INTRODUCCIÓN
La empatía se puede mirar desde dos enfoques diferentes: el cognitivo y el afectivo. Con relación al cognitivo, intenta comprender lo que pasa por la mente de los demás, y el afectivo, está definido como la reacción emocional de un observador que percibe lo que la otra persona experimenta o va a experimentar.1,2,3 De este modo, la empatía juega un papel importante como atributo cognitivo que implica para el profesional de la salud la comprensión de las experiencias, preocupaciones y perspectivas del paciente. Dicha comprensión se construye sobre la base de la relación entre los profesionales de enfermería y los pacientes, considerando que los primeros asumen naturalmente comportamientos prosociales y altruistas (simpatía, preocupación, flexibilidad, tolerancia, bondad, inteligencia emocional, juicio moral, sentido del humor, escrupulosidad, amabilidad, entre otros)4,5,6 y, además, un papel emocional, porque existe la necesidad de comprender la angustia del paciente y proporcionar una comunicación terapéutica e interpersonal de apoyo.3,7,8 La empatía en la práctica es compleja y multidimensional.1,5,6
Sin embargo, existen algunos puntos no aclarados en el estudio de la empatía que son determinantes9 para la elaboración de estrategias educacionales y para lograr una formación empática adecuada en los estudiantes de enfermería y en todos aquellos que pertenecen a las Ciencias de la Salud: a) ¿Se cumple el principio de declinación empática?; b) ¿Cuáles son los factores que determinan el comportamiento empático en una determinada población de estudiantes?; c) Los factores estudiados, ¿son suficientes para explicar la declinación o la ausencia de ella? y d) ¿Cómo es el comportamiento de la empatía y sus componentes entre los géneros?
Estás son preguntas que hay que resolver exhaustivamente (entre otras que pueden surgir con el devenir de la investigación) antes de planificar cualquier intervención educativa en relación con la empatía. Por tanto, el objetivo del presente trabajo es evaluar los niveles de empatía en estudiantes de enfermería.
MÉTODOS
Estudio exploratorio, transversal y ex post facto causa-efecto. La muestra fue de 325 estudiantes de una población de 468 alumnos (69,44 %). Distribución por curso o año: primero: 70; segundo: 92; tercer: 59; cuarto: 59 y quinto: 45. La recolección de datos se realizó en los meses de febrero y marzo de 2017, mediante muestreo no probabilístico, de manera grupal. Se aplicó la Escala de Empatía Médica de Jefferson (EEMJ), la cual ha sido validada y adaptada para su aplicación en México9 y Chile.6 Antes de ser aplicada, la EEMJ fue sometida a criterio de jueces (cinco académicos relevantes con formación en enfermería) para determinar la validez cultural y de contenido y adecuarla al contexto del estudio. Fue estudiada la empatía (E) y cada uno de sus tres componentes o dimensiones:9,10,11,12 cuidado con compasión (CC), toma de perspectiva del paciente (TPP) y habilidad para entender a otros (HEO).9,13,14,15,16
Fueron aplicados las pruebas de normalidad (Kolmogorov-Smirnov) y homocedasticidad (Levene), alpha de Cronbach, coeficiente de correlación intraclase y T2 de Hotelling. Se estimó la media y desviación estándar de la empatía y de cada uno de sus componentes. Se empleó ANOVA bifactorial (modelo III). Se determinó crecimiento obtenido (CO) en la empatía y los componentes de la empatía y cada uno de los géneros.14 Los datos fueron procesados mediante el programa estadístico SPSS 22.0 ®. El nivel de significación utilizado fue de α ≤ 0,05.
En el proceso de aplicación del instrumento se aseguró guardar la intimidad y la confidencialidad de su información personal. Lo anterior se realizó mediante la elaboración de un consentimiento informado en donde se aclaró al participante su voluntariedad de participación. Fue evaluado y aprobado por el Comité de Ética de la Corporación Universitaria Rafael Núñez (CURN) (Cartagena, Colombia): la investigación se ajustó a lo establecido por la Declaración de Helsinki y la Resolución 008430 de 1993 de Colombia.
RESULTADOS
Los datos obtenidos en el estudio tienen una distribución normal y son homocedásticos: las pruebas de Kolmogorov -Smirnov y Levene no fueron significativas (p > 0,05); El alpha de Cronbach fue satisfactorio (sin tipificar = 0,806 y tipificados = 0,824): los datos tienen confiabilidad interna. El valor del alfa de Cronbach total fluctuó entre [0,785; 0,817] al eliminar uno a uno cada elemento. El coeficiente de correlación intraclase fue de 0,806; IC [0,774; 0,835]; (F = 5,14; p = 0,0005), lo cual ratifica la buena confiabilidad de los datos. La prueba T2 de Hotelling fue altamente significativa (F = 105,4 p = 0,0001) y demuestra que no todas aportan por igual a la media global (media = 5,49), lo que es consistente con la existencia de variabilidad entre las respuestas del instrumento.
En la tabla 1 se presentan los resultados de la estimación de las medias, desviación estándar de la media y los tamaños de muestra en la empatía (y cada uno de sus componentes) por curso y género.
En la tabla 2 se presentan los resultados del ANOVA aplicado a la E y a cada uno de sus componentes (CC, TPP y AUO). Se observó que no existieron diferencias significativas (p > 0,05) entre los cursos y entre los géneros en la empatía y en ninguno de sus componentes. Los valores de R2 (a) fueron bajos. El mayor de ellos fue de 0,01, es decir, que en el caso de la empatía los factores estudiados solo explican un 1 % de la variabilidad contenida en los datos observados para la empatía. La misma interpretación se aplica a cada uno de sus componentes.
