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Revista Cubana de Medicina General Integral
versión On-line ISSN 1561-3038
Rev Cubana Med Gen Integr v.21 n.1-2 Ciudad de La Habana ene.-abr. 2005
Evaluación psicológica del paciente con cáncer en la APS
Resumen
Se realizó un estudio descriptivo con el universo de pacientes oncológicos de un Grupo Básico de Trabajo del Policlínico Docente "Dr. Mario Escalona Reguera", en Alamar, en el que se exploraron algunas variables psicológicas para identificar el grado de conocimientos que tienen estos de su enfermedad, su actitud hacia la vida, la percepción que tienen de su ambiente y de sí mismos, la valoración que hacen del apoyo social que reciben, la presencia de síntomas psiquiátricos, el reconocimiento de conflictos previos a la enfermedad y el estilo de afrontamiento que adoptan ante esta. Se utilizó la técnica de la entrevista, aplicándose además, escalas valorativas y pruebas psicométricas. Los resultados muestran que la mayoría de esos pacientes desconocen su enfermedad, no reconocen cambios en su actitud ante la vida y se describen a sí mismos y al ambiente con elementos positivos. La familia es el elemento mejor evaluado dentro de la red de apoyo social, mientras que el equipo de atención primaria de salud no ocupa posiciones envidiables en ese sentido. En todos los pacientes se constata ansiedad y en la mayoría, depresión. No hay diferencias notables entre los que reconocen o no la presencia de conflictos previos a la enfermedad, y se señalan las pérdidas familiares como el acontecimiento más impactante vivido en los últimos tiempos previos al diagnóstico. En general, refieren asumir un afrontamiento activo, con la finalidad de mejorar su calidad de vida.
Palabras clave: Cáncer, atención primaria de salud, psicología.
    
 La Oncología, como especialidad  de la Medicina, dispone de hechos que confirman la existencia de tumoraciones  malignas en nuestros antepasados. Durante un tiempo, las neoplasias malignas se  consideraron desde un ángulo somático, estando los factores psicológicos  prácticamente ignorados por el médico, quien priorizaba su atención  hacia el tumor y la forma de tratarlo. Con el tiempo se ha demostrado que la enfermedad  oncológica es un fenómeno más complejo, donde la vida o la  muerte dependen de muchos factores, entre los que por supuesto, no se pueden excluir,  los psicológicos.1-5    
     
 De este  problema de salud se tiene un estereotipo muy negativo. Existen prejuicios y creencias  en la población que hacen más difícil la aceptación  de la enfermedad por parte del individuo al que se le diagnostica, así  como a su evolución, lo que generalmente hace que sea visto por los que  lo rodean y por sí mismo, cuando tiene algún conocimiento de su  diagnóstico, como un condenado a muerte.6  Es una enfermedad que crea y fomenta el terror y es concebida como un símbolo  de dolor, desgracia y aislamiento.7,8 Resulta  indispensable entonces, educar a la población en que, a pesar de que es  una enfermedad seria y frecuente, no significa que sea inevitablemente fatal.9    
      
 Existen elementos importantes a tener en cuenta en la evolución de  estos pacientes: el apoyo social con que cuentan, y el estilo de afrontamiento  que habitualmente han exhibido en su vida ante eventos importantes.    
     
 Cáncer  y muerte no deben ser considerados sinónimos. Esta enfermedad, ciertamente  genera inseguridad, ansiedad, tristeza y muchas veces determina en los pacientes  comportamientos que correspondieron a etapas ya superadas en su vida, pero todo  eso depende del tipo de afección, de su grado de gravedad, de la personalidad  del paciente, de la reacción ante la enfermedad, del criterio de sí  mismo, de la apreciación que tenga de la intensidad de sus conflictos no  resueltos y de su entorno, matizado o modulado además, por factores sociales  y culturales.10    
     
 Esos efectos, provocados  por el diagnóstico de cáncer, no son observados solo en el enfermo,  pues afectan también a sus familiares,11  al médico y al resto del personal de salud responsable. Aquí expresamos  algunas de las afectaciones posibles en uno de los elementos de este proceso,  el paciente, con el propósito de sensibilizarnos con su problema y realizar  acciones con él de manera más efectivas e integrales.
    
