Mi SciELO
Servicios Personalizados
Articulo
Indicadores
- Citado por SciELO
Links relacionados
- Similares en SciELO
Compartir
Revista Cubana de Investigaciones Biomédicas
versión On-line ISSN 1561-3011
Rev Cubana Invest Bioméd v.25 n.4 Ciudad de la Habana sep.-dic. 2006
Hospital Universitario General Calixto García
Algunas enfermedades en ancianos ingresados y estado nutricional. Hospital Calixto García, 2005
Dra. Miriam Bolet Astoviza, Dra. María Matilde Socarrás Suárez y Dra. Teresa Rodríguez Fernández
Resumen
Se realizó un estudio descriptivo en 255 pacientes ingresados en el Hospital General Calixto García durante 2005. Se valoró la presencia de algunas enfermedades para relacionarlas con el estado nutricional. Se caracterizó la población hospitalaria en estudio, en los 2 sexos y se agruparon en 60-69 años, 70-79 años, 80-89 años y de 90 años y más. Se tomaron medidas antropométricas para evaluar el estado nutricional. Se estudiaron las enfermedades siguientes: dislipidemias, enfermedad cerebrovascular, enfermedad pulmonar obstructiva crónica e insuficiencia renal crónica. Se encontró que fueron más frecuentes las dislipidemias, seguidas de las enfermedades cerebrovasculares. Hubo mayor cantidad de pacientes con sobrepeso y obesidad. La desnutrición energética nutrimental fue mayor entre los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Los pacientes con insuficiencia renal crónica tuvieron un mayor porcentaje de estado nutricional normal, seguido por el sobrepeso y la obesidad. Se deben prevenir estas enfermedades con trabajo educativo nutricional amplio para lograr cambios de estilos de vida y mejorar la atención nutricional a las personas mayores de 60 años.
Palabras clave: Mediciones antropométricas, estado nutricional normal, desnutrición energética nutrimental.
En Cuba la población envejece de forma muy similar a la de muchos países desarrollados, 12 % de los cubanos tiene más de 60 años, cifra que continuará aumentando hasta 20,1 % en 2025, estimándose que en el año 2015 en Cuba habrá más ancianos que niños.1
Durante el siglo XXI se prevé un aumento de 23,6 % de adultos mayores en América Latina,2 y como la nutrición desempeña una importante función en la expectativa de vida, es preciso que los ancianos reciban una alimentación rica y variada,3,4 pues numerosos autores5 señalan la relación existente entre la dieta y las enfermedades crónicas no transmisibles.
La dislipidemia consiste en una elevación anormal de una o más lipoproteínas en sangre. Las lipoproteínas transportan el colesterol, los triglicéridos y los fosfolípidos en el torrente circulatorio. Algunas lipoproteínas pueden regular, asimismo, el depósito de colesterol en la pared arterial. Se clasifican en primarias y secundarias. Las primarias obedecen a un trastorno genético, mientras que las secundarias pueden ser ocasionadas por la obesidad, la diabetes mellitus, el hipotiroidismo, las vesiculopatías y de origen nutricional, donde la cantidad de grasa en la dieta modifica constantemente los niveles de lípidos plasmáticos. En los ancianos las dietas estrictas no reportan beneficios y pueden favorecer la desnutrición por excesiva limitación de la ingesta.6,7
La enfermedad cerebro vascular (ECV) es la alteración permanente o transitoria de la función cerebral que aparece como consecuencia de un trastorno circulatorio, bien de los vasos cerebrales o bien de alteraciones hemáticas.8 Tiene entre sus factores de riesgo al exceso de peso corporal.
La insuficiencia renal crónica (IRC) consiste en la pérdida lenta y progresiva, casi siempre irreversible, de las funciones del riñón.
