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Pastos y Forrajes

versión impresa ISSN 0864-0394

Pastos y Forrajes v.32 n.1 Matanzas ene.-mar. 2009

 

ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN

Tithonia diversifolia (Hemsl.) A. Gray

 

Tithonia diversifolia (Hemsl.) A. Gray

 

A. Pérez 1, I. Montejo1, J.M. Iglesias1, O. López 1, G.J. Martín1, D.E. García2, Idolkis Milián1 y A. Hernández1

1Estación Experimental de Pastos y Forrajes ¨Indio Hatuey¨.Central España Republicana, CP 44280, Matanzas, Cuba

E-mail: aristides.perez@indio.atenas.inf.cu

2Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas, Estado Trujillo, Venezuela


RESUMEN

El género Tithonia, con más de 10 especies, es originario de Centroamérica pero se encuentra ampliamente distribuido en el área tropical de diferentes continentes, lo que le confiere una gran plasticidad ecológica. Tithonia diversifolia es una planta herbácea o arbustiva robusta, conocida con diversos nombres comunes que identifican o manifiestan su amplitud de usos benéficos o características parecidas a otras plantas, como son árbol maravilla, falso girasol y árnica de la tierra, entre otros. El presente artículo trata diferentes aspectos de esta especie, tales como: la botánica, su origen y distribución, los factores agronómicos y la producción de biomasa, el contenido nutricional y los metabolitos secundarios, además de su utilización. Se incluyen incipientes resultados de la República de Cuba, así como algunas interrogantes acerca de los metabolitos secundarios, en las cuales se debe profundizar. T. diversifolia es capaz de adaptarse a las más diversas condiciones ecológicas; su valor nutricional y composición bromatológica, así como la poca exigencia a las labores fitotécnicas y los elevados rendimientos de biomasa (la cual puede ser consumida por las más diversas categorías de animales) la convierten en un recurso fitogenético excepcional. Como fuente de alto valor proteico, se utiliza en pastoreo o como forraje para rumiantes y monogástricos; además, en la dieta alimentaria puede ofrecerse presecada o molida en forma de harina y pienso; asimismo, es posible su almacenamiento por períodos relativamente largos. Sin dudas, es una nueva opción de alimento que puede ser empleada para paliar la carencia alimentaria, sobre todo en los países del trópico con insuficientes insumos y recursos.

Palabras clave: Alimentación de los animales, composición química, Tithonia diversifolia


ABSTRACT

The Tithonia genus, with more than 10 species, originated in Central America, but it is widely spread in the tropical area of different continents, which grants it great ecological plasticity. Tithonia diversifolia is a robust herbaceous or shrubby plant, known by different common names that identify or show its large number of beneficial uses or characteristics similar to other plants such as árbol maravilla, falso girasol and arnica de la tierra, among others. This work presents different aspects of this plant, like: botanical characteristics, origin and distribution, agronomic factors and biomass production, nutritional content and secondary metabolites, as well as its utilization. Incipient results in the Republic of Cuba are included, as well as some questions regarding secondary metabolites, on which further studies must be conducted. T. diversifolia can adapt to the most diverse ecological conditions; its nutritional value and bromatological composition, as well as its little demand of phytotechnical works and high biomass yields (which can be consumed different animal categories) make it an exceptional plant genetic resource. As source of high protein value, it is used under grazing conditions or as forage for ruminants and monogastric animals; in addition, it can be supplied pre-dried or ground as meal and feed; likewise, its storage over relatively long periods is possible. It is undoubtedly a new feeding choice that can be used to alleviate feed scarcity, mainly in tropical countries with insufficient inputs and resources.

Key words: Animal feeding, chemical composition, Tithonia diversifolia


 

 

Origen y distribución

El árbol maravilla, el girasol mexicano, el falso girasol, el crisantemo de Nitobe, Quil Amargo, Wild Sunflower (Nash, 1976; Cairns, 1996) son algunos de los nombres con los que se identifica a Tithonia diversifolia, planta de la familia Asteraceae, la cual se encuentra en las áreas tropicales y subtropicales del Planeta y posee casi 15 000 especies distribuidas por todo el mundo. En el caso del género Tithonia, posee 10 especies en Centroamérica y es comúnmente aceptado que su centro de origen es América Central o México (Nash, 1976), aunque no se descarta que lo sea América del Sur.

