SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.30 número2Evaluación participativa de pastos con criterios de pequeños y medianos productores ganaderos índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Pastos y Forrajes

versión impresa ISSN 0864-0394

Pastos y Forrajes v.30 n.2 Matanzas abr.-jun. 2007

 

ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN

El Desarrollo sostenible. Perspectivas y enfoques en una nueva época

 

Sustainable development. Perspectives and approaches in a new age

 

 

Taymer Miranda, A. Suset, Aida Cruz, Hilda Machado y Maybe Campos

Estación Experimental de Pastos y Forrajes "Indio Hatuey". Central España Republicana, CP 44280, Matanzas, Cuba

E-mail: miranda@indio.atenas.inf.cu


RESUMEN

El concepto de desarrollo construido en el mundo occidental estuvo basado en el paradigma mecanicista y racionalista desde una visión de dominio sobre la naturaleza, y dejaba a un lado el cuidado del medio ambiente. En este sentido, el paradigma ambiental exige ver al desarrollo como algo intrínseco a la propia esencia del medio ambiente. Esa visión conduce a actuar sobre cualquier esfera desde un enfoque en el que la naturaleza y el medio ambiente, se consideran como factores estratégicos del desarrollo (Anon, 2005). De hecho, la propuesta del `desarrollo sostenible', como su mismo nombre sugiere, es un intento de afrontar, de manera integrada, los desafíos de nuestra humanidad. La emergencia y el fortalecimiento de los esfuerzos hacia el desarrollo refuerzan el significado e importancia del sector agropecuario, la familia rural, su impacto en la seguridad alimentaria y su contribución a la conservación de la agrobiodiversidad y al manejo sostenible de los recursos naturales (Cruz, 2003). La búsqueda del desarrollo agrario en Cuba fue un proceso que tuvo sus inicios desde el mismo triunfo revolucionario, aunque los esquemas de desarrollo dejaban olvidada la naturaleza, el hombre, sus necesidades y su historia. La nueva visión holística comienza, por tanto, a influir todas las reflexiones en torno a las políticas y estrategias de desarrollo en nuestro país. La comprensión de este enfoque conduce a la interpretación de la compleja realidad y el reconocimiento del desarrollo como un proceso permeado de relaciones de interdependencia y complementariedad, en los que el respeto a la naturaleza, el conocimiento de sus límites, su historia y la participación en la construcción del futuro pasan a ser los elementos de mayor relevancia en busca de un legítimo proceso de desarrollo. El presente artículo trata acerca del desarrollo sostenible y sus relaciones con la naturaleza.

Palabras clave: Desarrollo, sector agrario


ABSTRACT

The concept of development constructed in the Western world was based on the mechanicist and rationalist paradigm, from a vision of dominance over nature, and let aside the protection of the environment. In this sense, the environmental paradigm demands to see development as something intrinsic to the essence of the environment. This vision leads to act over any field from an approach in which nature and the environment are
considered strategic factors of development (Anon, 2005). In fact, the proposal of ‘sustainable development’, as the name itself suggests, is an attempt to face, integrally, the challenges of our mankind. The emergence and strengthening of the efforts towards development enhance the meaning and importance of the livestock production sector, the rural family, its impact on food security and its contribution to the conservation of agricultural biodiversity and the sustainable management of natural resources (Cruz, 2003). The search of agricultural development in Cuba was a process that began since the triumph of the Revolution, although the development schemes neglected nature, man, their needs and history.
The new holistic vision begins, thus, to influence all the reflections regarding the policies and strategies of development in our country. The understanding of this approach leads to the interpretation of the complex reality and the recognition of development as a process permeated by relationships of interdependence and complementarity, in which the respect towards nature, the knowledge of its limits, its history and the participation in the construction of the future become the most relevant elements in search of an actual development process. This work deals with sustainable development and its relationships with nature.

