Introducción
La situación de los trabajadores de salud afectados por COVID-19 a nivel global es crítica desde el inicio de la pandemia, esto ha afectado no solo su desempeño, sino también su salud.1,2 Reportes recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dan cuenta de más de 22 mil casos de trabajadores de salud infectados con el virus causante del síndrome respiratorio agudo severo por coronavirus (SARS-CoV-2)3 y cientos de fallecidos reportados por los gremios de profesionales de salud de distintos países. Estas cifras pueden estar sub-estimadas debido a las diversas limitaciones que tienen las autoridades de salud para la recopilación de datos y su registro en tiempo real, además de la inconsistencia de la información, producto del colapso de algunos sistemas de información en salud.
Recientemente en China y Estados Unidos, estudios reportaron hallazgos que mostraban la existencia de sospecha o mayor susceptibilidad de trabajadores de salud a infectarse durante su jornada laboral4,5,6,7 incluso Ran y otros5 determinaron que el riesgo que tienen los trabajadores de salud es mayor cuando trabajan en áreas de alto riesgo; lo cual se corresponde con la percepción de los trabajadores de salud respecto a la forma en cómo se infectaron.8 La OMS y algunos investigadores reportan que algunos de los factores de riesgo por exposición ocupacional son la escasa o nula disponibilidad de Equipos de Protección Personal (EPPs), reconocimiento tardío del estado de infección de los pacientes, largas horas de trabajo,5 incumplimiento de los protocolos de control de infecciones y el manejo inadecuado de la protección respiratoria.3,9)
El mecanismo de transmisión del SARS-CoV-2 hasta donde sabemos, es principalmente por gotas y fómites, y en menor medida por la producción de aerosoles,10,11 entonces las precauciones estándar para disminuir la transmisión del virus incluyen lavado de manos adecuado frecuente, uso de barreras y protección respiratoria. Sin embargo, estas medidas parecen difíciles de cumplir por distintos retos que han aparecido en el camino siendo principalmente el hacinamiento en los servicios y la escasez de EPP.
El objetivo de este artículo es presentar los conceptos y estrategias de control de infecciones y su aplicabilidad en el contexto actual de transmisión de SARS-CoV-2, presentar y describir algunas alternativas de solución para disminuir la exposición ocupacional de los trabajadores de salud y reforzar la capacidad instalada en los sistemas sanitarios.
Desarrollo
Políticas de control de infecciones
Las políticas públicas de prevención y control de infecciones fueron desarrolladas hace décadas por la OMS y diversas instituciones regionales de salud; y con base en estas se han creado guías enfocadas al manejo, prevención y control del nuevo coronavirus, las cuales se actualizan continuamente a medida que aparece nueva evidencia.12,13,14 La implementación de un programa de control de infecciones en los establecimientos de salud permite una respuesta rápida ante emergencias sanitarias o a situaciones relacionadas con la atención sanitaria de riesgo.15 Este programa debe ser implementado en todos los niveles de gestión de salud (local, distrital, nacional).