Por la importancia que reviste la nutrición en la medicina clínica en las enfermedades prolongadas, como la IRC, que suelen acompañarse de desnutrición,9 es válido destacar que el tratamiento nutricional constituye un aspecto esencial de la terapéutica de estos pacientes, pues las consecuencias del estado urémico (anorexia, vómitos, náuseas), anormalidades endocrinas, bajo consumo de proteína dietética con una adecuada ingesta energética o sin esta, disminución de la palatabilidad de los alimentos debido a la restricción de sal, etc., pueden afectar el estado nutricional, incrementando la morbilidad y mortalidad (Di Cecco SR. Clinical Mayo Procedures Nutritional Therapy and Transplantation 1996:311-357.) (Davidson S. Human Nutrition and Dietetics. 6 ta ed. Edinburgh London and New York, P(173), 1979).10,11
El tratamiento dietético se orienta a controlar la ingestión de proteínas y sodio y garantizar un adecuado aporte de energía. La restricción de proteínas por debajo de 0,8 g/kg de peso corporal puede afectar el aporte de aminoácidos esenciales, por lo que se deberá garantizar que entre 60 y 70 % de las proteínas sean de valor biológico elevado. Esta cantidad de proteína necesita del aporte de suplementos de vitaminas, de hierro y calcio.12.13
Todos los componentes del sistema respiratorio están afectados por la edad aunque en diferente proporción. El pulmón anciano es más frágil en la fase de las enfermedades respiratorias y sistémicas que el de los jóvenes. La desnutrición y el hábito de fumar afectan al sistema respiratorio. Aunque el asma bronquial puede también aparecer en la ancianidad, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), es una de las más comunes enfermedades respiratorias en la edad avanzada y es la mayor causa de fallo respiratorio.
Los pacientes desnutridos tienen atrofia de sus músculos respiratorios por lo que se afecta la función pulmonar. Las 3/4 partes de los pacientes con EPOC sufren de pérdida de peso por varios factores que incluyen respiración crónica por la boca, disnea, aerofagia, ciertos medicamentos y a menudo depresión. La desnutrición puede exacerbar los síntomas por disminución de la fuerza ventilatoria muscular, la tolerancia al ejercicio y la inmunocompetencia, y por el aumento del riesgo de depresión y ansiedad. Las metas de la intervención nutricional en estos casos son prevenir o revertir la desnutrición sin empeorar la enfermedad y mejorar la función respiratoria y con eso reducir la morbilidad y evitar la mortalidad.14
La desnutrición es un problema de salud en los ancianos y en presencia de enfermedad está acompañada de morbilidad y mortalidad incrementadas. Es un estado de labilidad funcional (daño o deficiencia de la integridad estructural), que conduce a una discrepancia entre el suplemento a los tejidos corporales de nutrientes esenciales y la demanda biológica específica de estos.
Los ancianos hospitalizados tienen un riesgo mayor de desarrollar complicaciones graves en el hospital; la probabilidad de desarrollar una complicación está en relación con la severidad de las deficiencias nutricionales.15,16
Una buena salud nutricional es esencial para prevenir la declinación funcional y mejorar la calidad de vida de los ancianos.17
Este trabajo se realizó para caracterizar la población hospitalaria del estudio, identificar algunas enfermedades presentes en los ancianos ingresados, evaluar el estado nutricional de los pacientes geriátricos y determinar la relación entre esas enfermedades con el estado nutricional.
Métodos
Se realizó un estudio descriptivo en 255 pacientes de los 2 sexos ingresados en el Hospital General Calixto García durante 2005.
Se caracterizó la población hospitalaria en estudio según sexo, grupos de edades y las enfermedades dislipidemias, EPOC, enfermedad cerebrovascular e insuficiencia renal crónica.
Se tomaron medidas antropométricas de peso y talla para calcular el Índice de Masa Corporal o de Quetelet y evaluar el estado nutricional. Se indicaron pruebas bioquímicas como lipidograma para diagnosticar las dislipidemias en los pacientes estudiados. Se analizó la relación entre el estado nutricional y las enfermedades.
Se utilizó la prueba no paramétrica de chi cuadrado.
