Introducción
En la región caribe de Colombia predominan los sistemas ganaderos de doble propósito, que se caracterizan por presentar genotipos y manejos adaptados a las condiciones edafoclimáticas de la región, y por una tradición en esta actividad económica (Tapia-Coronado et al., 2019). La alimentación de los bovinos depende, casi exclusivamente, del forraje producido en praderas naturales, afectadas por la estacionalidad de las lluvias. La dinámica hidrológica de la zona y la variabilidad espacial y temporal del forraje, conjuntamente con un manejo extensivo, han ocasionado un impacto ambiental negativo en la región (FAO, 2019; Vélez-Terranova, 2019).
Ante estas condiciones, los índices productivos son bajos. Entre ellos, la ganancia de peso de los bovinos machos en desarrollo, que requieren un tiempo prolongado para alcanzar el peso de sacrificio (FEDEGAN, 2018). Esta categoría es económicamente importante. Sin embargo, resalta la ausencia de estrategias alimentarias durante el período poco lluvioso, que eviten el sobrepastoreo e incrementen la productividad (Argüello-Rangel et al., 2019).
En las áreas ganaderas predomina Bothriochloa pertusa (L.) A. Camus, que muestra restricciones estacionales en el rendimiento de materia seca (Cajas-Girón et al., 2012). Este pasto presenta alta producción de estolones y de semillas viables, con una amplia adaptación a condiciones de suelos de baja fertilidad en áreas de escasa precipitación y buena tolerancia al pisoteo, características que le confieren mayor capacidad de adaptación y mejor resiliencia relativa, con respecto a otras especies de gramíneas presentes en la región (Doncel et al., 2016; Portela-Pérez y Brito-Martínez, 2018). Sin embargo, su aceptación por los productores es controvertida, aspecto que necesita ser evaluado para disponer de argumentos que sustenten sus ventajas y desventajas.
A partir de lo antes expuesto, se desarrolló esta investigación para evaluar el comportamiento de indicadores productivos en bovinos machos en desarrollo en dos explotaciones ganaderas, en las condiciones de manejo de la región del valle del Cesar, en Colombia.
Materiales y Métodos
Descripción de los sitios de investigación. Los estudios se realizaron en la ecoregión ganadera del Valle del Cesar, en el Departamento del Cesar, Colombia. Se seleccionaron las fincas La Providencia (10º 08,201ʹʹ N, 73º 14,391ʹʹ O) y La Unión (09º 54,067ʹʹ N, 73º 14,983ʹʹ O), representativas de los sistemas productivos de la región, con altitudes entre 100 y 160 m.s.n.m. respectivamente, y relieve de topografía plana.
Clima. El área experimental se identifica como región Caribe y Valles Interandinos, con formación vegetal de bosque seco tropical y tierras de planicies aluviales. El clima presenta dos períodos bien definidos: lluvioso (PLL), y poco lluvioso (PPLL), con precipitación media anual de 1 550 mm. La tabla 1 muestra los datos climáticos durante la etapa experimental, que se obtuvieron de la Estación Meteorológica de Motilonia, ubicada en la región de estudio.
Características de los suelos. Los suelos de las fincas se evaluaron según las técnicas descritas en el manual de procedimiento para el análisis de suelo, agua y tejido vegetal (IGAC, 2009). Las muestras se tomaron al inicio de la investigación, entre 0 y 20 cm de profundidad. Como indicadores se determinó pH, MO, macroelementos (Ca, Mg, K, Na, P, S), microelementos (Cu, Fe, Mn Zn, B), capacidad de intercambio catiónico efectiva y conductividad eléctrica (tabla 2).
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CE: conductibilidad eléctrica, CICE: capacidad de intercambio catiónico
La Providencia presentó un suelo con textura franco, pH alcalino, concentraciones bajas de Fe, medias en S, Mg y B, y altas en P, Ca, K y Na. Mientras, La Unión mostró un suelo de textura arenosa, pH ligeramente ácido, contenidos bajos de P, S, Mg, K, Na y B, medios de Ca y altos de Fe.
Caracterización de las fincas. Para la caracterización y selección de las fincas, se tuvo en cuenta la información disponible en la base de datos de la Federación de Ganaderos-Fondo Nacional del Ganado (FEDEGAN-FNG) y la contribución de los técnicos y funcionarios de las Unidades Municipales de Asistencia Técnica Agropecuaria (UMATA), quienes poseen conocimientos integrales de las explotaciones, por la asesoría y la fiscalización que realizan. En las evaluaciones se adoptó como criterio privilegiar la representatividad del sistema, conservar los aspectos tecnológicos de cada finca, y no intervenir en los manejos zootécnicos.