A nivel hospitalario, el punto de inicio del control de infecciones es la conformación del Programa de Control de Infecciones, el cual estará integrado por un grupo multidisciplinario entrenado, también debe contar con la participación de autoridades de la institución, personal clave y expertos en el tema (personal de salud y administrativo), todos necesarios para mantener comunicación rápida y fluida con los responsables de los departamentos de salud ocupacional y la administración. Este grupo establecerá y fomentará la implementación de políticas institucionales que respondan a las necesidades del personal de salud y de la institución.15,16 La conformación del equipo es clave para la toma de decisiones inmediatas a riesgos identificados y ante la aparición de potenciales amenazas o brotes, como es ahora la aparición del nuevo coronavirus. Como parte de sus actividades iniciales, el grupo debe asegurarse de exigir un presupuesto exclusivo destinado a mantener y sostener el programa de control de infecciones a largo plazo.15,16
Las políticas de control de infecciones sugieren que dentro del equipo multidisciplinario exista una persona entrenada en control de infecciones (profesional de la salud), que se dedique de forma parcial o por tiempo completo, según la complejidad del establecimiento de salud;15 sin embargo, es posible qué ante la pandemia, se requiera de dedicación exclusiva e incluso contar con un profesional más como soporte o reemplazo. Este profesional de salud es la pieza clave que ayudará a diseñar, ejecutar y supervisar el Plan de Control de infecciones (PCI) en base a la evaluación de riesgo que realice, y establezca todas las políticas y lineamientos necesarios que respondan las necesidades del personal y la institución. Además, el entrenamiento de las políticas y plan de control de infecciones institucionales no solo debe estar dirigido a todo el personal de salud sino también al personal de limpieza y mantenimiento.15
Aspectos administrativos
Los establecimientos de salud deben implementar un PCI o actualizar el que tengan,15 con enfoque en la transmisión del nuevo coronavirus y que sea de conocimiento de todos los trabajadores de salud. Este plan debe establecer las pautas de prevención y control ajustadas a la situación del establecimiento, el cual debe ser evaluado constantemente para responder a las necesidades o riesgos que se presenten; este PCI deberá ser de conocimiento de todo el personal que labora en la institución. La elaboración del plan requiere de una evaluación de riesgo previo de la institución, la cuál es crítica para comprender las necesidades de mejora y la oportuna toma de decisiones para reducir los riesgos en la atención de pacientes y en el personal de salud. La evaluación de riesgo y ejecución del PCI además de priorizar las áreas de alto riesgo, debe ejecutarse en todos los ambientes donde se realice la atención de pacientes y espacios administrativos, para reducir el riesgo de la transmisión asintomática.
El plan debe establecer las estrategias sugeridas por las autoridades de salud; e incluir el entrenamiento adecuado, continuo y actualizado a los trabajadores de salud sobre la epidemiología del SARS- CoV-2, las precauciones estándar (higiene de manos y respiratoria, limpieza y desinfección de superficies y uso de EPP); 13,14,15) el cual deberá ser compartido con todo el personal que trabaja en el establecimiento de salud.
Para evitar el hacinamiento en los servicios de salud, las recomendaciones internacionales,13,14,17 sugieren que las autoridades de salud faciliten áreas de atención exclusiva para pacientes con sospecha o confirmación de COVID-19 haciendo uso de infraestructura preexistente (hoteles, estadios deportivos, colegios, hospitales exclusivos COVID-19) o la construcción de nueva infraestructura.17 Pero a pesar de la implementación de estas estrategias, la atención de salud ha rebasado su capacidad, observándose casos de transmisión hospitalaria en áreas no-COVID.4 Entonces, la implementación de la protección respiratoria universal en todas las especialidades, además de mantener las mismas medidas de bioseguridad con todos los pacientes, podría reducir el riesgo de transmisión en áreas no-COVID. También es necesario, mantener un sistema claro y seguro de triaje, para el adecuado flujo de pacientes en las instalaciones del establecimiento; contar con señalizaciones claras del nivel de seguridad, precauciones estándar y de espacios restringidos, tanto para el paciente como para el personal de salud.
La vigilancia y monitoreo del personal con sospecha de COVID-19 o en riesgo, es clave para disminuir la exposición y riesgo de infección entre trabajadores de salud. Para ello, es necesario establecer un sistema de comunicación continua y de rápida respuesta con el personal de salud ante la sospecha de infección por COVID-19 y facilitar la separación del trabajador ante la existencia de factores de salud que lo expongan a un mayor riesgo que pudiera afectar su integridad física y mental. La oficina de salud ocupacional, deberá elaborar o adaptar herramientas que permitan la evaluación y seguimiento del perfil de riesgo del personal.16
Otra de las actividades que deben encontrarse en el PCI, es el monitoreo del cumplimiento de las precauciones estándar de bioseguridad, además de asegurar la disponibilidad de los EPP al personal de salud. Ante el desabastecimiento global de respiradores N-95, diversas autoridades nacionales y expertos buscan alternativas de solución en el sector público y privado, llamando al planteamiento de soluciones innovadoras y sostenibles.18 En una revisión hecha por Livingston,19 se evidencian diversas alternativas de solución propuestas por algunos investigadores que buscan mantener o incrementar la disponibilidad de respiradores, que van desde la gestión de recursos humanos, de materiales disponibles, estrategias operativas, de agilización y practicidad de procesos de importación, estrategias gubernamentales-administrativas, propuestas técnicas como desinfección y reuso de EPP, uso “fuera de indicación” de ciertos dispositivos hasta alternativas de innovación tecnológica. Sin duda, muchas de las soluciones propuestas anteriormente tienen algunas consideraciones éticas, técnicas, de seguridad y políticas; pero son finalmente las autoridades de salud quienes deben encontrar las soluciones más prácticas, reales, operativas y ajustadas a su realidad, buscando garantizar la máxima protección del personal de salud.
