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Pastos y Forrajes
versión impresa ISSN 0864-0394
Pastos y Forrajes v.30 n.1 Matanzas ene.-mar. 2007
ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN
Perspectiva sobre la valorización de los sistemas agrosilvopastoriles en la cuenca del Mediterráneo
A perspective on the valorization of agro-silvo-pastoral systems in the Mediterranean Basin
A. Pardini
University of Florence - DISAT
Piazzale delle Cascine 1850144, Firenze, Italy
E-mail: andrea.pardini@unifi.it
RESUMEN
Aunque la cuenca del Mediterráneo es la mayor área con clima mediterráneo, al menos otras cinco áreas del mundo comparten los mismos patrones de precipitación y temperatura en América, África y Australia. Debido a ello, muchos cultivos y opciones de manejo adoptados en dicha cuenca son importantes también en regiones de los otros continentes. Por el contrario, la larga historia de la civilización es una peculiaridad de la cuenca del Mediterráneo, donde los cambios lentos causados en la vegetación nativa han llevado a la integración de las actividades humanas sin alterarla. Los cambios graduales han conservado una gran parte de la diversidad biológica y han introducido plantas exóticas que ahora están bien integradas a la vegetación local. Además, la comprensión gradual de la naturaleza nativa ha desarrollado un enfoque de integración de las personas al medio ambiente natural y es parte de la herencia cultural del área. La cuenca mediterránea continúa siendo una región muy importante para el endemismo, que se refleja en el número de especies vegetales, el número de cultivos y razas ganaderas nativas. En consecuencia, diversidad es probablemente la palabra que mejor describe el mundo mediterráneo rural. Los sistemas tradicionales, como el nomadismo y la trashumancia, sobreviven junto a sistemas agropecuarios basados en las tecnologías más avanzadas; existen casos de modernización de las actividades tradicionales y otros de agricultura moderna que conserva las tradiciones. Se presentan algunos estudios de caso que se refieren a países de las costas norte, sur, oeste y este del mar Mediterráneo, para ejemplificar la variabilidad de los sistemas pastoriles o agrícolas, así como sistemas agrosilvopastoriles complejos e integrados. La diversidad fortalecida de algunos sistemas agrosilvopastoriles mediterráneos necesita un manejo complejo que, especialmente en áreas marginales, no puede ser económicamente competitivo con la agricultura y la ganadería intensivas. Sin embargo, la diversidad también proporciona una mayor sostenibilidad ecológica en comparación con los sistemas intensivos simples y es útil para conservar el medio ambiente natural. Finalmente, en la actualidad la diversidad puede convertirse en riqueza si se comienza el vínculo del mundo rural tradicional con los sectores modernos de la economía en algunos países del sur y el este, y se desarrolla más en el área mediterránea europea. Desde este punto de vista, se sugiere que el paso de los sistemas convencionales simples a sistemas más complejos que integran los pastos, los campos cultivados y los bosques, propicia la integración de los pueblos rurales con el desarrollo global.
Palabras clave: Sistemas agrosilvopascícolas
ABSTRACT
Although the Mediterranean Basin is the largest area with Mediterranean climate, at least other 5 areas of the world share the same patterns of rainfall and temperatures in America, Africa and Australia. Because of the common pattern of climate, many crops and management options adopted in the Mediterranean Basin become important also in regions of the other continents. On the contrary, the long history of civilization is a peculiarity of the Mediterranean Basin, where the slow changes caused to the native vegetation have led to integration of human activities without disruption of this vegetation. The gradual changes have conserved large biological diversity and actually introduced exotic plants that are now well integrated in the local vegetation. Moreover, the gradual understanding of the native nature has developed an approach of integration of people into the natural environment and it is now part of a cultural heritage in the area. The Mediterranean Basin remains a very important region for endemisms, number of plant species, number of native crops and native livestock breeds. As a consequence, diversity is probably the most appropriate word to describe the rural Mediterranean world. Traditional systems like nomadism and transhumance survive beside farm systems based on the most advanced technologies, there are cases of modernization of traditional activities and other cases of modern agriculture that conserves traditions. Some case studies referred to countries of the northern, southern, western and eastern shore of the Mediterranean sea are given to exemplify the variability of pastoral or agricultural systems, as well as complex and integrated agro-silvo-pastoral systems. The enhanced diversity of some Mediterranean agro-silvo-pastoral systems needs complex management that, especially in marginal areas, cannot be economically competitive with intensive agriculture and animal rearing. However diversity brings also more ecological sustainability in comparison to simple intensive systems and it is useful to conserve the natural environment. Finally, nowadays diversity can become richness if the link of traditional rural world with the modern sectors of economy is started in some of the southern and eastern countries and further developed in the European Mediterranean area. Under this point of view, the passage from simple conventional systems to more complex systems that integrate pasture, cropped fields and forest is suggested to develop the integration of the rural people within the global development.
Key words: Agro-silvo-pastoral systems
INTRODUCCIÓN
Bosquejo geográfico de la cuenca del Mediterráneo
Las fronteras de la cuenca del Mediterráneo pueden establecerse, sobre la base de la ecología agrícola, en las montañas norteñas que limitan la difusión del árbol de olivo, y en los desiertos del sur que limitan la supervivencia de la palma datilera (Talamucci y Chaulet, 1989).
