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Revista Cubana de Medicina General Integral
versión On-line ISSN 1561-3038
Rev Cubana Med Gen Integr v.13 n.5 Ciudad de La Habana sep.-oct. 1997
Editorial
El riesgo preconcepcional y la planificación familiar: una estrategia de salud del médico de la familia
Miguel Lugones Botell1 y Tania Y. Quintana Riverón2
La fecundidad, además de ser un fenómeno biológico, tiene mucho que ver con lo social y lo cultural. Como se sabe, el comportamiento de los individuos está determinado, en gran medida, por la sociedad en que viven, y su conducta guarda estrecha relación con los aspectos culturales, los valores sociales y otras normas de conducta. Así, puede comprenderse cómo puede influir la sociedad en el matrimonio, la descendencia, el número de hijos, el uso o no de métodos anticonceptivos, la frecuencia de las relaciones sexuales, etcétera.
El deseo o no de limitar el número de hijos y cuándo tenerlos, no cuenta a veces con la motivación suficiente de la pareja para llevar a cabo este propósito, y por ello, la anticoncepción se usa a veces de forma inadecuada; no obstante, existen métodos anticonceptivos de bajo costo y fácil acceso que pueden vencer actitudes ambivalentes y de poco control en determinados grupos.
En Cuba, con el modelo de atención primaria llamado Medicina en la Comunidad, se logra una profundización en el estudio de los factores de riesgo en grupos vulnerables de la población. La vulnerabilidad es el resultado de un número de características interactuantes: biológicas, ambientales, sociales, psicológicas, etcétera, las que reunidas confieren un riesgo particular de sufrir una enfermedad en el futuro.
Teniendo en cuenta estos factores, comenzó hace varios años a aplicarse lo que se conoció como el Programa de Profilaxis de Riesgo Materno y Perinatal, que constituyó desde su comienzo uno de los más importantes en la atención primaria, pues ha contribuido notablemente a disminuir las tasas de mortalidad materna y perinatal.
Por otra parte, las actividades relacionadas con la planificación familiar, que están muy vinculadas con este programa, han adquirido singular relevancia en los últimos años, no solamente en Cuba, sino en muchas partes del mundo.
La necesidad de introducir medidas para reducir las muertes de niños y madres, así como para mejorar las condiciones de vida de éstos en el mundo, mediante diversas acciones de desarrollo, incluyen a la planificación familiar como uno de los aspectos de gran importancia.
Esto es evidente, pues la planificación familiar significa, como primer aspecto, una toma de conciencia y control del individuo sobre sus procesos y capacidades reproductivas, lo que contribuye a una participación más efectiva en su propio destino, su función en la familia, en la comunidad y en las estructuras de la sociedad. Por tanto, es una actuación consciente, que se hace con sentido de responsabilidad. Ello implica que para llevarla adelante se necesita de una buena información y educación y necesariamente hay que modificar costumbres y actitudes.
De este modo, podríamos considerar que la planificación familiar puede ser usada como instrumento de una política de población. En este aspecto podemos señalar como ejemplo, el caso de China, país con miles de millones de habitantes, donde el programa de planificación familiar del Estado es un instrumento de la política de "cero crecimiento". También podría suceder lo contrario, donde otros países necesitan incentivar el nacimiento de más hijos por familias, como ocurre en Francia.
Otro enfoque de la planificación familiar es como política de salud. Ella está inspirada en las consideraciones de la Organización Mundial de la Salud cuando afirma que la planificación familiar "ejerce una influencia favorable en la salud, en el desarrollo y bienestar de la familia y tiene efectos muy importantes en las madres y en los niños".
En los últimos años, los estudios médicos han revelado que la planificación familiar es un componente esencial en las estrategias de salud, de una forma tan importante, que en la actualidad ningún programa de salud puede ser considerado completo si no ofrece a todas las parejas el acceso fácil y total a los medios de planificación familiar adecuados.
Pero resulta que la atención primaria como tal tiene distintas interpretaciones y ésta también puede considerarse como estrategia cuando implica la incorporación de los conceptos de niveles de atención, escalones de complejidad y de articulación de las diferentes unidades entre sí en la organización de los servicios. Vista así, comprende y afecta a todo el sistema de salud y a toda la población que supuestamente sirve ese sistema. La atención primaria constituye una estrategia porque se propone resolver problemas mediante una manera determinada de reorganizar y reorientar los recursos del sector.1 Por tanto, la estrategia de ataque a los problemas de salud variará según su prioridad y grado de postergación.
En este marco de referencia y con la consideración de la planificación familiar como estrategia de salud, consideramos importante incluir en estos conceptos el programa de riesgo preconcepcional como una estrategia también que asume su valor al permitir el proceso metodológico correcto para el desarrollo de la planificación en el mejor momento para la reproducción.
De todos es conocido que la relación entre factor de riesgo y daño para la salud tiene gran importancia en la medicina preventiva. De ahí que el enfoque de riesgo valora la necesidad de atención por parte de grupos específicos.1
Con la dispensarización de los casos de riesgo, puede tenerse controlado y hacerse además un análisis de probabilidad de aquellos que más pueden contribuir a afectar la salud maternoinfantil. Aunque no todos los casos tienen la misma predicción, con su control se logra un mejoramiento de los patrones de referencia y también mejorar éstos.
Es por todo lo anterior que decíamos que existe una estrecha relación entre el riesgo preconcepcional y la planificación familiar, ambos vistos como estrategia de salud.
Ver estos aspectos como estrategia significa un elemento de cambio social, cultural y hasta político. Es, sobre todo, una acción de salud y a la vez constituye un derecho fundamental, así como un deber de toda persona responsable.
Contamos en la actualidad con herramientas fundamentales aplicables a los aspectos preventivos de la atención de salud. El papel del médico y la enfermera de la familia es fundamental en este programa y en esta estrategia, pues tienen la responsabilidad de proteger y mejorar la salud de la familia y la comunidad. Su colaboración en este aspecto importante de la salud humana se hace cada vez más necesaria y es el único que puede llevar adelante estos conceptos como una verdadera estrategia porque comprende y utiliza a todo el sistema de salud y a toda la población que sirve a este sistema. Así, de esta forma, estamos en las mejores condiciones de cumplir y llevar adelante un objetivo fundamental: la disminución de la morbilidad y la mortalidad maternoinfantil.
Referencias bibliográficas
- Organización Panamericana de la Salud. Manual sobre el enfoque de riesgo en la atención maternoinfantil. Serie Paltex No.7, 1986:5-45.
- Especialista de I Grado en Ginecoobstetricia. Policlínico Docente "Jorge Ruíz Ramírez", Playa, Ciudad de La Habana.
- Especialista de I Grado en Medicina General Integral. Policlínico Docente "Jorge Ruíz Ramírez", Playa, Ciudad de La Habana.