Introducción
La violencia como fenómeno social tiene connotación universal, independientemente de los contextos nacionales, culturales, religiosos, etnológicos y económicos; sus efectos negativos repercuten tanto en los individuos y la sociedad como en el medio natural. Se manifiesta en múltiples formas (a veces más o menos agresivas y encubiertas) y sus factores desencadenantes son múltiples, de ahí que se considere un fenómeno complejo y en aumento.1
Entre las formas de violencia más conocidas se identifican la violencia de estado, doméstica, juvenil, de género, ecológica y ambiental. La violencia doméstica o familiar ocurre al interior de la familia y, por lo general, la ejercen uno o varios miembros de la familia contra otros; casi siempre las víctimas son mujeres, ancianos y niños (en este último caso se denomina maltrato infantil).2
La violencia familiar es una conducta humana encaminada a someter y manipular el comportamiento de otros miembros de la familia, violando sus espacios materiales y espirituales, éticos morales y cívicos legales que le son dados por su condición social y humana.
Igualmente, puede reflejarse en el uso intencional de la fuerza tanto psicológica como física contra uno mismo u otro miembro vulnerable de la familia, que provoque daños y conflictos entre los diferentes integrantes de la familia, repercutiendo de forma negativa en su bienestar equilibrado. Aparece con más frecuencia de lo que se supone. En muchos casos, las víctimas silencian el hecho y no siempre buscan ayuda, lo que evidencia la necesidad de prestarle atención al problema por su incidencia en las relaciones sociofamiliares.3
La formación del niño comienza en la familia como primer espacio socializador en el que adquiere hábitos y costumbres de vida, patrones morales y éticos; recibe y aprende a dar afecto. La familia puede y debe proporcionar un clima favorable al desarrollo físico y psíquico del niño en el que, desde la necesaria firmeza educativa y moral, se establezcan los patrones de conducta correctos, sin dar cabida a manifestaciones violentas. Sin embargo, en el actual contexto social, las evidencias apuntan al incremento de actitudes y comportamientos inadecuados en las familias, que invariablemente conducen a la aparición del maltrato infantil.4
Sin dudas, la violencia intrafamiliar es una realidad silenciada por la familia debido a la tradicional concepción de esta como espacio privado, y los datos concretos que se conocen son pocos e imprecisos, lo que ocasiona que las cifras de casos registrados no correspondan a la envergadura real del problema; en muchas familias, las manifestaciones de violencia o maltrato se confunden con normas educativas.
Se genera entonces la necesidad de contar con servicios de salud capaces de afrontar este problema en cualquier momento, razón por lo que los profesionales de la salud en las comunidades deben estar en capacidad de ejecutar una intervención asistencial, curativa, rehabilitadora y educativa con acciones preventivas de la violencia en la salud familiar.5,6
La sociedad cubana tampoco está exenta de la violencia familiar, que se convierte en uno de sus dilemas existenciales, asociada en lo fundamental a factores socioculturales, con lo educativo comunicativo familiar como primer punto de vista.6
En el Consultorio Médico de Familia No. 1, perteneciente al Policlínico Docente “Mártires del 10 de abril” en el municipio de Corralillo, al igual que en el país, en ocasiones se presentan irregularidades que pueden interferir en el adecuado manejo de esta problemática por parte de la familia, a raíz de un inadecuado manejo por el médico de familia del diagnóstico de la salud familiar y las intervenciones a realizar para su mejoramiento. En el territorio no existen investigaciones previas que posibiliten caracterizar esta situación de forma individualizada con el fin de trazar acciones educativas para su solución. El objetivo del presente estudio fue caracterizar el estado actual de la violencia intrafamiliar en familias con niños en edad prescolar de un consultorio médico.
Métodos
Se realizó un estudio descriptivo transversal dirigido a la comunidad del Consultorio Médico de Familia No. 1 (CMF-1), del poblado de Cuatro Camino perteneciente al Policlínico Docente “Mártires del 10 de abril” del municipio Corralillo, en el período comprendido de enero del 2020 a junio del 2021.
La población estuvo constituida por 66 familias del CMF-1 y la muestra por 64, según muestreo no probabilístico por criterio, que se seleccionaron previo consentimiento de estas para participar en el estudio.
Criterios de inclusión: Familias que tienen un niño menor de 5 años, dispensarizadas en la Historia Clínicas de Salud Familiar.
Criterios de exclusión: Familias con traslado a otra localidad o deseo expresado de abandonar el estudio.
Se utilizaron el análisis y revisión de documentos como métodos empíricos para la recogida de la información. A través de las Historias Cínicas de Salud Familiares (HCSF) se identificaron los aspectos relacionados con las características de las familias (anexo 1).