Sin embargo, una definición más objetiva se ha basado en algunos parámetros del clima (Di Castri y Mooney, 1973): se considera que la frontera húmeda es 900 mm para la precipitación anual; la frontera árida se establece a 275 mm para las áreas costeras templadas y 300 mm para las áreas cálidas del interior. Las precipitaciones ocurren principalmente durante el invierno y el 65% de las precipitaciones anuales concentrado en los seis meses alrededor del invierno parece un límite razonable. Además, al menos la temperatura promedio de un mes de invierno debe ser menor que 15ºC, aunque la temperatura no debe estar por debajo de 0ºC durante más del 3% de las horas del año.
Si se acepta esta definición, el área con clima mediterráneo alrededor del mar Mediterráneo es de aproximadamente 138 000 ha. Al menos 85% tiene importancia para la agricultura, la forestería y la ganadería. El mismo clima se encuentra en otras partes del mundo que, obviamente, comparten algunos de los cultivos principales, las razas animales y las técnicas agrícolas con la cuenca del Mediterráneo (figura 1).
La población y los recursos
La población humana de la cuenca se ha duplicado en 40 años y es actualmente de 462 millones de personas (tabla 1). La población se ha incrementado en casi todos los países, especialmente en Europa oriental y el norte de África.
Durante el mismo período la población rural ha aumentado muy poco y, sobre todo, ha disminuido como porcentaje de la población total. La mayor reducción ocurrió en la parte europea y en las islas de Chipre y Malta, donde pasó de 40 a 28%. El movimiento de los campesinos hacia los pueblos ha sido menos notable en las regiones asiática y africana.
La estabilización del número de habitantes de Europa occidental se debe a las bajas tasas de natalidad y la fuerte migración desde el resto de la cuenca; al mismo tiempo, el crecimiento de la población en el Medio Oriente y el norte de África está limitado y oculto por las migraciones.
Las personas también se mueven dentro de los países desde las áreas rurales hacia los pueblos. Las comunidades buscan mayores ingresos y, principalmente, mejores condiciones sociales: disponibilidad de transporte, atención médica, sistemas educacionales organizados, diversificación de las relaciones humanas, trabajos más fáciles que permitan períodos de descanso (Pardini, Borneo y Angeloni, 2002a). En toda la cuenca del Mediterráneo hay abandono de las tierras agrícolas, los pastizales, las áreas no cultivadas y los bosques.
Uso de la tierra
Entre 1963 y 2003 el área cultivada de la cuenca aumentó de 16 a 20 millones de hectáreas; a la vez el área de bosques se incrementó de 77 a 88 millones de hectáreas (tabla 2). Sólo las áreas de pastizales y las áreas no cultivadas disminuyeron de 133 a 121 millones de hectáreas. Estos datos confirman la tendencia a abandonar las áreas marginales, explican el retorno de los bosques y señalan la recuperación de la tierra para los cultivos intensivos de alimentos, que son cada vez más necesarios para enfrentar las necesidades crecientes de las grandes ciudades. La tierra menos productiva es abandonada porque hay ingresos bajos, trabajos fuertes y condiciones sociales difíciles. La agricultura y la ganadería en estas áreas no pueden ser intensificadas; sin embargo, se basan en gran medida en los recursos naturales y producen alimentos de alta calidad; de hecho, la ganadería en pastos extensivos y en tierras no cultivadas es orgánica en grandes áreas de la cuenca. En el Mediterráneo europeo los productos pueden ser certificados como orgánicos y denominados típicos. La calidad de la carne y la leche está garantizada también por regulaciones que protegen el bienestar del ganado (EU Council Directive 98/58/EC, 1998).
Ganado
La cantidad de ganado ovino, bovino y caprino aumentó en casi 6 millones de cabezas en 40 años (tabla 3). En la actualidad, teniendo en cuenta solo las tres especies principales, el número promedio de cabezas por habitante es 0,54 en toda la cuenca mediterránea, con cifras menores en Europa occidental y el norte de África (0,51 y 0,47, respectivamente), pero debe considerarse que el norte de África tiene grandes desiertos en los cuales no puede vivir el ganado, y existe además un alto número de camellos. Las otras áreas tienen más cabezas de ganado por habitante con relación al promedio (0,63 en el Cercano y el Medio Oriente; 0,64 en Europa oriental y 0,65 en las islas independientes).
El ganado es tradicionalmente más importante para la condición social de las personas en los países áridos, aun cuando proporciona mayores ingresos en Europa. La difusión de las principales especies ganaderas difiere según la localización.
El ganado ovino y caprino es común entre los pueblos sedentarios y nómadas del norte de África y el Medio Oriente, porque su pequeño tamaño facilita la reducción del número de cabezas ante la sequía del verano y su incremento durante la siguiente estación buena. Este manejo oportunista de los rebaños es común incluso en las economías de autosubsistencia de las áreas tropicales, donde el ganado representa las reservas de alimento y un tipo de depósito bancario viviente.
En el clima muy árido de la costa sur estos rebaños se crían junto con los camellos (necesarios para las largas travesías de los nómadas) y las aves (útiles para obtener efectivo rápido y comida diaria). Sin embargo, los ovinos y caprinos también son comunes en la zona mediterránea de Europa. El número de cabezas de ovinos ha aumentado en toda la cuenca, pero esto ha sido equilibrado por la disminución del número de caprinos, relacionada con el daño excesivo que estos animales causan a la vegetación cuando pastorean sin control con altas cargas.
El número de bovinos es estable en la cuenca. El ganado vacuno tiene grandes necesidades de forraje y se adapta bien en la Europa occidental mediterránea, de clima templado, donde la disponibilidad de forraje es lo suficientemente confiable durante el año y este ganado puede suministrar producciones abundantes de carne y leche. Europa oriental es un importante polo secundario para los bovinos; en su región mediterránea fueron seleccionadas varias razas multipropósito, que se utilizaron también para el trabajo.
