INTRODUCCIÓN
La hipertensión arterial (HTA) constituye uno de los problemas médicos más importantes de la medicina contemporánea en los países desarrollados y se le ha denominado "la plaga silenciosa del siglo xxi".1
A lo largo del tiempo, la hipertensión arterial se ha ido consolidando como una de las enfermedades más constantes en cuanto a parámetros de salud negativos.2
La HTA es definida como la elevación de la presión arterial sistólica a 140 mmHg o más, presión arterial diastólica a 90 mmHg o más, o ambos valores inclusive. Esta definición es solo aplicable para los adultos.3
La hipertensión arterial es una enfermedad poligénica, interrelacionada con los factores ambientales, que aumenta con los estilos de vida inadecuados y la vida sedentaria.1
En el mundo se estima que 691 millones de personas la padecen. De los 15 millones de muertes causadas por enfermedades circulatorias, 7,2 millones son enfermedades coronarias y 4,6 millones por enfermedad vascular encefálica, y la hipertensión arterial está presente en la mayoría de ellas.4
En América del Norte, específicamente en Estados Unidos, se estiman 50 millones de pacientes hipertensos y unas 60 000 muertes anuales directamente provocadas por HTA.4
Para los países de América Latina y el Caribe, la prevalencia de HTA para el año 2000 fue 38 % y se estima que para el 2025 aumentará a 42 %. Una de las principales causas para la tendencia al aumento de esta enfermedad es la expansión del estilo de vida urbanizado, con la subsecuente aparición de problemas como la obesidad y la falta de actividad física, que han contribuido al aumento de la hipertensión arterial y a las complicaciones cardiovasculares derivadas de esta en todos los grupos etarios.5
Se ha estimado que, a escala mundial, la HTA causa 7,5 millones de muertes, lo que supone el 12,8 % del total de las defunciones.6
En Cuba en el año 2017 se registró una prevalencia de hipertensión arterial de 225,1 pacientes por cada 1000 habitantes y La Habana resultó la provincia con mayor tasa de prevalencia, con 260,6 hipertensos por cada mil habitantes.7
Un tercio de las personas con HTA no están diagnosticadas y menos de 50 % de los hipertensos conocidos están controlados. Entre los factores que influyen en la elevada tasa de personas con HTA no controladas se encuentran la falta de adherencia al tratamiento médico, la inercia médica, la inadecuada competencia de los profesionales de la salud en el manejo de la HTA, los problemas de disponibilidad de algunos de medicamentos antihipertensivos y la insuficiente utilización de la terapia combinada.8
La elevada prevalencia y escaso control de la HTA exige a las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales locales el conocimiento actualizado sobre la prevalencia de la enfermedad.9
La dificultad para lograr un buen control se debe a motivos diversos, atribuibles al médico o al paciente: falta de diagnóstico, retraso en el aumento o cambio de la medicación, satisfacción con moderadas reducciones de presión arterial (PA) ligada a la falta de compromiso con el paciente, falta de adherencia al tratamiento por factores educativos, socioeconómicos, cantidad de drogas, cantidad de tomas diarias, edad del paciente, deterioro cognitivo y evolución silente de la enfermedad que lleva a la suspensión de la medicación.10
Los conceptos de hipertensión controlada han variado en las últimas 2 décadas. Actualmente se aceptan los siguientes criterios para el control de la HTA:
Hipertenso controlado: cuando todos los controles en el término de un año (mínimo 4) estuvieran por debajo de las cifras de 140 y 90 mmHg.
Hipertenso parcialmente controlado: cuando, en ese período, solo se lograba más de 60 % de cifras por debajo de 140 y 90 mmHg.
Hipertenso no controlado o descontrolado: si en el año no se alcanzaba 60 % de valores de PA por debajo de 140 y 90 mmHg en un mínimo de 4 consultas o visitas al médico.11
La prevención de dicha patología es la medida sanitaria más importante, universal y menos costosa. El perfeccionamiento de la prevención y control de la presión arterial es un desafío para todos los países y debe constituir una prioridad de las instituciones de salud, la población y los gobiernos.4
Por tales motivos, y por el hecho de no contar en el área con estudios recientes relacionados con esta temática, que continúa siendo un serio problema de salud en La Habana y en la población del consultorio 7 del Policlínico "Aleida Fernández Chardiet", se realiza esta investigación.
El conocimiento de los factores de riesgo modificables presentes en los pacientes hipertensos y el grado de control de las cifras tensionales en los mismos, permite diseñar estrategias de intervención educativo-terapéuticas, idóneas para disminuir la morbimortalidad por dicha causa.
El objetivo de la presente investigación fue caracterizar clínica y epidemiológicamente la hipertensión arterial.
MÉTODOS
Se realizó un estudio observacional, descriptivo, de corte longitudinal prospectivo. El universo de estudio (N = 193) estuvo conformado por todos los pacientes hipertensos mayores de 18 años de edad, pertenecientes a la población del consultorio número 7 del policlínico "Aleida Fernández Chardiet", durante el año 2017.