Aspectos ambientales y de infraestructura
Este es el segundo nivel en el control de infecciones, e incluye medidas que buscan asegurar que la ventilación, distribución de espacios y medidas de ingeniería, además de medidas de limpieza, sean adecuadas;20 sin embargo, su ejecución y monitoreo depende de las medidas administrativas.
Distribución de espacios
Es indispensable que los centros destinados a la atención de pacientes con sospecha o confirmación de COVID-19, tengan zonas exclusivas, como área de uso del personal asistencial, área de triaje y de atención de casos leves a moderados o de corta estancia, áreas de casos severos y críticos. Estas áreas deben estar delimitadas correctamente, con accesos exclusivos y separados para la salida y entrada de pacientes y de personal de salud; de esa manera se quiere disminuir el riesgo de transmisión cruzada; asimismo se deberá contar con caminos de interconexión con las otras áreas de mayor complejidad para movilizar a los pacientes en caso su condición mejore o empeore. Además, contar con todos los servicios básicos como agua, eliminación de residuos e infraestructura sólida y adecuada.17
Ante la fata de espacio en hospitales, algunos países usaron algunas de sus áreas especializadas como las salas de operaciones21 y las unidades de cuidados intensivos pediátricas para la atención de adultos críticos.22 Para lograrlo, ajustaron su infraestructura física y material, y reentrenaron a su personal. Esto puede ser de gran ayuda en sistemas de salud que no tienen los recursos suficientes o clínicas privadas, previa autorización y coordinación con las autoridades nacionales.
La separación de pacientes es otra de las medidas clave. En sistemas de salud con suficientes recursos, el aislamiento de paciente con diagnóstico confirmado en un dormitorio con baño exclusivo es una alternativa adecuada;13,14 sin embargo, esto no puede ser factible en entornos hospitalarios donde la oferta de pacientes superó a la demanda de habitaciones o en países cuyos hospitales están organizados en pabellones. Para ello, el uso de salas de hospitalización con buena ventilación puede ser compartida por muchos pacientes con el mismo diagnóstico y severidad de la enfermedad, manteniendo una separación de al menos un metro entre las camas de los pacientes.12,14 Además, la colocación de barreras físicas como biombos u otros instrumentos facilitará también la distancia física para evitar la transmisión por contacto y gotas.14
Ventilación
Hasta el momento, los resultados de diversos estudios no son concluyentes respecto a la transmisión por aerosoles de SARS-CoV-2, algunos expertos sugieren que de ser así no puede excluirse el riesgo de transmisión al hablar o respirar (exhalación) por lo que el tener una respuesta más exacta demoraría mucho y no se puede poner en mayor riesgo a las personas debido a la rapidez del contagio.23,24,25 Recientemente, van Doremalen et al. observaron que en condiciones controladas, el SARS-CoV-2 puede permanecer en aerosoles hasta por 3 horas manteniendo su capacidad infecciosa;10 dichas condiciones pueden resultar críticas para la transmisión del virus a otras personas en ambientes cerrados y con ventilación escasa o nula; por ello, es necesario garantizar una ventilación adecuada (natural, mixta, mecánica), maximizando la misma en ambientes de alto riesgo. Además, el diseño de infraestructura debe permitir el flujo continuo de aire que garantice la ventilación cruzada para disminuir el riesgo de transmisión por aerosoles.