Roig (1974) observó y clasificó esta planta en Cuba, pero también ha sido reportada en Las Filipinas y Kenia (Wanjau et al., 1998), India, Ceilán, sur de México, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Honduras, Panamá, Colombia y Venezuela (Martínez, 1979; Ríos, 1993), con diversos nombres y usos, incluida la nutrición animal.

En el medio rural cubano se conoce como margaritona o árnica de la tierra (Roig, 1974), pero en los últimos tiempos, dada su distribución acelerada, se identifican otros nombres como girasolillo y el propio titonia.

De acuerdo con las informaciones brindadas por Murgueitio et al. (2001) la especie en cuestión se manifiesta con gran plasticidad ecológica, lo cual han corroborado los autores del presente artículo.

Botánica

T. diversifolia es una planta herbácea o arbustiva robusta, perteneciente al Reino Plantae, Subreino Traqueobionta (plantas vasculares), División Magnoliophyta (plantas con flor), Clase Magnoliopsida (dicotiledóneas), Subclase Asteridae y Orden Asterales.

Según Nash y Williams (1976) su altura oscila entre 1,5 y 4,0 m; su tallo es erecto, ramificado, las ramas tiernas cubiertas de pelillos, que con la edad se pierden. Posee hojas alternas, pecioladas, de hasta 20 cm de largo y de ancho, generalmente divididas en tres a cinco lóbulos, con dientes redondeados en el margen, con la base a veces algo truncada pero muy angosta a lo largo del pecíolo, en cuya base se amplía en dos lóbulos pequeños; la cara superior cubierta de pelos, de base hinchada, con abundantes pelillos (a veces sin pelillos) y con puntos glandulares en la cara inferior.

La inflorescencia se presenta en capítulos y está formada por pequeñas flores sésiles, dispuestas sobre un receptáculo convexo, provisto en su superficie de brácteas (páleas) rígidas, puntiagudas, de hasta 11 mm de largo (con algunos pelillos en su superficie), que abrazan las flores del disco; el conjunto de flores está rodeado por fuera por el involucro, anchamente acampanado (de hasta 4 cm de ancho), constituido por numerosas brácteas (dispuestas en cuatro series), ovales y generalmente con el ápice redondeado, o bien las brácteas exteriores ovadas a redondeadas y con el ápice más o menos agudo, a veces cubiertas de pelillos.

Las flores, en número de 12 a 14, son liguladas, ubicadas en la periferia de la cabezuela; la corola de hasta 6 cm de largo, es un tubo en la base y a manera de cinta hacia el ápice, semejando un pétalo de una flor sencilla, de color amarillo brillante o anaranjado, con dos o tres dientes en el ápice. Las flores del disco son numerosas, hermafroditas, ubicadas en la parte central; la corola, de hasta 8 mm de largo, es un tubo delgado que hacia la parte superior se ensancha («garganta») y se divide en cinco lóbulos, de color amarillo; los estambres alternos con los lóbulos de la corola; sus filamentos libres e insertos sobre el tubo de la corola; las anteras soldadas entre sí formando un tubo alrededor del estilo, con la base aflechada; el ovario ínfero.

El fruto es seco y no se abre (indehiscente), contiene una sola semilla; se le conoce como aquenio; es oblongo, de hasta 6 mm de largo, cubierto de pelillos recostados sobre su superficie; en el ápice del fruto se presenta una estructura llamada vilano que consiste en dos aristas (raramente ausentes) desiguales, de hasta 4 mm de largo, además de 6 a 10 escamas de hasta 2,5 mm de largo, unidas en la base e irregularmente divididas en su margen superior en segmentos muy angostos.

Factores agronómicos y producción de biomasa

En dependencia del área geográfica esta puede ser una planta anual o perenne. Tiene un amplio rango de adaptación, tolera condiciones de acidez y baja fertilidad del suelo.

Florece y fructifica durante todo el año, principalmente en octubre y noviembre. Se propaga por semillas o esquejes. Aunque se propaga fácilmente por semilla, se recomienda la siembra a partir de material vegetativo. Al respecto, Ríos (1997) manifestó que no se conocen cultivos establecidos en sistemas agroforestales en los cuales se haya utilizado semilla sexual, gámica o semilla verdadera.

