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El final de 2019 estuvo marcado por la primera aparición de la pandemia de coronavirus (COVID-19). China identificó, a través del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, un brote epidémico en trabajadores del mercado de alimentos en la capital de la provincia de Hubei, Wuhan, manifestado por una enfermedad respiratoria. Después se detectó un nuevo coronavirus como causante de la enfermedad.1
En 2020, el año de la propagación acelerada de la pandemia de COVID-19, se celebra el bicentenario del nacimiento de Florence Nightingale. Nacida el 12 de mayo de 1820 en Florencia, Italia, se destacó por su trabajo, al valorar la enfermería profesional en el mundo a través de las bases científicas presentadas en sus estudios, al considerar la fundadora de la enfermería moderna en el mundo.2)
El principal aspecto destacado por Nightingale fue la higiene, con el control del medio ambiente de las personas y sus familias. La teoría ambientalista fue presentada por Nightingale en 1859. En su teoría, aunque fue escrita hace más de 150 años, respalda varias acciones de la actualidad, tales como: la higiene previene la morbilidad; y con un ambiente limpio, el número de casos de infección disminuye.3,4
Otro hecho que merece destacarse es que Nightingale analizó datos del Departamento de Matronas del Hospital King’s College relacionados con la alta tasa de mortalidad durante el parto, al recomendar modificaciones ambientales, así como el lavado de manos para reducir la fiebre puerperal, que fue la principal causa de muerte materna en el momento. Florence fue una epidemióloga que vio lo que tenían en común en cada realidad la cantidad de muertes, además utilizó sus datos estadísticos para describir las condiciones de vida de las personas y las remitió a los organismos responsables para poder controlar los problemas.4
El lavado de manos, tan ampliamente informado por Florence en ese momento, es de gran importancia hoy en día, ya que un gran porcentaje de infecciones nosocomiales se puede prevenir mediante la práctica de tal acto, pues la mayoría de los microorganismos asociados con la microbiota transitoria de las manos, esto es decir, adquirido por contacto con personas o materiales colonizados o infectados, podría eliminarse fácilmente con un lavado adecuado, al contribuir para la reducción de su diseminación.5
Por lo tanto, la adopción por parte de la población de las medidas preventivas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) contra la infección por COVID-19, en particular, realizar la higiene de las manos y evitar ambientes cerrados, son esenciales para controlar la diseminación del coronavirus.6
En vista de esto, se demuestra que Florence Nightingale fue visionaria para su tiempo, al ofrecer grandes contribuciones en el campo de la epidemiología. Sus estudios con la teoría ambientalista siguen vigentes, incluso después de casi dos siglos desde su preludio. El lavado de manos implementado con éxito por Nightingale, así como el cuidado del medio ambiente, son procedimientos reconocidos oficialmente por la OMS como estrategias para combatir la propagación de COVID-19.