Las fincas seleccionadas tienen, entre sus propósitos productivos, los sistemas de crianza de bovinos machos en desarrollo, con predominio de la raza comercial Brahman (cebú). El estudio duró nueve meses, enmarcados en dos períodos: PLL (mayo-octubre) y PPLL (noviembre-febrero). Se utilizaron sistemas de pastoreo en monocultivo de gramíneas, representadas por B. pertusa (pureza entre 95 y 97 %), típicos de la región Caribe, sin la aplicación de riego ni fertilización.
En ambas fincas, el sistema de pastoreo fue el rotacional en el PLL. Los cuartones se manejaron sin tiempo definido de estancia (entre 4 y 6 días), y los cambios de cuartón se determinaron mediante apreciación visual de la disponibilidad. En el PPLL, el sistema fue continuo, con todos los cuartones a disposición de los animales, sin la utilización de suplementos ni sales minerales. El peso vivo (PV) de los animales se transformó a unidades de ganado mayor por hectárea (UGM ha-1), considerando 450 kg como unidad de referencia. Por las diferencias que presentaron las fincas en el número de animales, la edad y el PV se analizaron de manera independiente.
Animales y manejo. En la finca La Providencia, se utilizaron 34 animales, con peso promedio de 191,9 ± 25,1 kg, y edades entre los 16-18 meses. El área de pastoreo fue de 10 ha, divididas en 11 cuartones (0,91 ha), y una carga inicial de 1,45 UGM/ha. En La Unión, se usaron 20 animales, con peso promedio de 115,9 ± 16,0 kg, y edades entre los 10-12 meses. El área de pastoreo fue de 6 ha, divididas en cinco cuartones (1,2 ha) y una carga inicial de 0,86 UGM/ha.
En las dos fincas, las áreas de pastoreo estuvieron delimitadas por cercas perimetrales con alambre de púa, y los cuartones por cercas eléctricas.
En ambas entidades, los animales estaban clínicamente sanos ante el examen físico y tenían actualizado el programa de vacunación establecido en la región (aftosa, septicemia hemorrágica, edema maligno, carbón sintomático) y el control de endoparásitos y ectoparásitos.
Disponibilidad de forraje. Para estimar la disponibilidad de materia seca (MS), se utilizó la metodología descrita por Martínez et al. (1990). Las evaluaciones se realizaron el día anterior a la entrada de los animales en los cuartones y los valores mensuales correspondieron al promedio de los muestreos realizados durante cada mes.
Composición bromatológica. Durante la determinación mensual de la disponibilidad, se tomaron muestras representativas del pasto (300 g) para estimar su calidad, simulando manualmente la selección que hace el animal en pastoreo. Se determinó el contenido de MS mediante la deshidratación hasta alcanzar peso constante en una estufa de ventilación forzada a 60 °C en el laboratorio de Motilonia. Las muestras correspondientes a un mismo mes, se homogenizaron y una porción representativa se envió al laboratorio de CORPOICA, en Bogotá, para determinar la composición bromatológica, según los procedimientos del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA, 1989): PB, FDN, FDA, ceniza (CEN), P, Ca, Mg, Na, K, S, Fe, Cu, Mn y Zn.
Determinación del PV. Los animales se pesaron individualmente, con previo ayuno de 12 horas, y frecuencia mensual. Se utilizó una báscula mecánica portátil, marca Prometálico®, Modelo CUI 1500-E, con capacidad de 1 500 ± 0,01 kg. Se cuantificó la ganancia media diaria (GMD), expresada en g animal-1 día-1, a partir de las diferencias de PV inicial y final.
Balance alimentario. Los requerimientos nutricionales se determinaron de manera retrospectiva, a partir del PV y la GMD en cada mes. Por tratarse de animales alimentados solo con pastos, que estaban de manera permanente en las áreas de pastoreo, los requerimientos de MS se consideraron como equivalentes a las capacidades de ingestión (CI), determinadas por el programa CALRAC®, versión 1.0 (1996) para bovinos de carne, al igual que los requerimientos para energía metabolizable (EM), proteína bruta (PB), Ca y P. El resto de los macros y microminerales, se estimó de acuerdo con lo establecido por la National Research Council (NRC, 2000). La EM de B. pertusa durante los meses evaluados se determinó de forma retrospectiva mediante el programa CALRAC®. Los datos se transforman a MJ, al multiplicar los valores por 4.14.
