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Pastos y Forrajes

versión impresa ISSN 0864-0394

Pastos y Forrajes v.34 n.1 Matanzas ene.-mar. 2011

 

ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN

 

 


Presencia y perspectivas de los búfalos en Cuba

 

Presence and perspective of buffaloes in Cuba

 


L. Simón y M. Galloso

Estación Experimental de Pastos y Forrajes "Indio Hatuey" Central España Republicana, CP 44280, Matanzas, Cuba

E-mail: leonel.simon@indio.atenas.inf.cu

 

 

 


RESUMEN

Los búfalos fueron introducidos en el país a principios de la década de los 80, con el objetivo de producir alimentos para el consumo humano. Los criterios para su introducción fueron: su rusticidad y el aprovechamiento de alimentos de baja calidad nutritiva, sus posibilidades para la cría extensiva en lugares donde los bovinos y otras especies no podían producir, además de las cualidades nutritivas e industriales de sus productos. Las razas que se encuentran en el país son el Buffalypso y el de pantano o Carabao, este último utilizado para la producción de carne por su pobre rendimiento lechero, por lo que se realiza un programa genético de cruzamiento entre ellos para mejorar sus características lecheras. Se ha demostrado que pueden disipar el calor a la sombra de los árboles de los potreros y mantener una elevada tasa de natalidad (más del 80%) que supera la de los bovinos; no obstante, su producción de leche resulta extensiva por las bajas cargas (0,6-0,8 UGM/ha) que hay que emplear en pastoreo, debido a su hábito alimentario y a la capacidad productiva de los Buffalypsos (700 y 1 000 kg de leche por lactancia). Por ello el mejoramiento lechero mediante cruzamientos con razas de mayor potencial y la transformación de la base alimentaria en los lugares que se encuentren, podrían aportar positivamente en la intensificación de su producción y hacerlos más competitivos con los bovinos en producción de leche.

Palabras clave: Búfalo de agua, evolución, producción, reproducción.


ABSTRACT

Buffaloes were introduced in the country in the early 80's, in order to produce food for human consumption. The criteria followed for their introduction were their rusticity and utilization of feedstuffs with low nutritional quality, their possibilities for extensive rearing in places where cattle and other species could not produce, in addition to the nutritional and industrial qualities of their products. The breeds present in Cuba are Buffalypso and the swamp buffalo or Carabao, the latter used for meat production due to its low milk yields, for which a genetic program of crossing between them is being conducted in order to improve their dairy characteristics. It has been proven that they can dissipate heat under the shade of trees in the paddocks and maintain a high birth rate (more than 80%) which exceeds that of cattle; nevertheless, their milk production is especially extensive due to the low stocking rates (0,6-0,8 animals/ha) that must be used in grazing, due to their feeding habits and the productive capacities of the Buffalypso breed (700 and 1 000 kg of milk per lactation). For such reason, dairy improvement by crossings with higher-potential breeds and the transformation of the feeding basis where they are located, can make positive contributions in the intensification of their production and increase their competitiveness with cattle regarding milk production.

Key words: Evolution, production, reproduction, water buffalo.


 

 

INTRODUCCIÓN

El rebaño bufalino ha alcanzado un notable crecimiento en el planeta en los últimos años; actualmente su producción láctea representa alrededor del 10% a nivel mundial y también resulta significativa su producción de carne (Ligda, 2001).

La producción de esta especie en Cuba, así como en algunos países latinoamericanos, en áreas tropicales de Asia y algunas de África, constituye una alternativa importante para la alimentación humana como fuente de proteína de origen animal, de alto valor biológico, en explotaciones multipropósitos, un tanto subestimada por las características económicas de producción extensiva (FAO, 2000).

Dicha producción reviste especial interés para satisfacer la ración alimenticia de los seres humanos, en particular en las áreas tropicales, por cuanto estos animales resisten enfermedades, convierten y aprovechan los alimentos donde los bovinos son incapaces de hacerlo, y producen una leche de alta calidad y abundante carne; además sirven como animal de trabajo y se caracterizan por su plasticidad de adaptación a diferentes condiciones ambientales del trópico (Brito, 2006).

Los búfalos para controlar la temperatura corporal usan los baños y revolcaderos, pero también pueden termorregular a la sombra, particularmente la suministrada de forma natural por los árboles y los arbustos en los potreros (Brito, 2006; Simón y Galloso, 2008b).

