Estimado editor:
A finales del año 2017 fue publicada la nueva guía de práctica clínica sobre hipertensión arterial del Colegio Americano de Cardiología. Esta ha provocado gran polémica, pues redefinió la hipertensión arterial (HTA), llevando la cifra límite de presión arterial sistólica (PAS) de 140 mmHg a 130 mmHg. Además, cambió las metas de la terapia farmacológica de esta afección a 130 mmHg en los pacientes con alto riesgo cardiovascular.1
Estas recomendaciones son controversiales, porque es complicado “declarar como hipertensos” a millones de personas en el mundo de un día a otro tras la publicación de una nueva guía de práctica clínica.
Ya desde 2002, en un metaanálisis, Lewington y otros2 demostraron que el riesgo cardiovascular se duplica con cada incremento de 20 mmHg en la presión arterial sistólica o de 10 mmHg en la presión arterial diastólica (PAD), en el rango 115/75 - 185/115.
Sin embargo, en todas las demás guías de práctica clínica importantes vigentes en la actualidad, se define a la HTA a partir de una PAS de 140 mmHg, incluyendo la guía cubana, la cual solo fue publicada unos meses antes que esa.3,4,5
Esta recomendación se basa, fundamentalmente, en los resultados del estudio SPRINT (Systolic Blood Pressure Intervention Trial), el cual arrojó como resultado un menor número de eventos cardiovasculares en pacientes de alto riesgo cardiovascular sometidos a una meta más estricta de control de la tensión arterial. Sin embargo, estos pacientes mostraron una estadísticamente significativa más alta tasa de eventos secundarios graves.6
En contraste con esos resultados, el estudio ACCORD (Action to Control Cardiovascular Risk in Diabetes) demostró una tasa de complicaciones cardiovasculares similar en pacientes diabéticos con metas de control estrictas (PAS<120mmHg) y metas de control estándar (PAS<140 mmHg).7
Un metaanálisis recientemente publicado en Lancet, que incluyó a más de 44 289 pacientes y evaluó un objetivo estricto de PAS (133 mmHg) y uno estándar (140 mmHg) demostró que, efectivamente, el control estricto de la PAS reduce el número de eventos cardiovasculares importantes, pero está asociado a más eventos secundarios al tratamiento, destacándose entre estos la hipotensión severa.8
En la medicina moderna, uno de los pilares es evaluar el riesgo - beneficio de cada terapia para cumplir con nuestro principal objetivo como médicos, el cual Hipócrates definió como: “Primum non nocere” traducido como "lo primero es no hacer daño".
No es la primera vez que una guía estadounidense de hipertensión resulta polémica. El Octavo Reporte de Hipertensión del Joint National Committee generó mucha controversia acorde a su meta de PAS<150 mmHg en pacientes mayores de 60 años.4
Nuestra recomendación es no acogerse a las recomendaciones de la Guía de Hipertensión del Colegio Americano de Cardiología de 2017. Debemos seguir nuestra propia guía cubana de hipertensión y esperar a que se aclare este debate.