Introducción
El proceso de globalización trae consigo retos y desafíos, especialmente en el sector educación a nivel universitario, lo que exige de los profesionales desarrollar sus capacidades basadas en la aplicación de valores y principios éticos, ejecución de investigaciones y actividades de proyección social como ejes integradores en su formación en el marco de la calidad total, la productividad, la excelencia y la competitividad.1
En respuesta a los adelantos científicos y tecnológicos, en Perú, el Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa (SINEACE) establece estándares para la mejora en el sistema educativo, a fin de garantizar a la sociedad que las instituciones educativas de nivel superior ofrezcan un servicio de calidad.2)
La Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) asume la responsabilidad de crear espacios en posgrado3 en los cuales se “desarrollen las competencias establecidas en el perfil académico de tal forma que el egresado pueda responder a las necesidades de la población y del mercado laboral en forma eficente y eficaz, lo que contribuye al establecimiento de una base social más estable e integrada para el país.”4
En enfermería, es importante la calidad de sus egresados de la maestria, para que puedan ejercer la docencia, la gerencia y desarrollar investigación científica del más alto nivel, y así se convierten en agentes de cambio, transformadores de la realidad.5
El concepto de calidad puede tener múltiples connotaciones o significados, pero en educación Alvarado4) refiere que implica la búsqueda constante del mejoramiento, las competencias y la excelencia de la acción; se relaciona con el cumplimiento de los propósitos educativos e incluye tres aspectos básicos los recursos disponibles, el proceso de enseñanza y los logros educativos en los egresados.
Por ello, el proceso de enseñanza-aprendizaje de calidad en la educación de posgrado involucra no solo a estudiantes sino también a los docentes, quienes deben actualizarse permanentemente para aplicar enfoques innovadores en la enseñanza, es decir metodologías y técnicas didácticas acordes al nivel de estudios para lograr el perfil establecido en el plan curricular.5
Remuzgo6) menciona que la percepción de los estudiantes respecto al proceso de enseñanza-aprendizaje en el posgrado es buena, ya que se cumple el plan curricular y existe buena aptitud de los profesores. Por su parte, Palomino7 señala que la percepción de las actividades de enseñanza-aprendizaje en estudiantes de especialización en enfermería es medianamente favorable, debido a la falta de articulación entre teoría y práctica y de dominio de estrategias de enseñanza por parte del docente. De igual modo, para Gómez y otros8 la percepción del estudiante juega papel fundamental en el proceso de enseñanza-aprendizaje, ya que constituye la fuente de información básica para evaluar la calidad, pertinencia y equidad de su propia formación profesional.
El objetivo de este estudio fue describir la percepción de la calidad del proceso enseñanza-aprendizaje en estudiantes de maestría de enfermería según las dimensiones: planificación, ejecución y evaluación.
Métodos
El estudio se desarrolló bajo el enfoque cuantitativo, método descriptivo de corte transversal, en la maestría en Enfermería de la Facultad de Medicina, UNMSM, desde 2014 hasta 2016 en cuatro promociones de estudiantes.
La población de estudio fueron 65 estudiantes de maestría, se trabajó con todos los sujetos de estudio además de considerar los criterios de inclusión, como asistir regularmente a clases y que aceptar participar en el estudio previo consentimiento informado.
Para obtener la información, se aplicó como técnica la entrevista y el instrumento fue una escala tipo Likert, que estuvo constituída por 45 ítems que evaluaron las dimensiones de planificación (13 ítems), ejecución (21) y evaluación (11 ítems) y que fue elaborada por las autoras y validada por ocho expertos con posterior aplicación de la prueba binomial (0,035); para la validez de ítems se aplicó el coeficiente de correlación de Pearson obteniéndose como valor promedio 0,16. La confiabilidad se obtuvo con una prueba piloto valorado con el alfa de Cronbach (0,96). El valor final de la percepción se obtuvo luego de aplicar la fórmula de máximos y mínimos: desfavorable menor de 105, medianamente favorable 105 a 164 y favorable 165 a 225.
