Señor editor:
En diciembre de 2019 se reportaron una serie de casos de pacientes con neumonía, de origen desconocido, los cuales estaban vinculados epidemiológicamente con un mercado de mariscos de Wuhan, en la provincia de Hubei, China. Un nuevo brote de coronavirus surgía en el mundo, el síndrome respiratorio agudo grave del coronavirus 2 (SARS-CoV-2) causante de la enfermedad de coronavirus 2019 (COVID-19), nombrada así por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cual se convirtió en una emergencia mundial, por lo que se catalogó posteriormente como pandemia por la OMS. En la actualidad esta se ha expandido a 184 países: hasta el 6 de abril de 2020 se reportan un total de 1 347 803 casos confirmados, 74 807 muertes y 277 402 recuperados, según el Centro de Ciencia e Ingeniería de Sistemas (CSSE) de la Universidad Johns Hopkins.1
El médico y demás profesionales de la salud son la primera línea de defensa para enfrentar el avance de la COVID-19, lamentablemente hoy en día se viene registrando en el mundo un incremento de infectados y muertes en el personal sanitario por el SARS-CoV-2, por lo que es un claro ejemplo lo ocurrido en China, con un registro de 3019 trabajadores sanitarios infectados, de los cuales 10 murieron;2 adicionalmente, el Ministerio de Sanidad de España reportó 12 298 casos de infectados en personal de salud.3 Esto sumado a la presión que ejerce la COVID-19 sobre los sistemas de salud de varios países. El incremento desmesurado de la demanda de instalaciones y profesionales sanitarios ha ido generando un sistema de salud sobrecargado e incapaz, que ha ocasionado un colapso sanitario. Con respecto a este panorama, el estudiante de medicina surge como una opción de apoyo para combatir la propagación de la COVID-19.
Debido a la gran cantidad de casos de COVID-19, en Estados Unidos (más del 6 % de los infectados en el mundo), estudiantes de medicina mostraron su predisposición de apoyo al personal médico. Además, varias facultades de medicina se sumaron a la iniciativa de la graduación anticipada, siempre que se cumpliera con las directrices del Comité de Enlace sobre Educación Médica (LCME); así estudiantes del último año pasarían a atender pacientes en tanto fuera creciendo la necesidad de médicos. La Asociación de Facultades de Medicina de Estados Unidos mencionó su apoyo a esta iniciativa, pero destacó la importancia de la supervisión de los nuevos egresados.4 Similares medidas son adoptadas en países que integran el Reino Unido, donde el Consejo de Facultades Médicas (MSC) ha planteado que los estudiantes de último año, siempre que hayan cumplido los estándares de calidad, se gradúen anticipadamente, con una inscripción provisional del Consejo Médico General (GNC). De este modo se ayudaría al cuerpo médico.5
El Gobierno de España recientemente aprobó que las autoridades sanitarias podrán contratar a estudiantes de medicina y enfermería de sexto curso/año a fin de reforzar su sistema de salud; además, el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) aperturó un formulario de inscripciones para voluntarios, en el que recibió más de 5500 solicitudes de estudiantes y recién graduados listos para incorporarse a trabajar de forma inmediata en diversos hospitales.6
Actualmente, en Cuba, más de 28 000 estudiantes de medicina realizan actividades de pesquisa en todo el país, con el objetivo de detectar de manera precoz los posibles portadores del SARS-CoV-2; de ser positiva la pesquisa, el estudiante notificara a los médicos y enfermeras de familia.7
Los estudiantes de medicina en su formación universitaria interiorizan las responsabilidades que la medicina implica, esto no solo se limita a la adquisición de conocimientos científicos y académicos, sino también a la adquisición de valores éticos, debido a que esta carrera se caracteriza por ser una profesión de servicio, claro ejemplo de la disposición que asumieron diversos estudiantes de medicina en el mundo a fin de combatir la COVID-19. Sin embargo, muchos de ellos estarán expuestos a contagio, además de desarrollar ansiedad, depresión, estrés postraumático y síndrome de Burnout, los cuales repercuten sobre su salud y la de su familia, por lo cual la institución sanitaria debe garantizar la seguridad y los insumos adecuados para su bienestar.