Análisis estadístico. Los resultados se registraron en una base de datos Excel. En el análisis de los resultados se aplicó la estadística descriptiva para calcular la media y la desviación estándar mediante el paquete estadístico InfoStat®, versión libre 1.1 para Windows.
Resultados y Discusión
Al evaluar la disponibilidad de materia seca de B. pertusa en las fincas (tabla 3), los resultados mostraron mayor rendimiento en La Providencia, lo que se puede atribuir a las mejores condiciones físico-químicas y de fertilidad que presentan los suelos francos, con respecto a los de textura arenosa (Portela-Pérez y Brito-Martínez, 2018).
En ambas fincas, las mayores producciones de forraje ocurrieron en el período lluvioso. Estos valores son similares a los informados por Piñeros et al. (2011), quienes plantearon que en la región del caribe colombiano las praderas dominadas por esta gramínea presentan durante el PLL disponibilidades de MS que se pueden considerar como aceptables. No sucede así en el PPLL, en el que la reducción en la disponibilidad del forraje ocasiona limitaciones productivas en los animales.
Tapia-Coronado et al. (2019) coinciden en que uno de los factores que mayor influencia ejerce en la ganancia de peso de los bovinos en el trópico es la estacionalidad climática, ya que el déficit de forraje conlleva a disminuciones en la productividad por unidad de área.
La composición bromatológica del pastizal se muestra en la tabla 4. Los contenidos de EM mostraron que, en el PLL, los pastizales alcanzan los mayores valores con respecto al PPLL, en ambas fincas el comportamiento fue similar.
Los porcentajes de MS estuvieron vinculados al período del año y los valores del PLL fueron menores con respecto al PPLL. Como promedio, el contenido de proteína bruta fue similar en ambas fincas, con porcentajes ligeramente superiores en el periodo lluvioso con respecto al poco lluvioso. Mientras, la FDN y la FDA se incrementaron en el PPLL.
Un comportamiento similar fue informado por Tapia-Coronado et al. (2019), al evaluar el potencial productivo de doce materiales genéticos forrajeros para las sabanas secas del Caribe Colombiano, que incluían B. pertusa.
Patiño-Pardo et al. (2013) señalan que estas reducciones en los indicadores bromatológicos, unido a la caída en la disponibilidad, hacen que B. pertusa presente limitaciones para mantener la producción de leche y la ganancia de peso durante el PPLL.
No se registraron diferencias notables en la composición mineral entre las fincas. No obstante, La Providencia presentó los mayores contenidos de P, K y Fe; mientras que, en La Unión estos correspondieron al Mn y Zn. Los de CEN, Ca, Mg, Na y S fueron similares en ambas explotaciones. El periodo del año no mostró un comportamiento definido. Hubo tendencia a ser superior en el PLL para el K, y en el PPLL para el Fe, Mn y Zn en La Providencia. Sin embargo, en La Unión le correspondieron al Mn los porcentajes más altos en el PLL, y al Zn en el PPLL.
Al considerar el criterio de McDonald et al. (2013) acerca del contenido de minerales en los forrajes tropicales, B. pertusa presentó porcentajes bajos de P, Ca y Na, con valores deficientes de Cu y marginales de Zn.
Según Rajkumar et al. (2012), las variaciones en los porcentajes de minerales en un mismo forraje dependen de varios factores. Entre ellos, las propiedades del suelo donde se desarrolla, la cantidad y distribución de las precipitaciones y, sobre todo, del manejo que reciba el sistema suelo-planta-animal.
La figura 1 describe los incrementos de PV en las fincas durante la investigación. El intervalo comprendido entre 0 y 180 días caracterizó el período lluvioso. El de 181 a 270 días, agrupó el período poco lluvioso. La dinámica del PV indicó un aumento ascendente para el PLL, y un incremento más discreto en el PPLL, con pérdidas en febrero (150 días).
Según Iraola et al. (2017), en los sistemas en condiciones de pastoreo, el análisis de las curvas que describen el comportamiento del PV, permite realizar proyecciones técnicas y comerciales del rebaño, que contribuyen a impulsar la producción de carne.