 

Key words: Development, agricultural sector


Algunas reflexiones desde las Teorías del Desarrollo

El modelo de crecimiento elaborado por Smith y desarrollado por Malthus tenía un sustrato esencialmente agrarista. Consideraban, en esencia, todo proceso de crecimiento económico posible con el solo hecho de explotar la tierra, y aseguraban que mientras hubo tierras libres la humanidad pudo crecer sin ningún límite (Ocampo, 2001). Los individuos podían así obtener con su trabajo el producto suficiente para su subsistencia y para el mantenimiento de su familia.

Cuando todas las tierras productivas fueron ocupadas, el desarrollo evidenció sus primeras limitaciones. La naturaleza comenzó a poner límites a la actividad humana, la ley de los rendimientos decrecientes empezó a actuar y la productividad del trabajo a disminuir.

El crecimiento industrial de la segunda mitad del siglo XVIII exigía una nueva explicación. El modelo elaborado por Ricardo y Marx1, incluyó el capital como el principal factor del crecimiento económico. La propuesta presentaba muchas similitudes con el anterior, pues consideraba el desarrollo como un proceso limitado, solo que esta vez por el número de trabajadores.

La acumulación del capital hace que aumente la cantidad de capital existente por trabajador. La escasez creciente de trabajadores propicia que aumente el salario real que perciben y que disminuya la productividad del capital. La tasa de beneficios disminuye de forma continua hasta que se hace nula y se detiene la acumulación. Se llega así, de nuevo, a un estado estacionario.

Ello condujo entonces a la elaboración de nuevas teorías que justificaran estos procesos y aparecen varias tendencias, como las teorías ortodoxas o teorías de la modernización, las cuales tienen como sustrato ideológico que, bajo diversas formas hacia el desarrollo, existe "un camino unilineal de desarrollo en el cual el capitalismo industrializado, al que denominan sociedad moderna, es el destino de todas las sociedades, y el análisis del proceso de desarrollo se da a partir del contraste entre la sociedad moderna y las sociedades no modernas, a las que denominan tradicionales" (Bell, 2000).

"En términos económicos, el paradigma de la modernización enfatiza el crecimiento económico como base de la industrialización; la formación de capital resultante de una alta tasa de inversión; el papel del comercio internacional y la inversión extranjera como factores del proceso de modernización. Desde el punto de vista político propagaban la formación de instituciones nacionales bajo la égida de un Estado bajo el control de élites modernizantes, capaces de promover un eficiente aparato jurídico, administrativo y burocrático como instrumentos para desarticular las estructuras tradicionales y permitir la construcción de una identidad nacional y el funcionamiento de la democracia representativa burguesa" (Bell, 2000).

Según plantean numerosos autores, las sociedades inmersas en la modernización atraviesan distintas etapas: la sociedad tradicional, las condiciones previas al despegue, el despegue, la marcha hacia la madurez y la era del alto consumo de masas.

En el afán de dar explicación a las complejas relaciones que se daban en el contexto de América Latina, surgen las teorías heterodoxas del desarrollo o teorías de la dependencia. Estas surgieron en los años sesenta, impulsadas por el economista argentino Raúl Prebish y la CEPAL. Inicialmente se dirigieron al entorno latinoamericano, asociándolo al concepto de desarrollo desigual y combinado.

La piedra angular de la teoría de la CEPAL es el paradigma centro-periferia para explicar la naturaleza desigual del sistema capitalista mundial. Esta es la base de sus concepciones y, a partir de su visión de la dinámica de las relaciones entre ambos polos del sistema, articula su propuesta de desarrollo. Para la CEPAL, el centro y la periferia forman parte de un único sistema con funciones específicas a partir de las estructuras productivas de cada uno de ellos. Estas estructuras tienen sus particularidades, que determinan las funciones de cada parte del sistema dentro de la división internacional del trabajo. El centro exporta una gama muy amplia de bienes, especialmente productos manufacturados, que intercambia por alimentos y materias primas de la periferia (Bell, 2000).

