Introducción
Aunque el sistema inmune madura gradualmente durante la infancia; la protección que ofrece la respuesta inmune, tanto por los anticuerpos como por las células T, es muy potente. La mayoría de las infecciones infantiles ocurren solo una vez y luego la protección dura toda la vida; sin embargo, en su mayoría los mecanismos están disminuidos en los primeros años de la vida.1
El nacimiento es un momento crucial para la maduración del sistema inmunológico del neonato, ocurre una transición desde el ambiente estéril intrauterino hacia el ambiente hostil exterior, donde se encontrará expuesto a una gran carga microbiana del medio ambiente. El paso por el canal del parto es el primer estímulo que el sistema inmunitario percibe para comenzar así su maduración progresiva. La vagina materna está impregnada de bacterias con las que convivimos habitualmente, que a su vez se impregnarán en el cuerpo del recién nacido. El calostro especialmente rico en IgA secretora, tiene como una de sus funciones principales la de recubrir el intestino de microbiota bacteriana antes de que este empiece a trabajar con la digestión de la leche. La microbiota bacteriana es una de las primeras barreras de entrada del sistema inmunológico.2
El timo como órgano linfoide primario, es el primero en aparecer entre todos los órganos linfoides, se encarga del desarrollo de linfocitos T inmunocompetentes (células T colaboradoras, citotóxicas y reguladoras). Junto a la médula ósea se genera aproximadamente 109 linfocitos maduros al día, que son liberados luego a la circulación.3) Su tamaño disminuye a lo largo de la vida y después de la pubertad comienza a involucionar, observándose una progresiva disminución del parénquima tímico, particularmente de los linfocitos corticales, y un aumento del tejido adiposo por infiltración de células adiposas circundantes, proceso denominado involución fisiológica. Hay un gran cúmulo de evidencia, respecto a que la programación del timo está influenciada tanto por factores genéticos como ambientales.4,5
Como expresión de los mecanismos humorales, la concentración de IgA secretora es esencial en la respuesta inmune de mucosas. La IgA se produce a nivel de estas por las células B1, su función no solo es realizar el aclaramiento de bacterias y virus que penetran por vía oral o respiratoria, sino que tiene una clara función reguladora de la inflamación.6
Su nivel de maduración dependerá de los linfocitos B que, en edades tempranas de la vida, aunque se encuentran en una cantidad elevada expresan bajos niveles de correceptores (CD28 y CD40), lo que limita su capacidad de respuesta. Además las respuestas inmunes humorales presentan un cambio de clase de inmunoglobulina incompleto, disminución de la hipermutación somática aunque se generan células B de memoria.1
Este trabajo tuvo como objetivo presentar la asociación encontrada entre la disminución del tamaño del timo y la disminución de la concentración en suero de IgA, en un grupo de niños de uno a cinco años, con antecedentes de infecciones respiratorias (IRA) frecuentes, consultados en el Instituto de Hematología e Inmunología durante un año.
Métodos
Estudio descriptivo, longitudinal y retrospectivo, con tamaño de muestra de 62 pacientes pediátricos (1 a 5 años), de ambos sexos, con diagnóstico de IRA frecuentes (dos o más episodios en un mes), que recibieron atención médica en el Instituto de Hematología e Inmunología. se les diagnosticó por ultrasonografía la presencia de una disminución del área tímica (hipoplasia) en cualquiera de sus tres clasificaciones. Ante este hallazgo se decidió cuantificar las concentraciones de inmunoglobulinas en suero por métodos turbidimétricos.
Resultados
Se encontró mayor prevalencia de hipoplasia tímica moderada, 56.4 % (Tabla 1). En 50 % de los casos existía disminución de la IgA en suero, que al ser relacionada con el tipo de hipoplasia, evidenció un mayor número de casos con IgA disminuida en la hipoplasia moderada.
