Introducción
En el trópico, la alimentación de los rumiantes se basa, fundamentalmente, en el consumo de pastos y forrajes. Sin embargo, las condiciones climáticas que existen en la región influyen en el crecimiento y la productividad de las pasturas. La distribución anual de las lluvias, principalmente, determina la buena disponibilidad del forraje en el período lluvioso, en contraste con su escasez en el período poco lluvioso (Ku-Vera, 2010; Canesin et al., 2014). Con la escasez de forrajes en la época de pocas lluvias, el ganado experimenta importantes pérdidas de peso, que afectan su productividad, salud y reproducción (Asaolu et al., 2015).
Ante estas condiciones, se impone la búsqueda de alternativas tecnológicas de alimentación para el ganado que no representen competencia para los humanos, y que sean económicamente factibles y amigables con el medio ambiente, además de que contribuyan a reducir los costos y no compliquen el sistema de manejo en las explotaciones, a la vez que mejoren su eficiencia (Campos-Granados y Arce-Vega, 2016).
La utilización de fuentes de alimento basadas en el ensilaje, henolaje y subproductos agroindustriales es una opción que permite subsanar, a bajo costo, la deficiencia nutricional del rebaño (Asar et al., 2010) y obtener productos en mayor cantidad, con alto valor biológico durante la conservación (Fernández-Herrero et al., 2013). Estas alternativas alimentarias permiten reducir la pérdida de nutrientes por el rápido deterioro de los forrajes cuando no se conserva en condiciones adecuadas, además de compensar los costos de su producción (Ali et al., 2014; Miranda-Yuquilema et al., 2014).
La confección de ensilajes hace posible la conservación del exceso de forraje producido durante el período lluvioso para que pueda ser utilizado en la época de menor disponibilidad, sin ocasionar grandes transformaciones en la calidad nutricional del alimento (Morales et al., 2017).
El objetivo de este estudio fue caracterizar la dinámica de fermentación de un ensilaje de planta entera de sorgo (Sorghum bicolor L. Moench) con niveles de inclusión de pulpa de cítrico (Citrus sp.).
Materiales y Métodos
Se trabajó con la planta entera de sorgo blanco (S. bicolor cv. UGD-110), sembrado en áreas experimentales de la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey (EEPFIH), en un suelo Ferralítico Rojo, de buen drenaje superficial interno y perfil uniforme (Hernández-Jiménez et al., 2015). Se sembró a chorrillo, a distancia de 1,0 m entre surcos, con dosis de 20 kg ha-1. Se fertilizó con materia orgánica. El forraje se cosechó al inicio de la floración, aproximadamente entre los 65-70 días después de la siembra
Los residuos de frutas de cítrico se recolectaron en estado de maduración comercial en la Empresa Citrícola de Jagüey Grande, provincia Matanzas. Las muestras se sometieron a un proceso de limpieza manual para eliminar cualquier tipo de suciedad. Además, se retiraron las partes dañadas o alteradas.
Para la confección de los ensilajes, la planta entera de sorgo se pre-marchitó a la sombra durante 48 h, hasta lograr disminuir la humedad y alcanzar un valor de materia seca (MS) superior a 30 %. Luego, se troceó en un molino para forraje hasta alcanzar un tamaño de partícula de 4-5 mm, aproximadamente. La pulpa de cítrico y el sorgo se combinaron en tres proporciones (tabla 1).
Los ensayos se realizaron en el laboratorio de evaluación de alimentos de la EEPFIH y en el laboratorio de fisiología del Instituto de Ciencia Animal (ICA).
Tratamiento y diseño experimental. Para evaluar el efecto de las diferentes formulaciones en la calidad fermentativa de los ensilajes, se aplicó un diseño completamente aleatorizado con cuatro tratamientos (A, B, C y D), cuatro momentos (14, 28, 42 y 56 días) y seis repeticiones. Se consideró el microsilo como la unidad experimental.
Evaluación de la calidad fermentativa . Los ensilajes se monitorearon a los 14, 28, 42 y 56 días después de su elaboración, a partir del grado de acidez (pH) mediante el método potenciométrico. Además, se determinó el contenido de nitrógeno amoniacal (Chaney y Marbach, 1962) y la concentración de ácidos grasos volátiles (Cottyn y Boucque, 1968).
