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Pastos y Forrajes
versión impresa ISSN 0864-0394
Pastos y Forrajes v.32 n.1 Matanzas ene.-mar. 2009
ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN
Crianza de hembras de reemplazo del genotipo 5/8 Holstein por 3/8Cebú en un sistema de asociación de pastos con árboles
Raising replacement heifers of the 5/8 Holstein x 3/8 Zebu genotype in an associated system of pastures and trees
J.M. Iglesias1, L. Simón1 y R. García2
1 Estación Experimental de Pastos y Forrajes ¨Indio Hatuey¨. Central España Republicana, CP 44280, Matanzas, Cuba
2 Instituto de Ciencia Animal. La Habana, Cuba
E-mail: iglesias@indio.atenas.inf.cu
RESUMEN
Se evaluó, en condiciones de producción, la potencialidad de un sistema asociado gramíneas-leucaena para la cría de hembras mestizas 5/8 H x 3/8 C, desde los 12 meses de edad hasta la incorporación a la reproducción. Se midieron las ganancias de peso vivo y el rendimiento y la calidad del pastizal y de las arbóreas. El pastoreo se realizó con 36 animales, en un área de la vaquería de la EEPF ¨Indio Hatuey¨(12 ha). La leucaena y los pastos se establecieron en años anteriores. La densidad de la arbórea fue de 555 árboles/ha y la poda en el período seco se efectuó a una altura de 150 cm. Se empleó una carga global de 3 animales/ha; la rotación fue de 50 días en la época poco lluviosa y de 40 días en la lluviosa. Los animales dispusieron de agua y sales minerales durante las 24 horas del día. No se ofreció suplementación energética ni proteica. La oferta diaria de pastos en el período seco estuvo alrededor de los 11 kg de MS/100 kg de PV/día al inicio y fue superior a los 7 kg al final; por concepto de poda y ramoneo de arbóreas los valores oscilaron entre los 0,295 y 0,133 kg de MS/100 kg de PV/día. En el período lluvioso la oferta de pastos fue de 16,85 kg de MS/100 kg de PV/día; mientras que la disponibilidad de leucaena en ramoneo superó los 0,285 kg de MS/100 kg de PV/día. La ganancia diaria de peso vivo promedio fue de 455 g, que permitió un peso de incorporación a la reproducción de 286 kg, a los 24 meses. El intervalo incorporación-cubrición promedio fue de 43 días. Se concluye que con este sistema silvopastoril es posible obtener ganancias adecuadas en pastoreo y pesos-edades a la incorporación aceptables para las condiciones actuales de la ganadería cubana.
Palabras clave: Animal reproductor, sistemas silvopascícolas
ABSTRACT
The potential of a grass-leucaena associated system for raising crossbred 5/8 H x 3/8 Z heifers, since 12 months of age until incorporation to reproduction, was evaluated under production conditions. The live weight gains and yield and pasture and tree quality were measured. Grazing was carried out with 36 animals, in an area of the dairy unit of the EEPF¨Indio Hatuey¨(12 ha). Leucaena and the pastures had been established in previous years. The density of the tree was 555 trees/ha and the pruning in the dry season was performed leaving the plants 150 cm high. A global stocking rate of 3 animals/ha was used; rotation lasted 50 days in the dry season and 40 days in the rainy season. The animals were supplied water and mineral salts 24 hours-a-day. Neither energetic nor protein supplementation was provided. The daily supply of pastures in the dry season was around 11 kg DM/100 kg LW/day at the beginning, and it was higher than 7 kg at the end; because of tree pruning and browsing the values oscillated between 0,295 and 0,133 kg DM/100 kg LW/day. In the rainy season the pasture offer was 16,85 kg DM/100 kg LW/day; while the availability of leucaena under browsing conditions exceeded 0,285 kg DM/100 kg LW/day. The daily gain of average live weight was 455 g, which allowed a weight of incorporation to reproduction of 286 kg, at 24 months of age. The average incorporation mating interval was 43 days. It is concluded that with this silvopastoral system it is possible to obtain adequate gains under grazing conditions and acceptable weights-ages at incorporation for the current conditions of Cuban cattle production.
Key words: Breeding animal, silvopastoral system
INTRODUCCIÓN
En el análisis de los últimos años (Dirección Nacional de Genética, 2007) se demuestra que la hembra en desarrollo está seriamente afectada por problemas de alimentación y manejo, y esto se manifiesta en las ganancias de peso diario promedio, que no sobrepasan los 320 g/día. Ello determina una edad promedio de incorporación de 27,8 meses e intervalos de incorporación-primer servicio e incorporación-gestación de 125 y 131 días, respectivamente, con una edad promedio de 44,2 meses al primer parto. A partir de estos datos se ha podido calcular que, solo por estos conceptos, se están perdiendo dos terneros potenciales y más de un ciclo lactacional en la vida útil de la vaca lechera.