Las variables analizadas fueron: grupo de edad, sexo, color de la piel, factores de riesgo modificables de hipertensión arterial, control de la hipertensión arterial y número de fármacos antihipertensivos usados.
La historia de salud familiar constituyó la fuente de obtención de la información a partir de la cual se obtuvo el total de pacientes hipertensos, así como la dirección de residencia de cada uno de ellos, lo que permitió visitarlos para explicarles las características de la investigación, su relevancia y su carácter netamente científico.
Durante la visita al hogar, a cada persona se le preguntó si deseaba participar en la investigación y de ser así, se le pidió firmar la planilla de consentimiento informado.
Los pacientes fueron citados a consulta médica, donde a cada uno se le aplicó un formulario que se utilizó para la recolección de los datos. Se les midió la cifra de tensión arterial en tres ocasiones más durante el año, para determinar el control de las cifras de tensión arterial (un total de 4 veces en el año). En la primera consulta se midió la talla y el peso de cada paciente para determinar el índice de masa corporal (tomando como precaución que la balanza se encontrara previamente calibrada y que el paciente presentara la menor cantidad de ropa posible); además, se les realizó la indicación de examen sanguíneo de colesterol.
Los datos obtenidos se guardaron en una base de datos creada en el programa estadístico SPSS versión 11.5, donde se utilizaron estadísticas descriptivas como las distribuciones de frecuencias (frecuencia absoluta) y medidas para resumir datos cualitativos (cálculos porcentuales) y medidas de tendencia central (media).
El estudio cumplió con la II declaración de Helsinki y con la legislación vigente en Cuba. Se evaluaron las historias de salud familiar y se llenaron los datos del formulario para la recogida de datos bajo el precepto de la confidencialidad. Se les informó a los pacientes que participaron en la investigación que los resultados de la misma solo serían publicados para la comunidad científica y con la garantía del mantenimiento de la información recopilada en completo anonimato.
RESULTADOS
Los 193 pacientes estudiados presentaban edades entre 25 y 94 años, para una media de 54,7 años; predominaron los pacientes con edad entre 40 y 59 años de edad, seguido de los pacientes mayores de 60 años (48,7 % y el 32,6 % respectivamente) y el sexo femenino (58,03 %) (Tabla1).
En los hipertensos estudiados predominaron los pacientes de piel negra (36,8 %), seguido de los pacientes de piel blanca (32,1 %) (Tabla 2).
De los factores de riesgo modificables de hipertensión arterial, el que mayor prevalencia tuvo fue el tabaquismo (62,7 %), seguido por el sobrepeso u obesidad (58,5 %). Tanto el tabaquismo como el consumo de alcohol y el sedentarismo presentaron mayor porcentaje en hipertensos del sexo masculino (Tabla 3).
En la tabla 4 se puede apreciar que 55,4 % de los pacientes presentó cifras de tensión arterial controladas. El grupo de edad más afectado por el no control de las cifras de tensión arterial fue el de edad igual o mayor a 60 años, pues 47,6 % de sus integrantes presentaron cifras de tensión arterial no controladas.
En la tabla 5 se puede observar que la mayoría de los pacientes (44,6 %) consumían 2 fármacos antihipertensivos. De los pacientes con cifras de tensión arterial no controlada, 46,5 % consumía un solo fármaco, en tanto que la mayoría de los pacientes con cifras de tensión arterial controlada (45,8 %) tenían indicado 2 fármacos.
DISCUSIÓN
La presión sistólica se incrementa con la edad, principalmente por pérdida de la elasticidad de las grandes arterias; además, existe un incremento de estímulos vasoconstrictores potenciados por el incremento del grosor de la capa media y la masa ventricular.12
En el estudio, la mayoría de los pacientes presentaron edad entre 40 y 59 años seguido por los hipertensos de 60 años o más. Se hallaron resultados que coinciden con los publicados por Hechavarria,13) quien obtuvo que a medida que aumentaba la edad también lo hacía el número de pacientes hipertensos, de ahí que la mayoría de los afectados eran de los grupos de 40-59 y de 60-79 años, para ambos sexos.
En una investigación con características similares, desarrollada por García,4 51,06 % de los pacientes presentó edad entre 40 y 59 años, lo cual guarda relación con lo encontrado en la nuestra.
Resultados discordantes a los de esta investigación obtuvo Martínez,1) cuando publicó que en su casuística las edades más frecuentes de los hipertensos correspondieron al adulto mayor de 60 años (47,4 % del total).
La mayoría de los hipertensos estudiados correspondieron al sexo femenino, lo cual coincide con lo reportado por García,4 quien en un estudio similar encontró que 55,3 % de los pacientes hipertensos pertenecían al sexo femenino; igualmente coinciden con lo hallado por Hechavarria,13 en Santiago de Cuba donde 65,14 % de los hipertensos (286 pacientes) en su estudio correspondían al sexo femenino.
Los resultados de la investigación difieren de lo publicado por Martínez,1 quien encontró que 57,4 % de los afectados por hipertensión arterial correspondió al sexo masculino.