A criterios de Ocampo (2001), la dependencia económica es una situación en la cual la producción y la riqueza de algunos países están condicionadas por el desarrollo y los escenarios coyunturales de otros países a los cuales quedan sometidas.

Desarrollo sostenible

En 1987 la Comisión Bruntland -comisión independiente creada a solicitud del Secretario General de la ONU en 1983-, presentó un informe titulado "Nuestro futuro común", el que tenía como temática central la idea del desarrollo sostenible y la necesidad de integrar medio ambiente y desarrollo.

Hasta entonces estos estudios sobre el problema del crecimiento económico corroboraron que la naturaleza es limitada en su elasticidad y en su extensión, y que tiene una capacidad de carga que no se puede rebasar.

Esta misma mirada epistemológica es necesario realizarla al analizar los problemas de la interrelación del medio ambiente con los procesos de desarrollo. El concepto de desarrollo construido en el mundo occidental estaba basado en el paradigma mecanicista y racionalista, desde una visión de dominio sobre la naturaleza, y dejaba a un lado el cuidado del medio ambiente, pues proponía su uso como objeto de explotación sin límites. La construcción de un nuevo paradigma exigía un cambio radical en el pensamiento y las actitudes de los seres humanos.

En este sentido, el paradigma ambiental exige ver al desarrollo como algo intrínseco a la propia esencia del medio ambiente. Esa visión conduce a actuar sobre cualquier esfera económica y social, desde un enfoque en el que la naturaleza y el medio ambiente se consideran como factores estratégicos del desarrollo (Anon, 2005).

De hecho, la propuesta del `desarrollo sostenible', como su mismo nombre sugiere, es un intento de afrontar, de manera integrada, un doble desafío de nuestra humanidad: por un lado, la situación de pobreza en que vive una gran mayoría de la población de nuestro planeta; por otro, los retos planteados por los problemas medioambientales.

El concepto de desarrollo sostenible concibe el desarrollo como un proceso armónico, donde la explotación de los recursos, la dirección de las inversiones, la orientación del cambio tecnológico y las transformaciones institucionales deben corresponderse con las necesidades de las generaciones presentes y futuras. Así, se presenta el desarrollo como un proceso que requiere un progreso global, tanto en materia económica y social como en los órdenes ambiental y humano (Pichs, 2002).

Según Dourojeanni (2000), el desarrollo sostenible tiene tres objetivos fundamentales: el crecimiento económico, la equidad (social, económica y ambiental) y la sostenibilidad ambiental.

Este concepto emerge como un nuevo paradigma que parte de una visión holística del mundo y que propone un modelo de desarrollo desde otra mirada. La novedad, la complejidad y la importancia del tema promovieron muchas dudas y preocupaciones; por ello, desde su génesis hasta la actualidad mucho se ha hablado y estudiado sobre el tema (Cruz, 2003).

De Camino y Muller (1993) elaboraron un resumen a partir de los conceptos de sostenibilidad defendidos por varios autores, en el que se contempla las dimensiones ecológica, económica y social. Consideran que un ecosistema es sostenible ecológicamente cuando, bajo uso, mantiene a través del tiempo las características fundamentales en cuanto a componentes e interacciones en forma indefinida; sostenible económicamente, cuando este produzca una rentabilidad razonable y estable a través del tiempo a quien lo maneje; y desde el punto de vista social, explican que un sistema será sostenible cuando el manejo y la organización de este sean compatibles con los valores culturales y éticos del grupo involucrado.

Según Souza (2001), la sostenibilidad implica ir más allá de la racionalidad instrumental y económica para subordinarlas a la racionalidad comunicativa. Bajo la racionalidad instrumental, los problemas complejos se reducen a una dimensión técnica, de manera que las soluciones técnicas eficientes los puedan resolver; por su parte, la racionalidad económica reduce los problemas complejos a requerimientos de abastecimiento-demanda, de manera que las soluciones relacionadas con el mercado competitivo los puedan resolver. Se asume que en el mundo, como una red de relaciones entre todas las formas de vida, la racionalidad comunicativa convierte los problemas complejos en problemas antropogénicos que emergen de la interacción humana.