Tabla 1 Relación entre hipoplasia del timo y concentraciones de inmunoglobulina A (IgA) en suero. Pacientes de 1-5 años atendidos en el Instituto de Hematología e Inmunología

En relación con las restantes inmunoglobulinas el comportamiento fue el siguiente: la IgG estuvo disminuida en cuatro pacientes (6,4 %), mientras que la IgM solo en uno (1,6 %). En ningún paciente coexistieron las tres inmunoglobulinas bajas.
Al organizar los valores de inmunoglobulinas de los pacientes con IgG e IgM disminuidas según el área tímica, no se presentaron disminuciones de IgG e IgM significativas en comparación con los valores de referencia para inmunoglobulinas por grupos de edades, en contraste con lo que ocurrido para la IgA (Tabla 2).
Discusión
El timo crece de manera natural luego del nacimiento, solo en el primer año de vida, fundamentalmente en los primeros 4 a 6 meses, en estrecha relación con la lactancia materna.7
El tamaño del timo, así como su crecimiento, ha sido motivo de varios estudios, que lo han relacionado con: la nutrición prenatal, peso del niño al nacer y más frecuentemente a la lactancia materna. Algunos estudios han evidenciado un rango de normalidad del área de la silueta tímica entre 1010,6 - 1425,4 mm2 o sea 1 218 ± 207.4 mm2. Por debajo y por encima de estos valores se hablaría de hipoplasia e hiperplasia, respectivamente.8) Considerando hipoplasia grave cuando el área tímica es menor de 500 mm2; hipoplasia moderada cuando el área se encuentra entre 500 y 799 mm2 e hipoplasia leve cuando se encuentra entre 800 y 999 mm2.
La hipoplasia tímica ha sido reportada como hallazgo asociado a diversas enfermedades, como la condrodisplasia punctata, el síndrome de Ellis-van Creveld, en exposición prenatal al etanol y en casos de inmunodeficiencia combinada severa. Además de estos reportes, se encuentra muy poco en la literatura, en relación a estudios de prevalencia e incidencia del resto de las hipoplasias tímicas en el mundo y su tratamiento.9,10
En nuestro país, en los primeros años de este siglo, un grupo de investigadores del Hospital Pediátrico “Ángel Arturo Aballí” realizaron una serie de estudios en niños con infecciones respiratorias frecuentes en los que vincularon el área tímica con otros parámetros clínicos y de laboratorio.11,12,13
Durante la infancia, los linfocitos B aunque aumentados en número presentan en su superficie fundamentalmente IgD y las respuestas ante antígenos producen fundamentalmente IgM, esta inmadurez ha sido asociada a la inmadurez de la célula T que no proporciona el microambiente adecuado de citoquinas para la cooperación celular y la coestimulación. Tras la caída vertiginosa que sufre la IgG materna, los valores de inmunoglobulinas producidas por el niño muestran una curva exponencial que alcanza su máximo valor entre los seis y ocho años de edad.14
La asociación encontrada entre el tamaño del timo y los valores disminuidos deIgA pudiera ser explicado por los fenómenos de inmadurez del sistema inmune en las primeras etapas de la vida, tomando en consideración que las edades de la muestra estudiada están comprendidas entre uno y cinco años. Además cabría preguntar, si influirá también el hecho de pertenecer geográficamente a una zona tropical, lo que aumenta el número de población alérgica, que es uno de los factores que se invocan en la disminución de la IgA y en la aparición de infecciones respiratorias; o son los múltiples enfrentamientos con antígenos que existen en estas edades (de ocho a 10 IRA en cada año), lo que hace que por reto antigénico mantenido, disminuyan los niveles de IgA y el área tímica; o el microambiente de citoquinas no completamente adecuado en estas edades, lo que ocasione que a la vez que no hay un cambio de isotopo de inmunoglobulina competente y no haya crecimiento correcto de la glándula tímica en un grupo de niños con síntomas, moderados de alergia e infecciones recurrentes.