Introducción
El envejecimiento poblacional es un proceso que ocurre de forma paulatina desde la década del 50 hasta convertirse en la actualidad en un serio problema de salud.
El número de personas que rebasan los 60 años de edad, aumentó entre el siglo XX y lo que va del XI considerablemente, y se estima que para el año 2025 existirán alrededor de 1200 millones de ancianos.1
En Cuba, se estima que para el 2020 se contará con el mayor número de adultos mayores de Latinoamérica, alcanzando el 25 % de la población, lo que refleja un logro social de la Revolución, que a la vez tiene múltiples repercusiones en lo económico, político, social, cultural, demográfico y de salud.2
Cienfuegos se encuentra dentro del grupo de provincias cubanas más envejecidas, donde el 19,5 % de su población posee más de 65 años.3
Si bien es cierto que la esperanza de vida alta es un indicador positivo, no está relacionado necesariamente con un mayor nivel de bienestar de las personas que envejecen, sino todo lo contrario, ya que en el proceso de envejecimiento tanto hombres como mujeres se posicionan como un grupo en situación de vulnerabilidad.2
En esta etapa de la vida es fundamental el vínculo familiar, ya que se producen cambios en el desempeño de los roles, lo que a su vez refuerza los sentimientos de aislamiento social cuando no existe un soporte familiar que lo contenga.4
Es por ello que un adecuado funcionamiento familiar es fuente esencial de bienestar y calidad de vida, por el contrario, un contexto familiar de desapego, violencia psicológica y maltrato condicionan la ocurrencia de alteraciones emocionales como la depresión y la ansiedad.4
Estos trastornos emocionales, que por demás son continuamente mal diagnosticados, se asumen como un proceso normal del envejecimiento.4
De ahí la importancia de la presente investigación, que tuvo como objetivo relacionar el funcionamiento familiar con la ansiedad y la depresión en adultos mayores del Área 2 de Cienfuegos.
Métodos
Se realizó un estudio descriptivo correlacional de serie de casos, en el Área de Salud 2 ¨Cecilio Ruíz de Zarate¨ de la provincia de Cienfuegos, en el período comprendido de enero a mayo de 2019. El universo de estudio lo conformaron 12 774 adultos mayores del Área II de Cienfuegos. Se utilizó un muestreo aleatorio simple (n = 50). Se incluyeron pacientes mayores de 65 años de edad, sin alteraciones de la conciencia ni de la esfera cognoscitiva, para garantizar una adecuada comprensión de las técnicas, sin enfermedades psíquicas severas y que dieron su consentimiento para participar en el estudio. Los instrumentos empleados en la obtención de la información fueron: Entrevista, Autoescala de Depresión de Zung y Conde, Inventario de Ansiedad Rasgo y Estado (IDARE) y Cuestionario de Funcionabilidad Familiar (FF-SIL).
Las variables de estudio fueron:
Estructura familiar: para esto se tuvo en cuenta la clasificación de la familia en cuanto al número de generaciones (unigeneracional, bigeneracional y trigeneracional), números de miembros (pequeña, mediana y grande) y Ontogénesis (nuclear, extensa y ampliada).
Funcionamiento familiar: se clasificó en funcional, moderadamente funcional, disfuncional y severamente funcional.
Presencia de ansiedad y depresión: se clasificó en baja, media y alta.
El análisis estadístico de la información se realizó en la base de datos del paquete estadístico SPSS (Statistical Package for the Social Sciences). Se utilizó de la estadística descriptiva la frecuencia absoluta y porcentaje y de la estadística inferencial la prueba de correlación de Spearman para realizar las correlaciones entre variables, con nivel de significación de p ≤ 0,05 y p ≤ 0,01
Se tomaron en cuenta los principios éticos de la Declaración de Helsinki, que se establecen en Cuba. Se utilizó el consentimiento informado de los pacientes y de la institución para la realización de la investigación y para la consiguiente aplicación de los instrumentos seleccionados para estos fines.
Resultados
Las familias de estudio se caracterizaron estructuralmente por predominar las familias unigeneracionales (36 %), pequeñas (62 %) y nucleares (64 %).
En cuanto a la distribución del funcionamiento familiar se observó un predominio de las familias moderadamente funcionales (60 %). Se destacó la ausencia de familias severamente disfuncionales.
Con respecto a la distribución de los adultos mayores en cuanto a la presencia de ansiedad y depresión se obtuvo como dato interesante que todos los adultos mayores presentan ansiedad en niveles medios y alto, 70 % y 30 % respectivamente, además 76 % presentó depresión moderada.
Al establecer la relación entre el funcionamiento familiar con la ansiedad y la depresión se obtuvo como resultado que no existe correlación estadísticamente significativa, con valores menores al nivel de significación 0,05 (Tabla 1).