De ello se infiere que si la sostenibilidad es una propiedad emergente de la interacción humana, las soluciones sostenibles surgirán únicamente a través del aprendizaje social, en un proceso interactivo por medio del cual los actores claves de dicho proceso de desarrollo se comprometen a llevar adelante acciones concertadas.

Casares y Arca (2002) plantearon que la sostenibilidad se configura como el marco necesario para el desarrollo humano y constituye un paso adelante en el enfoque del medio ambiente y su problemática, incorporando a la visión tradicional del medio natural las variables del medio humano y haciendo especial hincapié en su organización institucional, económica y social.

Por su parte, Dürr (1999) señaló que la sostenibilidad o sustentabilidad requiere algo más que garantizar el status quo, la materia esencial de nuestro ecosistema incluido el hombre. Esta tiene que garantizar el potencial reproductor y la capacidad de supervivencia a largo plazo; además de ello, tiene que abarcar la preservación de la vitalidad, la capacidad no solo de reproducción, sino de producir, de crear nuevas formas para desarrollarla. El potencial creador y productivo de la naturaleza en sus rasgos característicos sobre la tierra, está estrechamente ligado a un sutil y dinámico equilibrio de fuerzas y sus antagonismos.

Souza, Cheaz y Calderón. (2000) también afirman que no habrá desarrollo sostenible sin instituciones sostenibles, lo cual sustentan a partir de que el desarrollo sostenible no será posible sin la existencia de una matriz institucional, con las condiciones necesarias y suficientes para implementar -de forma consistente- los planes, programas y proyectos de desarrollo sostenibles propuestos en el contexto del modelo de desarrollo.

Muchas y variadas son las perspectivas de análisis en torno a este suceso denominado desarrollo sostenible, que a lo largo de los años ha ganado muchos detractores que buscan incansablemente destruirlo; otros, los aliados, luchan por un desarrollo integral y de mayor justicia social en un mundo mejor, optando por investigar y profundizar desde una perspectiva holística, el entramado de dimensiones e interrelaciones que encierran el desarrollo sostenible (Cruz, 2003).

Diferentes dimensiones del desarrollo sostenible. Su visión integradora

Las características de la nueva época no están totalmente claras y sus implicaciones no están aún consolidadas. Sin embargo algunos de sus elementos están moldeando la realidad actual. Ocampo (2001) y Souza (2002), por ejemplo, plantean que existen diferentes dimensiones que, desde esta perspectiva de la sostenibilidad, no pueden ser obviadas en el análisis de un modelo de desarrollo:

1. Satisfacer las necesidades humanas básicas. Esto se enfoca directamente hacia lo alimentario, para evitar el hambre y la desnutrición. De esta forma, se garantizará la «durabilidad de la especie humana», que de no ser así se estará poniendo como un resultado no deseado al desarrollo.

2. Lograr un crecimiento económico constante. Ello se considera una condición necesaria, pero no suficiente. En esto se persigue que la economía brinde una cantidad de bienes y servicios para atender a una creciente población. Lo deseable siempre es que el crecimiento económico sea igual o superior al demográfico, con lo cual se puede mejorar su capacidad productiva, así como el potencial de recursos humanos y tecnológicos.

3. Mejorar la calidad del crecimiento económico. En especial, las posibilidades de tener un acceso equitativo a los recursos naturales y al beneficio del crecimiento, en términos de mejor distribución de la renta, beneficios sociales y protección del ambiente o su incremento.

4. Atender a los aspectos demográficos. En especial, reducir las altas tasas de crecimiento poblacional hacia uno mesurado que permita aumentar la disponibilidad de recursos y su aprovechamiento por todos, y evitar la concentración poblacional.