  Métodos
    Se realizó un estudio de carácter descriptivo-analítico  en un Grupo Básico de Trabajo (GBT) del área de salud del Policlínico  "Dr. Mario Escalona Reguera", en Alamar, en el período comprendido  entre septiembre de 2000 y abril de 2002. El universo de trabajo lo conformaron  todos los pacientes oncológicos de ese GBT (50 casos), obtenidos por la  revisión de las fichas familiares de cada uno de los consultorios médicos  que conforman ese grupo, independientemente del sexo y del tipo de cáncer  (prevalencia al inicio del estudio). Fueron excluidos aquellos casos en estadio  terminal, que por cuestiones éticas, no fueron entrevistados, así  como los pacientes de edad pediátrica.    
     
 Los datos primarios se  obtuvieron a partir de la técnica de la entrevista, que se realizó  por la autora a los pacientes, con previo consentimiento de su voluntad para participar  en este estudio. Se llevó a efecto en labor de terreno (hogares de los  pacientes), y se aplicó una escala valorativa de la enfermedad, el Idare  y el Zing (estas 2 últimas como pruebas psicométricas para medir  ansiedad y depresión respectivamente). Siempre se trabajó con los  pacientes en sus hogares y generalmente se visitaron en más de una oportunidad  para no agotarlos. La entrevista fue la primera herramienta siempre (anexo).    
      
 Para procesar los datos obtenidos conformamos categorías para el análisis  de la entrevista y la calificación habitual de las otras pruebas aplicadas;  utilizamos la hoja de cálculo Excel y trabajamos en general con  Word como editor. Se aplicó el por ciento como procedimiento estadístico.
    
  Resultados
    El 41 % de las mujeres y el 27,3 % de los hombres, saben que  son pacientes oncológicos. En cuanto a la valoración que se hace  de la enfermedad vimos que, el 80 % de los casos, la considera fuente de temor  por el creciente deterioro de la salud que le conceden, el 74 % de los entrevistados  teme a las recidivas, y el 64 % de ellos está preocupado por las nuevas  y posibles intervenciones quirúrgicas que la enfermedad puede acarrearles.    
      
 El 58 % de los entrevistados no expresa cambios en su vida después  de saberse enfermos (sepan o no cuál es exactamente el diagnóstico).  En general, sigue siendo la familia el primer elemento de la red de apoyo social  de estos pacientes (tablas 1 y 2).
TABLA 1. Reconocimiento de cambios posteriores al diagnóstico
| Variable/sexo  | Femenino   | %  | Masculino   | %  | Total | % | 
| Reconoce cambios   | 17 | 43,6 | 4  | 36,4 | 21 | 42 | 
| No reconoce cambios  | 22   | 56,4  | 7 | 63,6 | 29 | 58 | 
| Total  | 39  | 100  | 11  | 100  | 50 | 100 | 
Fuente: Entrevista.
TABLA 2. Evaluación de los pacientes del apoyo social que reciben
| Bien  | Regular  | Mal | ||||||||||||||||
| Grupo/categoría  | Femenino  | %   | Masculino  | %  | Total  | %  | Femenino   | %  | Masculino   | %  | Total   | %  | Femenino   | %  | Masculino   | %  | Total   | % | 
| Familia   | 38  | 97,43   | 11  | 100   | 49  | 98 | 1  | 2,56  | 0 | 0 | 1   | 2  | 0  | 0 | 0  | 0   | 0 | 0 | 
| Amistades  | 37 | 94,87  | 11  | 100  | 48  | 96  | 2  | 5,12   | 0  | 0 | 2  | 4  | 0   | 0 | 0  | 0 | 0 | 0 | 
| Vecinos  | 37 | 94,87  | 11  | 100  | 48  | 96  | 1  | 2,56   | 0  | 0  | 1  | 2  | 1   | 2,6  | 0 | 0  | 1 | 2 | 
| Compañeros de trabajo  | 8   | 20,51 | 2   | 18,2  | 10   | 20  | 1  | 2,56  | 0  | 0  | 1  | 2   | 1  | 2,6   | 10 | 0  | 1 | 2 | 
| Equipo APS  | 35  | 89,74  | 10 | 90,9  | 45  | 90  | 3 | 7,69   | 1 | 9,1  | 4  | 8  | 1   | 2,6  | 0   | 0  | 1 | 2 | 
| Equipo atención  secundaria  | 37  | 94,87   | 11  | 100   | 48  | 96 | 1 | 2,56  | 0 | 0  | 1   | 2  | 1  | 2,6  | 0 | 0 | 1 | 2 | 
En el 100 % de los pacientes que intervienen en este estudio se constata ansiedad a altos niveles, y la depresión se corrobora en alrededor del 60 % de los entrevistados. El 54 % niega haber estado inmerso en conflictos importantes en un período de 1 año y más, previo al diagnóstico de la enfermedad. El 68 % de los casos tuvo un estilo activo de afrontamiento a la enfermedad (tabla 3).
TABLA 3. Evaluación del estilo de afrontamiento asumido por los pacientes
| Afrontamiento/sexo  | Femenino   | %  | Masculino   | %  | Total | % | 
| Afrontamiento  activo  | 25  | 64,1 | 9 | 81,8  | 34 | 68 | 
| Afrontamiento pasivo  | 14   | 35,9  | 2   | 18,2  | 16 | 32 | 
| Total  | 39  | 100 | 11 | 100 | 50 | 100 | 
Fuente: Entrevista.
    