Resultados
Tabla. Caracterización de los pacientes geriátricos por grupos de edades y sexo. Hospital Calixto García, 2005
Grupos de edades | Sexo femenino | Sexo masculino | Total | |||
No. | % | No. | % | No. | % | |
60 a 69 | 34 | 20,90 | 28 | 30,10 | 62 | 24,31 |
70 a 79 | 60 | 37,03 | 34 | 36,55 | 94 | 36,86 |
80 a 89 | 56 | 34,56 | 22 | 23,65 | 78 | 30,58 |
90 y más | 12 | 7,40 | 9 | 9,67 | 21 | 8,23 |
Total | 162 | 63,52 | 93 | 36,47 | 255 | 100 |
Hubo más pacientes del sexo femenino (162 para 63,52 %).
Predominó el grupo de 70-79 años con 94 pacientes (36,86 %).
Fig. 1. Otras enfermedades crónicas no transmisibles en pacientes geriátricos. Hospital Calixto García. 2005
Las dislipidemas fueron más frecuentes (83 ancianos para 32,55 % de los casos), seguidas por las ECV (43 ancianos para 16,86 %).
Las ECV predominaron en los ancianos de 70-79 años.
En la EPOC y la IRC predominaron los ancianos entre 80-89 años.
Fig. 2. Otras enfermedades crónicas no transmisibles y estado nutricional. Hospital Calixto García. 2005
Predominó el sobrepeso y la obesidad (104 pacientes: 40,78 %), seguido del estado nutricional normal (91 pacientes: 35,68 %).
Los pacientes con dislipidemias y los que tenían ECV tuvieron más sobrepeso y obesidad.
En los pacientes con EPOC hubo más pacientes desnutridos (20 para 54 %) seguido del ENN.
En los pacientes con IRC predominó el ENN seguido del sobrepeso y la obesidad.
Discusión
Existen evidencias epidemiológicas que asocian la mortalidad por enfermedad coronaria con los niveles de ingestión dietética de colesterol, por lo que se recomienda su ingestión a menos de 300 mg/d, en los adultos.18
El tratamiento de las dislipidemias contribuye a disminuir la morbilidad y mortalidad de la cardiopatía isquémica y su control como factor de riesgo, debe acompañarse del control de otros factores de riesgo conocidos.19
En el estudio realizado por Bolet y otros se apreció que la proporción de pacientes con valores alterados de triglicéridos y colesterol fue aumentando desde los desnutridos hasta los sobrepesos. En los sobrepesos predominó el porcentaje de lipidogramas patológicos por elevación del colesterol y triglicéridos en estos pacientes (Z= 2,738, p 0,003092).20
En este estudio hubo 32,55 % de pacientes con dislipidemias con mayor frecuencia de sobrepeso y obesidad.
Rodríguez y Suárez encontraron que los ancianos sobrepesos tuvieron cifras superiores de colesterol y lípidos totales,21 al igual que Fidanza,22 lo que coincide con estos resultados y puede depender de malos hábitos alimentarios.
El mantenimiento del peso ideal del enfermo contribuye a la normalización de los lípidos plasmáticos.
La dietoterapia es la piedra angular del tratamiento de las dislipidemias.23-25
En el estudio de López y otros se estudiaron 116 pacientes, a los cuales se les realizó lipidograma y concluyeron que 56,9 % de los pacientes objeto de estudio presentaron dislipidemias, con una mayor prevalencia en edades entre los 70 y 79 años, y con mayor incidencia en el sexo femenino.26
Cabrera y otros encontraron que la obesidad apareció en 11,1 % de los pacientes estudiados, con predominio en el sexo femenino, y 15,6 % presentó desnutrición energético-calórica.5
Los casos con IRC de este estudio fueron 22 para 8,63 % y al contrario de otros estudios donde predominó la DEN,9-11 en este estudio fue más frecuente el ENN (50 %) seguido del sobrepeso 8 (36,3 %), y solo 3 ancianos desnutridos.
En el estudio de Martínez Querol y otros, la ECV estuvo representada en los ancianos con 8 % y el EPOC con 7 %,27 mientras que en el presente trabajo fue de 16,86 y 10,58 %, respectivamente y prevaleció el sobrepeso y obesidad en los casos de ECV; mientras que en los que padecían EPOC, la desnutrición energética nutrimental.