Los datos fueron procesados y analizados mediante la estadística descriptiva, se utilizaron porcentajes, frecuencia y promedio.
Además del consentimiento informado, se tuvo en cuenta la ética en la investigación y se mantuvo la confidencialidad y autonomía de los participantes. El proyecto de investigación fue evaluado y aprobado por el Comité de Ética de la institución.
Resultados
La mayoría de los estudiantes de maestría (53 %) eran adultos jóvenes (21-30 años), 40 % se encontraba entre 31-40 años; predominó el género femenino (98 %), 44 % laboraba en el Ministerio de Salud (MINSA) y 89 % desempeñaban funciones asistenciales en instituciones hospitalarias.
Acerca de la percepción de los estudiantes de maestría sobre la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje en la maestría en Enfermería, se obtuvo que 73 % tenía percepción medianamente favorable (Tabla 1).
Según dimensiones, 75 %, 69 % y 62 % tenía percepción medianamente favorable sobre la ejecución, evaluación y planificación del proceso enseñanza-aprendizaje respectivamente (Tabla 2).
Respecto a la dimensión planificación se obtuvo percepción medianamente favorable sobre los siguientes aspectos: las competencias establecidas en el sílabo favorecen la formación integral del estudiante (69 %), orientan los contenidos educativos y responden al plan de estudios (67 %), los contenidos educativos se organizan de menor a mayor complejidad y son secuenciales (62 %), la metodología es activa e innovadora, es decir se usan estrategias didácticas como talleres, foros, plenarias, revisión de casos, análisis crítico de documentos (53 %). También se encontró que un 49 % tenía percepción favorable respecto a que los materiales didácticos favorecen el logro de las competencias establecidas en las asignaturas y 52 %, que los contenidos guardaban coherencia con las competencias especificadas en os sílabos (Tabla 3).
Referente a la percepción sobre la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje en la dimensión ejecución, los estudiantes de maestría expresaron que: tenían percepción medianamente favorable respecto a que el docente demuestra competencias para la enseñanza (78 %); la sesión educativa reflejaba planificación (76 %); el docente incentiva la revisión y discusión de artículos científicos (74 %); el docente informa los objetivos y propósitos al inicio de la clase (69 %); los materiales didácticos son innovadores y vigentes (51 %); la entrega de los sílabos es oportuna (36 %); el contenido se adecua al tiempo de clase (44 %); los contenidos se establecen de acuerdo a lo programado en el sílabo (62 %); se cumple lo establecido en el cronograma de actividades (53 %). También se encontró percepción favorable en 73 % respecto al uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC) en la enseñanza y un 70 % referente que los docentes son facilitadores e innovadores (Tabla 4).
Sobre la percepción de la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje en la dimensión evaluación, los estudiantes de maestría expresaron: percepción medianamente favorable respecto a que los criterios de evaluación se dan a conocer al inicio de las asignaturas (82 %); la evaluación responde a las competencias planteadas en el sílabo (78 %); es permanente (75 %) y que permite la retroalimentación, es integral, objetiva e imparcial (74 %) y que hace uso de diversas técnicas e instrumentos para evaluación (67 %) (Tabla 5).
Discusión
La educación en posgrado es un proceso complejo debido a la heterogeneidad en la que se desarrolla, de carácter intergeneracional y longitudinal en la vida de las personas y reconoce el sentido multidimensional de las experiencias educativas, por lo que es de gran importancia para el desarrollo personal e integral.9 Se orienta a la calidad educativa, propósito primordial de las universidades a fin de responder a los retos y desafíos de la sociedad en su conjunto10) y está determinada por la capacidad que tienen las instituciones para preparar al individuo de tal manera que pueda adaptarse y contribuir al crecimiento, desarrollo económico y social mediante su incorporación al mercado laboral.10,11
Parte de la calidad educativa son las capacidades de innovación, creatividad, generación de evidencias científicas y buena inserción en la sociedad del conocimiento; por lo que estos programas deben contener estrategias que permitan garantizar que sus egresados sean capaces de producir y utilizar conocimientos en diferentes contextos en bien de la profesión y de la sociedad.
