Sr. Director
Un nuevo brote de coronavirus ha puesto en vilo a la humanidad, se trata del SARS-CoV-2, causante de la enfermedad del coronavirus 2019 o COVID-19, tipificada así por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el epicentro de esta nueva emergencia sanitaria mundial se localizó en la provincia de Hubei, China, posteriormente expandiéndose a Europa y actualmente encontrándose en Estados Unidos. El cuadro clínico de la COVID-19 varía desde una sintomatología leve y autolimitante del tracto respiratorio hasta una neumonía progresiva grave, insuficiencia multiorgánica y muerte. Hasta ahora, no hay agentes terapéuticos específicos para las infecciones por SARS-CoV-2. Actualmente, 20 de abril de 2020, los infectados confirmados alcanzan la cifra de 2 440 528 y un total de muertes 167 592 repartidos en 185 países, según el Centro de Ciencia e Ingeniería de Sistemas (CSSE) de la Universidad Johns Hopkins.1
Una de las medidas para disminuir la propagación de la COVID-19, es el aislamiento social y la inmovilización social obligatoria, conllevando al cierre temporal de instituciones de educación superior, según la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), más de 138 países mantienen totalmente cerrado su sistema educativo.2
Ante esta problemática las universidades han optado por la educación virtual a distancia como respuesta a la COVID-19, y así adecuarse a esta situación absolutamente excepcional y no dejar de atender a la población estudiantil.
La implementación de la enseñanza virtual representa un desafío para las autoridades universitarias, docentes y estudiantes, debido a ciertas consideraciones necesarias para su adecuada aplicación como: la disponibilidad de internet, un ambiente adecuado para estudiar en casa, el manejo de plataformas virtuales por parte de docentes y estudiantes, capacidad del docente para dictar cursos a distancia, un soporte académico tecnológico de la universidad, sílabos adaptados a una enseñanza virtual.
Diversas revisiones sistemáticas encontraron que la enseñanza virtual podría superar o tener los mismos efectos que el aprendizaje presencial en el aumento de conocimiento y la mejora de la práctica clínica en médicos y demás profesionales de la salud. 3,4 Respecto a la educación médica en pregrado Pei y otros5 en una revisión sistemática y metanálisis, encontraron que los métodos de aprendizaje virtual podrían ser más efectivos que el aprendizaje presencial, sin embargo estos estudios no contemplaban asignaturas clinicas, además se evaluaron en una realidad muy ajena a una pandemia como la COVID-19.
A pesar del pánico e incertidumbre por la educación en estudiantes de medicina, debemos cuestionarnos que nos ha enseñado la historia sobre la educación médica durante pandemias anteriores. A inicios de siglo durante el brote del síndrome respiratorio agudo severo (SARS), las facultades de medicina en China cesaron sus actividades, implementado técnicas de aprendizaje en línea basado en problemas y así completar los planes de estudio.6
Una opción es el uso de la telemedicina en los estudiantes, uno de los enfoques implica que los pacientes pueden recibir una tableta y aislarse en una sala de examen. A su vez, tanto los estudiantes como los médicos pueden comunicarse con ellos sin correr el riesgo de exponerse al SARS-CoV-2 y desperdiciar equipo de protección personal.7) Esto no solo ayudaría a los estudiantes de asignaturas clínicas a mantener y refinar su proceso de pensamiento diagnóstico, sino que también podría permitirles ayudar a los sistemas de salud al reducir la carga de la COVID-19 a través del triaje de pacientes.8) Sin embargo, esta opción podría aplicarse en universidades u hospitales que cuenten con los recursos necesarios, situación muy diferente en algunas universidades u hospitales de America Latina debido a las carencias propias de la región.
La interrupción en la educación en estudiantes de medicina durante la COVID-19 es inevitable en todo el mundo, por tal razón se deben desarrollar estrategias educativas a fin de que los estudiantes puedan retener destrezas, habilidades y conocimientos clínicos. La enseñanza virtual surge como una opción para sustituir a la enseñanza presencial, particularmente durante esta pandemia. Tales enfoques no solo pueden ser necesarios para abordar eficazmente el dilema de la educación en estudiantes de medicina durante esta crisis actual, sino que también servirían para sentar las bases de la enseñanza médica en futuras emergencias sanitarias.