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Revista Cubana de Medicina General Integral
versión On-line ISSN 1561-3038
Rev Cubana Med Gen Integr v.13 n.4 Ciudad de La Habana jul.-ago. 1997
Medicina Alternativa
Homeopatía
Arturo Luis Almunia Leyva y Marcio Estrada Paneque
Descriptores DeCS: HOMEOPATIA; TERAPEUTICA HOMEOPATICA.
Subject headings: HOMEOPATHY; TERAPEUTIC HOMEOPATICA.
Hipocrátes fue quien primero hizo la relación de analogía que debe haber entre los síntomas del enfermo y la acción del medicamento. Comprendía que la curación sólo podía lograrse cuando se administra una droga capaz de producir un efecto similar al que la enfermedad produce. Sin embargo, poco caso se hizo de esa enseñanza hipocrática, hasta que fue completamente olvidada.
Siglos después, tocó a Hahnemann ser quien volviera a descubrir, por su propia observación, cómo "los semejantes se curan con los semejantes", enunciando la ley: "Similia similibus curentur".
Fue en ocasión de estar traduciendo del inglés al alemán, una importante obra de materia médica, como ya dijimos, que insatisfecho con la explicación que el autor daba de la forma cómo la preparación de la corteza de la chichona ( o Árbol del Perú) curaba la fiebre de los pantanos (lo que conocemos por malaria o paludismo) decidió experimentar en sí mismo el efecto de esa droga. Comenzó por tomar de ella dosis cada vez mayores, hasta llegar a producirse síntomas de la fiebre para la que se indicaba como remedio eficaz. Repitió el experimento con algunos de sus discípulos y en todos los casos el resultado fue el mismo.
La confirmación plena de esa observación al experimentar otros medicamentos, le llevó a la convicción de que las drogas obran en virtud de que son capaces de producir en individuos sanos, cuadros de síntomas semejantes a los que se manifiestan en los enfermos aquejados de las enfermedades que curan.
El secreto de la curación estriba en encontrar un medicamento que sea imagen de los síntomas que presenta el enfermo. De mayor valor, por lo tanto, son los síntomas peculiares al enfermo, es decir, aquéllos que individualizan su caso, que le distinguen de todo otro caso de la misma enfermedad, porque esta clase de síntomas son los que llevan consigo el sello particular de la persona enferma que se intenta curar. Las personas reaccionan cada una de distinto modo a las enfermedades. El problema del médico es, en cualquier caso, curar al enfermo y no combatir directamente la enfermedad, y para curarlo, más importante es considerar el factor individuo en cuanto a que, por razón natural, imprime distinción el factor enfermedad. Es un error, por consiguiente, en terapéutica, pretender usar remedios específicos para alguna enfermedad. La especificidad se impone, por razón de la ley de analogía, para obtener una curación, pero esa especificidad obra de hallarse en relación con la persona enferma, y no con la enfermedad.
No hay enfermedades sino enfermos. Sabio aforismo que las más de las veces se olvida a la hora de la práctica.
La ley de similitud encuentra para cada enfermo el remedio en particular que habrá de curarlo, y siempre será uno el indicado a un mismo tiempo. El remedio único es, pues el primer corolario de esa ley.
Si las drogas, para curar deben producir síntomas semejantes a los de los enfermos, es lógico suponer la necesidad de emplearlas en dosis que no exageren los de la enfermedad ya existente. La dosificación la determinan las condiciones particulares del caso por tratarse. Hahnemann vio para esto, la necesidad de disminuir las dosis de los medicamentos, tanto como fuere necesario para no agravar al enfermo, y llegó hasta las dosis infinitesimales con las que lograba provocar sólo el estímulo reaccional de defensa del organismo contra la enfermedad, eliminando así toda acción química de la droga. La acción del medicamento homeopático es dinámica; física y no química.
El problema, en cuanto a dosificación homeopática, estriba entonces en la cantidad mínima de medicamentos que sea capaz de producir el efecto que se busca; contrariamente al método seguido por la escuela alopática, cuyo criterio es siempre usar la dosis mayor, según la tolerancia del enfermo para lograr su objetivo.
La terapéutica homeopática se apoya en un trípode de principios básicos: la ley de Similia, constante por ser una ley biológica, el remedio único y la dosis mínima.
No todos los síntomas tienen igual valor. Los mentales (estado de ánimo, manías, delirios, etcétera) son los que ocupan el primer lugar, particularmente cuando marcan en la persona un cambio notable en su carácter, o modo de ser, de su estado de salud. En segundo lugar, aunque casi de igual importancia a los mentales, son los síntomas generales, éstos se refieren a cómo reacciona el organismo entero a la enfermedad, a la temperatura, a la alimentación, a determinada posición o postura, deseo (antojos) o aversiones. Los síntomas locales o particulares que son también comunes a varias personas afectadas del mismo mal, son los de menor importancia para la selección del medicamento: dolor, tos, fiebre, inflamación, aspecto de la lengua, etcétera. El remedio deberá cubrir también estos síntomas, pero nunca se tomarán únicamente como guía para la indicación.
Referencias bibliográficas
- García Treviño E. Compendio de materia médica homeopática. 4 ed. México: Ed. Propulsora de Homeopatía, 1984:19-21.
- Speight P. La homeopatía a su alcance. Un curso práctico. 1 ed español. México: Ed. Panorama, 1995.
Recibido: 26 de noviembre de 1996. Aprobado: 24 de febrero de 1997.
Dr. Arturo Luis Almunia Leyva. Ave. Paquito Rosales No.7 entre Plácido y Sol, Manzanillo, Granma, Cuba, CP 87510.