Discusión
Los datos obtenidos en cuanto a las características estructurales de las familias a la que pertenecen los adultos mayores coinciden con un estudio reciente en Cuba, que afirma un aumento porcentual de los núcleos pequeños y una evidente inclinación hacia el descenso de los núcleos grandes.5
Fenómenos como la emigración legal e ilegal pudiesen ser motivo de la reducción del número de personas en la familia, así como de la proporción de ancianos que viven solos.5
También se ha encontrado que la tipología familiar más frecuente en Cuba es la nuclear, así por ejemplo un estudio realizado por la Escuela Nacional de Salud Pública obtuvo que 53 % de los sujetos investigados procedían de familias nucleares.6
La familia cubana no está exenta de la influencia de los cambios mundiales, ni de los problemas que tiene la familia como institución a nivel internacional. Las transformaciones sociales han afectado la composición y dinámica familiar. Entre ellas se puede citar la disminución de los índices de fecundidad y del número de hijos, la reducción del tamaño promedio de la familia, su envejecimiento, el aumento de las uniones consensuales, el incremento de la tasa de divorcio y la maternidad precoz.6
En cuanto al funcionamiento familiar, la mayoría de los sujetos del estudio lo perciben como moderadamente funcional. Esto habla a favor que, pese a existir una valoración positiva con respecto a las relaciones y dinámica familiar, existen elementos afectados dentro de esta, como pueden ser la comunicación, cohesión o el cumplimiento de los roles por solo citar un ejemplo.
Sin embargo, estos resultados coinciden con lo planteado sobre el tema por otros autores, que exponen que la valoración de los ancianos hacia el funcionamiento de su familia tiende a ser buena; fenómeno que se expresa aproximadamente en el 80 % de los sujetos estudiados.5,7
Se destaca que en la totalidad de los pacientes de estudio está presente en alguna medida la ansiedad, datos que coinciden con otras investigaciones.8,9,10
En un estudio sobre el estado de salud de los adultos mayores de Antioquia, Colombia, se obtuvo que el 34,4 % de los adultos mayores del departamento sufrían de ansiedad, hallazgos que coinciden con los reportados en Xalapa-México, donde se halló la ansiedad en el 48 % de personas mayores.11
Otro estudio sobre ansiedad generalizada en el adulto mayor, realizado en México, indicó que la prevalencia estimada de los trastornos de ansiedad en los ancianos varía del 3,2 % al 14,2 %.11
La ansiedad es una respuesta adaptativa que alude a un estado de agitación e inquietud desagradable, asociado fundamentalmente a sucesos externos estresantes y es la adultez mayor una etapa caracterizada por eventos vitales significativos, tales como la jubilación, la viudez, la pérdida o deterioro de la capacidad funcional, enfermedades crónico-degenerativas y trastornos cognitivos afectivos.11
Por tanto, resulta necesario la identificación y manejo de estas situaciones consideradas como propias del envejecimiento que generan ansiedad, ya que pudiera influir negativamente en el bienestar subjetivo y la calidad de vida del adulto mayor.
Con respecto a la depresión las cifras obtenidas resultan alarmantes, ya que solo el 10 % de los sujetos del estudio no presentaban depresión. Sin embargo, estos datos están en correspondencia con los encontrados en otro estudio nacional donde el 27,1 % de los adultos mayores domiciliados presentaban sintomatología de depresión leve; el 16,6 %, depresión moderada y el 14,7 %, depresión grave.12
La depresión constituye una enfermedad grave que no solo afecta el estado de ánimo, sino que también puede conducir a un deterioro funcional y cognitivo. En los adultos mayores, la depresión puede ser causada por diferentes fenómenos como: padecimientos crónicos, ruptura familiar o muerte, discapacidad, en otras.13
Los resultados obtenidos en cuanto a la relación entre el funcionamiento familiar con la ansiedad y depresión no se corresponden con la literatura científica revisada,14 la cual ha demostrado que las familias funcionales se caracterizan por mostrar una tendencia a ser armoniosas, cohesionadas, facilitando la expresión de los afectos y la comunicación de sus miembros, los roles se cumplen adecuadamente y el nivel de flexibilidad y adaptabilidad es alto, lo que propicia el desarrollo de sus integrantes y constituye un amortiguador de todos los trastornos o malestares que puede generar el estrés y otros fenómenos negativos.
Por tanto, es de esperar que los adultos mayores que conviven en el seno de familias funcionales muestren menos depresión u otros trastornos emocionales, aspecto este que no se cumple en la presente investigación, donde a pesar de percibirse relaciones familiares armónicas se obtienen cifras elevadas de ansiedad y depresión.
Estos datos demuestran la importancia de profundizar en los factores que provocan la aparición de estos trastornos emocionales en los adultos mayores, en los cuales su surgimiento no solo está ligado al nivel de funcionabilidad de la familia en que el adulto se desenvuelve, sino que además intervienen otras causas en su génesis.
Se puede concluir que en los adultos mayores el funcionamiento familiar representa un indicador relevante en la aparición, exacerbación o mantenimiento de emociones negativas. Sin embargo, este no constituye el único factor desencadénate, ya que en los pacientes de estudio se presentó la ansiedad y la depresión en niveles medios y altos, a la vez que el funcionamiento familiar era favorable.