Se necesita un buen proceso de selección de los postulantes, adecuada infraestructura, capacidad funcional y administrativa que se convierten en condiciones básicas para la buena marcha del programa; además de docentes competentes que promuevan y faciliten el logro de las competencias establecidas en el perfil académico profesional.
Por ello, el proceso enseñanza-aprendizaje se orienta a potencializar el logro de competencias durante la formación, mediante el uso de diversas metodologías y técnicas didácticas, con alta exigencia científica y académica, que permitan desarrollar la capacidad crítica, reflexiva e integral del maestrando, encaminados a responder y transformar los nuevos retos de la sociedad y a su vez mejorar la calidad educativa.
En la actualidad, la calidad de los programas de posgrado no gira alrededor de si es necesario y conveniente realizar una evaluación, sino en la búsqueda de cómo realizar el proceso de evaluación de forma más congruente y efectiva con las necesidades económicas, políticas y culturales de la sociedad, así como del sector productivo y de servicios.10,12 Una de esas formas es a través de la percepción u opinión de los usuarios para evaluar cómo se brinda el servicio educativo.
Los resultados del presente estudio de investigación evidencian que la percepción global de los estudiantes de maestría respecto al proceso enseñanza-aprendizaje en la maestría en enfermería es medianamente favorable, lo cual es preocupante, ya que revela que aún es necesario fortalecer este proceso en la maestría, mejorar las herramientas didácticas y los procesos evaluativos en especial porque la finalidad de los estudios de posgrado en maestría en enfermería están orientados a fortalecer y/o desarrollar habilidades y destrezas en docencia e investigación como herramientas básicas y necesarias para el desarrollo de la carrera de enfermería.
Estos resultados coinciden con los de Palomino,7Blancas ,12Gonzales,13Alvarado y otros14 y Remuzgo,15 quienes también encontraron que los estudiantes perciben medianamente favorable las actividades del proceso enseñanza-aprendizaje. Sin embargo, difieren con los de Pecina,16 quien menciona que las percepciones de los estudiantes son discordantes en cuanto al proceso de enseñanza aprendizaje y por ello aún no se logra la calidad educativa. Asimismo, Vera17 encontró que si bien el indicador sobre la satisfacción con la formación recibida (ítem 57: “Estoy completamente satisfecho con la formación que he recibido en esta institución”) es el peor evaluado en este criterio, en promedio se encuentra dentro del rango “de acuerdo” (media = 2,59; mediana = 2,49), lo que influencia en forma negativa su formación profesional.
Respecto a la dimensión planificación del proceso enseñanza-aprendizaje, predominó la percepción medianamente favorable, referente a que las competencias establecidas en el sílabo favorecen la formación integral del estudiante, orientan los contenidos educativos y responden al plan de estudios, están organizados y son secuenciales y que las metodologías son activas e innovadoras. Se observó también que un porcentaje significativo refiere percepción favorable respecto a que los contenidos guardan coherencia con las competencias establecidas.
Estos hallazgos coinciden con los de Palomino,7 quien encontró que los estudiantes perciben medianamente favorable que la planificación de las asignaturas está orientada hacia los objetivos de su formación profesional, y con los de Casas18 quien halló que internas de obstetricia percibieron un nivel regular en la calidad de la enseñanza universitaria.