Es por eso que el primer problema que hay que resolver es la atención que debe dársele al ganado en desarrollo, ya que define la eficiencia productiva y económica en cualquier explotación pecuaria. El objetivo esencial es la disminución del período prerreproductor de la hembra, para su rápida incorporación a la reproducción con un peso y un desarrollo corporal y genital adecuados. En este sentido, Álvarez (2004) plantea que en el trópico es un propósito incorporar a la novilla a la reproducción con edades inferiores a los 23 meses y que estas paran por primera vez antes de los 32 meses.
Los resultados de las investigaciones en el país durante la década de los años 90 demostraron la posibilidad de que la crianza de las hembras en desarrollo se realice bajo condiciones de silvopastoreo, específicamente en potreros de gramíneas asociadas con leucaena en el 100% del área, ya que aunque los resultados de la edad y el peso de incorporación a la reproducción aún no son los esperados para esta categoría animal, al menos el nivel de alimentación que se origina en este sistema evita pérdidas de peso en los períodos más críticos del año y propicia resultados productivos superiores a los que se obtienen en las condiciones actuales de producción.
El objetivo de este trabajo fue validar, en condiciones de producción, la potencialidad del sistema asociado, mediante la cría desde los 12 meses hasta la incorporación a la reproducción, de hembras mestizas 5/8 H x 3/8 C provenientes de rebaños comerciales, así como monitorear la evolución del pastizal asociado y sus indicadores productivos y de calidad.
MATERIALES Y MÉTODOS
Condiciones climáticas. El período de evaluación abarcó 12 meses, en los que se reportó un total de precipitaciones de 1 221,1 mm, con 282,1 mm en la época poco lluviosa y 939 mm en la lluviosa. Estas se consideran bajas, principalmente en la época lluviosa, ya que en esta localidad se supera la cifra anual de 1 270 mm, y en la mayoría de los años están por encima de 1 300 mm.
Con respecto a las temperaturas, la media en la época poco lluviosa fue de 21,8ºC, mientras que en la lluvia fue de 29,7ºC, cifras cercanas a lo reportado por la Estación Meteorológica de la localidad como sus medias anuales.
Procedimiento. Se siguió la evolución de los animales en cuanto a las ganancias de peso vivo y también se estudiaron las fluctuaciones en el rendimiento del pastizal y de las arbóreas. De forma periódica se monitoreó el comportamiento general en pastoreo y el manejo animal, y se asesoró en la estrategia de poda en la época poco lluviosa.
El pastoreo se realizó con 36 animales 5/8 H x 3/8 C, que se incorporaron al sistema con muy bajo peso corporal (120 kg como promedio), en un área aledaña a la vaquería, que abarcó 12 ha y estaba dividida en 10 cuartones con cerca tradicional de alambre de púas.
La leucaena se sembró en mayo de 1998, con un marco de siembra de una planta cada 18 m2 (6 m entre hileras y 3 m entre plantas), lo que equivale a una densidad de 555 árboles/ha. Al comienzo del pastoreo la altura promedio de las plantas era de 200 cm, por lo que se decidió comenzar la poda en ese momento, a una altura de 150 cm.
El pastizal estaba formado básicamente por los pastos cultivados (70%), sembrados también en la época lluviosa de 1998, con predominio de la guinea likoni; mientras que los pastos naturales abarcaron el 20% del área.
La carga global fue de 3 animales/ha, lo que representó 0,72 UGM/ha al inicio de la explotación del sistema y alrededor de 1,71 UGM/ha al final.
El pastoreo comenzó en la época poco lluviosa, con una rotación de los potreros de 50 días (cinco días de estancia y 45 de reposo). Al comenzar la lluvia se acortó el tiempo de reposo hasta 36 días y la estancia fue de cuatro días.
Los animales dispusieron de agua y sales minerales en una corraleta diseñada al efecto, las 24 h del día. No se ofreció ningún tipo de suplementación energética o proteica.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Los datos de la disponibilidad de los pastos y la oferta de leucaena por poda y ramoneo se muestran en la tabla 1.