Estas razas fueron más seleccionadas y produjeron animales grandes y altos, adaptados a comer en pastizales fibrosos, áreas no cultivadas y bosques. La raza Chianina, seleccionada en Italia central, es seguramente la más representativa; por ser la raza más alta y grande en el mundo es importada en grandes cantidades en los Estados Unidos y cruzada frecuentemente en América Latina.
Historia y diversidad
El origen de la agricultura es incierto y quizás tuvo lugar casi contemporáneamente en varias partes del mundo. Reportes del Medio Oriente datan de hace 10 000 años (Heiser, 1973); desde entonces el pueblo mediterráneo tuvo un papel principal en el desarrollo agrícola. La agricultura fue introducida en el Mediterráneo occidental por los fenicios, los griegos y los cartagineses. Los romanos impusieron técnicas agrícolas que aún se utilizan. Los árabes introdujeron el riego y los sistemas intensivos de cultivo. Cada una de las civilizaciones antiguas seleccionó cultivos, mejoró el ganado y desarrolló técnicas agrícolas.
Los cambios en la vegetación nativa ocurrieron con lentitud, se introdujeron progresivamente nuevos cultivos y ganado, y los usos de la tierra cambiaron una y otra vez durante dos milenios; la integración de las culturas aún continúa. Todos estos cambios, incluyendo el impacto de las personas en el medio ambiente natural, duraron siglos, y la relación del hombre con la naturaleza es un hilo ininterrumpido que vincula el pasado con los tiempos actuales. Los cambios lentos originaron conocimientos tradicionales basados en la observación empírica, que con frecuencia aún es inexplorada por la ciencia moderna. Un ejemplo relacionado con el mundo rural es el enfoque biodinámico de la agricultura, que se enraíza en observaciones astronómicas y creencias astrológicas.
Esta historia de la cuenca del Mediterráneo es diferente en comparación con cualquier otra área geográfica donde la civilización moderna no ha tenido tiempo suficiente para desarrollar un conocimiento profundo de la naturaleza. Las civilizaciones antiguas de otras regiones fueron reemplazadas por la colonización rápida y no pudieron trasmitir sus conocimientos; el impacto de la agricultura moderna en el medio ambiente ocurrió abruptamente en pocos siglos; en consecuencia, la naturaleza nativa permanece desconocida en gran medida y su comprensión aún debe ser desarrollada. Debido a ello, la aceptación de los cambios radicales en la naturaleza y la confianza en el reemplazo por los medios modernos es más fuerte que entre los pueblos mediterráneos.
La diversidad presente en la cuenca y su integración ocupan actualmente un primer lugar a escala mundial. Desafortunadamente, la información disponible es fragmentaria o ha tenido que ser estimada a partir de datos agregados para áreas más extensas. Sin embargo, pueden presentarse algunos ejemplos.
Vegetación natural
Al menos 4 778 especies de plantas vasculares son endémicas de los países africanos y asiáticos del Mediterráneo, 3 500 son endémicas de Europa, con un estimado del 80% comprendido en la parte mediterránea (FAO, 1995a). Alrededor de 336 leguminosas forrajeras son endémicas de la cuenca del Mediterráneo; estas pertenecen principalmente a los géneros Onobrychis (68 especies), Ononis (43 especies), Trifolium (37 especies), Vicia (32 especies) (Abdelguerfi y Abdelguerfi-Laouar, 2004). Grandes pastizales de otras regiones mediterráneas del mundo se siembran con genotipos recogidos en la cuenca; por ejemplo, Australia occidental ha introducido el sistema de pastoreo a base de trébol y hierba en 20 millones de hectáreas, mediante la siembra de trébol subterráneo y alfalfa anual, recolectados en la cuenca.
Agricultura
Una lista de cultivos que se originan en la región mediterránea y en el oeste asiático incluye 35 cultivos fundamentales (FAO, 1995b). Estos comprenden cuatro cereales, cuatro legumbres, nueve vegetales, dos cultivos oleaginosos, ocho frutales, dos plantas fibrosas, tres forrajes comunes y tres especias. La diversidad genética presente es alta, incluso dentro de las especies; de hecho, muchos genotipos seleccionados en el pasado se adaptan bien a los ambientes peculiares y son preferidos y ampliamente utilizados en áreas marginales, donde los cultivares modernos tienen baja productividad y poca persistencia.
Ganado
Aunque se crían en grandes cantidades unas pocas razas de buen comportamiento en los países europeos, estas no se adaptan bien en los pastizales fibrosos. En consecuencia, se ha conservado una consistente variabilidad genética de ganado nativo en el Mediterráneo. Por ejemplo, Italia ha sido una cuna histórica de selección de ganado y actualmente existen 32 razas de ganado vacuno registradas, 17 de las cuales están en peligro y otras fueron seleccionadas pero se han perdido. También están registradas 53 razas de ovinos y 36 de caprinos (AIA, 2006). A partir de estos datos es posible comprender cuán importantes son las razas de ganado nativas en toda la cuenca del Mediterráneo.