 Discusión
    Nos propusimos, en primer  lugar, precisar si los pacientes que habíamos identificados por hoja de  cargo en cada consultorio del Médico y Enfermera de la Familia, sabían  que eran enfermos oncológicos y conocían su enfermedad. Los datos  obtenidos nos resultan muy inferiores a lo que esperábamos. Ni la mitad  de los pacientes, independientemente del sexo, pero más críticamente  visto entre los hombres, saben qué les está pasando.    
     
 El  hecho de desconocer el diagnóstico de la enfermedad, a nuestro juicio,  entorpece la relación terapéutica que debe establecerse entre el  médico y el paciente, además de ser irrespetuoso ignorar el derecho  que tiene cada persona a tomar sus propias decisiones en la vida. Consideramos  que no debe ser "informar al paciente de manera formal porque hay que darles  a conocer su diagnóstico", sino, proporcionarle a cada paciente, la  información que solicite, que es indicativo de lo que va necesitando y  queriendo saber, para permitirle así ser más responsable y activo  de su propio proceso de salud.    
     
 Nos interesó explorar qué  valoración hacen de la enfermedad, y las respuestas en este caso justifican  la ansiedad de estos pacientes. Evidentemente la enfermedad para ellos se ha convertido  en algo terrible; además de ser la salud que va deteriorándose y  esto es un aspecto fuerte a tener en cuenta, están a la expectativa de  las recidivas que han conocido que suceden en otros pacientes de su propia comunidad,  de su familia o de una intervención quirúrgica. En general entre  los entrevistados, esta enfermedad tiene un impacto negativo muy fuerte por todo  lo culturalmente establecido en cuanto a ella.     
 
Ninguno de los pacientes  estudiados teme al contagio de otros familiares o personas cercanas, ni a la esterilidad  producto de su enfermedad, y entre los hombres no encontramos temor alguna a la  pérdida de su atractivo sexual ante su pareja ni a cambios en esta esfera  de la vida en general, elemento este que sí en alguna medida encontramos  entre las féminas, aunque tampoco en cifras alarmantes.    
     
 No refieren  una autoestima negativa ni una limitación en sus tareas desde el punto  de vista laboral por su enfermedad; esto entre los hombres nos impresiona debido  a la necesidad de cuidar la imagen socialmente asignada de fuerte, de capaz, de  resistente.    
     
 El hecho de que la mayoría de los implicados en este  estudio no reconozcan cambios en sus vidas después de realizado el diagnóstico  de la enfermedad (tabla 1), pudiera explicarse por lo insidioso de ella y por  el hecho de ser personas, en la mayoría de los casos, que recién  se inician en el rol de pacientes oncológicos. Sin embargo, al profundizar  en la actitud de cada uno ante la vida, antes y después del diagnóstico  de la enfermedad, sí se constatan cambios, pues aunque el por ciento de  los que refieren que no han tenido una actitud favorable en ambos momentos, decrece  considerablemente entre aquellos que describen su vida como enfermos.    
     