Hartmann y Kester (1995) afirman que la multiplicación por estacas que provienen de plantas herbáceas produce un enraizamiento más eficaz, siempre que las condiciones de corte y siembra sean óptimas, lo que proporciona un alto porcentaje de supervivencia. La experiencia acumulada por los autores del presente artículo, en el trabajo de extensionismo agrícola en cooperativas y empresas de producción agropecuaria de tres provincias de la República de Cuba, avalan la información anterior. De hecho, todas las áreas que se establecieron en las provincias de Matanzas y Cienfuegos en el año 2008, se sembraron mediante propágulos vegetativos, provenientes de las áreas de semilla básica de la EEPF «Indio Hatuey».

Salazar (1992) manifestó similares criterios y recomendó usar el primer tercio del material vegetativo para la siembra. Sin embargo, es frecuente observar siembras exitosas sin desechar ninguna porción del material cortado (Weaver, 1987).

No se debe transportar la semilla con hojas ni en vehículos destapados, ya que estas condiciones provocan la deshidratación del material vegetativo. Tampoco se recomienda demorar mucho la siembra después de cortada o troceada la semilla.

La titonia posee un gran volumen radicular, una habilidad especial para recuperar los esca sos nutrientes del suelo y un amplio rango de adaptación; puede soportar la poda a nivel del suelo, así como la quema (Wanjau et al., 1998). Además, tiene un rápido crecimiento y baja demanda de insumos para su cultivo (Ríos, 1998).

Es una especie con buena capacidad de producción de biomasa y rápida recuperación después del corte, lo que depende de la densidad de siembra, de los suelos y del estado vegetativo.

Al comparar tres densidades de siembra (2,66; 1,77 y 1,33 plantas/m2), Ríos y Salazar (1995) obtuvieron rendimientos de biomasa de 82, 57 y 46 t/ha. No se evidenciaron diferencias en la mayoría de las variables estudiadas, ni tampoco entre las alturas de corte de 10 y 50 cm.

En estudios realizados en la en la EEPFIH ¨Indio Hatuey¨ (datos sin publicar), en un área de 1 200 m2 y con una densidad de siembra de una planta por metro cuadrado, se obtuvo un rendimiento de 35 t/ha a los 60 días de sembrada la titonia.

Ríos (1998) reportó una producción potencial de forraje de 31,41 t/ha con distancias de siembra de 0,75 m x 0,75 m y una producción potencial de 21,2 t/ha con 1 m x 0,75 m, sin diferencias significativas entre ambas. No obstante, informó que es posible obtener mayor rendimiento por unidad de área con 0,5 m x 0,75 m, aunque se podrían correr los riesgos fitosanitarios inherentes a esta forma de cultivo. En cuanto a la recuperación del cultivo después del corte, este mismo autor encontró que, con distancias de siembra de 0,75 m x 0,75 m, las plantas lograron un crecimiento de 6,2; 19; 44 y 180 cm cuando se cortó a los 21, 35, 49 y 110 días, respectivamente.

En un estudio de altura (0, 15 y 30 cm) y frecuencia de corte (30 y 60 días), Hernández (2008) obtuvo 14 t/ha como promedio en la primera cosecha, lo que resultó bajo al compararlo con las 35 t que se obtuvieron en el establecimiento. Ello se debió a la poca cantidad de precipitaciones durante ese período, a diferencia de las que ocurrieron entre agosto y octubre (2007), que coincidió con la fase de establecimiento de la plantación. Este autor encontró que en el segundo corte del tratamiento a nivel del suelo hubo, como promedio, un 5,9% de plantas muertas; esto constituye una tendencia negativa en cuanto a la persistencia de las plantas en el tiempo, lo que no se evidenció en los tratamientos de 15 y 30 cm de altura.

En bancos de proteína de alta densidad, Ramírez et al. (2006) obtuvieron una producción de forraje de 5 t de MS/ha/corte. Por su parte Ríos y Salazar (1995), al evaluar la producción de la especie bajo diferentes densidades de siembra y alturas de corte, obtuvieron un rendimiento considerable de biomasa fresca (46-82 t/ha). También se ha comprobado la factibilidad de asociarla con otras especies arbóreas y gramíneas (Canul et al., 2006; Chay et al., 2006).