Usos de la tierra
La variabilidad del clima, el suelo y la topografía ha interactuado con los cultivos nativos y ha originado un mosaico de usos de la tierra, donde se aprecian campos cultivados, huertos, pastizales, bosques, plantaciones de árboles, granjas aisladas, pequeñas aldeas y grandes ciudades. Esta variabilidad fragmenta el territorio y reduce, obviamente, la eficiencia de los sistemas agropecuarios; sin embargo, contribuye a la conservación de buenas condiciones ecológicas porque es más fácil limitar la erosión del suelo, es posible mantener un mayor número de especies animales y vegetales, y se limita la difusión de parásitos de plantas y malezas (Dinatale, Pardini y Argenti, 2005).
La integración de los recursos ha generado sistemas con diferentes niveles de complejidad que, en algunos casos, incluyen solo la agricultura o el pastoralismo, y en otros casos integran la agricultura, la crianza de animales y el manejo de bosques. Como los sistemas pastoriles se basan en la vegetación nativa y los recursos agrícolas, pueden utilizarse para dar una visión general de la variabilidad presente en el área del Mediterráneo.
Tipología de sistemas pastoriles
Un sistema pastoril es la combinación de recursos y técnicas, que tienen el objetivo de optimizar la productividad sostenible por un largo período (Hopkins y Hrabe, 2001; Pardini, 2005). Los sistemas surgen de la integración del medio ambiente y el manejo; por ejemplo, el clima árido ha dificultado el establecimiento y ha favorecido el nomadismo de los pueblos del sur; mientras que el clima templado del Mediterráneo europeo ha favorecido los sistemas sedentarios de agricultura y crianza de animales sobre la base de las reservas de forraje. Por consiguiente, los rebaños y las personas del sur siempre se están moviendo, los sistemas pastoriles comunes explotan la tierra sin mejorarla y las viviendas tradicionales son tiendas. Por el contrario, los pueblos de la costa norte han construido ciudades también en áreas rurales, donde los pastos están asociados con campos cultivados y bosques y los sistemas agropecuarios tienen como objetivo mejorar la productividad del suelo e incrementar la productividad de la vegetación.
Los sistemas pueden incluir uno o muchos recursos y técnicas de manejo, y la gran variabilidad resultante dificulta que se haga una clasificación abarcadora (Cereti y Talamucci, 1991; Pardini y Rossini, 1997; Mosquera, Riqueiro, Rois, Schuck y Van Brusselen, 2006). Si se considera que la variabilidad aumenta proporcionalmente al área de tierra, entonces es imposible obtener una clasificación exhaustiva de los sistemas pastoriles mediterráneos, que incluya todas las tipologías de sistemas nómadas, seminómadas y sedentarios utilizados en el mundo (Graupera, 1984), con la única excepción del cultivo migratorio.
Nomadismo pastoril. Está presente sólo en las zonas áridas del Medio Oriente y el norte de África, donde el largo verano seco y la ausencia de cultivos forrajeros obliga a mover los rebaños. Tradicionalmente toda la familia se mueve con el ganado, aunque en la actualidad muchos propietarios prefieren permanecer en los pueblos con la familia y dejar sus animales a los pastores especializados. El nomadismo está asociado con el manejo oportunista del ganado, que se basa en el sacrificio de una parte del rebaño al inicio del período seco para reducir las necesidades de forraje. Los animales sacrificados son, usualmente, ovejas o cabras, ya que su número puede aumentar con rapidez al inicio de la nueva estación lluviosa.
Larga trashumancia mediterránea (sistema seminómada). Tradicionalmente este era muy importante en la Europa mediterránea, donde los rebaños se movían hacia el norte durante el verano y regresaban en otoño; sin embargo, había un lugar establecido para la familia del pastor y para el ganado. La longitud de los senderos de los rebaños trashumantes era de más de 7 000 km en Italia y se mantuvo mayor que la red de carreteras hasta la Segunda Guerra Mundial; el sistema alcanzó importancia similar en Francia y España. Este ha perdido relevancia en la actualidad; sin embargo, aún se practica mediante camiones. En unas pocas áreas alpinas se asocia con la presencia de rebaños de servicio (Talamucci, Argenti, Pardini, Scarpelli y Stagliano, 1996), solicitados y pagados por las municipalidades para que pastoreen pastizales que de otra forma son abandonados, con perjuicio para la belleza del paisaje y la economía basada en el turismo.
Trashumancia corta (sistema semisedentario). Aún es común en la cuenca, donde el ganado se mueve desde los valles bajos hacia los pastizales verdes de las montañas durante el verano y regresa antes de la estación lluviosa. La distancia es corta y, tradicionalmente, el pastor se trasladaba solo, pero en la actualidad el período en las montañas se utiliza como un descanso para toda la familia. El principal problema de esta práctica es el largo tiempo de permanencia en áreas remotas, donde los teléfonos celulares no tienen conexión y los automóviles pueden demorar más de una hora en alcanzar las aldeas del valle. Hay pocas personas disponibles para este trabajo y, en consecuencia, Italia importa pastores estacionales del norte de África y Europa Oriental, quienes reciben salarios altos.
Sistemas sedentarios intensivos. Sobre la base de los pastos y los cultivos forrajeros cosechados y conservados como heno o ensilaje, Italia tiene importantes industrias de deshidratación. Los forrajes estivales anuales (maíz, sorgo, ballico italiano) y los forrajes de invierno (cebada, trigo, avena) son cultivados intensamente en áreas con buenas precipitaciones o donde se dispone de riego, y en la actualidad son para la cría de animales en los países europeos.