Los factores asociados con el riesgo nutricional fueron identificados en un estudio nutricional modificado. El riesgo nutricional alto, moderado y bajo fue encontrado en 31, 46 y 23 %, respectivamente, de los 324 ancianos estudiados en el norte de la Florida.28
Davidson investigó el riesgo nutricional en 69 ancianos, con edades entre 50-90 años. El análisis reveló que 31,9 % de los ancianos tenía un riesgo de desnutrición y 3,9 % estaba desnutrido. De los ancianos, 36,2 % tuvo IMC mayor que 85 percentil y 8,7 % menor que 15 percentil, usando la referencias estándar de la población nacional.29
El daño de la obesidad sobre la calidad de vida de los pacientes es alto, es percibida pobremente por los sujetos obesos relacionado a la calidad de vida.30
La prevención de la obesidad pudiera ser una alta prioridad para proveer los cuidados a la salud y evitar enfermedades.31
En los programas de educación para ancianos los cuidados recibidos son importantes para prevenir la obesidad y la desnutrición.
Se concluye que prevaleció el sobrepeso y la obesidad en los pacientes estudiados con enfermedades cerebrovasculares y dislipidemias. Este estado nutricional (exceso de grasa corporal) es un factor de riesgo para la ocurrencia de estas enfermedades. En las personas con EPOC fue más frecuente la desnutrición.
Es importante el tratamiento no farmacológico constituido por los cambios en el estilo de vida, mantener siempre el peso adecuado y saludable para la edad: estado nutricional normal. Si es obeso la primera meta a obtener es la reducción del peso corporal.
Es necesario realizar un programa de educación nutricional más intenso para prevenir y controlar esas enfermedades en estas edades.
Some diseases in the hospitalized elderly and nutritional state. Calixto García Hospital, 2005
Summary
A descriptive study was conducted in 255 patients admitted in General Calixto García Hospital during 2005. The presence of some diseases was assessed to relate them to nutritional state. The hospital population under study was characterized in both sexes and they were grouped according to their age in 60-69, 70-79, 80-89, and 90 and over. Anthropometric measurements were taken to evaluate the nutritional status. The following diseases were studied: dyslipidemias, cerebrovascular disease, chronic obstructive pulmonary disease, and chronic renal failure. It was found that dyslipidemias were the most frequent, followed by the cerebrovascular diseases. There was a greater number of patients with overweight and obesity. Energy malnutrition was higher among the patients with chronic obstructive pulmonary disease. The patients with chronic renal failure had a higher percentage of normal nutritional state, followed by overweight and obesity. These diseases should be prevented by a wide educative nutritional work to attain changes of the lifestyle and to improve the nutritional attention to persons over 60.
Key words: Anthropometric measurements, normal nutritional state, energy malnutrition.
Referencias bibliográficas
1. Vera Miyar CR, Morales Pérez C. Enfermedad cerebrovascular. Seguimiento y rehabilitación en la comunidad. Rev Cubana Med Gen Integr 2001;17(1):27-34.
2. Rocabruno Mederos J. Gerontología y geriatría clínica. La Habana: ECIMED;1992. p.15-7.
3. Corman B, Teillet L, Micmel JB, Yu BP. Nutrition and the elderly. J Nutr 1997;1(3):133-41.
4. Gutiérrez Robledo LM. Nutrición en el anciano en Casonueva. En: Nutriología médica. México, DF:Editorial Médica Panamericana; 1995. p.121-34.
5. Cabrera Hernández A, Jiménez Acosta S. Algunos factores de riesgo en enfermedades cardiovasculares en un grupo de adultos supuestamente sanos. Rev Cubana Aliment Nutr 1997;11(1):40-5.
6. Nelson JK, Moxness KE, Lenson MD, Gastineall CE. Dietética y Nutrición: Manual de la Clínica Mayo. 7ma. ed. Madrid: Harcourt Brace; 1997.
7. Plasencia CD, Hernández FM, Segura MN, Gámez BA. Nutrición y Salud. La Habana: INHA; 2000.
10. Álvarez SJ. Infarto cerebral. Rev Clin Esp 1996;196(3):1-43.
12. Churchill DN. Canadian hemodialysis morbidity study. Am J Kidney Dis 1992;3:241-4.
13. Roque Melgares L, Santos Hernández CM, Hernández González M. Balance metabólico nutricional en pacientes con insuficiencia renal crónica. Acta Médica 2003;11(1):26-37.