En la tabla 3 se presentan los resultados de CE en la empatía y en cada uno de sus componentes, incluyendo al género. Se observa que los valores de crecimiento en E son bajos en relación con el potencial total de crecimiento (100 %) y con valores absolutos en favor de los hombres. En CC es relativamente bajo en las mujeres y alto en los hombres. En TPP fue bajo en mujeres, pero en los hombres se produce un decrecimiento. Por último, en HEO se observó un decrecimiento en ambos géneros.
DISCUSIÓN
La ausencia de diferencias significativas entre los niveles de los factores estudiados muestra que la distribución de las mismas es “plana” en hombres y en mujeres. Estos resultados son contradictorios al modelo de declinación empática planteado por Hojat y otros10, el cual describe que los estudiantes de medicina, al llegar a tercer año, comienzan con una declinación de la empatía y que esta tendencia se mantiene en los cursos superiores.
La causa de tal declinación se debe al proceso de erosión empática11 consistente en una serie de factores, ya descritos por otros autores,12,13,15 que influyen negativamente sobre el estudiante, deprimiendo la capacidad empática del mismo.
Estos mismos hallazgos fueron encontrados por otros autores en otras profesiones del área de las Ciencias Médicas.16,17 Sin embargo, también se han encontrado evidencias de que tal declinación no se produce.18,19,20 Al respecto, Díaz y otros21,22,23 han planteado sistemáticamente, sobre la evidencia empírica observada, que el proceso de declinación empática es un hecho científico, pero es al mismo tiempo un caso particular del comportamiento de las medias a través de los años de estudio. En efecto, en un estudio de varias facultades de odontología en América Latina21 se encontraron seis formas diferentes de comportamiento empático de las medias a través de los años de estudio, evaluadas mediante curvas de regresión. Estos antecedentes configuran la posibilidad de inferir que la empatía está modulada por factores extrínsecos e intrínsecos,22,23 por tanto, la empatía, como atributo, es un concepto extremadamente complejo.
Si, en el presente estudio, los resultados del comportamiento de las medias tuvieron un comportamiento no disperso, se podría inferir que los factores que influyen negativamente en otras poblaciones de estudiantes están ausentes en la presente población analizada; sin embargo, a modo de ejemplo, si estos están ausentes, ¿cuáles son los factores que los mantienen en forma plana y cuáles son los que impiden que los niveles de empatía suban con el transcurrir de los años?
Por otra parte, la ausencia de diferencias significativas entre los géneros no es consistente con los postulados que plantean que las mujeres son más empáticas que los hombres.24,25,26,27 En efecto, algunos autores han encontrado evidencias que dicho postulado no constituye una ley científica.1,28
Los hallazgos encontrados en el presente estudio muestran que los hombres manifiestan un nivel de empatía hacia el paciente mayor que las mujeres, pero en el componente CC, los hombres crecen el doble que las mujeres, cuando debiera esperarse lo contrario,23 pues la compasión es un componente emocional de la empatía.
La TPP es un componente cognitivo y este creció en las mujeres y decreció en hombres. Es decir, lo contrario de lo que podría esperarse, dado que a los hombres se les atribuye un mayor razonamiento lógico, propio de un componente cognitivo.1,23
En el componente HEO, ambos géneros decrecieron. Estos hallazgos son diferentes a los encontrados en los estudiantes de pregrado de diferentes especialidades de la salud de otras partes de América Latina.2,3,7,8,9,14,18 Estos resultados muestran la posibilidad de inferir que no existen modelos generales de comportamiento empático y, al mismo tiempo, se infiere que tampoco deben existir modelos generales de intervención educativa de la empatía. Estas inferencias están sustentadas por el hecho de que en cada grupo específico de estudiantes existirán condiciones diferentes de epifanía empática y, por tanto, se requiere responder en cada caso a preguntas específicas que requerirán medidas específicas. Como consecuencia, es necesario construir estrategias que estén correlacionados con las observaciones empíricas concretas. Por tanto, no puede existir “una estrategia” común para enfrentar la necesidad de elevar los niveles de empatía frente a resultados diferentes del comportamiento empático a través de los cursos.
La internalización (permanente) de este atributo en los estudiantes, dependería, a lo menos de un cambio curricular profundo29 y no de la aplicación de técnicas o métodos circunstanciales de enseñanza-aprendizaje, aisladas de un enfoque metodológico. Luego, surge de este trabajo la necesidad de continuar esta investigación para lograr obtener la información necesaria básica que permita elaborar una correcta estrategia para elevar en forma constante y permanente los niveles de empatía de los estudiantes de enfermería en la universidad examinada.
En conclusión, hombres y mujeres tienen los mismos niveles de empatía y no se observó declinación empática. Estos hallazgos constituyen una expresión propia de los estudiantes examinados y apoyan el postulado de la existencia de variabilidad de la distribución de la empatía en los factores estudiados en diferentes poblaciones. Dicha variabilidad podría inducir a la necesidad de asumir las intervenciones educativo-empáticas dadas las particularidades encontradas en cada población de estudiantes examinadas. Como consecuencia, se requiere crear y aplicar enfoques y métodos específicos para elevar los niveles de empatía.