El cuestionario fue confeccionado por el autor a partir de la información aportada a través de la revisión de la literatura, que posibilitó evaluar la presencia de alguna acción u omisión cometida por uno o varios de sus miembros que, de forma permanente, ocasionen daño físico, psicológico o sexual a otros de sus miembros que menoscabe su integridad y cause un serio daño a su personalidad y/o a la integridad familiar (anexo 2).
Observación científica: mediante la evaluación de indicadores, durante las sesiones de trabajo planificadas, permitió identificar en los niños la presencia de signos sugestivos de violencia intrafamiliar (anexo 3).
Las variables en estudio fueron: Presencia de violencia en la familia. Tipo de familia: nuclear, extensa o ampliada. Factores psicosociales de la familia: malas relaciones entre los adultos a cargo del niño, padre ausente físicamente y/o afectivamente, adultos a cargo del niño maltratados durante su niñez, con problemas de conducta (trastornos de la personalidad u otro trastorno psiquiátrico, trastornos de comportamiento, alcoholismo, droga, promiscuidad y conducta antisocial). Tipos de Violencia Intrafamiliar: física, psicológica y sexual.
Los datos vaciados en una base de datos en Excel 2013, procesados mediante la estadística descriptiva con distribución de frecuencia absoluta y relativa, los resultados se presentaron en tablas. Además, se empleó la estadística inferencial no paramétrica de ji al cuadrado para determinar si las diferencias encontradas en las distribuciones de variables muestran asociación por no homogeneidad, aceptando un nivel de significación del 95 % (p< 0,05), de ahí que se considerarán los resultados según valor asociado de p en: No significativos (p> 0,05); Significativos (p< 0,05); Muy significativos (p< 0,01).
Resultados
De un total de 64 familias estudiadas, en el 32,8 % estuvo presente la violencia y en 76,2 % de ellas no se constató. Las familias extensas representaron el mayor porcentaje para ambos grupos (70,3 %), seguidas de las nucleares (21,9 %).
Tabla 1 Relación entre la presencia de violencia y la estructura familiar. CMF-1, Policlínico Docente “Mártires del 10 de abril” de enero del 2020 a junio del 2021
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X2 = 1,6985; gl = 2; p = 0,4277 No significativos.
Fuente: HCSF y Cuestionario.
En la tabla 2 se muestra el registro de 9 casos con hacinamiento (14,1 %); de ellas, un 9,4 % corresponden a las familias donde existe violencia. La prueba estadística correspondiente arrojó diferencias muy significativas (p< 0,01) dadas por ausencia de hacinamiento en las familias sin violencia.
Tabla 2 Relación entre la presencia de violencia y el índice de hacinamiento
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X2 = 42,1628; gl = 1; p = 0,0000 Muy significativos.
Fuente: HCSF y Cuestionario.
Predominaron en este estudio las malas relaciones entre los padres (66,6 %), el maltrato en la niñez (66,6 %) y los padres ausentes físicamente (57,1 %) en las familias con violencia. El maltrato en la niñez y la ausencia física de los padres arrojaron los porcentajes más altos (20,9 % y 13,9 %, respectivamente) en las familias sin violencia. Los resultados de las pruebas estadísticas evidenciaron que existe una relación significativa entre las categorías según resultados de la prueba de ji al cuadrado porque p es mayor que 0,001 y menor que 0,05.
Tabla 3 Relación entre la presencia de violencia y las características de los adultos a cargo del niño
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X2 = 11,6216; gl = 4; p = 0,0204 significativos.
Fuente: Cuestionario.
En aquellos hogares donde se detectó violencia intrafamiliar, la psicológica estuvo presente en la totalidad, mientras la violencia física se encontró en 66,6 %, y con menor frecuencia la violencia sexual en el 42,9 %. Las mayores cifras de los tipos de violencia fueron registradas en la familia extensa.
Discusión
La familia contribuye de manera positiva o negativa en el comportamiento y desarrollo de los niños que interactúan en la unidad familiar según su estructura; en función de los miembros que comparten el hogar, puede ser nuclear, extensa o ampliada según el número y las relaciones de consanguinidad o no entre ellos.
En el presente estudio se constató la presencia de violencia en familias extensas. Estos resultados son similares a los que obtuvo Ferrari y otros,7 no fue así en una investigación realizada por Quadros y otros.8 Otros autores hacen referencia a las crisis intergeneracionales de las familias extensas como generadoras de violencia.9
Binfa y otros10 demuestran que la mayor parte de las familias con violencia eran extensas, por convivir bajo el mismo techo varias generaciones, lo que incrementa el riesgo de disfuncionalidad jerárquica, resultados similares a la actual investigación.