5. Seleccionar opciones tecnológicas adecuadas. Esto se debe a los problemas que crea la transferencia tecnológica, básica para el desarrollo sustentable de los países en desarrollo, pero que tiene un fuerte impacto en el ambiente. Ello debe estimular la investigación y la capacidad técnica para lograr tecnologías sustitutivas, mejorar los procesos tradicionales y culturales, y adaptar las importadas.

6. Aprovechar, conservar y restaurar los recursos naturales. Se debe evitar la degradación de los recursos, proteger la capacidad límite de la naturaleza, favorecer la restauración y evitar los efectos adversos sobre la calidad del aire, el agua y la tierra, con el fin de perpetuar la oferta ambiental de los ecosistemas.

A todo lo anterior se adiciona la dimensión humana del desarrollo como una perspectiva completamente nueva, una manera revolucionaria de redefinir nuestro acercamiento convencional al desarrollo. Más que residuos del desarrollo, los seres humanos finalmente podrán convertirse en su principal objeto y sujeto, no una olvidada abstracción económica sino una viviente realidad operativa, no víctimas indefensas o esclavas de los mismos procesos de desarrollo, sino en sus amos.

Formas de abordar el desarrollo sostenible en la sociedad actual

Lo anteriormente expuesto exige el uso de nuevas fórmulas y enfoques para el análisis de los problemas que limitan el desarrollo, así como para la planificación de estrategias, considerando, además, los límites de los recursos naturales. De ahí que la elaboración de cualquier estrategia de desarrollo, incluso de orden nacional, requiere conocer a nivel comunitario las características del contexto, sus necesidades, preferencias, potencialidades, los recursos materiales disponibles y la situación de sus recursos naturales. Evidentemente ello implicaría el uso del espacio físico, la gestión económica y la valorización de la iniciativa comunitaria como elementos sustantivos del desarrollo a nivel local (Suset, 2004).

Se abre así una nueva perspectiva en el contexto de las características de la sociedad: el desarrollo sostenible a nivel local, el cual tiene como objetivo la potenciación del uso participativo y multisectorial de la tecnología, las comunicaciones y la información, que le permitan ampliar sus posibilidades de adquirir nuevos conocimientos y proyectarse mejor, en función de mejorar la calidad de vida de sus habitantes, como un esfuerzo integrado y articulado al país, a la región y al mundo (Anon, 1999).

Al considerar la complejidad de la situación, uno de los desafíos más dramáticos que debe enfrentar la humanidad es la concentración de más del 50% de la población en zonas urbanas, con la consiguiente despoblación de las zonas rurales, que atenta contra la producción de alimentos, la seguridad alimentaria y la soberanía nacional. Es por ello que, durante los últimos años del siglo XX, comenzó a gestarse una tendencia hacia el análisis de lo local, perspectiva que surge como consecuencia de la inviabilidad de las diferentes estrategias de desarrollo efectuadas y como alternativa para lograr una mayor efectividad y la sostenibilidad en las transformaciones que se implementan (Suset, 2004).

Esto, unido a la emergencia y el fortalecimiento de los esfuerzos hacia el desarrollo, refuerza el significado e importancia del sector agropecuario, la familia rural, su impacto sobre la seguridad alimentaria y su contribución a la conservación de la agrobiodiversidad y al manejo sostenible de los recursos naturales. Ello presupone profundas transformaciones en el modo de relacionarnos con la naturaleza y entre nosotros, de manera que se garantice un desarrollo justo y equitativo de la sociedad, dentro de límites ecológicos (Cruz, 2003).

El desarrollo agropecuario sostenible está fuertemente vinculado a la interpretación que se haga del ecosistema sobre el cual crece y a la aplicación consecuente de los conceptos adecuados en su manejo, ya que de las condiciones del ecosistema depende su capacidad de carga (población por impacto per cápita) y producción. Un agroecosistema está constituido por componentes que tienen que ver con las tecnologías que se emplean en su manejo, los recursos naturales y su situación, y los aspectos socioeconómicos que se relacionan con la cultura, las costumbres y las tradiciones de los humanos que toman decisiones sobre el manejo de estos, y además, sobre los productos agrícolas que serán obtenidos, lo cual tiene que ver con la seguridad alimentaria de la población local.