Análisis estadístico. Para el análisis de los datos de la dinámica del proceso fermentativo, se utilizó un modelo lineal del SAS® (SAS Institute Inc., 2007). Cuando se hallaron diferencias (p < 0,05), las medias de los tratamientos se compararon mediante la dócima de rangos múltiples de Duncan.
Resultados y Discusión
Para que un ensilaje sea considerado de buena calidad, es necesario que preserve, al máximo posible, las características nutricionales del material original. Esto ocurre cuando se logran reducciones en la respiración del tejido de la planta, en la actividad proteolítica y en el desarrollo de clostridios, lo que se obtiene con el descenso rápido del pH después del ensilaje (McDonald et al., 1991).
En la tabla 2 se muestra el pH de los ensilajes en estudio. Se pudo observar una tendencia a su disminución con el incremento del nivel de pulpa de cítrico y el tiempo. De acuerdo con Garcés-Molina et al. (2005), la producción de ácido láctico y otros ácidos hace posible que la fermentación se desarrolle exitosamente y que prolifere la actividad de las bacterias ácido lácticas (BAL), convirtiéndose estas últimas en la población predominante. En dichas condiciones, el pH disminuye entre 3,8 y 5,0 en dependencia de la especie y las características del forraje.
Sánchez (2018) señala que el pH recomendado para obtener ensilados de buena calidad es 4,0. Según refieren Moura et al. (2017), este valor indica que los forrajes ensilados presentan cantidades suficientes de carbohidratos solubles y que su fermentación garantiza la conservación adecuada del material vegetal mediante la producción de ácido láctico.
El amoniaco mostró tendencia al incremento, según se redujo el nivel de inclusión de pulpa de cítrico (tabla 3). De igual forma, aumentó desde el día 14 hasta el 56. No obstante, este incremento se debió, probablemente, al amoníaco generado por los procesos de proteólisis, presentes durante las primeras fases de la producción del ensilaje.
a, b, c, d: Letras diferentes indican diferencias entre tratamientos en una misma columna (p < 0,05)
Los valores esperados de nitrógeno amoniacal para un ensilado de buena calidad varían según el tipo de forraje (Jones et al., 2004). Concentraciones menores que 11 % se califican como ensilajes aceptables, mientras que los de mala calidad se relacionan con valores superiores al 15 % de nitrógeno amoniacal. Ojeda et al. (1991) indicaron que, en ensilajes bien conservados, la concentración de nitrógeno amoniacal con respecto al total debe ser menor que 7 %. En este estudio, los valores de nitrógeno amoniacal no fueron mayores que 3 %. Estos resultados no se corresponden con lo informado por Roa y Galeano (2015), quienes evaluaron el efecto del tiempo de conservación en la calidad nutricional y la digestibilidad in situ de ensilajes de cuatro plantas leñosas forrajeras. Estos autores refieren concentraciones de nitrógeno amoniacal inferiores a 1 %.
La figura 1 muestra la dinámica de producción de los ácidos grasos volátiles (AGV) durante el proceso de evaluación. La producción de ácido acético no difirió a los 14 días (figura 1.1); sin embargo, hubo diferencias significativas a partir de los 28 días de fermentación (figura 1.2), momento en que el ensilaje con 75 % de pulpa de cítrico alcanzó mayor concentración con respecto al resto; mientras que, a los 42 y 56 días, el tratamiento con 50 % de pulpa presentó la mayor producción de ácido acético, seguido del tratamiento con 25 % de pulpa, que superó a los restantes.
La producción de ácido propiónico no difirió hasta los 42 días de fermentación (figura 1.3), momento en que los tratamientos con 50 y 75 % de pulpa de cítrico produjeron más de este compuesto en comparación con los demás. Sin embargo, a los 56 días se observó que solo el tratamiento con 50 % de pulpa superó a los restantes (figura 1.4).
En cuanto a la producción de ácido butírico de los ensilajes evaluados a partir de los 28 días, hubo una disminución de este metabolito (figura 1.2), a medida que disminuyó la proporción de pulpa de cítrico en la mezcla ensilada. La concentración de este AGV varió de 0,004 hasta 0,034 mmole L-1, lo que según Ojeda et al. (1991) es despreciable en ensilajes de buena calidad. Resultados similares informaron Noguera et al. (2014), al evaluar el efecto de diferentes aditivos en la calidad nutricional y el perfil de fermentación del ensilaje de cáscaras de maracuyá (Passiflora edulis Sims.).