Por otra parte, alcanzan altas producciones y buen comportamiento reproductivo en pastos naturales y de mediana calidad, y responden positivamente a las mejoras alimentarias y de manejo (Fundora y González, 2001; Moser, 2001), por lo que se aconseja la crianza de búfalos en lugares con abundante sombra y pastos de alto valor proteínico, con la característica de que aun en condiciones de pasturas naturales, no es tan selectivo como el bovino y hace un mejor aprovechamiento de los alimentos (Planas, 2005).

Se consideran animales muy prolíferos y longevos, ya que se conocen numerosos casos de hembras con 20 partos y más de 25 años de edad. El período de gestación es aproximadamente un mes más largo que en el bovino, el estro es difícil de detectar y la mayoría de los apareamientos ocurren durante la noche, lo que implica que los criadores encuentren más problemas que en la crianza de bovinos (Ligda, 1998). La natalidad media es de 82% y cuando hay condiciones de manejo excelentes oscila entre 85-100% (Planas, 2005).

El objetivo de este artículo es dar a conocer las características de estos animales en Cuba y sus posibilidades productivas.

 

Origen y evolución

Según Mitat (2009) los búfalos de agua se introdujeron en la década de los 80 del siglo XX en la Empresa Pecuaria Genética "Los Naranjos". Se acondicionaron 6 307,4 ha de tierra en una franja costera pantanosa del sur de la provincia de La Habana, con el objetivo de producir alimentos para el consumo humano.

Los criterios para su importación fueron: su rusticidad, el aprovechamiento de los alimentos de baja calidad nutritiva y los hábitos semiacuáticos que los convertían en ideales para la crianza extensiva en zonas donde los vacunos y otras especies no podían sobrevivir, además de las cualidades nutritivas e industriales de sus producciones. Estos conceptos fueron la base del programa que se desarrolló posteriormente. El propósito inicial fue adquirir animales del tipo de río por sus características productivas superiores, principalmente lecheras.

Se adquirieron 2 984 animales, de ellos 279 de río (Buffalypso) y 2 705 de pantano o Carabao, como también se les conoce.

La raza Buffalypso es el producto de la selección en un rebaño que en Trinidad y Tobago se había mezclado de manera indiscriminada entre las razas de la India (Bhadawwasi, Jaffarabadi, Murrah, Nili-Ravi y Surti) que llegaron a esas islas con los colonizadores ingleses, y su objetivo fue seleccionar un búfalo para producir carne.

Los rebaños bufalinos en Cuba se encuentran distribuidos en las 14 provincias y en el municipio especial Isla de la Juventud con más de 50 000 cabezas, lo que significa que en 22 años la población tuvo un crecimiento de 21,7% (diciembre 2005), lo que ubica a esta especie entre las de mayor tasa de crecimiento en el país (CENCOP, 2005) y en el 2009 alcanzaban la cifra de 63 050 cabezas.

En Latinoamérica la existencia estimada de búfalos asciende a más de 3,8 millones de cabezas (FAO, 2000) y en el mundo supera los 202 millones (Anuario, 2008).

 

Características de la especie

El búfalo de pantano se caracteriza por su color gris purpúreo, cuello inclinado, con cuernos macizos echados hacia atrás. Es utilizado fundamentalmente como animal de trabajo, para la producción de carne y muy raras veces para la producción de leche; mientras que el búfalo de río generalmente es negro o gris oscuro, dotado de cuernos estrechamente enrollados y produce más leche que el de pantano (Scannone, 2009).

Los búfalos de río, representados en el país por el Buffalypso, presentan indicadores fisiológicos semejantes a los del bovino, pero la presencia de agua es vital para su comportamiento y lucha contra el estrés térmico (Di Palo et al., 2001) o en su lugar deben disponer de abundante sombra (Galloso et al., 2009a).

Las ventajas con relación a los bovinos, según Planas (2005), son las siguientes:

• Su alta natalidad y su larga vida productiva (25 años y más).

• Gran rusticidad y baja mortalidad, son resistentes a las garrapatas y otros parásitos.

• Produce leche con un alto contenido de grasa y carne de elevada calidad, con 40% menos de colesterol y 12% menos de grasa.

• Las crías tienen un crecimiento más rápido.

• Su adaptación a condiciones difíciles de alimentación y explotación.

• Su producción se considera casi orgánica.