En situaciones de hacinamiento y de recursos limitados; la ventilación natural, es la medida más económica y fácil de implementar, dado que solo requiere tener abiertas todas las ventanas asegurando una ventilación cruzada. En los ambientes de hospitalización o atención inmediata, debemos buscar ventilación natural con un flujo de aire de al menos 60 L/s por paciente, mientras que en áreas de alto riesgo o donde se realicen procedimientos que generen aerosoles, la ventilación mecánica es la elegida con un flujo de aire de 160 L/s por paciente, asegurando por lo menos una presión negativa de 12 intercambios de aire por hora.20,26 Para cualquier sistema de ventilación elegido, se debe considerar la direccionalidad del viento y flujo de aire, posición y número de personas20 buscando siempre la unidireccionalidad del viento del trabajador de salud hacia al paciente.20,26 Además, debe considerarse la distancia de al menos dos metros entre el personal de salud y el paciente.17
Luz ultravioleta germicida
Diversos investigadores no descartan la posibilidad la transmisión por aerosoles de SARS-CoV-2 y por lo tanto su preocupación en tomar las medidas necesarias.23,24,25,27 Existe una preocupación con la facilidad en que las pequeñas gotas que se producen al hablar o toser, son fácilmente aerosolizadas, por su tamaño y peso, demorando más tiempo en caer al piso y superficies quedando suspendidas en el aire, constituyendo un mayor riesgo de infección en ambientes no ventilados.28 La luz ultravioleta germicida (luz UV de tipo C) con una longitud de onda de 254 nm, ha sido estudiada y se ha comprobado que su espectro de luz es capaz de inactivar bacterias, virus e incluso algunas esporas de hongos 29) y su implementación es complementaria cuando no se puede lograr una adecuada ventilación y por lo tanto desinfección del aire.29,30 Aún no hay evidencia de la efectividad de la luz UV-C en SARS CoV-2, sin embargo, diversos estudios han demostrado que esta luz puede inactivar virus ARN como H1N1 y SARS-CoV.31,32,33 Dado que se plantea que los casos sintomáticos tienen la capacidad de transmitir el virus, el uso de UV en ambientes de alto flujo de pacientes y áreas críticas puede resultar importante en la disminución de la transmisión del virus, 34) sobre todo en ambientes con escasa o nula ventilación. Las recomendaciones para la colocación de luz UV serían las mismas que se han empleado en estudios de tuberculosis (TB), donde se ha comprobado la reducción hasta de un 80% en la transmisión de TB en el aire.35 Las lámparas de luz UV pueden ser colocadas en corredores o salas de hospitalización donde los techos sean lo suficientemente altos, a 2.5 m del piso, buscando una corriente de aire sobre este nivel. El diseño de las lámparas debe asegurar la protección hacia las personas que se encuentran por debajo de ella.36 En estudios experimentales, se estudió la efectividad del uso de UV y la velocidad de ventiladores de techo37,38 para cepas alternativas a TB, sugiriéndose que el uso de ventiladores de techo a baja velocidad con lámparas de UV para ambientes cuentan con las condiciones adecuadas de infraestructura, mantenimiento y monitoreo continuo de su funcionamiento pueden mejorar la desinfección del aire.39
Desinfección
Si bien mantener la higiene de las áreas de atención a los pacientes infectados, es indispensable; esta debe extenderse, y de manera exhaustiva, a áreas de uso común de todos los trabajadores de salud; ya que, se ha encontrado evidencia de presencia de ARN de SARS-CoV-2 en ambientes como salas de espera, salas obstétricas y en muchas de las superficies de contacto con las manos como: botones de ascensores, manijas de puertas, equipos de cómputo, dispensadores de agua y frascos de desinfectantes.40,41 Además, está demostrado que los coronavirus pueden permanecer desde horas hasta días en superficies inertes como el metal, plástico, vidrio, dependiendo de las condiciones ambientales;42,43 del mismo modo sucede con el SARS-CoV-2, que puede permanecer viable hasta 72 horas en materiales inertes como plástico.10
Un estudio realizado en China, destacó la importancia de la limpieza y desinfección de las superficies en ambientes hospitalarios, comparando la detección del virus en estos, antes y después de la limpieza, demostrando de esta manera, que antes de la limpieza se puede aislar el virus en la superficie de lavabos, ventiladores, sillas, entre otros, mientras que las muestras tomadas después de la limpieza dieron todas resultados negativos.44 La limpieza y desinfección de superficies debe ser de gran atención para evitar la transmisión cruzada, además del adecuado uso de EPP y la higiene de manos.45