La planificación es una fase importante del proceso de enseñanza-aprendizaje, que permite programar las actividades académicas para garantizar un aprendizaje significativo en el maestrando, por consiguiente, el logro de competencias del perfil del egresado y con ello ser capaces de responder a las exigencias y necesidades de la sociedad. Por su parte, Tolosa19 y Mulens20) refieren que en la educación superior el modelo didáctico se encuentra representado por la autoridad académica del docente, sin embargo, las características y necesidades socioeducativas actuales demandan cambios enfocados en el aprendizaje y la participación del estudiante desde la planificación. Es así como los estudiantes necesitan aportes sistemáticos y planificados con la finalidad de acceder al conjunto de conocimientos de manera activa y constructiva.21
En cuanto a la dimensión ejecución, se encontró que la mayoría tiene percepción medianamente favorable respecto a que el docente demuestra competencias para la enseñanza, incentiva la revisión y discusión de artículos científicos, que la sesión educativa refleja planificación, el material didáctico es innovador y vigente, la entrega de sílabos es oportuna, se cumple el cronograma establecido, dictado de contenidos según el sílabo y en los tiempos previstos, siendo importante mencionar que hay una percepción en su mayoría favorable respecto a que los docentes son facilitadores e innovadores y hacen uso de las TIC así como un porcentaje considerable tiene percepción desfavorable sobre la entrega de sílabos en forma oportuna.
Estos resultados coinciden con los de Palomino,7 quien halló que la percepción de los estudiantes es medianamente favorable respecto a que el docente crea un ambiente motivador en su clase, permite el uso de medios audiovisuales, los temas tratados son comprensibles y actualizados, y al término de las clases experimentan un incremento en sus conocimientos. Aunado a Juárez,22 quien encontró que la percepción de los egresados es generalmente buena sobre el desempeño docente y los contenidos en las asignaturas. Igualmente coinciden con los de Gómez y otros8 y los de Soto y Torres,23 quienes señalan que la actitud y la actualización docente son factores claves para el proceso de enseñanza.
Sin embargo, difieren con los de Pecina,16 quien encontró divergencias en el proceso enseñanza-aprendizaje y las competencias del docente, que no estaban a la altura de una adecuada formación profesional y con los de Surdez y otros,24 quienes concluyeron que la mayoría de los participantes experimenta insatisfacción en algún elemento de la calidad educativa y una cuarta parte siente total insatisfacción.
Si bien la ejecución del proceso de enseñanza-aprendizaje consiste en realizar todo lo planificado, constituye una fase trascendental donde el docente actúa como facilitador para que el estudiante sea partícipe de su aprendizaje durante su formación mediante el uso de estrategias didácticas innovadoras y la investigación lo que a su vez favorece el logro de competencias del maestrando.
Alvarado4 menciona que el profesor de educación superior debe ser un excelente maestro para lograr una enseñanza de calidad, por lo que se espera diseñe los cursos de la mejor manera con innovaciones y aplique los métodos de enseñanza adecuados a la población estudiantil heterogénea, que utilice nuevas TIC y que sea altamente productivo en investigación, precisa en los siguientes aspectos como básicos: dominio amplio y especializado de la disciplina que enseña, dominio pedagógico, curricular, compromiso y sobre todo conocimiento de sí mismo.19
Este comportamiento involucra capacidades para la buena planificación y autorregulación durante la actividad intelectual,20 aspectos esenciales de la gestión pedagógica definida como los pasos a seguir para acompañar y facilitar en los estudiantes el proceso de enseñanza-aprendizaje a fin de propiciar situaciones que favorezcan la elaboración de nuevos saberes y el desarrollo de los valores y las actividades previstas en el currículum.21
Tal como lo establece la teoría, el proceso de enseñanza implica una serie de habilidades, experiencias y destrezas, utiliza diversas técnicas y métodos didácticos impartidos por el docente con el fin de motivar, incentivar el aprendizaje dirigido y el autoaprendizaje basado en el análisis crítico, reflexivo, la creatividad en el estudiante, y que el mismo asuma protagonismo en la construcción del conocimiento, por ello es necesario el uso de metodologías didácticas activas y docente comprometidos.6
Referente a la dimensión evaluación, los estudiantes de maestría tuvieron una percepción medianamente favorable referidos a que los criterios de evaluación son dados a conocer desde el inicio, responde a las competencias planteadas en el sílabo, se realiza permanentemente y hace uso de diversas técnicas e instrumentos favorece la retroalimentación y a su vez es integral, objetiva e imparcial. La evaluación permite medir la calidad del proceso de enseñanza aprendizaje y la práctica docente que se inicia desde la planificación, su desarrollo y al finalizarla, donde intervienen estudiantes de maestría y docentes, con el fin de reflexionar y formular estrategias de mejora del proceso.