Contenido nutricional y metabolitos secundarios

Existen evidencias de que las especies de plantas no leguminosas, como la titonia, acumulan tanto nitrógeno en sus hojas como las leguminosas, además de que presentan altos contenidos de fósforo (Wanjau et al., 1998). El follaje de titonia varía en su calidad nutritiva, en dependencia del estado vegetativo en que se encuentre. En los estados de crecimiento avanzado (30 días) y prefloración (50 días), se encontraron los valores más altos de proteína (tabla 1).

En otro estudio realizado con titonia (Rosales, 1992) se encontraron valores de 23% de materia seca y 21,4% de ceniza, 78,6% de materia orgánica, valores medios de fibra y 24,3% de proteína en la materia seca (tabla 2).

Acorde con lo reportado por Navarro y Rodríguez (1990) y Mahecha y Rosales (2005), en términos generales, el follaje de titonia se caracteriza por un alto contenido de nitrógeno total, una alta proporción de nitrógeno de naturaleza aminoacídica, un alto contenido de fósforo, una rápida degradabilidad y fermentación a nivel ruminal (lo que coincide con las estimaciones de Mehrez y Ørskov, 1977), una baja proporción de N ligado a la fibra dietética insoluble, así como un bajo contenido de fibra y de compuestos del metabolismo secundario. Además, se presume la presencia de sustancias pigmentantes. Estos resultados, analizados de forma comparativa con los de las especies forrajeras de amplio uso, como Gliricidia sepium y Leucaena leucocephala (Pedraza, 1994; Iglesias, 2003), muestran la viabilidad de su uso tanto en monogástricos como en rumiantes.

En un trabajo realizado en Ibagué, Colombia (Navarro y Rodríguez, 1990), se estudió el contenido de minerales y proteínas de la planta en cinco etapas de desarrollo (30, 50, 60, 74 y 89 días). Se encontró que el contenido de proteína bruta (base seca) varió desde 28,5% a los 30 días de edad hasta 14,8% a los 89 días. La proteína digestible por los bovinos (técnica in saco en bovinos fistulados) también disminuyó de 22,2 a 10,1%, para las mismas etapas de crecimiento.

El porcentaje de fibra cruda de la materia seca fue variable a través del tiempo, con valores entre 1,63 y 3,83%; la humedad del forraje verde varió de 85,9 (a los 30 días) hasta 76,8% (a los 89 días).

Los contenidos de calcio y fósforo, expresados como porcentaje de la materia seca, disminuyeron a medida que se desarrollaba la planta. Los valores de magnesio variaron entre 0,05 y 0,06% de la materia seca (tabla 3). Al comparar los contenidos de minerales de la titonia con los del suelo donde se desarrolló el cultivo, se encontró una relación positiva entre estos. Mahecha et al. (2007), en evaluaciones realizadas con la especie, reportaron tenores elevados de minerales, incluso en el fósforo, aunque estuvieron por debajo de las necesidades nutricionales del animal.

Estos resultados, sumados a los reportes de Ríos (1998) sobre la capacidad de recuperación de las plantas en cortes sucesivos (19 cm/35 días y 44 cm/49 días, utilizando distancias de siembra de 0,75 m x 0,75 m), podrían indicar que el momento más adecuado para cosechar el forraje con fines alimenticios, sin causar deterioro en el cultivo, es su estado de prefloración (cortes cada 49-50 días), en el cual es factible obtener una producción de biomasa de alrededor de 30 t/ha.

Con respecto a los metabolitos secundarios, Ríos (1998) encontró una cumarina, posiblemente colinina, pero no se cuantificó su nivel. No se observaron manifestaciones de intoxicación en los bovinos ni en los conejos a los que se les suministró forraje de esta especie por varios días consecutivos.

En un análisis de metabolitos secundarios realizado por Rosales (1992) no se hallaron fenoles ni taninos; mientras que Vargas (1994) reportó un bajo contenido de fenoles y ausencia de saponinas. Mungarulire et al. (1993) encontraron el compuesto citotóxico tagitinin; mientras que Dutta et al. (1993), además del compuesto tagitinin, detectaron hispidulin, a los cuales se les atribuyen efectos repelentes contra los insectos.

Menut et al. (1992) informaron las características de las sustancias presentes en el follaje de algunas Asteraceas, donde se incluye la titonia. Se corroboró la no existencia de valores cuantificables, sino determinaciones estructurales de compuestos biológicamente activos presentes en la biomasa de la especie, que no perjudican al animal.