Sistemas silvopastoriles y agrosilvopastoriles. Son sistemas complejos que integran pastos, cultivos forrajeros y diferentes recursos, incluyendo la forestería y la agricultura (Nair, 1993). La integración puede ser dentro del recurso (por ejemplo, pasto asociado con árboles), dentro de la finca (ganado que pastorea rastrojos de cereales y en el bosque), o dentro de un territorio extenso (ejemplos asociados al nomadismo y la trashumancia). En cualquier caso, estos sistemas son los más adecuados para la integración de las actividades rurales tradicionales con los nuevos sectores económicos, como el turismo de finca y la caza.
La clasificación anterior es sólo descriptiva; una clasificación reciente es más funcional, al señalar algunas potencialidades de mejoramiento y diversificación de los sistemas (Pardini, 2005). Esta se basa en tipologías amplias y en el nivel de complejidad del sistema, según los diferentes tipos de recursos (tabla 4).
Las dificultades de manejo aumentan con la complejidad del sistema; además el costo es mayor y se reducen los ingresos inmediatos. Sin embargo, los sistemas complejos mantienen buenas condiciones ecológicas gracias a la alta biodiversidad; los ingresos anuales son más estables porque la diversidad de recursos equilibra las fluctuaciones del clima y los mercados. También mantienen la fertilidad del suelo y la productividad de la vegetación por largos períodos de tiempo. Por ejemplo, el pastoreo a base de trébol y hierba en Australia es un sistema simple convencional, basado en la rotación de cereales y pasto anual, muy eficiente y remunerativo en las condiciones locales; desafortunadamente, la difusión excesiva y el reemplazo del bosque nativo con pocos cultivos anuales han llevado a la salinización del suelo en millones de hectáreas (C.E.O., 1996) y los planes de acción que tienen como objetivo limitar los daños al territorio se concentran en la protección de los remanentes de bosque, la siembra de árboles y arbustos, y la difusión de los pastos perennes con mezclas de leguminosas y gramíneas perennes (C.E.O., 1996; Lefroy, Oldham y Costa, 1997; Poole, Turner y Young, 2002; Edmonds, 2004); esto significa que es necesario incrementar la variabilidad de los recursos y la complejidad del sistema agropecuario (Pardini, Gremigni, Longhi y Lombardi, 2001; Pardini, Gremigni y Pratesi, 2005).
Usualmente el paso de los sistemas convencionales simples a sistemas de complejidad media permite mejorar el comportamiento de los animales, ya que la disponibilidad de heno o ensilaje reduce los efectos negativos de la sequía y la dependencia del crecimiento estacional del forraje (tabla 5); el resultado es muy bueno cuando los forrajes pueden cultivarse con riego. Se sugiere el paso de sistemas de complejidad media a alta, hacia sistemas desarrollados que quieran alcanzar sostenibilidad y mantener buenas condiciones ecológicas; de hecho, la presencia de los bosques y las plantaciones de árboles mejora las condiciones ecológicas generales del territorio. El paso de sistemas convencionales a sistemas integrados es útil para vincular el lento desarrollo de las áreas rurales al crecimiento más rápido de la economía moderna; en realidad, los ingresos de la finca pueden ser diversificados y mejor integrados a los sectores modernos de la economía.
Algunos ejemplos de variabilidad en los sistemas pastoriles mediterráneos
En un estudio de caso que investigó 40 sistemas pastoriles, el número de diferentes recursos forrajeros presentes en un solo caso llegó hasta ocho, con un promedio de cinco (Argenti, Bianchetto, Lombardi, Sabatini y Stagliano, 1999). En ningún otro lugar existe tal diversificación como en la cuenca del Mediterráneo (Papanastasis y Mansat, 1996; Etienne, 1996): las tierras no cultivadas se encuentran en los países del sur y en las montañas de la costa norte; los pastos nativos y sembrados están presentes en todos los países; los forrajes son cultivados en áreas de abundantes precipitaciones o tierras irrigadas; los cereales que reciben lluvia son pastoreados después de la cosecha en el norte y el sur; los arbustos forrajeros son plantados especialmente en los países con fuerte sequía estival; las asociaciones de pastos y árboles son muy comunes en España y Portugal; el pastoreo en el bosque es tradicional en todos los países; los cortafuegos sembrados son pastoreados en Europa y las sendas de esquiar sembradas son pastoreadas durante el verano.
Las peculiaridades pastoriles, como el nomadismo superviviente y la trashumancia corta y larga, favorecen la valorización de los contrastes del territorio (Argenti, Talamucci, Stagliano y Gusmeroli, 1996; Ferchichi, 2000). A la vez hay una gran diversificación de pueblos, tradiciones, idiomas y culturas que aumentan el valor total de la cuenca del Mediterráneo y que, en una concepción relativamente moderna, han sido reconocidos como partes de la diversidad ambiental general (Salwasser, 1991; Gómez-Pompa y Kaus, 1992).
A continuación se presentan algunos ejemplos de sistemas agrosilvopastoriles, tomados de un reporte del equipo de trabajo FAO-CIHEAM sobre sistemas pastoriles mediterráneos (Argenti et al., 1999).
Un sistema convencional de baja complejidad
Se ha descrito un sistema convencional, con un nivel simple de complejidad, integrado por áreas no cultivadas y pastos nativos en el sur de Marruecos (figura 2). Un territorio extenso es pastoreado todo el año por ovinos, caprinos y camellos a la vez. La biomasa forrajera disponible es baja, debido a las escasas precipitaciones; la mayor parte de la producción se obtiene en el invierno gracias a las temperaturas frescas y algunas precipitaciones. La biomasa se conserva como heno en pie de especies anuales y se pastorea durante el final de la primavera y el inicio del verano.