  El apoyo social fue otra de las variables de nuestro análisis, y descansa  básicamente en la familia, después en las amistades, en tercer lugar  entre los vecinos y el equipo de atención secundaria (hospitales), y es  en el cuarto lugar donde aparecen los equipos de atención primaria de salud  (Médico y Enfermera de Familia). Este resultado nos preocupa, en tanto  que la comunidad es el espacio, en el que en una organización de salud  como la nuestra, están creadas las condiciones para un seguimiento integral  de estos casos, lo que nos hace pensar que, incluso el personal de salud, evade  el intercambio con el paciente con cáncer porque tampoco puede escapar  del impacto negativo de esta enfermedad, o porque no fueron académicamente  preparados para el tratamiento a estos individuos en esa importante esfera de  la vida de todos, que es la vida de afectos, mucho más en la vida de los  que sufren.    
     
 Todos los pacientes puntean en ansiedad alta al aplicarle  el Idare, y prevalece un número de casos con diagnóstico de alto  nivel de ansiedad, que refieren síntomas de depresión neurótica  concomitando.    
     
 Poco más de la mitad de los casos entrevistados  niega todo conflicto no resuelto con los que convive, desde antes del diagnóstico  de la enfermedad; sin embargo, no es despreciable la cifra de los que sí  lo reconocen. En estos casos se refieren a que vivieron la pérdida de un  familiar muy cercano, o tuvieron acontecimientos muy impactantes, como un proceso  judicial por problemas de propiedad de vivienda, la pérdida de la visión,  un cambio económico en sentido negativo o una inadaptación marcada  a su nuevo entorno; por ejemplo, una permuta realizada por la familia con la que  el paciente está en desacuerdo, pero tiene que vivir en ese nuevo lugar.  Nótese que hay un denominador común: la pérdida o el temor  a la pérdida de "algo" que tiene sentido personal para el paciente.    
      
 En la entrevista realizada pudimos precisar que entre los pacientes de nuestro  estudio hubo un estilo de afrontamiento activo a la enfermedad, es decir, ante  esta, iniciaron una conducta de búsqueda de información, solicitud  de ayuda profesional, o realizaron acciones para la solución del problema  por la vía de la medicina verde (remedios) o la incorporación a  cultos religiosos. El grupo de los que se centraron en sí mismos, en lo  que estaban sintiendo, sufriendo, preocupados, sin buscar soluciones o alivios,  fue el menor.    
     
 Consideramos que los comportamientos extremos entorpecen  el desarrollo adecuado del proceso terapéutico, pero es preferible una  actitud activa por parte del paciente, pues esto lo dota de mejores condiciones  para luchar contra su enfermedad, lo que exige del equipo de salud una capacidad  y preparación tal, que garantice que la búsqueda sea de un profesional  capaz de asumir el reto, preferiblemente en la propia APS y no de otros recursos  o vías.
    
 Conclusiones
-  La mayoría de nuestros  pacientes no conocen, ni el diagnóstico ni las características de  su enfermedad, valorándola como fuente de temor marcado al creciente deterioro  de la salud. Se resisten a reconocer cambios en la vida posteriores a su diagnóstico,  describiéndose a sí mismos y a su ambiente de forma positiva, y  se comprobó que siempre aparece la familia como primer elemento en la red  de apoyo social y se da una mejor evaluación del equipo secundario en este  sentido, en relación con el Médico y Enfermera de la Familia.    
 
- En la totalidad de nuestros pacientes se constatan síntomas de ansiedad (media y alta) y en la mayoría de los casos la depresión concomita con ella. Igualmente, no observamos diferencias importantes entre los que reconocen o no la presencia de conflictos vividos desde antes del diagnóstico de la enfermedad y aún no resueltos; en caso de referirlos, apuntan mayormente a pérdidas de familiares cercanos. Generalmente exhiben un estilo de afrontamiento activo, caracterizado básicamente por la búsqueda de apoyo.
Anexo    
      
 Guía de entrevista    
     
 Objetivo 1 de la investigación  general:
-  Características de la enfermedad.    
 
