Señor Editor:
La difusión de resultados constituye la fase final del proceso de investigación científica. Esto, permite que el nuevo conocimiento generado sea valorado y, en alguna medida, utilizado por la comunidad científica para resolver problemas prácticos o del conocimiento. En este sentido, es muy conocido el precepto de que la ciencia que no se publica pierde valor, al no llegar por las vías habituales de comunicación a la comunidad académico-científica, en este caso, una las más importantes vías serían las revistas científicas. Aunado a esto, también existen múltiples maneras para socializar los resultados de investigación, una de ellas es su presentación en eventos científicos, lo cual, si bien es positivo, aún resulta insuficiente, pues no siempre los trabajos presentados se convierten posteriormente en publicaciones científicas.
Este aspecto en el pregrado ha sido objeto de estudio en diversas investigaciones, en las que precisamente se llama la atención sobre la baja frecuencia de publicación, que, por lo general no supera el 10 %.1 Al respecto, en Cuba son múltiples los eventos científicos dirigidos a estudiantes. Por ejemplo, el Fórum Nacional de Ciencias Médicas constituye la última etapa del ciclo científico que se inicia cada año en las universidades, desde el nivel de base. A esta instancia llegan las mejores investigaciones desarrolladas por los estudiantes. Sin embargo, hasta septiembre de 2018 solo se había publicado el 11,55 % de los 537 trabajos presentados en las ediciones de 2016 y 2017.2,3
En análisis similares realizados a nivel de provincias, también se encontraron bajas frecuencias de publicación.4,5) Solo se publicó el 12,5 % de los trabajos presentados en el IV Encuentro Iberolatinoamericano de Estudiantes de Odontología, desarrollado en La Habana en el marco del Congreso Internacional de Estomatología del 2015. Precisamente, esta realidad estaría condicionada por múltiples limitantes, entre las que destaca el hecho de que la mayoría de los estudiantes desconoce cómo adaptar su investigación al formato básico de un artículo científico. Además, en muchos casos se encuentran ajenos a la existencia de revistas de especialidad, así como al proceso de envío y posterior seguimiento de una propuesta de publicación.
En este punto, es necesario resaltar que en los últimos años las normas por las que se rige la actividad científica estudiantil en Cuba transitaron desde el Estilo de Presentación de Investigaciones Científicas (Normas EPIC) hasta las actuales del texto de "Metodología de la Investigación" de la autora Leticia Artiles, el cual, es la base para la redacción del trabajo de terminación de especialidad en el posgrado y para las investigaciones en salud.6 Además, a partir del IX Congreso de la Federación Estudiantil Universitaria, el Ministerio de Salud Pública de Cuba anunció la creación de nuevas revistas científicas en cada provincia del territorio nacional, atendiendo al reclamo de los estudiantes por la necesidad de espacios para la publicación científica.7
No obstante, para incentivar las publicaciones, los autores de la presente carta consideran que no basta la creación de revistas, es preciso modificar la forma de presentar las investigaciones en los eventos científicos estudiantiles, acercándolos al formato de publicación que exigen las revistas, con ello, se evitaría tener que realizar una labor extra para adaptar obligatoriamente el texto de la investigación original al formato y estructura que generalmente piden las revistas en salud. Por otra parte, además, se aceleraría la presentación del trabajo a través de la plataforma de envíos, evitando diferir la publicación científica, lo que es muy frecuente en estudiantes de pregrado.
Por todo lo anterior, sugerimos que los comités organizadores y comités científicos de los eventos estudiantiles en Cuba, que establezcan como norma para la recepción de los trabajos el envío en el formato de artículo científico y no en el formato tradicional in extenso.