14. Martín González I; Plasencia Concepción D; González Pérez TL. Manual de Dietoterapia. Ciudad de La Habana:Ed Ciencia Médicas; 2001.
15. Porrata C, Hernández M, Arguelles M. Recomendaciones nutricionales y guías alimentarias para la población cubana. La Habana: Ed. Pueblo y Educación; 1997.
16. Chapman KM, Winter L. COPD: using nutrition to prevent respiratory function decline. Geriatrics 1996;51(12):37-42.
17. Sharkey JR. Variation in nutritional risk among mexican american and non-mexican american homebound elders who receive home-delivered meals. Nutr Elder 2004;23(4):1-19.
18. Weatherspoon LJ, Worthen HD, Handu D. Nutrition risk and associated factors in congregate meal participants in northern
19. Francis SL, Taylor ML, Strickland AW. Needs and preference assessment for an in-home nutrition education program using social marketing theory. J Nutr Elder. 2004;24(2):73-92.
20. Comisión Nacional de Hipertensión Arterial. Enfermedades crónicas no transmisibles. Programa nacional de prevención, diagnóstico, evaluación y control de la hipertensión arterial Rev Cubana Med 1999;38(4):219-46.
21. Robles JA, Hernández R, Fonte R. Diagnóstico y tratamiento de las hiperlipoproteinemias. Rev Cubana Med Gen Integr 1999;15(4):461-72.
22. Bolet Astoviza M, Socarrás Suárez MM, Rodríguez Fernández T. Evaluación nutricional de pacientes geriátricos del Hospital Universitario General Calixto García. Rev Cubana Invest Biomed 2004;23(4):235-41.
23. Rodríguez Toledo JR, Suárez Terry R. Valoración nutricional de un grupo de senescentes a través de indicadores biológicos. Rev Cubana Med Gen Integr 1992;8(1):22-32.
24. Fidanza F. Nutritional status assessment. A manual for population studies. London: Chapman y Hill; 1991.
25. Illnait Pérez J. La dislipidemia en el paciente diabético. Parte I: Bioquímica patológica. Rev Cubana Med Gen Integr 1997;13(4):372-7.
26. Bray GA. Obesidad. En: Ziegler EE, Filer ZJ, eds. Conocimientos actuales sobre nutrición. 7ma. ed. Washington, DC: Organización Panamericana de la Salud e Instituto Internacional de Ciencias de la Vida; 1997. p.22-36.
27. Segal DL. Fundamentos del control de la ingestión de lípidos como medida preventiva de las coronariopatías. Bol Of Sanit Panam 1991;110(1):1-14.
28. López JE, Villar AL. Dislipidemia en personas mayores de 60 años. Rev Cubana Med Gen Integ 2005;21(3-4).
29. Martínez C, Pérez VT, Carballo M, Larrondo JJ. Polifarmacia en los adultos mayores Rev Cubana Med Gen Integr 2005;21(1-2).
30. Weatherspoon LJ, Worthen HD, Handu D. Nutrition risk and associated factors in congregate meal participants in northern
31. Davidson J, Getz M. Nutritional risk and body composition in free-living elderly participating in congregate meal-site programs. J Nutr Elder 2004;24(1):53-68.
32. Marchesini G, Natale S, Tiraferri F, Tartaglia A, Moscatiello S, Marchesini L, et al. The burden of obesity on everyday life: a role for osteoarticular and respiratory diseases. Diabetes Nutr Metab 2003;16(5-6):284-90.
33. Douketis JD, Feightner JW, Attia J, Feldman WF. Periodic health examination, 1999 update: 1. Detection, prevention and treatment of obesity. Canadian Task Force on Preventive Health Care. CMAJ 1999;160(4):513-25.
Recibido: 12 de julio de 2006. Aprobado: 6 de septiembrede 2006.
Dra. Miriam Bolet Astoviza. Dirección: Calle 17 No. 966, Vedado, 10 400,Ciudad de La Habana, Cuba. Teléf.: 831 1252. Correo electrónico: bolet@infomed.sld.cu