-  Diagnóstico  que ha recibido por esas características descritas.    
 
Objetivo  2 de la investigación general:    
 
-  Reconocimiento de cambios.    
 
-  Actitud hacia la vida antes y después de la enfermedad (entusiasmo,  pesimismo, alegría de vivir, vida sin sentido, tiene metas inmediatas y  mediatas).    
 
- Vivencias que le reportan el apoyo social que recibe (familia, vecinos, compañeros de trabajo, Médico y Enfermera de la Familia, equipo de la atención secundaria).
Objetivo 3 de  la investigación general:    
 
-  Presencia de síntomas  (ansiedad y depresión).    
 
-  Presencia de conflictos importantes  desde antes de la enfermedad no resueltos aún.    
 
-  Tipo de conflicto.    
 
Objetivo 4 de la investigación general:    
 
- Estilo de afrontamiento (evaluación de los modos de afrontamiento).
Cuestionario  de estilo de afrontamiento    
     
 De las siguientes proposiciones, marque con  una cruz (X) la que describe lo que usted ha hecho, sentido o ha pasado, durante  su enfermedad. De marcar varias, señale con una F la fundamental.
___  Trato de conocer a fondo lo que realmente tengo, sus causas, efectividad del tratamiento,  consecuencias, preguntando a los médicos o a otras personas que han padecido  de los mismo, buscando libros y publicaciones que se refieran a esa temática.    
  ___ Trato de convencerme de que este es un problema pequeño, que no tengo  que preocuparme, que no tiene importancia.    
 ___ No he querido pensar en eso,  me distraigo con cualquier otra cosa, para evitar todo pensamiento o conversación  al respecto.    
 ___ Me puse pesimista, solo he pensado que todo ha terminado  para mí.    
 ___ Pienso y repito para mí que no tengo nada.    
  ___ Trato de realizar actividades para distraerme y disminuir la atención  sobre la enfermedad.    
 ___ Cambio la forma inicial de ver el problema y lo que  había pensado de él.    
 ___ Pienso que en cualquier caso todo saldrá  bien, no voy a tener problemas.    
 ___ Trataré de eliminar el problema  por mí mismo con medicamentos que he oído decir que sirven, remedios,  masajes, etcétera.    
 ___ Acudí inmediatamente al médico  sin pensarlo dos veces.    
 ___ Asisto sin falta al tratamiento y sigo las indicaciones  exactamente.
Summary
Psychological evaluation of the patient with cancer in PHC
A descriptive study was undertaken in a group of oncological patients from a Basic Working Group of "Mario Escalona Reguera" Teaching Polyclinic, in Alamar. Some psychological variables were explored to identify the knowledge they have about their disease, their attitude towards daily life, the perception of their environment and of themselves, their evaluation of the social support they received, the presence of psychiatric symptoms, the recognition of conflicts previous to the disease, and the way they face life. The interview technique was used and valorative scales and psychometric tests were also applied. The results show that most of these patients do not know their disease, do not recognize changes in their attitude towards life, and describe themselves and the environment with positive elements. The family is the best evaluated element within the social support network, whereas the team of primary health care does not have enviable positions in this sense. Anxiety was found in all patients, and depression in most of them.There were no significant differences between those who recognize or not the presence of conflicts previous to the disease. The family losses were the most moving event lived in the last times before the diagnosis was made. In general, they refer to assume an active attitude aimed at improving their quality of life.
Key words: Cancer, primary health care, psychology.
    
 Referencias bibliográficas
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 11. Murphy D. Cancer in families.  Massachusetts: Harvard University Press; 1991:7-8.    
 
Recibido: 8 de julio  de 2003. Aprobado: 4 de agosto de 2004.    
 Lic. Clara Pérez Cárdenas.  Antonio Cobo # 214 entre Darder y La Guardia, Reparto D´Beche, Guanabacoa,  Ciudad de La Habana, Cuba.    
     
     
 
1 Especialista en Psicología de la Salud. Profesora Auxiliar de la Facultad "Calixto García". Máster en Psicología Clínica.

 
 








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