Entre sus desventajas con respecto a los bovinos se pueden citar:

• Presentan estro estacional principalmente en el período de septiembre y diciembre, y los partos ocurren de forma concentrada entre julio y octubre (Paiva, 2005). Esto determina una producción inestable, que dificulta la comercialización de la leche y los productos lácteos. En Cuba se ha observado que el 65% de los partos tienen lugar entre los meses de agosto-octubre, con el consiguiente perjuicio que esto acarrea para la organización pecuaria (Campo, 1997).

• Son tímidos por naturaleza y se asustan fácilmente, por lo que deben ser tratados con tranquilidad y calma; a medida que avanzan en edad, se hace difícil la convivencia pacífica entre los machos en presencia de las hembras, por la característica de buscar liderazgo (García y Planas, 2001).

• Tienen un fuerte instinto de supervivencia y si se quedan sin alimentos, rompen las cercas; esta es una de las razones por las que caminan incesantemente y destruyen los cercados y siembras, además de tener una marcada tendencia a rascarse en los árboles causándoles desconchados y graves daños. Otra forma de dañarlos se relaciona con sus hábitos de ramonear y mordisquear la corteza.

• Los partos fuera de época, a partir de diciembre, reducen la producción y acortan las lactancias (García, 2010).

 

 

Alimentación

Se informan diferencias en algunos indicadores de la fisiología digestiva y la nutrición a favor del búfalo, comparado con el vacuno (Abdullah et al., 1990), al analizar su buen aprovechamiento de la fibra, así como una mayor capacidad de ingestión de alimentos.

El búfalo presenta una alta eficiencia en la utilización de los nutrientes, lo que se manifiesta en un crecimiento acelerado desde edades tempranas (Mendoza, 2002), aunque se insiste en que es determinante suministrar a los animales una dieta que cubra los requerimientos de la especie y en particular de cada categoría; así los animales crecen y muestran su potencial productivo y reproductivo (Paiva, 2005).

También se plantea que en los búfalos es mayor la digestibilidad de la grasa, el calcio, el fósforo y el nitrógeno no proteico cuando se alimentan con pastos naturales o cultivados (Campo, 1997).

Su resistencia natural evita que se presenten problemas de enfermedades de tipo nutricional, lo que permite utilizar insumos y equipos más simples y baratos. Campo (1996) afirma que en el Amazonas brasileño esta especie se ha desarrollado fructíferamente, por su rusticidad y cualidades excepcionales para aprovechar los alimentos de baja calidad.

Las dietas deben ser formuladas evitando el exceso de almidón y proteína. Los mejores resultados se han obtenido utilizando forrajes verdes y limitando el consumo de concentrados, ya que el búfalo al consumir dietas carentes de carbohidratos utiliza el nitrógeno de forma más eficiente. En este sentido, López et al. (2005) corroboraron la capacidad que tienen los búfalos para utilizar mejor la proteína proveniente de la dieta debido a una mayor actividad microbiana; además la población microbiana del rumen de los búfalos es mayor que la de los vacunos.

Se ha demostrado que los granos de cereales enteros son pobremente digeridos. La excreción de granos de cereal no digeridos en las heces se incrementa con el aumento del tamaño de las partículas. El trigo resultó mejor en la suplementación bufalina, en comparación con otros cereales como el arroz y el maíz (Wadwa et al., 2002).

Según Planas y García (2002) las necesidades de agua son de 45 L para el mantenimiento y 43 L para la producción láctea.

 

Comportamiento en pastoreo

En Brasil se ha comprobado que al aumentar el número de búfalos por hectárea disminuye el porcentaje de preñez de 93,3 a 71,1% (Baruselli, 1994); unido a ello se encuentra el deterioro de la condición corporal, que también decrece al incrementarse la densidad poblacional en pastoreo.

Según García y Planas (2003) se recomiendan áreas de aproximadamente 80 hectáreas para explotar 30 búfalas adultas, cinco reemplazos de hembras, tres reemplazos de machos, un semental y las crías nacidas en el año de explotación (28-30), lo que representaría una carga de una unidad de ganado mayor equivalente a 500 kg de peso vivo por hectárea.

No obstante, es aconsejable que la carga se revise periódicamente en dependencia de la masa instantánea y la disponibilidad de pastos, y sobre todo en la época poco lluviosa se debe reducir la carga (Simón y Galloso, 2008a).

