Estimado editor:
Desde la antigüedad, el hombre ha tenido necesidad de transmitir sus acciones, pensamientos y actitudes ante la vida. Con el advenimiento de enfermedades, pandemias, tratamientos curativos y ensayos clínicos se incentivó el empleo de vías o canales de transmisión para el conocimiento de todos los seres humanos. A pesar de la importancia e impactos positivos que poseen los medios de comunicación masiva para la salud humana, existen escasas investigaciones en revistas médicas cubanas sobre el tema, por lo que se hace necesario su abordaje.
La radio puede definirse como un medio de comunicación específico atendiendo a su inmediatez, heterogeneidad de la audiencia, accesibilidad, credibilidad, sencillez técnica y asequibilidad, es decir, es un medio de producción barato.1) La radio es algo más que la simple difusión de conocimientos, ya que genera el desarrollo sanitario, fortalece y modifica conocimientos, actitudes y prácticas familiares respecto a los factores de riesgo para mejorar el autocuidado.
Desde su surgimiento, la radio ha tenido un papel protagónico en la promoción de salud y prevención de enfermedades. Su alcance comunitario ha permitido una orientación educativa con enfoque salubrista mediante el manejo de temas o mensajes médicos en su programación, siendo capaz de contribuir a la información y actuación ante los problemas sanitarios que afectan a la sociedad.2
Actualmente, la radio representa una técnica terapéutica empleada de forma insuficiente por especialistas de Medicina General Integral en el tratamiento a pacientes. Entre los beneficios que pueden ser obtenidos mediante su empleo por profesionales de la salud se destacan: función catártica relajante, motivación de las emociones personales, fortalecimiento de valores sociocomunicativos y activación de la creatividad.
Sus indicaciones varían desde una común actividad radioyente y formativa de la personalidad, hasta estados patológicos como depresión, ansiedad aguda, insomnio, algunos episodios de psicosis aguda y obsesión. Mantienen control beneficioso sobre la respiración, frecuencias cardíaca y respiratoria, además de la presión arterial, evitando situaciones estresantes o emocionalmente negativas. Los efectos estimulantes que posee sobre la memoria humana permiten su empleo para la prevención y tratamiento paliativo en la enfermedad de Alzheimer.
La radio, como cualquier otro medio de comunicación, tiene poder para influir en la percepción de la realidad social, en su forma de ver e interpretar el mundo que rodea.3) Es oportuno señalar entonces su fortaleza en la concientización y sensibilización comunitaria sobre temas en salud, que de manera eficaz promuevan mayor calidad de vida y satisfacción poblacional.
Al percibir una programación integral de la radio, el paciente recibe una terapia con positivos aportes en las esferas conductual y emocional. Sumergirse en sus emisoras implica sentir, conectar y crear vivencias referentes a la percepción individual de lo que se interioriza. Todo ello potencia el desarrollo de habilidades humanas para memorizar, razonar, comprender e investigar, lo cual conlleva a transformar la ciencia y entorno social.
Y es que la radio tiene un claro poder para visibilizar existencias ocultas. También representa una herramienta para empoderar a sus participantes y un potente agente alfabetizador mediático que educa en los medios desde una visión crítica; pues está hecha para informar, entretener, formar e intervenir socialmente.4) Desde la salud pública, su alcance es global y directo, promueve de la sanidad comunitaria y ambientalista, aconseja de riesgos y enfermedades e interviene en la forma de vida poblacional.
Receptar una frecuencia sonora en compañía de amigos o familiares deviene ocasión perfecta para compartir y debatir ideas, opiniones e informaciones. Su disfrute, además de fomentar relaciones sociales, logra momentos de bienestar y placer gracias a la liberación hormonal de endorfinas, serotonina y dopamina; las cuales pugnan con los no deseados estados de tristeza o angustia.
Resulta de vital necesidad consolidar el empleo de la radio desde la medicina familiar como herramienta de apoyo en el trabajo asistencial. Se requiere, además, diseñar nuevos productos radiales sobre temas de salud a partir de las necesidades territoriales, así como vigorizar las actividades de enseñanza sanitaria y procesos involucrados en la Medicina General Integral con énfasis en los temas familia, comunidad y medio ambiente, contribuyendo a concebir una mayor percepción de riesgo del proceso salud- enfermedad. Dichas aspiraciones deben propiciar que los objetivos del Ministerio de Salud Pública se vean cumplidos al abordar desde la radio proyectos comunitarios y pedagógicos en salud.5
Sin lugar a dudas, la radio como tratamiento en Medicina General Integral permite un entono sano, capaz de modificar estilos de vida no saludables. Sus positivos resultados pueden ser empleados dentro del abordaje psicológico, salud mental, terapias ocupacionales o grupales, así como la sustitución de tratamientos farmacológicos mediante su uso. Emplearlo en el quehacer profesional no es un dogma o actuación protocolar, constituye una receta que fortalece e incentiva la atención sanitaria integral dentro del nivel primario de atención.