INTRODUCCIÓN
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce la demencia como una prioridad de salud pública y, en la Asamblea Mundial de la Salud, respaldó el Plan de acción mundial sobre la respuesta de salud pública a la demencia, 2017-2025.1) En Cuba, esta enfermedad ocupa un lugar importante entre las enfermedades crónicas no trasmisibles. Según datos del anuario estadístico del año 2017, ocupó el séptimo lugar entre las primeras 35 causas de muerte, con una prevalencia del sexo femenino, género que tiene mayor vulnerabilidad social, física y psicológica.2
El aumento de la esperanza y la calidad de vida es la aspiración de las políticas públicas cubanas, hoy es de 78,45 años; 80,45 para las mujeres y 76,5 para los hombres.3) En la actualización de los lineamientos de la política económica y social del Partido para el período 2016-2021, aprobados en el 7mo congreso del Partido por la Asamblea Nacional del Poder Popular,4) se recogen medidas para atender los elevados niveles de envejecimiento de la población y fortalecer las acciones de salud con la participación intersectorial y comunitaria, fundamentadas en la promoción y la prevención de enfermedades.
Muchos de los enfermos con demencia en Cuba son cuidados por personas en edad laboral o por adultos mayores con limitaciones y cambios asociados a la edad, los que ya están enmarcados en un período vulnerable, la dependencia derivada de la enfermedad de su familiar incrementan las exigencias de cuidado diario, que ocasiona en el cuidador trastornos del sueño y el descanso, el agotamiento físico y mental, ansiedad, angustia, depresión y desinterés por el bienestar, abrumación y sobrecarga.
El presente trabajo tiene como objetivo destacar la necesidad de una guía de práctica para el personal de enfermería que trabaja en atención primaria con cuidadores principales de enfermos con demencia.
DESARROLLO
En investigación realizada en el municipio Marianao en el año 2018 con 80 cuidadores principales, se relacionan los trastornos que estos presentan con más frecuencia con las necesidades humanas afectadas declaradas por enfermera teórica estadounidense Virginia Henderson, estas fueron: necesidad de dormir y descansar, de realización personal, de comunicación con los demás, de participación en actividades recreativas. Las modificaciones que se aportan están relacionadas con el autocuidado físico y mental y aprender los cuidados diarios del enfermo.5
También se indagó acerca de las necesidades de aprendizaje del personal de enfermería que trabaja en el departamento de salud mental y se constató que resulta necesario la superación continúa y estandarizar los cuidados hacia la familia con personas con Demencia en la atención primaria, reconocer y ofrecer atención de las necesidades humanas afectadas con la proyección de orientar como vivir en situaciones de estrés físico y emocional diario, realizar actividades de promoción de salud y prevención de enfermedades, incentivar el autocuidado físico y mental, reconocer las situaciones de riesgo, mantener buenos hábitos de alimentación, organización de la rutina diaria y la creación de entornos saludables. El cuidado orientado y fundamentado hacia el cuidador facilita el proceso de adaptación y disminuye las demandas y los sentimientos que lo agobian.
Con estos resultados, con los criterios de dos grupos de expertos y una revisión bibliográfica, se elaboró y validó una guía para el personal de enfermería que atiende a los cuidadores principales de los enfermos con demencia.
En conclusión, una guía de práctica para el personal de Enfermería que trabaja en atención primaria ayudaría a mejorar la calidad y estilos de vida de los cuidadores principales y la familia de los enfermos con demencia.