Para que el desarrollo agropecuario sea compatible con la sostenibilidad se deben cumplir metas esenciales (Miranda, 2006), tales como:

· El empleo y la generación de ingresos dentro del área rural.

· La seguridad alimentaria.

· La conservación de los recursos naturales.

El estudio de los sistemas agrarios apunta hacia el análisis de los vínculos existentes, de sus respectivos componentes y de su funcionamiento. Este análisis requiere de un enfoque histórico de los sistemas de producción, que dilucide la evolución social, económica, tecnológica y cultural de las transformaciones humanas y espaciales del paisaje agrario.

Ello remite a un enfoque global que, metodológicamente, descompone la realidad en diferentes niveles, para luego estudiarla de manera interrelacionada y multidisciplinaria, donde el espíritu lógico y la rigurosidad científica coadyuvan la configuración de una interpretación de los fenómenos (Mora, 1996). Estos enfoques metodológicamente globales e integradores han de ser, además, necesariamente participativos.

La metodología participativa agrupa las formas en que se interrelacionan la teoría y la práctica, la acción y la participación. Con ella se obtienen las suficientes evidencias empíricas para garantizar la validez científica de la investigación, y asume como premisa que todo el proceso debe ser realizado por los miembros del grupo o colectivo afectado, lo que significa que todo análisis o decisión es producto o resultado del consenso entre ellos.

El caso de Cuba. Algunas reflexiones

La búsqueda del desarrollo agrario en Cuba fue un proceso que tuvo sus inicios desde el mismo triunfo revolucionario, cuyos objetivos privilegiaban el desarrollo de la persona, presentando una etapa intensiva que se inició en los años sesenta con la Reforma Agraria y la reorganización del proceso productivo, acompañado de programas de educación, salud e infraestructura que modificaron la vida en el campo en las diferentes dimensiones del desarrollo; así mismo, la nacionalización de la tierra sentó las bases para el desarrollo de las fuerzas productivas de la agricultura.

Sin embargo, a finales de los años ochenta un nuevo escenario internacional que venía conformándose, signado por los llamados procesos de reforma en los países del este europeo, hizo eclosión en 1990 con el derrumbe sucesivo de los regímenes de tipo socialista existentes en la región, y en particular con la desintegración de la Unión Soviética como Estado multinacional y gran potencia. Este derrumbe y la desaparición de las alianzas políticas, económicas y militares que definían el llamado campo socialista europeo, dieron lugar a un nuevo e inestable orden internacional, basado en un mercado mundial dominado por relaciones capitalistas de producción, en la concertación entre grandes potencias y en la hegemonía militar de Estados Unidos. El impacto de este acontecimiento en la Revolución Cubana fue particularmente grave (Valdés, 1997) e hizo aflorar las ineficiencias internas para generar un sistema económico independiente (Hernández, 2006) y sostenible.

A partir de 1989 el deterioro de la economía cubana se convirtió en un hecho tan contundente que puso en duda la pertinencia del modelo económico de gobernabilidad institucionalizado. En un período de cuatro años la economía entró en caída libre: el producto social global decreció en un 45%, el PIB en un 35%, las exportaciones en más de cuatro mil millones de dólares y las importaciones en poco más de seis mil millones. Además se experimentó un proceso de descapitalización que condujo a la paralización de segmentos importantes de la industria nacional, entre ellos el azúcar (Hernández, 2006).

La nación cubana, eminentemente agrícola, con cultura de monocultivo, agroexportadora y acomodada a las bondades del CAME, no tuvo otra opción que buscar nuevas vías o modos de subsistencia y desarrollo. Se requerían reformas que rompiesen con los modelos de desarrollo que habían servido de guía durante más de treinta años (Miranda, Machado, González, Cruz y Suset, 2002).