Así mismo, García et al. (2006) determinaron que los miembros de esta familia presentan una fracción polifenólica insignificante, lo cual es muy positivo desde el punto de vista nutricional. Sin embargo, la presencia cuantiosa de terpenoides, lactonas y piranos en la parte comestible de la titonia constituye un tema que debe ser investigado con mayor profundidad, aun cuando solamente se ha informado efecto citotóxico de un grupo pequeño de metabolitos presentes en la especie (Mungarulire et al., 1993) y, además, empíricamente no se han observado problemas relacionados con toxicidad aguda ni efectos fisiológicos adversos en los animales alimentados con dietas experimentales basadas en esta arbustiva (Ríos, 1997; Lauser et al., 2006). En otros estudios realizados por Lamaty et al. (1991) no existieron valores cuantificables de sustancias fitotóxicas para los animales.

Utilización de la titonia

Los estudios sobre la respuesta productiva de los animales que consumen forraje u otros alimentos derivados de la titonia aún son muy incipientes. Sin embargo Lon Wo, González et al. y Nieve et al. (citados por Savón, 2006) señalaron que el uso de materias primas alternativas en la alimentación animal para sustituir importaciones y reducir la competitividad con la alimentación humana y preservar el ambiente, constituye un reto para los nutricionistas y los pequeños y medianos productores en la búsqueda de soluciones para lograr producciones ecológicamente sostenibles y eficientes. A pesar de las observaciones del uso de la titonia en la alimentación animal, especialmente por campesinos, se han realizado muy pocos trabajos investigativos a nivel mundial en este campo (Ríos, 1999).

No obstante, Pedroso (2008) informó ganancias de más de 600 g/día en cerdos de 20 kg de peso a los que se les suministró una ración que contenía sorgo y pienso, complementada con titonia presecada y molida en un 30%, sin que se detectaran problemas de salud u otra deficiencia. Este autor refiere que el forraje de titonia (sobre todo cuando se suministra fresco) es rechazado al inicio, aunque después los animales se adaptan y lo consumen normalmente. Recomienda, además, suministrarlo en forma de pienso, presecado y molido con otros granos, ya que se ha demostrado en estudios integrales que las sesquiterpenlactonas tienen una marcada influencia en la aceptabilidad por los monogástricos, debido a que estos compuestos le confieren al forraje un acentuado sabor amargo (Personious et al., 1987; Villalba y Provenza, 2005).

Vargas, J.E. (inédito) realizó una evaluación de aceptación de titonia con cuatro carneros de pelo, a los cuales se les suministró el 50 y 100% de la dieta básica a partir de titonia (partículas de 2 a 4 cm) durante cinco días. La titonia estaba comenzando la floración cuando se cosechó. Ambas dietas se complementaron con bloque multinutricional (10% de urea) a voluntad y follaje de matarratón a razón de 3 kg/100 kg de PV en base fresca. En el caso de la dieta con 50% de titonia, se complementó con cogollo de caña picado.

El consumo de titonia en la dieta de 50% fue de 369 g de MS/día, mientras que en la dieta de 100% consumieron 712 g de MS/día. Estos re sultados demuestran la posibilidad de usar esta especie en la alimentación de los rumiantes menores, para lo cual se recomienda cosechar en prefloración, cuando posee un mayor porcentaje de proteína.

En Colombia y otros países del área tropical es una práctica el uso del follaje de titonia en la alimentación de conejas de cría y animales de ceba (Rosales, 1992; 1996; Ríos y Salazar, 1995; Ríos, 1999). El follaje se mezcla con concentrado y pasto de corte en la fase de adaptación de los alimentos y posteriormente se utiliza como fuente alternativa de proteína. También Rodríguez y Navarro (citados por Rodríguez, 1990) informaron que el ganado, las cabras, las ovejas, los cuyes y los conejos consumen bien este forraje sin necesidad de ser troceado, hasta un diámetro de tallo de 1,0 a 1,5 cm, especialmente cuando se suministra tierno (alrededor de 50 días de edad), época en la cual presenta un buen valor nutricional.