Aspectos de protección respiratoria
Después de más de 6 meses del inicio de la pandemia, la regulación internacional sobre protección respiratoria no ha cambiado mucho debido a que aún no existen estudios suficientes de calidad que demuestren la superioridad de los respiradores de partículas como N95 o FFP2/3 sobre las mascarillas quirúrgicas en la reducción de riesgo de transmisión del nuevo coronavirus en trabajadores de salud.13,14,46,47 Recientemente, la OMS ha sugerido la universalidad de uso de protección respiratoria para todos los trabajadores de salud en todas las áreas de trabajo, recomendando el uso de respiradores N95 o su equivalente, en áreas donde se generan aerosoles tales como las unidades de cuidados intensivos e intermedios, toma de muestras, servicios de emergencia y uso de mascarillas quirúrgicas para cualquier otro escenario.46
Los respiradores de partículas como N95, FFP2/3 o KN95 (en China) son los dispositivos de primera elección por las autoridades de salud, pero ellos deben contar con las certificaciones correspondientes (US National Institute for Occupational Safety and Health -NIOSH-, US FDA, European Union Standard o sus equivalentes en cada país).46
Las autoridades de salud y fabricantes de respiradores, recomiendan la necesidad de realizar pruebas de ajuste para asegurar la protección respiratoria.16,48,49 La prueba de ajuste tiene como objetivo asegurar la efectividad del ajuste y sellado del respirador al rostro del trabajador de salud, además permitirá conocer el modelo y tamaño adecuado de respirador que se ajuste al trabajador de salud. La prueba de ajuste se puede realizar de manera cualitativa y cuantitativa; por un lado, la prueba cualitativa se basa en la percepción de sustancias dulces o amargas rociadas en aerosol; mientras que la prueba cuantitativa usa un dispositivo electrónico con el que se mide la fuga real en el respirador. El entrenamiento del adecuado uso de respirador debe acompañar las pruebas de ajuste. Son los tomadores de decisiones quienes decidirán qué tipo de método usarán considerando que la prueba cuantitativa requiere de uno o más respiradores que no podrán ser usados después, y las pruebas no deben reducir aún más la disponibilidad de respiradores para los trabajadores de salud.
Hay estudios que demuestran que verificar un sellado adecuado del respirador al colocarse este dispositivo también es importante en la reducción del riesgo de infecciones, sin embargo, esta acción no puede reemplazar a la prueba de ajuste.50 Para disminuir la exposición de patógenos que puedan encontrarse en la superficie de los respiradores, debe cumplirse con un adecuado protocolo de colocación y retiro de respiradores que incluye también desinfección de manos, así como el uso de protectores faciales.51,52,53
Ante el desabastecimiento global de respiradores, se ha planteado diversas alternativas de solución, empezando por las propuestas por las entidades regulatorias internacionales, como estrategias para prolongar el tiempo de uso de respiradores, uso de otros dispositivos de protección respiratoria así como la descontaminación de respiradores.54 Tanto el reuso y uso extendido de respiradores, fueron practicados anteriormente con la aparición de los brotes de H1N1 y SARS, siendo precedente para las recomendaciones actuales, las cuales no han variado. El Centro para la Prevención y Control de Enfermedades de EEUU (CDC, por sus siglas en inglés) y la OMS han planteado nuevamente el uso prolongado de respiradores y mascarillas por jornada laboral, como respuesta al desabastecimiento de estos.46,55 El uso extendido de respiradores es el más recomendado,46,55,56 puesto que implica el uso del respirador por largas horas con una frecuencia mucho menor en tocar las superficies del respirador, como sí sucede cuando se realizan las prácticas de reuso.56 Esto no excluye de cambiar inmediatamente el respirador o mascarilla cuando se encuentre sucio o dañado o por otros motivos como comer, beber o para la atención de pacientes que requiere de medidas de prevención por contacto por otros motivos distintos a COVID-19.46 En un análisis que hizo Fisher y Schaffer en 2014,56 concluyeron que el uso extendido constituye un riesgo menor cuando este es combinado con entrenamiento del uso adecuado y cumplimiento de higiene de manos.