Como se aprecia hubo una menor disponibilidad de pastos en la época poco lluviosa (P<0,05), lo que es típico de los sistemas de pastoreo donde no se fertiliza en la lluvia ni se aplica riego en el período poco lluvioso, por lo que disminuye la disponibilidad de las gramíneas en esa etapa. Similar comportamiento se informó en Cuba por Iglesias (1996); Lamela et al. (1999) y Mejías (2008) para diferentes sistemas silvopastoriles, en los que se obtuvieron las mayores disponibilidades de pasto siempre en el período lluvioso. No obstante, la oferta de pastos para el período seco fue cercana a los 11 kg de MS/100 kg de PV/día al inicio y superior a los 7 kg al final, suficiente para los animales que comenzaron el pastoreo con 120 kg de PV como promedio y que al final pesaron 286 kg, por lo que su capacidad de ingestión en pastoreo nunca rebasó los 7 kg de MS/día (Anon, 2000; Mejías, 2008). A lo planteado se suma que por concepto de la poda y el ramoneo de las arbóreas también recibieron un valioso material proteico, con valores que oscilaron entre los 0,295 y 0,133 kg de MS/100 kg de PV/día.
En el período lluvioso la oferta de pastos fue alta (16,85 kg de MS/100 kg de PV/día), incluso superior a la recomendada para las vacas lecheras en pastoreo para lograr una selección adecuada del estrato de mayor calidad (Stobbs, 1978; García-Trujillo y Cáceres, 1984). En esta época las precipitaciones son mayores, al igual que la temperatura y la radiación solar, lo cual favorece el crecimiento de los pastos. Este factor de estacionalidad ha sido señalado por innumerables autores del área tropical (Link, 1996; Camargo et al., 1997; Combellas, 1997; Casas et al., 1997). También la disponibilidad de leucaena en ramoneo (no se podó en esta época) fue alta, con valores superiores a 0,285 kg de MS/100 kg de PV/día, debido al rebrote de los árboles podados en la época poco lluviosa.
El nivel de oferta en ambas épocas permitió cubrir las necesidades de MS en esta categoría animal, equilibrar las ganancias durante todo el año y mantener una carga animal estable, lo que coincide con los resultados informados por Castillo et al. (2002).
Los resultados productivos demostraron que en condiciones de producción se pueden obtener ganancias de peso vivo superiores a los 450 g diarios y, de esta forma, incorporar a las hembras con alrededor de 286 kg (tabla 2).
No obstante, la edad a la que se incorporaron los animales a la reproducción fue alta (24 meses) y el peso resultó bajo. En este sentido, García (1990) informó que en el ganado Mambí de la Empresa Pecuaria Genética de Matanzas, en condiciones de pastoreo con riego y fertilización, la edad de incorporación fue de 20,3 meses con 322 kg de peso, la ganancia media diaria de 530 g/día y una edad al primer parto de 32 meses. Por su parte López et al. (1996), en estimaciones de la edad al primer parto tanto en el proyecto Siboney como en el Mambí de Cuba, reportaron valores entre 31 y 34 meses (incorporación a los 20-22 meses); sólo en el proyecto Cebú-Lechero Cubano estos valores fueron superiores (35 meses).
Los resultados del presente estudio tienen su explicación en el bajo peso corporal que presentaron los animales (120 kg de peso, con 12 meses de edad) cuando iniciaron la etapa de pastoreo en el sistema silvopastoril, lo que demuestra que, en condiciones comerciales, hay un gran vacío tecnológico en la etapa de crianza de las hembras, desde que ocurre el destete hasta el pase a la categoría de añojas. Las ganancias diarias en las edades tempranas de crecimiento de los animales seleccionados no fueron superiores a los 370 g/animal y, en ocasiones, estuvieron por debajo de los 200 g/día.
Esto se reafirma con lo reportado por Menéndez (1984) y Corvisón et al. (1991), quienes señalaron que las ganancias de las terneras mestizas Holstein x Cebú comienzan a descender después del destete, debido principalmente a los problemas de alimentación y de manejo, y que solo a partir de los 12 meses de edad se nota su recuperación si no prevalecen estas condiciones negativas.
Al respecto, López y Mejías (1994) señalaron que el peso de las hembras Siboney y su primer inter-se hasta un año es de 164-166 kg, o sea, 44-46 kg mayor que el de los animales utilizados en este estudio. Con una añoja de ese peso y una ganancia de 455 g/día, se podría lograr un peso de incorporación de 287,5 kg a los 21 meses de edad, o de 301 kg a los 22 meses.
De ahí la importancia de desarrollar tecnologías integrales para la cría de las hembras de reemplazo, las cuales incluyan las diferentes etapas de vida de los animales, desde el nacimiento hasta el parto de la novilla, con la necesidad de reforzar los métodos de manejo y alimentación en las fases de lactante y posteriores al destete, para que los animales expresen su potencial de crecimiento y arriben al año de edad con un peso adecuado (Hutjens, 2003).