El color de la piel predominante en los pacientes fue el negro, coincidiendo con lo encontrado en su casuística por García,4 donde 45,21 % de los pacientes presentaban dicho color de piel.
Caudales,14 en un estudio similar, detectó que la prevalencia de hipertensión arterial fue superior en mestizos (31,4 %), resultado discordante a los del presente estudio; pues precisamente ese fue el grupo de pacientes de menor representación.
Igualmente, se obtuvieron resultados opuestos a los hallados por Quenta en Viñales,15) quien encontró que 67,2 % de los hipertensos en su estudio eran de piel blanca.
De los factores de riesgo de hipertensión arterial encontrados en los pacientes de la investigación, el tabaquismo y el sobrepeso/obesidad fueron los de mayor prevalencia, lo cual coincide con lo publicado por García,4 quien encontró que 71,28 % de los hipertensos en su estudio eran consumidores de tabaco y 59,58 % presentaba sobrepeso u obesidad.
En un estudio realizado por Reyes en Venezuela,16) se reportó que 87,5 % de los hipertensos en su estudio presentaban sobrepeso u obesidad, cifras superiores a las de la presente investigación.
Se obtuvo concordancia de igual forma con lo publicado por Hechavarria,13) quien observó que los principales factores observados en su casuística fueron el tabaquismo (21,6 %) y la obesidad (20,9 %).
Al mismo tiempo, los resultados encontrados difieren de los reportados por Martínez,1) en hipertensos bolivianos, donde solo 11,4 % de los pacientes eran fumadores y 28,1 %, obesos.
Los resultados alcanzados son discordantes a los reportados por López en Venezuela,17 quien encontró en su investigación como principales factores de riesgo el sedentarismo y la ingestión de bebidas alcohólicas (60,7 % y 60 % respectivamente); el tabaquismo solo presentó una prevalencia de 22,4 %.
En el presente trabajo la mayoría de los pacientes fueron hipertensos controlados, lo cual difiere con lo publicado por Barrios,18 donde solo 46 % de los hipertensos estudiados, presentaron buen control de las cifras de tensión arterial.
Los resultados encontrados también difieren de los publicados por Noval,19) quien encontró que de los 500 hipertensos en su investigación solo 40,2 % se encontraban controlados.
Igualmente se obtuvieron diferencias de los resultados alcanzados por Delucchi,9) quien reportó que del total de pacientes hipertensos que se encontraban bajo tratamiento farmacológico, solo el 43,6 % estaba controlado.
Los resultados encontrados en la población estudiada obedecen a que se han estado desarrollando estudios sobre riesgo cardiovascular global y se han impartido charlas educativas sobre factores de riesgo cardiovasculares, aunque aún queda mucho trabajo por hacer para lograr reducir aún más el número de pacientes con cifras de tensión arterial no controlada.
En el estudio, el control de las cifras de tensión arterial fue disminuyendo a medida que aumentaba la edad, lo que concuerda con lo publicado por Barrios,18 quien reportó que el control adecuado de la tensión arterial fue peor conforme aumentaba la edad de los pacientes y solo tuvieron buen control de la tensión arterial 62,3 % de los pacientes con edad menor de 45 años, 54,8 % de los pacientes entre 45 y 54 años y el 44,0 % de los mayores a 54 años.
Lo antes hallado puede deberse a que no pocas personas piensan que el paciente mayor de 60 años, producto de su edad, puede tener normalmente cifras de tensión arterial más elevadas que el resto de los pacientes. Ideas como la antes expresada hay que erradicarlas de la población en general, explicándoles a la totalidad de los pacientes con diagnóstico de hipertensión arterial todos los detalles sobre su enfermedad.
En la investigación desarrollada la mayoría de los pacientes consumía 2 fármacos antihipertensivos y la mayoría de los pacientes con cifras de tensión arterial no controlada consumía un solo fármaco antihipertensivo, a diferencia de lo reportado por Barrios,18 quien encontró en su investigación, que la mayoría de los pacientes con cifras de tensión arterial no controlada llevaban tratamiento antihipertensivo combinado.
Los resultados encontrados se asemejan a los publicados por García,4) 46,81 % de los hipertensos en su estudio llevaban tratamiento con dos fármacos.
También se encontró concordancia con lo publicado por Quenta,15) quien publicó en un estudio similar que 58,3 % de los hipertensos llevaba tratamiento antihipertensivo con dos fármacos.
Sin embargo, son diferentes los resultados alcanzados por Delucchi,9) quien reportó que 73,4 % de los hipertensos en su investigación tomaban una sola droga antihipertensiva.
Limitaciones del estudio
Por razones de factibilidad no se analizaron otros factores de riesgo como la ingestión excesiva de sal, parámetros hemodinámicas como niveles de LDL, HDL ni colesterol, por lo tanto, estudios prospectivos que incluyan estos parámetros serán realizados en esta comunidad para profundizar aún más en esta temática tan frecuente en la atención primaria de salud.
En conclusión, la hipertensión arterial en el adulto es mejor controlada a menor edad y cuando se utilizan dos fármacos. El principal factor de riesgo de los hipertensos fue el tabaquismo.