Este sistema es extensivo, la carga animal es muy baja pero está por encima de la capacidad del pasto. La reducción oportunista del número de cabezas es necesaria antes del período seco. La productividad animal es baja, pero el manejo es muy barato y, en consecuencia, permite la valorización de una tierra marginal extensa. Los forrajes pudieran ser cultivados en algunas pequeñas áreas irrigadas y el sistema puede pasar de complejidad simple a media. Sin embargo, las mejores herramientas agronómicas no pueden incrementar la productividad animal lo suficiente para elevar la riqueza de los habitantes rurales locales hasta un nivel moderno. Las tradiciones y el estilo de vida natural se conservan y deben tenerse en consideración para planes futuros de desarrollo.
Un sistema convencional de complejidad media
Se ha descrito un sistema convencional de complejidad media para ovinos en el norte de Grecia (figura 3). Los pastizales o las áreas no cultivadas son pastoreados extensivamente por los animales durante todo el año. La biomasa disponible del pasto no es muy alta, debido al largo verano seco; la mayor parte de la producción se obtiene en la primavera y el otoño, cuando las temperaturas son templadas y a la vez hay precipitaciones. Los forrajes son cultivados en las fincas cuando los indicadores del clima son adecuados para el crecimiento de las plantas y las reservas están disponibles para alimentar el ganado durante el invierno y el verano; sin embargo, es necesario adquirir alguna cantidad de forraje en otras fincas.
Este sistema puede mejorarse a través del paso a una alta complejidad; por ejemplo, al añadirle bosque y plantaciones de árboles que proporcionen hojas verdes y sombra en el verano, protección de los vientos fríos en el invierno, y otros productos como madera o frutos.
Un sistema convencional de complejidad alta
Se ha descrito un sistema pastoril convencional y complejo en el centro de Portugal para el ganado bovino y ovino (figura 4). Los pastos nativos y sembrados son pastoreados durante casi 10 meses al año; además, algunos prados con riego, sembrados de especies perennes o anuales, aumentan la disponibilidad de forraje. Sin embargo, el ganado puede pastorear en el bosque todo el año. Aunque la disponibilidad de forraje dentro del sistema no es muy alta, los animales se observan con frecuencia entre los árboles, donde las temperaturas son más frescas que a campo abierto y hay menos viento en el invierno y más sombra en el verano.
La productividad de los prados regados es buena y mejora con el cultivo periódico del suelo, las nuevas siembras, la fertilización y el buen manejo. El ganado en el bosque contribuye a la protección del medio ambiente, ya que el pastoreo reduce la cantidad de biomasa seca, lo que limita el riesgo de incendios y la transmisión de las llamas a los arbustos y los árboles.
Este sistema ha alcanzado suficiente complejidad para integrarse a otros sectores económicos. El turismo de finca y la caza, así como la venta de alimentos típicos y de calidad en las fincas, pueden ser ejemplos de ello.
Un sistema integrado de complejidad muy alta
Se ha descrito un sistema integrado para el ganado ovino o bovino de carne en el centro de Italia (figura 5). El ganado pastorea desde el otoño hasta el final de la primavera en pastos sembrados (mezclas de gramíneas perennes y leguminosas anuales autorresembradas). Durante el verano los animales pastorean en pastizales secos, y encuentran sombra y forraje verde en bosques podados y cortafuegos sembrados. El sistema es extensivo, pero el manejo es muy barato. Puede incrementarse la productividad con forrajes regados, pero el manejo está dirigido a la integración con el turismo y obtiene mayor ventaja mediante la conservación de los pastos nativos. De hecho, los clientes realizan excursiones y paseos a caballo en los pastos y el bosque, y utilizan los cortafuegos como veredas de excursión dentro de la finca.
Las condiciones naturales de crianza proporcionan una alta calidad a los alimentos, que en muchas fincas están certificados como orgánicos y obtienen un consistente valor agregado en el mercado. Los alimentos son vendidos en la finca y también pueden comprarse a través de Internet. Los ingresos se basan en la agricultura y la cría de animales; sin embargo, provienen fundamentalmente de la integración con el turismo y no pudieran ser posibles sin un sistema agrosilvopastoril complejo.
Este sistema puede ser mejorado aun más mediante el cuidado de la belleza del paisaje, la divulgación de la calidad de los alimentos producidos y el desarrollo de mejores vínculos con los turistas, por ejemplo a través de la reservación en Internet de las visitas a la finca.
Perspectivas de los sistemas agrosilvopastoriles mediterráneos
Aunque pueden emplearse muchas herramientas agronómicas para aumentar la productividad de los sistemas analizados (Heady y Heady, 1982; Hodgson e Illius, 1996), la productividad primaria permanecerá baja si no están disponibles nuevos adelantos científicos y tecnologías (Leith y Whittaker, 1975). Se entiende que la producción de forrajes está perdiendo importancia al menos al norte del Mediterráneo, y las áreas marginales serán cada vez más importantes para la conservación de la belleza del terreno (Pardini, Mosquera y Riqueiro, 2002b) y la biodiversidad (Pardini, 2002; Pardini, 2005). La belleza del territorio puede utilizarse para desarrollar el turismo de finca y las industrias asociadas. La diversidad biológica es un banco viviente para apoyar nuevas industrias.
La complejidad de los sistemas agrosilvopastoriles es un límite para la eficiencia; sin embargo, también es una fuente importante de ingresos si se integra a la economía moderna. Desde este punto de vista existen algunos enfoques modernos para el desarrollo de las áreas rurales, estos incluyen: la producción de alimentos de calidad, el desarrollo de nuevas industrias de productos vegetales y el desarrollo de usos culturales del territorio. Finalmente, estas tres direcciones deben permitir el vínculo del manejo de los pastos con el resto de la economía (figura 6).