En las sabanas inundables en Venezuela es común que se practique el pastoreo continuo, aunque la división del área en cuartones para realizar un pastoreo alterno pudiera ser una alternativa válida para la especie. En este caso el pastoreo con 40-60 días de descanso es adecuado para las sabanas altas (Tejos, 1994).

La utilización de cercado eléctrico resulta eficiente para la división en cuartones o potreros, por el respeto que le tienen los búfalos (Sistebuf, 2005).

Esta especie es de fácil adaptación a las condiciones ambientales adversas, tan comunes en las zonas tropicales; sin embargo, el aumento de la temperatura corporal, como resultado de las radiaciones solares y el calor percibido, unido a la escasez de glándulas sudoríparas, es un elemento a considerar en la producción bufalina, y los sistemas agroforestales desempeñan un importante papel por ofrecer un ambiente de confort (Brito, 2006). Además se conoce que en las condiciones de clima tropical, los búfalos pastan en el horario diurno más fresco o en cualquier horario si tienen acceso a la sombra (Salazar, 2000), como una forma de regular la temperatura corporal.

En este sentido, al trabajar con animales en crecimiento y en pastoreo diurno Galloso et al. (2009a) encontraron que la actividad de ingestión aumentó con la edad, y que la ingestión y la rumia estuvieron influidas por la humedad relativa y la temperatura, con un desplazamiento de la rumia hacia el período nocturno. También observaron un incremento de la actividad de ramoneo en el período lluvioso respecto al poco lluvioso, un aumento en la actividad de pastoreo a la sombra de los árboles, y una mayor movilidad de los animales en el tercer y último día de estancia en los cuartones para buscar alimento.

Por su parte Caraballoso et al. (2009), en el humedal norte de la provincia de Ciego de Ávila, determinaron que los búfalos adultos dedican la mayor parte del tiempo a la actividad de pastoreo, con tendencia a incrementarlo en las tres primeras horas del día, y los valores más altos de la rumia ocurrieron entre las 11:00 a.m. y las 4:00 p.m., coincidiendo con las horas del mediodía; el desplazamiento hacia otras áreas lo realizaron entre las 10:00 a.m. y las 2:00 p.m. (horas más calurosas del día), lo que coincide con lo informado por Planas (2005) en condiciones normales de explotación.

Galloso et al. (2009b) informaron la preferencia por Leucaena leucocephala y Albizia lebbeck con relación a Gliricidia sepium y Moringa oleifera, en pruebas de aceptabilidad en comederos; también es conocido el buen consumo de forraje de gramíneas como king grass, caña de azúcar y otros.

 

Reproducción

Los búfalos son considerados lentos en su maduración reproductiva y en su reincorporación posparto. Las deficiencias en el manejo han contribuido mucho a este comportamiento.

La vida reproductiva de las búfalas dura hasta los 25 años, y es común que críen entre 15-18 bubalinos en ese período (Benítez, 2006). El peso vivo de los bucerros al nacer varía entre 37 y 41 kg. En este sentido, Urdaneta (2008) en Venezuela reportó 39±11 kg.

Dentro de los indicadores reproductivos es importante señalar el rápido proceso de involución uterina (Perera et al., 1987) y el reinicio de la actividad ovárica en la especie (Jainudeen, 1986), lo cual permite obtener un intervalo de parto entre 12 y 13 meses aun cuando esta especie tenga una duración de gestación de 315 días, algo similar a lo observado en el ganado Cebú.

En algunos países se realizan cruzamientos entre los búfalos de pantano (Carabao) y los de río con el objetivo de mejorar la productividad de los primeros y resolver, a través del manejo de los animales productores de leche, la docilidad de estos, ya que se han reportado largos períodos interpartales (dos años) para los búfalos de pantano en crías extensivas (Cruz, 2001).

La fertilidad puede ser más alta en la F1 y declinar en la F2 y la F3 en el caso de las hembras (Hincapié, 2000) y con respecto a los machos existe un alto porcentaje de infertilidad desde la primera generación (Bascur et al., 1988); aunque estos disturbios en las hembras no ocurren por igual en todos los rebaños y cruces, en la actualidad la mayoría de los híbridos procrean normalmente (Quesada, 2001).

En China, mediante un triple cruzamiento entre las razas Murrah, Nili Rabi y Carabao se logró disminuir la entrada a la pubertad, el intervalo parto-primer celo y el intervalo parto-parto.