Estas respuestas estuvieron directamente relacionadas con la disponibilidad de MS y el efecto de la época, dado que, en ambas fincas, la mayor cantidad de forraje se alcanzó en el PLL. Resultados similares refirieron Torregroza et al. (2015) con Brachiaria híbrido cv. Mulato II en el valle del Sinú, Colombia. También Iglesias et al. (2014) informaron datos semejantes, con diferentes genotipos bovinos en la etapa inicial de ceba en Cuba. Estas investigaciones corroboran que las respuestas productivas de los bovinos están vinculadas con la disponibilidad de forraje.
Según Tapia-Coronado et al. (2019), la producción de pasto sostiene a los sistemas ganaderos durante el PLL. Sin embargo, en el PPLL, que se presenta entre noviembre y abril, la ganadería experimenta los efectos que ocasionan la reducción en la oferta y la calidad de los forrajes.
Mejía et al. (2013) informan que en la región Caribe de Colombia durante el PPLL, la producción de forraje puede disminuir entre 30 y 60 %, y generar pérdidas de peso entre 20 y 40 kg animal-1día-1, lo que determina los bajos índices productivos que se reportan en la ganadería durante esta época.
El vínculo entre el comportamiento del PV y la disponibilidad de forraje se observó en la ganancia hallada en cada período (tabla 5). Los resultados del PLL comparados con los del PPLL fueron tres veces más altos.
GDM PLL: ganancia media diaria del período lluvioso, GDM PPLL: ganancia media diaria del período poco lluvioso
( ) Valores entre paréntesis corresponden a la desviación estándar
Estos resultados son superiores a los que refirieron Rivera-Herrera et al. (2017) para los sistemas tradicionales, basados en los pastos en la región Caribe (0,130-0,250 kg animal-1 día-1). Sin embargo, resultan menores que los informados por Iraola et al. (2016), quienes señalan ganancias entre 0,573 y 0,622 kg animal-1 día-1, en añojos Holstein x Cebú, en pastoreo restringido con leguminosas herbáceas, complementadas con maíz (Zea mays L.) y caña de azúcar (Saccharum officinarum L.).
La disminución de la disponibilidad y la calidad del pasto durante el PPLL afecta el consumo de MS de los rumiantes, lo que origina pérdida de peso y aumento en el tiempo necesario para que los animales en crecimiento alcancen el peso de sacrificio (Iraola et al., 2013).
En este sentido, los balances alimentarios señalaron que, en ambas fincas, durante el período poco lluvioso, los aportes del pasto no cubrieron los requerimientos de EM. Estos déficits también se registraron con independencia de la época, para el Ca, Na, Cu y Zn, y para el P en el caso de La Unión (tabla 6). Mientras, no se hallaron carencias de los otros nutrientes evaluados (PB, K, Mg, S, Fe y Mn).
En la región del valle del Cesar no se cuenta con investigaciones que permitan determinar las respuestas productivas de los bovinos machos en desarrollo, cuando se les garantizan estos minerales deficitarios. No obstante, los resultados confirman la necesidad de incluir sales mineralizadas en las dietas para optimizar la nutrición de los bovinos en desarrollo en dicha región.
El incremento del PV de los bovinos fue 78,2 y 83,8 kg-1 animal-1, mientras que el rendimiento de carne fue de 265,9 y 279,3 kg ha-1 para las fincas La Providencia y La Unión, respectivamente. La mejor respuesta productiva en La Unión pudo estar relacionada con las variaciones de la carga (0,86 a 1,52 UGM ha-1), dado que este grupo de animales tenía menor edad y peso con respecto al rebaño de La Providencia, en el que las variaciones fueron de 1,45 a 2,02 UGM ha-1.
También la época presentó un efecto marcado en este indicador, ya que en ambas explotaciones se obtuvieron incrementos superiores, siempre a favor de La Unión, durante el PLL con respecto al PPLL. Torregroza et al. (2015) señalan que estas respuestas están vinculadas con las cargas iniciales, ya que cuando son altas, la productividad por animal tiende a disminuir en el tiempo (tabla 7).
Conclusiones
B. pertusa es un recurso fitogenético de condiciones favorables para los sistemas ganaderos en la región del valle del Cesar, por su amplio rango de adaptación a los suelos y su rendimiento de materia seca en el período lluvioso.
La utilización de B. pertusa durante el período poco lluvioso requiere de estrategias alimentarias dirigidas a cubrir la falta de disponibilidad de materia seca durante los períodos de déficit forrajero en sistemas basados en pastos. Además, se confirmó las carencias de minerales en este tipo de sistema.