Alimentos de calidad
La baja conveniencia económica es un lado negativo de los sistemas agrosilvopastoriles complejos (AFPF, 1997). Sin embargo, los cultivos y los animales se desarrollan a través de métodos naturales y los alimentos son más saludables que los producidos de forma intensiva. Actualmente, muchos clientes son atraídos cada vez más por los alimentos sanos de los sistemas naturales que por los productos industriales baratos; su disposición a pagar más por la calidad puede balancear los mayores costos de producción (Papanastasis, 1999). La posibilidad de sostener el desarrollo de los sistemas agrosilvopastoriles mediante los alimentos de calidad, está vinculada con las acciones de certificación, comercialización y venta de alimentos, valorización de ecotipos y caza en las fincas.
Certificación, comercialización y venta. La calidad debe ser visible y el producto debe tener divulgación. Desafortunadamente, los alimentos de calidad son, en gran medida, sólo una idea pragmática en muchos países mediterráneos, porque los controles no siempre son eficientes e incluso no existen; por consiguiente, las certificaciones orgánicas no pueden ser otorgadas y la tipicidad no se da a conocer. Además, algunos países mediterráneos no tienen ninguna estrategia específica para la comercialización de los alimentos de calidad que deben recibir atención especial en los mercados. Además, son producidos en pequeñas fincas dispersas y el transporte hacia los mercados de las ciudades es difícil y costoso. La venta es favorecida por redes de empresas que comparten camiones y ofrecen venta en la finca con reservación a través de Internet; esto ya existe en Italia, pero tiene un desarrollo lento en otras partes del Mediterráneo.
Valorización de ecotipos. Los clientes a menudo se interesan en comer cultivos, carnes y quesos nativos que saben mejor que los alimentos industriales. Además, los cultivos y los animales nativos se adaptan al ambiente y pueden valorizar áreas marginales mucho mejor que los cultivares y las razas animales seleccionadas.
Caza en la finca. Los cazadores están dispuestos a pagar los animales que cazan en la finca a un precio diez veces mayor que el del carnicero. El gran valor agregado se debe no solo a la caza en sí misma, sino a la comprensión de la buena calidad del ganado criado en condiciones naturales (Collomb, Butifoker, Sieber, Jeangros y Bosset, 2002). Además, los cazadores utilizarán las instalaciones y los servicios de la finca y así contribuirán más a generar ingresos para los campesinos.
Desarrollo de nuevas industrias a partir de las plantas
En la actualidad, muchas plantas nativas están siendo investigadas y explotadas para desarrollar nuevas industrias; los posibles ingresos son altos y las ganancias pueden estar destinadas a la administración del territorio. Más del 4% de la tierra cultivable tiene ahora cultivos que no son para alimentos en la Unión Europea y esta área debe incrementarse (Mosca y Venturi, 2001). Las acciones que pueden sostener el manejo de la tierra a través de nuevas industrias vegetales incluyen: el desarrollo de plantas con fines medicinales y cosméticos, el desarrollo de cultivos para otras industrias y la valorización genética de plantas nativas .
Desarrollo de cultivos con fines medicinales y cosméticos. Muchos compuestos farmacéuticos se obtienen de plantas nativas del Mediterráneo. El trébol rojo se utiliza en los hospitales por su contenido de fitoestrógenos; el trébol subterráneo es estudiado para usos similares. El uso de aceites vegetales en productos cosméticos aumenta. Los alimentos saludables derivados de especies de plantas nativas están disponibles en los mercados y las tiendas de productos paramédicos. Los efectos saludables de la dieta mediterránea en comparación con las otras son reconocidos científicamente y bien conocidos en todas partes; por supuesto, esto favorece la comercialización de muchos productos tradicionales (Visioli y Galli, 1994; Antongiovanni, Rapaccini, Buccioni, Mele, Serra y Petacchi, 2005).
Desarrollo de otros cultivos industriales. La biomasa para combustible es, en nuestros días, un sector importante en la Unión Europea, que también está apuntando a los aceites renovables para producir energía y apoyar, al menos temporalmente, la producción de energía a partir de celdas de hidrógeno. La deshidratación de la alfalfa es una industria importante sobre la base de forrajes. Las plantas mediterráneas son útiles para producir materiales totalmente reciclables. Sin embargo, aún es necesario realizar muchas investigaciones científicas en esta área.
Valorización genética de plantas nativas. Tradicionalmente incluye la selección de plantas y animales nativos; los adelantos de la genética pueden valorizar genes aislados o grupos de genes. Las selecciones han proporcionado buenos cultivares, pero su comercialización es limitada porque los mercados locales son pequeños; sin embargo, la semilla puede producirse en el exterior a cambio de pago de patentes. Muchos genotipos útiles son nativos de la cuenca del Mediterráneo; a pesar de ello, algunas plantas han sido mejor explotadas en el extranjero y algunos ecotipos seleccionados en el exterior son vendidos a nuestros campesinos (Hughes y McLachlan, 2000; Norman, Ewing, Loi, Nutt y Sandral, 2000). Se necesita más investigación y planificación en este sector.