El modelo de desarrollo agrícola adoptado por la agricultura cubana era proyectado para ser eficiente a corto plazo, sin considerar que las transformaciones podían hacerlo insostenible a mediano y largo plazo. La búsqueda de la rentabilidad de las explotaciones hacía peligrar la capacidad de los ecosistemas.

Antes que fueran comprendidos estos nuevos enfoques del desarrollo, en la rama agropecuaria se diseñaron modelos que nada tenían que ver con la medida de cada lugar o región. Se construían esquemas de desarrollo que dejaban olvidada la naturaleza, el hombre, sus necesidades y su historia.

La nueva visión holística comienza, por tanto, a influir todas las reflexiones en torno a las políticas y estrategias de desarrollo en nuestro país. La comprensión de este enfoque conduce a la interpretación de la compleja realidad y el reconocimiento del desarrollo como un proceso permeado de relaciones de interdependencia y complementariedad, en los que el respeto a la naturaleza, el conocimiento de sus límites, su historia y la participación en la construcción del futuro, pasan a ser los elementos de mayor relevancia en busca de un legítimo proceso de desarrollo.

No obstante a que en los círculos académicos y en las altas esferas del gobierno existe la comprensión bastante generalizada sobre estos fenómenos, todavía queda mucho por hacer a los decisores locales e intermedios, así como en los organismos importantes para el desarrollo agrario y rural, como los Ministerios de la Agricultura, del Azúcar y de la Industria Alimenticia, que forman parte importante de la cadena productiva de los alimentos, pero tienen pendientes muchas decisiones relacionadas con la elaboración e implementación de políticas apropiadas, que permitan iniciar el uso de las extensiones de tierra ociosa en este momento y estimulen la producción con tecnologías sostenibles.

Conclusiones

El uso de nuevas fórmulas y enfoques para el análisis de los problemas, así como para la planificación de estrategias, considerando los límites de los recursos naturales y la necesidad del conocimiento de la problemática comunitaria, constituyen las nuevas exigencias en la elaboración y ejecución de propuestas de desarrollo e intervención en el contexto actual. De ahí que la elaboración de cualquier estrategia de desarrollo, incluso de orden nacional, requiere conocer a nivel comunitario sus características, necesidades, preferencias, potencialidades, los recursos materiales disponibles y la situación de sus recursos naturales. Evidentemente, ello implicaría el uso del espacio físico, la gestión económica y la valorización de la iniciativa comunitaria como elementos sustantivos del desarrollo a nivel local.

La búsqueda del desarrollo, en especial en el sector agrario por su relevancia en los momentos actuales, requiere un estudio de estos sistemas que necesariamente tiene que estar dirigido hacia el análisis de los vínculos existentes entre sus respectivos componentes y su funcionamiento, siempre desde la perspectiva de la sostenibilidad, para lo cual se requieren políticas adecuadas y contextualizadas.

REFERECIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Anon. Conectándonos al futuro de El Salvador. Estrategia para la creación de una sociedad de aprendizaje. San Salvador. [En línea]. Disponible en: http://www.conectando.org.sv/Estrategia, 1999.

2. Anon. Seminario-Taller "Ambiente y desarrollo. La incorporación de la sostenibilidad ambiental al desarrollo rural". [En línea]. Disponible en: http://www.medioambiente.cu [Consulta: Enero 2006] 2005.

3. Bell, J. Cuba. Perspectivas de desarrollo en el contexto de la globalización. Tesis Doctoral. Programa FLACSO. Universidad de La Habana. La Habana, Cuba. 164 p. 2000.

4. Camino, R. de &  Muller, S. Sostenibilidad de la agricultura y los recursos naturales; bases para establecer indicadores. GTZ/IICA. IICA. Serie 38. Documentos de Programas. San José, Costa Rica. 133 p. 1993.

