Estimado editor:
El método etnográfico, como vía de investigación cualitativa en las ciencias de la salud, aún está poco explorado, debido a sus dificultades operativas.1 Por lo general, las enfermeras y otros investigadores se sienten incómodos durante la recolección, organización y análisis de datos, debido a la ausencia de una estructura sistemática, generalmente incorporada y practicada en el mundo académico.
De esta manera, en la etnografía no existe una vía delimitada para su planificación, desarrollo y análisis, sino elementos rectores que ayuden al investigador a acercarse e ingresar al campo, formas de observar, recolectar y organizar la información, de manera que sea posible comprensión e interpretación de los fenómenos estudiados.1
Por ello, pretendemos proponer caminos que puedan seguir los investigadores basados en la antropología del devenir. Tal abordaje teórico parte de la aceptación de las distintas formas en que se puede interpretar y reinterpretar la subjetividad humana, a través de la interfaz entre la contextualización del fenómeno con el escenario, la temporalidad, las relaciones socioculturales y políticas en vista de la particularidad del ser.2
De esta manera, el primer encuentro del investigador con el fenómeno puede comenzar con la inmersión y acercamiento del investigador en el territorio, a través de la técnica metodológica de observación participante. En este proceso de recolección, el tiempo es algo indefinido, lo que dependerá de la sensibilidad de la mirada y el enfoque del investigador con el (los) sujeto (s) y el contexto analizado.1
Como elementos desencadenantes, la observación participante puede orientar la creación de nodos problemáticos, que deben ser parte del diálogo con el (los) sujeto (s) de estudio. Estos datos se pueden registrar a través de notas en diarios de campo, imágenes fotográficas, grabaciones de video o audio, así como ilustraciones.1,2,3
Además, como los fenómenos son vividos, experimentados y reconstruidos en un tiempo continuo, la antropología del devenir busca identificar y dar sentido a las vivencias de lo dicho y lo tácito, que transforman al ser. Con ello, el estudio etnográfico desde la antropología del devenir solo se realizará mediante la elección de un marco teórico que pueda proporcionar la base para la interpretación y contextualización del ser en el mundo y del mundo en el ser.4
Por tanto, es fundamental desmitificar, entre los investigadores, los mitos sobre las barreras metodológicas, para que así se puedan correr riesgos en nuevas formas de hacer investigación.3 Es necesario permitir un diálogo con diferentes áreas de conocimiento, con académicos experimentados y nuevos, para que los estudios se vuelvan innovadores y no lo mismo.