Los casos con hacinamiento registrados corresponden a las familias donde existe violencia, con predominio de las malas relaciones entre los padres, el maltrato durante la niñez y los padres ausentes físicamente en las familias con violencia.
Los resultados del estudio son similares a los obtenidos por Sierra, donde predominan las malas relaciones entre los padres con una diferencia altamente significativa, así como el maltrato durante la niñez, para los trastornos de conducta fue no significativa, datos con los que no coinciden los resultados de este estudio. Binfa y otros demuestra que el 100 % de los padres fueron maltratados en su niñez.10,11
Consideramos que los factores psicosociales de la familia pueden invocarse como posible causa de violencia intrafamiliar, sobre todo las malas relaciones interpersonales entre ellos (separados o no), que genera menoscabo de la seguridad y del equilibrio psicoemocional del menor, al sentirse atrapado entre exigencias conflictivas que no es capaz de resolver y, en ocasiones, toma partido por uno de los padres, corriendo el riesgo de perder al otro, y como necesita de los dos es inevitable que sufra por tener que elegir.
Por otra parte, en la bibliografía consultada se plantea que la ausencia física o afectiva de uno de ellos crea serias dificultades, hecho que ocurre principalmente por divorcio, porque el niño deduce que la ruptura conlleva a debilidad, incompetencia y ausencia de protección, más grave aun cuando se unen ambos abandonos, generando un sentimiento de minusvalía muy difícil de resolver.12
En aquellos hogares donde se detectó violencia intrafamiliar, se constató fundamentalmente la presencia de violencia psicológica y física, con menor frecuencia la violencia sexual.
Una investigación sobre las manifestaciones de la violencia intrafamiliar realizada en Pinar de Río por Díaz y otros reflejó que la forma de violencia sufrida más frecuentemente era la física.13) El golpe con las manos fue la modalidad de violencia física habitual, mientras que los gritos, las amenazas y los insultos predominaron en la psicológica, se obtuvieron valores porcentuales similares a otros estudios.
Los resultados de UNICEF refuerzan la idea de que la violencia física culturalmente aceptada está presente en todas las clases sociales, todavía es percibida como un método eficaz para regular el comportamiento de los hijos y su uso defendido como algo benéfico. Se conoce que 6 de cada 10 niños entre dos y 14 años en todo el mundo, son regularmente sometidos a castigos físicos (corporales) por las personas que cuidan de ellos; y cerca de 17 % de los niños en 58 países viven situaciones de prácticas severas. En Chad, Egipto y Yemen, más de 40 % de los niños entre 2 y 14 años de edad sufren formas rígidas de castigo físico.14
Otro trabajo reciente realizado por Torres15 sobre maltrato psicológico infantil, indicó que prevalecían el regaño en público y las peleas, gritos y golpes, así como diferentes tipos de amenazas; resultados compatibles con los del presente estudio.
La violencia sexual de forma general en nuestro país es la menos frecuente a pesar de existir un subregistro de información por las características del tema, así como prejuicios, tabúes de la población o sencillamente por desconocimiento.
Muchos solo reconocen como abuso sexual la imposición del acto sexual y el acoso. Independientemente a estos, existen otras manifestaciones como: burlas a las preferencias sexuales de cada persona o a su apariencia física, la infidelidad y la promiscuidad que determinan un patrón de conducta muy poco educativo a las nuevas generaciones; así como el daño que se infiera la persona y a la familia, la falta de privacidad entre adultos y niños ya tratado anteriormente, amenazas como poder sexual, manipulación del acto sexual como castigo o con el objetivo de obtener ganancias secundarias y la violación dentro de la pareja.16
A consideración de los autores de la presente investigación existen varias teorías relacionadas con la violencia intrafamiliar, pero está claro que existen un grupo de condiciones en la familia que la anteceden y muchas veces no son identificadas y pasan inadvertidas por el Equipo Básico de la Salud, lo que supone un aspecto importante en el trabajo con enfoque de riesgo que, junto a una correcta utilización del método de dispensarización, complementa el principio rector de la salud pública cubana, o sea, la orientación profiláctica.
En conclusión, las malas relaciones entre los adultos, el maltrato en la niñez y los padres ausentes físicamente son asociados a la violencia intrafamiliar. La violencia psicológica estuvo presente en la totalidad de las familias donde se detectó violencia intrafamiliar. Las mayores cifras de los tipos de violencia fueron registradas en la familia extensa.
Aporte científico
Los resultados obtenidos permitieron caracterizar la violencia intrafamiliar en esa población, evidenciando la necesidad de implementar estrategias educativas que facilite modificar factores de riesgo para la prevención de la violencia intrafamiliar para resolver este problema de salud.