5. Casares, J. &  Arca, J.C. Gestión estratégica de la sostenibilidad en el ámbito local: la Agenda 21 local. Revista Gallega de Economía. 11 (2): 1. 2002.  

6. Cruz, Aida. I. Propuesta metodológica para la evaluación de la pertinencia de la planificación estratégica. El caso de la EEPF "Indio Hatuey" Tesis en opción al título de Maestro en Ciencias. Universidad de Matanzas «Camilo Cienfuegos». Matanzas, Cuba. 86 p. 2003.

7. Dourojeanni, A. Procedimientos de gestión para el desarrollo sustentable. CEPAL. División de Recursos Naturales e Infraestructura. Serie Manuales, No. 10. Santiago de Chile, Chile. 2000.

8. Dürr, Visión de un mundo sustentable equitativo y apto para vivir. En: Cuba Verde. En busca de un modelo para la sustentabilidad en el siglo XXI. Editorial José Martí. La Habana, Cuba. p. 29. 1999.

9. Hernández, Aymara. Reformas descentralizadoras cubanas de los años noventa. Diseño, implementación y resultados. En: Sociedad cubana hoy. Ensayos de Sociología joven. Editorial Ciencias Sociales. La Habana, Cuba. p. 45. 2006.

10. Miranda, Taymer. "Evaluación de sostenibilidad. Estudio de caso en una UBPC ganadera de la provincia Matanzas". Tesis en opción al título de Maestro en Gestión y desarrollo de cooperativa. Programa FLACSO. Universidad de La Habana. La Habana, Cuba. 76 p. 2006.

11. Miranda, Taymer; Machado, Hilda; González, Leybiz; Cruz, Aida I. &  Suset, A. Algunas consideraciones sobre la autonomía de gestión: elemento deficitario en entidades productivas de un territorio. Pastos y Forraje. 25 (4): 323. 2002.

12. Mora, H. El Enfoque sistémico en la extensión agrícola costarricense. Departamento de Desarrollo Sostenible. Universidad Nacional de Heredia, Costa Rica. 1996.

13. Ocampo, J.A. Raul Prebisch y la Agenda del Desarrollo en los Albores del Siglo XXI. Discurso pronunciado por el Secretario Ejecutivo de la CEPAL en el Seminario «La teoría del desarrollo en los albores del siglo XXI». Santiago de Chile, Chile. 2001.

14. Pichs, R. Los retos del desarrollo sostenible en América Latina. [En línea]. Disponible en: http://www.redem.buap.mx/ramon.htm. [Consulta: Julio 2005] 2002.

15. Souza, J. La dimensión institucional del desarrollo sostenible: de las reglas de la vulnerabilidad a las reglas de sostenibilidad en el contexto de cambio de época. Editorial Quipus-CIESPAL. Quito, Ecuador. 105 p. 2001.

16. Souza, J. Tecnociencia, educación y sociedad. Escenario y desafío en el contexto del cambio de época. ISNAR. Quito, Ecuador. 40 p. 2002.

17. Souza, J; Cheaz, J. &  Calderón, J. La Cuestión institucional: de la vulnerabilidad a la sostenibilidad institucional en el contexto del cambio de época. Proyecto ISNAR "Nuevo Paradigma". San José, Costa Rica. 2000.

18. Suset, A. La relación comunidad-entidad productiva ganadera y su incidencia en el desarrollo local. Estudio de caso en Palma Sola y Kindelán. Tesis en opción al título de Maestro en Ciencias Sociales. Colegio de Postgraduados, México. 166 p. 2004.

19. Valdés, J. Procesos agrarios en Cuba 1959-1995. Editorial Ciencias Sociales. La Habana, Cuba. 252 p. 1997.

Recibido el 25 de marzo del 2007
Aprobado el 14 de abril del 2007.

 

1 Carlos Marx. El Capital.1876