La Administración de Drogas y Alimentos de los EEUU (FDA, por sus siglas en inglés) ha otorgado una autorización de emergencia en marzo del 2020 para el reúso y desinfección de respiradores 57; respecto a ello, el CDC de EEUU recomienda el uso de luz ultravioleta germicida (UVGI), vaporización con peróxido de hidrógeno y el uso de calor húmedo (no autoclave), principalmente.58 Poca literatura existe aún sobre desinfección de respiradores durante la pandemia de COVID-19; sin embargo, hay una revisión donde se concluye que los mejores métodos de descontaminación son los mismos recomendados por el CDC, aunque mencionan que el método por vapor también podría ser aplicado por los trabajadores de salud fuera de su lugar de trabajo, con equipos de casa, como ollas.59 Con respecto a la UVGI, que es uno de los métodos más prometedores, se realizó un estudio luego de la pandemia de influenza, donde se evaluó el desempeño de los respiradores luego de ser irradiados y vieron que no hubo diferencia significativa para la mayoría de respiradores, y que eso dependía del modelo de respirador y la dosis aplicada.60 También se ha hecho mención de la influencia de los rayos gamma en los respiradores, mostrando qué, si bien son útiles para desinfectar, afectan considerablemente los filtros de los respiradores. 61)
Por otro lado, en un análisis preliminar realizado por el CDC y NIOSH sobre respiradores almacenados ya expirados, creen que ciertos respiradores aún pueden ofrecer suficiente capacidad de protección para la cual fueron aprobados inicialmente.62
Otros equipos de protección respiratoria como respiradores de aire purificados (PAPR, por sus siglas en inglés)63 y respiradores elastoméricos64 han sido planteados por el CDC. Ambos pueden ser reusados y cuentan con sistemas de filtros que pueden ser fácilmente cambiados, pero requieren de una mayor inversión de los establecimientos de salud.
Abordaje integral de las medidas de control de infecciones en la prevención de COVID-19 ocupacional
Como hemos mencionado anteriormente, es necesario que los establecimientos de salud realicen una identificación de las limitaciones que tienen sus instituciones para la implementación de las medidas de control de infecciones y así disminuir el riesgo de transmisión en los trabajadores de salud. Reconociendo las deficiencias que tiene su institución, las autoridades o personal clave pueden establecer las estrategias más adecuadas para su resolución efectiva y lograr el impacto deseado en torno a las diferentes aristas que intervienen en la transmisión ocupacional del nuevo coronavirus y la protección del personal de salud. En ese sentido, en el anexo 1 presentamos las brechas más comunes que pueden encontrarse en los establecimientos de salud basados en nuestra experiencia y la revisión bibliográfica, además las estrategias de solución y el efecto benéfico que pueden tener estas en la protección de los trabajadores de salud. Mientras que en el anexo 2, presentamos a los distintos actores que participan en la ejecución de las medidas de control de infecciones y como se relacionan entre ellos, lo cual permitirá un adecuado flujo de comunicación para la pronta ejecución de sus responsabilidades.
La transmisión aérea de SARS-CoV-2 es aún muy discutida, pero podría guardar similitudes con otras infecciones transmitidas por el aire, sin embargo, mantener un enfoque preventivo en torno a las medidas de control de infecciones aéreas propuesta hace varias décadas, oída principalmente por la comunidad de TB; puede ayudar a esclarecer la función principal de todos los involucrados y por lo tanto mejorar su flujo de comunicación y coordinación.