Resultados que coinciden con los de Remuzgo,6) quien encontró que la percepción de los egresados sobre la evaluación es buena, debido a que se realiza la evaluación de los docentes, la supervisión de las prácticas y los tipos de evaluación utilizada facilitan el aprendizaje del estudiante. Palomino7 señala que los estudiantes están de acuerdo con la evaluación, ya que guarda relación con el rendimiento académico en cuanto a conocimientos, habilidades, destrezas y relaciones interpersonales. Hortigüela y otros25 señalan que el alumnado tiene una percepción positiva hacia los procesos de evaluación formativa que regulan las asignaturas.
Sin embargo, difieren con los de Tessa,26 quien concluyó que la percepción de los estudiantes en la evaluación realizada cumple muy pocos con las características que debería tener una evaluación educativa formativa. Realizar las actividades educativas o ejecutarlas es saber hacer las actividades según el contexto, la heterogeneidad de la población estudiantil y la planificación, con el fin de lograr eficiencia y eficacia es decir la calidad educativa, a ello se incluyen los aspectos ético-morales del docente que orientan y otorgan sentido a saber y al hacer, en consecuencia, el enseñar no solo es procedimental es también teórico y actitudinal.21
Por lo antes mencionado es necesario que los profesores universitarios que participan en el posgrado realicen autoevaluación para mejorar los aspectos aún débiles y potenciar los favorables, todo ello en busca de la calidad educativa de la maestría.
En conclusión, predominaron los estudiantes de maestría con la percepción medianamente favorable sobre las tres dimensiones, (planificación, ejecución y evaluación) de la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje. En la dimensión planificación la percepción se orienta a las competencias establecidas que favorecen la formación integral del estudiante, delimitan y orientan los contenidos educativos, responden al plan de estudios, son pertinentes y claras, los contenidos educativos están organizados y secuenciales y guardan coherencia. En la dimensión ejecución predominó la percepción medianamente favorable sobre los siguientes aspectos: el docente demuestra competencia para la enseñanza en el posgrado, dominio del contenido temático, incentiva la revisión, el debate y la discusión de artículos científicos, la sesión de clase refleja preparación previa, el material didáctico permite profundizar el análisis temático, sin embargo se evidencia porcentaje significativo de desfavorable que los sílabos no se entregaran oportunamente al inicio del curso.
En cuanto a la dimensión evaluación está referida a: los criterios de evaluación son dados a conocer al inicio de las asignaturas, responde a las competencias establecidas en el sílabo, es permanente, integral, objetiva e imparcial, permite la retroalimentación y hace uso de diversas técnicas e instrumentos.
La calidad educativa a nivel superior no solo es un objetivo o propósito es un desafío académico y social en el cual se ve inmerso la buena planificación macro y microcurricular en la cual el docente asume un rol protagónico, ya que es el responsable de realizar la gestión pedagógica que consiste en acompañar y facilitar a los estudiantes el proceso de enseñanza aprendizaje para propiciar situaciones que favorecen la elaboración de nuevos saberes y el desarrollo de los valores y las actividades previstas en el nuevo currículum. Por lo que, al encontrar percepciones medianamente favorables, aun es necesario establecer mecanismos de retroalimentación que permitan mejorar y logar los estándares de calidad que se esperan.