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Revista Cubana de Medicina General Integral

versión On-line ISSN 1561-3038

Rev Cubana Med Gen Integr v.23 n.1 Ciudad de La Habana ene.-mar. 2007

 

Editorial

El control de las enfermedades infecciosas en la atención primaria de salud: un reto para la medicina comunitaria

Denis Berdasquera Corcho1

Hoy estamos convencidos de que las enfermedades son el resultado de la interacción causal entre diversos factores biológicos, ambientales y sociales, que como sabemos, anuncian el peligro de la ruptura del equilibrio que representa la salud. Durante los últimos años existía gran optimismo a nivel mundial, pues se pensaba que la lucha contra las enfermedades infecciosas estaba ganada, pero, actualmente, han ocurrido cambios que han propiciado la aparición y resurgimiento de muchas de ellas que eran consideradas ya un mito.1

El crecimiento económico ha originado evidentes beneficios, pero al mismo tiempo ha provocado la aparición de nuevos riesgos para la salud de las personas.2 Un ejemplo de ello lo constituye la emergencia y reemergencia de muchas enfermedades infecciosas. Hoy en día, en muchos países, dentro de ellos Cuba, estas han dejado de ser un problema de salud; sin embargo, en otros, constituyen un verdadero azote para sus poblaciones.

Un tercio de las muertes que ocurren hoy en el mundo se debe a enfermedades infecciosas. La tuberculosis, el VIH/SIDA, la malaria, el cólera, la filariosis linfática, el dengue y el parasitismo intestinal se encuentran entre los principales flagelos que afectan a la humanidad en términos de morbilidad y mortalidad.3 De forma general, constituyen la primera causa de muerte en el mundo, tanto en adultos como en niños. En el año 2001, por ejemplo, cobraron 5,7 millones de vidas, la mayor parte de ellas en países en desarrollo; 4,5 y actualmente son responsables de 14,9 millones de muertes al año, con una tasa a nivel mundial de 221 x 100 000 hab. La mitad de estas muertes ocurren en el tercer mundo, donde se estima que 1 500 personas mueren por una enfermedad infecciosa solo en una hora, y de ellas, más de 700 son niños menores de 5 años de edad. Representan el 45 % de las muertes en los países pobres, y a nivel mundial, el 63 % de las muertes de niños entre 0 y 4 años de edad, así como el 48 % de las muertes prematuras (entre 0 y 44 años).6

En este momento, miles de millones de dólares en el mundo se pierden por guerras injustas, el gasto militar mundial asciende a más de 780 mil millones de dólares, solo en Iraq se han gastado en los últimos años más de 120 mil millones adicionales; sin embargo, hoy se sabe que gran parte de las muertes que se producen actualmente debido a las enfermedades infecciosas, podrían evitarse mediante la elaboración y puesta en marcha de estrategias preventivas y terapéuticas eficaces, en las que ese dinero pudiera ser fácilmente invertido con beneficios indiscutibles.

Países como Cuba, después del triunfo revolucionario, merecen ser tomados como ejemplo en las estrategias de prevención y control de estas enfermedades. Fue el primer país en las Américas que eliminó la poliomielitis en 1962, y el paludismo en 1967, con la obtención del certificado de su eliminación en 1972. En ese mismo año se terminó igualmente con el tétanos neonatal, la difteria en 1979, el síndrome de rubéola congénita en 1989, el sarampión en 1993, la tos ferina en 1994 y la rubéola en 1995, y actualmente se mantiene usando estrategias que la han convertido en paradigmas a nivel mundial.

Hoy en día Cuba mantiene el programa más efectivo de control del dengue en esta región, y se exhiben igualmente tasas muy bajas de VIH/SIDA. Al cierre de 2005 la tasa bruta de mortalidad por enfermedades infecciosas en el país fue de 73,5 x 100 000 hab (9,8 % de la mortalidad general). Solo la influenza y la neumonía se ubicaron dentro de las 10 primeras causas de muerte, ocupando el cuarto lugar, con una tasa de 64,4 x 100 000 hab (8,5 % de la mortalidad general).7 El principal ingrediente de estos éxitos ha sido, sin lugar a dudas, la estrategia de movilización de la comunidad para el control de estas enfermedades.8

Ha sido imprescindible el papel desempeñado por el Médico de Familia desde su creación en 1984, pues sentó precedentes en la salud pública nacional e internacional por su carácter novedoso y futurista. El programa del Médico y la Enfermera de Familia se ratifica hoy como el eje del actual desarrollo estratégico de la salud pública cubana, y lleva a cabo actividades imprescindibles para el control de las enfermedades infecciosas, como las estrategias basadas en mecanismos de alerta temprana y de respuesta rápida ante su aparición, la adopción de mecanismos para su prevención, la investigación aplicada al diagnóstico rápido y tratamiento, la prevención de sus factores de riesgo, la vigilancia sistemática de los vectores y reservorios de las enfermedades infecciosas, de los factores de riesgo y elementos ambientales y climáticos que favorecen la aparición de epidemias; así como también la vigilancia integral de los agentes causales que permitan analizar la información de forma rápida y eficaz, a fin de tomar decisiones oportunas a la mayor brevedad posible.5

Aunque se conoce que la prevención y el control de las enfermedades infecciosas son actividades que no solamente competen al sector salud, es importante reconocer el papel desmpeñado por nuestros profesionales de la atención primaria de la salud, en los que aún hoy el control de las enfermedades infecciosas continúa siendo un reto para la medicina comunitaria.

Referencias bibliográficas

1. Berdasquera Corcho D, Suárez Larreinaga C, Acosta Tabares S, Medina Verde N. El médico de familia y el programa nacional de control de la tuberculosis. Rev Cubana Med Gen Integr. 2002;18(3):195-7.

2. Vargas F. La contaminación ambiental como factor determinante de la salud. Rev Esp Salud Pública. 2005;79(2):117-27.

3. Guzmán MG. El dengue y el dengue hemorrágico ¿una entidad olvidada? Rev Cubana Med Trop. 2002;54(3):169-70. Disponible en: http://www.scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0375-07602002000300001&lng=es&nrm=iso.Consultado Diciembre 29, 2006.

4. World Health Organization. Scaling up the response to infectious diseases. Geneva: WHO. 2001. Disponible en: http://www.who.int/infectious-disease-report/2002. Consultado Diciembre 29, 2006.

5. Mesa G, Rodríguez I, Teja J. Las enfermedades emergentes y reemergentes: un problema de salud en las Américas. Rev Panam Salud Pública. 2004;15(4):285-7.

6. Organización Mundial de la Salud. Reporte anual de salud. Disponible en: http://www.who.int. Consultado Enero 3, 2007.

7. Cuba. Dirección Nacional de Estadística. Anuario estadístico de salud. La Habana: MINSAP, 2005:29-35.

8. Orduñez PO. El control de las enfermedades crónicas no transmisibles en Cuba. Rev Cubana Salud Pública. 2006;32(2). Disponible en: http://www.scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-34662006000200001&lng=es&nrm=iso. Consultado Diciembre 29, 2006.

Recibido: 29 de diciembre de 2006.    Aprobado: 4 de enero de 2007.
Dr. Denis Berdasquera Corcho. Autopista Novia del Mediodía km 6 ½, municipio Marianao, Ciudad de La Habana, Cuba. E mail: denis@ipk.sld.cu

1Especialista de II Grado en Higiene y Epidemiología. Profesor Asistente. Investigador Agregado del Instituto de Medicina Tropical “Pedro Kourí".

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