El comportamiento reproductivo estacionario de los búfalos de agua sigue siendo un tema polémico internacionalmente. Según Vale (2002), el búfalo es un animal poliéstrico continuo capaz de reproducirse durante todo el año, siempre que esté bajo buenas condiciones de manejo y explotación.

En Venezuela, la mayoría de los partos ocurren entre agosto y octubre (Asobufalo, 1992) y en Cuba el 65% de los partos pueden ocurrir en el mismo período (Campo et al., 2005); sin embargo, Mitat (2001) reportó que en la Empresa Pecuaria «Los Naranjos» el 75% se producen entre los meses de julio y noviembre.

Con respecto a las bubillas, la edad al primer parto según Vale et al. (2001) fluctúa entre 32 y 35 meses; mientras que Lall (2001) planteó 38 a 45 meses de edad, incluso en bubillas pobremente alimentadas.

 

Producción láctea

Los productos bufalinos son una importante y reconocida fuente de alimentación en muchos países en vías de desarrollo y se han ido transformando en una buena oportunidad de negocios (De Bernardi, 2001).

Las búfalas presentan una gran habilidad materna y esto produce un efecto positivo en la liberación de la leche, lo que se debe al gran celo por su cría. De acuerdo con esta condición, se recomienda que después del ordeño debe permanecer por lo menos 30 minutos con la cría (Anon, 2006).

Un elemento que ha influido en el énfasis que se le está dando al desarrollo del búfalo para la producción láctea y de carne está dado, entre otros aspectos, por la similitud de algunas de sus características con las del vacuno, por lo que es necesario hacer pequeñas adaptaciones para ajustar las condiciones de explotación de una a otra especie. En este sentido, Angulo et al. (2005) plantearon que el búfalo es un animal que tiene rendimientos comparables con sus competidores comerciales vacunos.

En Cuba Simón y López (2008) compararon los principales indicadores de producción láctea en dos rebaños de vacas Siboney ⅝ Holstein x ⅜ Cebú y hembras Buffalypso, con similares características de manejo y explotación; los resultados se muestran en la tabla 1.

Se encontró una mayor producción de leche por hembra lactante en las vacas, pero con un porcentaje inferior en el contenido de grasa en la leche, lo que equilibró la producción individual de ambas especies (corregida al 3% de grasa).

En cuanto a la producción por hectárea, indicador que expresa el nivel de intensificación de los sistemas, la producción de leche entera y corregida de las vacas superó en cinco y tres veces, respectivamente, la de las búfalas.

De acuerdo con la carga (1,6 vacas/ha y 0,6 búfalas más las crías/ha), la producción histórica de estos rebaños fue de 108 175 kg promedio en ocho años en las vacas y de 38 325 kg en las búfalas en tres años.

Hay que señalar que aunque los resultados mostraron un grado de intensificación productiva muy superior en la producción de leche bovina, las búfalas no recibieron en ese tiempo ningún tipo de suplementación con concentrado.

Por otra parte, Simón y Galloso (2008a) lograron duplicar la carga en hembras Buffalypso en sistemas de producción arborizados con leucaena con la tecnología de silvopastoreo racional y los resultados fueron superiores (0,72 kg de leche/búfala/día; 279,8 kg/lactancia; 1,49 kg/ha/día) en comparación con el monocultivo de gramíneas no arborizado; además, la lactancia duró 42 días más.

La composición láctea, y en especial los porcentajes de grasa que son los que determinan la calidad de la leche (Duarte et al., 2001), pueden variar en las búfalas de acuerdo con la raza, la época del año, el estado de la lactancia, el número de partos, la edad, la alimentación y las condiciones climáticas.

Los contenidos de calcio y fósforo tienen un gran valor nutricional y hacen que la cuajada para el queso ocurra rápidamente. Además la leche de búfala tiene más calorías y vitamina.

A que la leche de vaca (Andrade et al., 2009).Estas características de la leche bufalina la hacen muy buena para elaborar yogourt y excelentes cremas, mantequilla y queso, dándole especial textura y consistencia a los derivados lácteos.

En Italia se fabrican los quesos mozzarella y ricotta con gran éxito en el mercado (Zicarelli, 2001), al igual que otros que se producen en Brasil (Campo, 1996). La leche de búfala, al igual que la de cabra y oveja, se utiliza casi exclusivamente para la elaboración de quesos en algunos países, debido especialmente al elevado rendimiento quesero y al alto contenido de sólidos (Rosati y Van Vleck, 2007). Según Morillo (2009) con 100 litros de leche de búfala se pueden obtener 25 kg del legítimo queso mozzarella.