Mahecha y Rosales (2005) reportaron que la titonia es una fuente de carotenoides para pigmentar las yemas de los huevos de las gallinas y también la citan como insecticida para controlar las hormigas arrieras (bibijaguas, en Cuba), mejoradora de los suelos degradados (sobre todo para la absorción de fósforo) y como cortinas rompevientos y cercas vivas. Giraldo et al. (2006) informaron que los extractos y las plantas tienen propiedades insecticidas, lo que hace de este arbusto un protector de las demás plantas y cultivos que sirven al hombre como alimento y maderables.

Según Nash y Williams (1976) la titonia se cultiva ampliamente como ornamental en los trópicos, donde es una planta apreciada en muchos sitios de jardinería. La infusión de sus hojas, que contienen un aceite amargo, se usa algunas veces como remedio contra la malaria y tratamiento para el eczema de la piel de animales domésticos; también se le atribuyen efectos antinflamatorios (Ríos, 1998). Las hojas, en maceración alcohólica, son utilizadas como la verdadera árnica en Cuba (Souza, citado por Roig, 1974) y como remedio contra la malaria (Hoyos, 1999).

También se cree que la titonia destruye los parásitos intestinales del ganado y que los residuos amargos ayudan a la digestión del material fibroso que se usa como paja para cama del ganado, un proceso que aumenta la cantidad y calidad del estiércol de corral (Wanjau et al., 1998).

En Costa Rica se ha utilizado la titonia a nivel experimental para incrementar la producción de frijol en barbechos mejorados; mientras que en Las Filipinas se emplea como abono verde en cultivos de arroz (Ríos, 1998) y en Kenya para cultivos de maíz (Wanjau et al., 1998).

En Colombia se siembra como cerca viva para rodear sitios donde se ubican colmenas, en áreas de bosque para la protección de las fuentes de agua, como especie ornamental en parcelas de producción agrícola con alta diversidad para atraer insectos benéficos y las hojas se usan en cocción para el «pasmo» y como medicina para problemas del hígado (Ríos, 1998). Además, se utiliza como forraje de corte para las vacas y los conejos (Ríos, 1998); en silvopastoreo con vacas en Río Negro, Antioquia (Murgueitio y Calle, 1998); así como en cerdos (Solarte, 1994), en búfalos (Ríos, 1997) y en ovinos (Vargas, 1992).

Mahecha y Rosales (2005) informaron que en Venezuela se usa en la salud animal, para disminuir los abortos y el canibalismo en los conejos y también para estimular la depuración y expulsión de la placenta.

El colectivo de investigadores de extensionis-mo y transferencia de tecnologías de la EEPF «Indio Hatuey» ha venido desarrollando en los dos últimos años una labor de propagación y diseminación de esta planta forrajera entre los productores porcinos de las provincias de Matanzas y Cienfuegos, avalada por los resultados del Proyecto del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) de la provincia de Matanzas «Evaluación de plantas forrajeras como fuente proteica y el sorgo como fuente energética en la alimentación porcina», el cual propone suplir con sorgo de grano y forraje de T. diversifolia el 30% de la ración base de los cerdos, lo que reduciría los costos de produc ción y, a su vez, los precios de venta de esta preciada carne.

Existe aceptación por parte de los productores para la introducción de esta planta, la cual, además de ser fácil de establecer en campos y linderos de las fincas, ha resultado un paliativo importante en los períodos de escasez de concentrados y en momentos de extrema sequía, cuando la disponibilidad de alimentos adicionales es muy limitada.

Conclusiones

La planta arbustiva T. diversifolia es una especie que muestra gran plasticidad ecológica, capaz de adaptarse a las más diversas condiciones. Su rusticidad, valor nutricional y composición bromatológica, la poca exigencia a las labores fitotécnicas y los elevados rendimientos de biomasa, la cual puede ser consumida por diversas categorías de animales, la hacen prácticamente un recurso fitogenético excepcional.

A esto también contribuye que puede ser empleada como fuente proteica en pastoreo o como forraje para los rumiantes y los mono-gástricos, y suministrarse presecada o molida en forma de harina o pienso; además, es posible almacenarla por períodos relativamente largos.

Es un recurso que tiene gran aceptación, a diferencia de otros cultivos que han sido más estudiados y recomendados. Sin dudas, es una nueva opción de alimento que puede ser empleada para paliar la carencia alimentaria, sobre todo en los países del trópico con insuficientes insumos y recursos.

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Recibido el 29 de enero del 2009

Aceptado el 18 de febrero del 2009