Desarrollo de usos culturales y recreativos del territorio
Los capitales y la tecnología son necesarios para conservar y restaurar las buenas condiciones de la vegetación. Desafortunadamente la urbanización se incrementará y la importancia económica de los pueblos crecerá en comparación con la de las áreas rurales. En el futuro, los capitales que son necesarios para el manejo de las áreas marginales pueden derivarse de los vínculos con sectores modernos de la economía. Estos vínculos pueden realizarse a través del desarrollo de: el turismo de finca y de naturaleza, las facilidades y servicios en las fincas y una mentalidad de cuidado de la tierra.
Desarrollo del turismo de finca y de naturaleza. Existe un creciente interés en visitar sitios naturales. Las personas de ciudad buscan estilos de vida tranquilos y naturales durante los fines de semana, y visitan fincas, reservas naturales y parques nacionales. Muchas fincas emplean páginas en Internet para promocionar los servicios disponibles y reservar las visitas. El turismo puede generar ingresos importantes en sitios de naturaleza; por ejemplo, las sendas para esquiar y los cortafuegos pastoreados por el ganado y utilizados para paseos a caballo (Talamucci, Pardini, Argenti y Stagliano, 1995; Argenti, Bianchetto, Sabatini y Stagliano, 2002; Caredda, Franco y Seddain, 2002). En el año 2006 Italia tenía 15 700 fincas de agroturismo; se estimaron para el mismo año 12 000 000 de visitas, con 410 000 000 de Euros de ingresos y 883 millones anuales de volumen de venta en las fincas (Agriturist, 2006), lo cual es aceptable si se considera que la agricultura europea se basa principalmente en los subsidios.
Desarrollo de facilidades y servicios en las fincas. Las investigaciones han revelado la disposición de los turistas de pagar más por servicios bien organizados y buena administración (Pardini et al., 2002b). Las facilidades como miradores, áreas de acampada, veredas equipadas, excursiones organizadas, paseos a caballo y servicios similares, generan importantes ingresos en otros países y pueden mejorarse en el Mediterráneo. Muchas personas ya se encuentran empleadas como guías naturalistas en países del norte y el sur, y su número puede aumentar con un mayor desarrollo del turismo local.
Desarrollo de la educación para el cuidado de la tierra. Los turistas disfrutan ver la naturaleza silvestre y las áreas de conservación bien preservadas. El desarrollo de una mentalidad de cuidado de la tierra debe ser favorecido por la educación que comience a partir del nivel escolar y pueda ser renovada y mejorada mediante visitas de los estudiantes a las fincas. Esta es una realidad en las fincas didácticas que, con frecuencia, están asociadas a sistemas agropecuarios orgánicos (Zavalloni y Zavalloni, 2001).
La tarea final: introducir las áreas rurales a la economía moderna
El desarrollo no ocurrirá en las áreas rurales marginales separado del resto de la economía (Lusigi, 1995). La planificación del uso de la tierra para la producción y la venta de alimentos de calidad, la innovación en las industrias de productos vegetales, la conservación de la belleza del paisaje,y los usos culturales y recreativos, deben estar incluidos dentro de la estrategia general del desarrollo económico nacional (Gómez-Sal, 1997). De hecho, los cambios en la economía general influyen en los usos del territorio a través de la disponibilidad de carreteras, áreas de acampada, hoteles, agencias de viaje y compañías de servicios.
Un desarrollo rápido de los múltiples usos del territorio no es posible si los servicios disponibles localmente no son promocionados y vinculados a una red de operadores. Este enfoque ya es muy común en los países desarrollados y debe intensificarse más en la cuenca del Mediterráneo. El vínculo con el resto de la economía impulsará las comunidades agropastoriles hacia una condición más dinámica, con la mente más abierta a los cambios; sin embargo, esto es posible a través de la conservación de las tradiciones (Perevolosky y Etienne, 1999).
Conclusiones
En la actualidad la agronomía no es capaz de incrementar suficientemente la productividad de la agricultura mediterránea, para elevar la riqueza de la mayoría de los habitantes rurales hasta niveles comparables con los de las áreas industrializadas. La migración de las personas hacia las ciudades y el abandono de las tierras continuarán, excepto si se considera algún enfoque moderno del problema.
Es necesaria la integración de los habitantes de las zonas rurales dentro de las economías nacionales y regionales, y la diversificación de la economía total de las áreas rurales. Los planes futuros de desarrollo rural deben estar dirigidos a conservar las tradiciones y unirlas a la modernidad. Esto es posible en la cuenca del Mediterráneo si se tiene en cuenta la diversidad biológica y la belleza del paisaje.
La conservación y valorización de la diversidad biológica es una prioridad mundial, especialmente con vista a usos futuros (Pardini y Scorzon, 2001; Pardini, Peduzzi, Stagliano, Pinzi, Angeli y Argenti, 2006). Un ejemplo proviene de algunos pastizales abandonados en los Alpes italianos, que son manejados actualmente con pastoreo mínimo. El número reducido de cabezas de ganado posibilita tener sólo la menor carga animal suficiente para conservar muchas plantas nativas que aún están sin explotar y posiblemente sean útiles para obtener compuestos orgánicos para industrias futuras (Natali, Pardini, Stagliano y Veneziano, 2005a; Natali, Stagliano, Tallarino y Pardini, 2005b). Se está trabajando en una base de datos de manejo de pastos cuya prioridad es la conservación de especies multipropósito en lugar de la producción de forrajes; dicha información aún no está disponible y prueba que la diversidad de los pastos necesita más estudios. Se entiende que los sistemas agrosilvopastoriles son la mejor organización de los recursos para conservar un alto número de especies.
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Recibido el 10 de julio del 2006
Aceptado el 20 de diciembre del 2006