Un simple cálculo, basado en los datos de la literatura (Plaza y Fernández, 1997; Plaza et al., 2000), indica que en la fase de lactante una adecuada alimentación, que incluye la leche o sus sustitutos hasta los 120 días, o en su defecto el amamantamiento restringido y cantidades moderadas de pienso y heno a partir de los 21 días de edad, permitirían una ganancia de alrededor de 600 g/día y, por consecuencia, una ternera al destete de alrededor de 110 kg.
Si no se descuida la fase posdestete, que a nuestro criterio es la más peligrosa de todas, y se alimenta a las hembras con dietas que incluyan hasta un 75% de pastos de buena calidad (fertilizados o asociados con leguminosas rastreras o arbustivas), combinados con concentrados o dietas de miel con urea ad libitum, se pueden lograr añojas a los 12 meses con alrededor de 245-260 kg, lo cual es un animal fisiológicamente preparado para hacer altos consumos de gramíneas y leguminosas en sistemas silvopastoriles de bajos insumos externos.
Cuando en los sistemas silvopastoriles se obtienen ganancias similares a las del presente estudio (±0,455 kg/ animal/día), la incorporación a la reproducción se puede lograr con un peso de 300-315 kg y una edad de 18-20 meses. Esto se corroboró en los trabajos de Mejías (2008), cuando en sistemas de leucaena con CT-115 logró ganancias superiores a los 500 g y un peso a la incorporación de 304-312 kg, aunque suplementó con moderadas cantidades de concentrados en la época poco lluviosa.
A todo esto se suma la importancia, desde el punto de vista fisiológico, de garantizar un adecuado crecimiento en las edades tempranas de la vida, por lo que esto representa para el aparato reproductivo de la futura madre y la formación de los tejidos secretores de leche, lo cual no es recuperable con una sobrealimentación en etapas posteriores del desarrollo de la hembra. Al respecto, Ceró et al. (1986) informaron que cuando las hembras ganan por debajo de 200 g/día en su fase posdestete, se pierde la capacidad de crecimiento compensatorio con la siguiente alimentación y se retardan el crecimiento y el desarrollo, con la disminución, a su vez, de la producción. Esto traería como secuela problemas al momento del parto, bajas producciones de leche en la primera lactancia y una vida productiva útil mucho más corta.
Zamora y Sánchez (1989) y Zamora et al. (2000) plantearon la necesidad de estas tecnologías integrales y reafirmaron que, en la fase de 10 a 18 meses de edad, es imprescindible la suplementación con concentrados, con el fin de cubrir los déficit energéticos que no pueden ser aportados por los pastos y forrajes para una ganancia superior a 550 g/día. Las cantidades de pienso recomendadas por estos autores (1,0-1,5 kg/día) o la suplementación con miel final, podrían garantizar la energía necesaria para lograr incrementos de peso de hasta 500 g/día en la época poco lluviosa; ello redundaría en ganancias promedio superiores a esta cifra, la cual se plantea por la literatura (Petitclerc y Bailey, 1991; Sejrsen, 1994) como adecuada para alcanzar un buen desarrollo corporal de las hembras, sin afectar el de la glándula mamaria y la subsiguiente producción de leche (Mejías et al., 2001).
Es por ello que se considera que los resultados son positivos. Se conoce que, en las condiciones actuales, los animales Siboney que pastan gramíneas en monocultivo demoran alrededor de 36 meses para fecundarse, con un peso de alrededor de 300 kg. Esto coincide con lo señalado por Armas (1979) y López (1998) que, aun en momentos anteriores al período de crisis económica que atraviesa el país, reportaron en los animales del genotipo Holstein x Cebú edades de incorporación a la reproducción entre los 27 y 34 meses, y pesos que fluctuaban entre los 290 y 306 kg. No obstante, aún queda mucho por investigar en las fases más tempranas de desarrollo de las hembras de reemplazo, o sea, desde el destete hasta su conversión a añojas. En este sentido, Calvera y Morales (2000), Suárez et al. (2001) y Álvarez (2004) recomiendan incorporar las novillas de esta raza con alrededor de 325 kg de peso y 18 meses, para alcanzar el primer parto a los 27-32 meses, lo que se logra con ganancias entre 550 y 600 g/animal/día.
Los animales que se incorporaron a la reproducción fueron inseminados a medida que presentaron celos, con lo que se logró un intervalo incorporación-cubrición promedio de 43 días.
La implementación de la tecnología del silvopastoreo para la cría de hembras de reemplazo en condiciones de producción demostró que es posible, con la utilización mínima de insumos, obtener ganancias adecuadas en pastoreo y pesos-edades a la incorporación aceptables para las condiciones actuales de la ganadería cubana.
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Recibido el 19 de noviembre del 2008
Aceptado el 20 de enero del 2009