Las principales características de la leche de búfala, comparada con otras especies, se muestran en la tabla 2.

Las búfalas de río tienen producciones medias, entre 500 y 750 litros de leche en 150-180 días de lactancia (Ligda, 1998).

En Cuba, en un estudio realizado entre 1997 y 1999 en 714 lactancias de 401 búfalas, se obtuvieron como promedio 832 litros de leche en lactancias de aproximadamente 240 días, para un promedio diario por hembra de 3,47 litros (CENCOP, 2000).

Según Mitat et al. (2007) las mayores producciones se alcanzaron en los meses de septiembre y octubre con 3,20 kg/día, a partir de noviembre comenzaron a decrecer hasta junio, que se encontró el valor más bajo (2,31 kg/día), debido a la mayor ocurrencia de partos en los primeros meses.

García (2010) informó que el comportamiento productivo de las hembras Buffalypso fue superior al de las mestizas en animales alimentados a base de pastos (2,7 y 3,3 kg de leche/búfala/día), con una duración de la lactancia de 200 días. También observó que los partos que ocurren fuera de época inciden negativamente en la producción de leche y la duración de la lactancia, y que la producción se incrementó de la primera a la quinta lactancia.

En Cuba se realizaron estudios de rendimiento lechero en 5 697 lactancias (años 1997-2006) en hembras Buffalypso y mestizas con Carabao, y la producción promedio fue de 710 kg en 218 días de lactancia (Brito, 2006).

 

Producción de carne

La potencialidad del búfalo para producir carne es una práctica que ha tomado auge en los últimos años; según Angulo et al. (2002) y Vale (2002), el búfalo de agua se comporta mejor que el ganado vacuno en iguales condiciones de manejo y explotación en muchos países tropicales.

La perspectiva de los países en desarrollo en la cría bufalina para carne es la de sacrificar los animales con la menor edad posible, que tiene como ventaja la eficiencia en la conversión de los alimentos y una menor acumulación de tejido adiposo con relación a los animales de mayor edad.

En esta particularidad el búfalo tiene ventaja sobre el bovino, ya que alcanza la plenitud del desarrollo en poco tiempo, lo cual se manifiesta en más carne en menor tiempo y a menor costo (Bautista et al., 2002).

Las características organolépticas y las propiedades físico-químicas de las carnes de ambas especies no difieren significativamente, aunque la del búfalo tiene menos grasa y el contenido proteínico es mayor (tabla 3).

Según Angulo et al. (2002) en Colombia se produce carne de alta calidad, con rendimientos que compiten con los de los bovinos en sistemas donde se alimentan los animales con leche ad libitum hasta el destete aprovechando su alto valor nutritivo, y se alcanzan mayores ganancias de peso vivo (Campo, 1996).

En la mayoría de los sistemas de producción no se tienen en cuenta los animales y, por este motivo, las primeras etapas de desarrollo transcurren en áreas de pastos con bajos tenores de proteína y energía, por lo que se obtienen animales con bajo peso al destete y ganancia de peso vivo entre 200 y 300 g/día (Ramírez, 2001).

Para comprobar las posibilidades carniceras del búfalo de río (Buffalypso), Simón y Galloso (2009) midieron el rendimiento cárnico aprovechable (tabla 4) en un total de 84 canales, con un peso promedio de 436 kg de peso vivo vacío al sacrificio. Los animales se mantuvieron en pastos naturales con baja carga y sin suplementación, con una edad inferior a 24 meses.

Como se puede apreciar, no existieron diferencias apreciables para ninguno de los indicadores del rendimiento entre los animales de peso vivo similar con menos de 24 meses. Tampoco se encontraron diferencias en la composición de la canal (tabla 5).

La producción de carne en las tres últimas décadas indica que el número de cabezas beneficiadas, las toneladas métricas y el crecimiento interanual han aumentado sustancialmente, tomando como base los estudios precedentes de la crianza de bovinos para este fin, que sin lugar a dudas son la base del conocimiento para la producción de carne bufalina.

