19 puede conllevar a pérdida de prioridad de otras enfermedades, entre ellas la tuberculosis. Esto podría provocar una disminución de la percepción de riesgo, demoras en el diagnóstico y comienzo del tratamiento de los casos, fallas en el seguimiento de estos, entre otras causas, que podría afectar seriamente el trabajo del Programa Nacional de Control de la TB en su camino hacia la eliminación de la enfermedad.
Por este motivo, hacemos una alerta a las autoridades del Minsap, y en específico a la Dirección Nacional de Epidemiología, la dirección del Programa de Control de la TB y a su Grupo Técnico Asesor, para hacer un análisis profundo de la situación actual del enfrentamiento a la TB en tiempos de COVID-19 y hacer adecuaciones al Plan Estratégico Nacional de Eliminación de la enfermedad para mantener la meta de su eliminación, como problema de salud pública, antes de 2035.