 

Crianza

Al igual que en todas las especies, se debe tener especial cuidado con los recién nacidos en su primera etapa de vida. Lo más importante en este período inicial lo constituye la ingestión de calostro que contiene altas concentraciones de proteína y minerales, como calcio, fósforo y potasio, vitaminas liposolubles y gammaglobulinas, pues no existe transferencia de madre a hijo a través de la placenta. Para ello se debe garantizar la permanencia de la madre con su becerro los 10 primeros días de vida.

Las crías nacen fuertes y logran incorporarse a las pocas horas de nacidas para acompañar el rebaño; logran un incremento rápido en el peso vivo a partir del nacimiento y alcanzan una ganancia diaria entre 0,92-0,98 kg (Agudelo et al., 2007; Urdaneta, 2008).

En crías intensivas se han alimentado por medios artificiales sin ningún problema para su adaptación y, de igual manera, se ha trabajado con el sistema de nodrizas que pueden amamantar de dos a tres bucerros (Campo e Hincapié, 2004).

La identificación del recién nacido debe efectuarse a los siete días y el descorne a los 10-12 días, al igual que es importante la desparasitación a esta edad y la observación de los neonatos para evitar casos de onfaloflebitis.

El destete se realiza entre los seis y ocho meses de nacidos, teniendo en consideración aspectos tales como el estado corporal de la cría, la condición corporal de la madre, si está o no en ordeño y el estado reproductivo (Campo e Hincapié, 2004).

El peso al destete está estrechamente relacionado con el sistema de cría empleado y, por lo general, el macho es más pesado que la hembra. Al efectuarlo es recomendable separar los machos de las hembras, llevarlos a potreros o cuartones con buenos pastos, y preferiblemente, que se encuentren separados de sus madres.

Galloso y Simón (2007), al comparar la crianza de bucerros en un sistema arborizado con un sistema de gramíneas en monocultivo, encontraron que la descomposición de las bostas en ambos sistemas tuvo una evolución diferente. En el silvopastoreo, a medida que aumentó el número de bostas frescas, se estableció una relación positiva con aquellas en descomposición y negativa con las momificadas; lo contrario ocurrió en el sistema no arborizado.

Estos resultados concuerdan con los obtenidos en terneros por Soca (2005), quien señaló que en los sistemas arborizados hay una presencia abundante de insectos coprófogos y una macrofauna edáfica que aceleran la descomposición de las bostas, ya que estos sistemas proporcionan condiciones edafoclimáticas que favorecen el desarrollo de una rica y variada fauna del suelo.

Esta rápida descomposición de las excretas en el pastoreo actúa positivamente en la eliminación de los huevos y las larvas de los parásitos gastrointestinales, lo que reduce los peligros de infestación en los animales y disminuye las pérdidas de elementos nutritivos debido a los efectos erosivos, la volatilización y otros, lo que se manifiesta positivamente en la salud y el crecimiento de los bucerros.

 

CONCLUSIONES

La crianza de búfalos en Cuba es muy reciente; sin embargo, ha tenido un notable desarrollo, motivado por las características propias de rusticidad, alta natalidad y plasticidad de adaptación a lugares donde los bovinos no sobreviven.

Poseen una elevada tasa de ingestión de alimentos voluminosos que los hacen menos competitivos con otras especies.

Como animal de doble propósito se caracteriza por la calidad de la leche con alto contenido de grasa y sólidos totales, muy apropiada para la producción de queso y otros productos lácteos, además de producir carne con bajos tenores de grasa y colesterol.

No obstante, su producción de leche resulta extensiva, por las bajas cargas que hay que emplear en pastoreo, debido a sus hábitos alimentarios y a las capacidades productivas de los Buffalypsos, por lo que el mejoramiento lechero mediante cruzamientos con razas de mayor potencial y la transformación de la base alimentaria podrían aportar positivamente en la intensificación de su producción.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Abdullah, N. et al. Comparative studies of fibre digestion between cattle and buffaloes. Domestic buffalo production in Asia. Proceedings of the final research coordination meeting of the use of nuclear techniques to improve domestic buffalo production in Asia. Rockahampton, Australia. p. 75. 1990

2. Agudelo, D et.al. The buffalo as a meat product: Production and genetic improvement. Rev. Lasallista Investig. 4 (2): 43. 2007

3. Althaus, R. Composition of the buffalo milk variation factors. Facultad de Ciencias Veterinarias. Universidad Nacional del Litoral. Santa Fe, Argentina. 2002

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Recibido el 31 de mayo del 2010
Aceptado el 15 de septiembre del 2010