Introducción
El concepto de “empatía” (E) se asocia a la propiedad de tener la habilidad para entender a otra persona en términos de su experiencia y sus sentimientos. Adicionalmente, también se relaciona con la capacidad de comunicar este entendimiento.1Hojat y otros2 y Sole y otros3 plantean que esta se vincula con atributos que contribuyen positivamente a una mejor relación profesional salud-paciente, cuyo éxito no solo depende de las competencias clínicas, sino también de las habilidades no clínicas, entre las que se incluye la empatía. Uno de los avances teórico-prácticos que ha tenido este atributo es su introducción en la formación de las profesionales de la salud. Este problema no resulta menor y su solución podría relacionarse, al menos, con tres aspectos esenciales: a) la formación empática es producto de un proceso que se produce a lo largo de la ontogenia y los estudios neurológicos muestran que la última oportunidad de introducir este atributo de forma natural en un sujeto ocurre durante su tránsito por la formación universitaria;4,5,6,7,8) b) la variabilidad observada en estudios realizados en América Latina1,4,6,8 es concordante con la existencia de factores que influyen sobre su determinación, y c) la empatía constituye un concepto complejo y, por tanto, poco modificable si las intervenciones pedagógicas no cubren todas sus dimensiones. Como consecuencia se requiere, antes de toda intervención, obtener una representación del comportamiento empático, que algunos autores han acuñado con el término “diagnóstico empático”,4,5,7,9) lo cual permitirá tener una apreciación de la “situación empática” (relación dialéctica resultante de estos componentes).9,10
La escala de empatía médica de Jefferson (EEMJ) constituye un instrumento usado para medir los niveles de empatía en estudiantes de diferentes especialidades de las ciencias de la salud. Posee una estructura multidimensional: a) cuidado con compasión (CC), b) toma de perspectiva del paciente (TPP) y c) habilidad para entender a otros (HEO).1,2,3,4 El objetivo del presente trabajo es evaluar el comportamiento empático y el de sus componentes o dimensiones en los estudiantes de kinesiología de la Universidad Bernardo OHiggins de Santiago de Chile.
Métodos
Estudio exploratorio, no experimental y transversal (STROBE 6). Este se realizó mediante los principios de la bioética descritos en las normas de Helsinski.11 Se analizaron los estudiantes desde primero hasta quinto años de kinesiología de la Universidad Bernardo OHiggins de Santiago de Chile (N = 552; n = 484) sobre la base de tres factores: curso (primero a quinto), régimen de horario (diurno y vespertino) y género (femenino y masculino). La recolección de los datos se realizó en el período septiembre-octubre de 2018. Se aplicó la escala de empatía médica de Jefferson (EEMJ-S), validada y adaptada en Chile para estudiantes de kinesiología,11 mediante criterio de jueces.
La aplicación fue confidencial -operador neutral y previa firma de consentimiento informado- y una prueba piloto. Se incluyó a todos los estudiantes que en el momento de la evaluación estaban presentes. La investigación se aprobó por el Comité de ética científica de la universidad.
En el análisis estadístico se emplearon las pruebas de normalidad (Kolmogorov-Smirnov) y de homocedasticidad (Levene). Para la confiabilidad interna se estimó el Alpha de Cronbach y el mismo estadígrafo cuando fue eliminado sucesivamente uno de los elementos (preguntas del instrumento) y el coeficiente de correlación intraclase T2 de Hotelling. También se estimaron la media y la desviación estándar. Se aplicó un análisis de varianza bifactorial (modelo III) para encontrar diferencias de las medias entre los cursos o años académicos, los géneros y la interacción entre estos. Cuando algún componente de la varianza resultó significativo, se empleó la prueba de Tukey. Se utilizó la prueba de heterocedasticidad de White para comprobar si el modelo empleado era el adecuado. Se usaron gráficos aritméticos simples. Los cálculos fueron realizados mediante el programa SPSS 23.0. El nivel de significación fue α ≤ 0,05; β ≤ 0,20.
Limitaciones del estudio
Este trabajo es de tipo exploratorio-trasversal, por tanto, pretende encontrar las evidencias necesarias que permitan estructurar tendencias y estimaciones consistentes que constituirán la base para futuros estudios longitudinales. Por otra parte, este trabajo se limita al estudio de la empatía del estudiante con el paciente. Sin embargo, es necesario enfrentar en futuros estudios la relación empática desde el paciente al profesional de salud que, por su envergadura, no es posible realizarla y describirla en un solo trabajo.
Resultados
La muestra (484 estudiantes) representó el 87,68 % de la población con N = 552. La cantidad de mujeres fue 230 (47,52 %) y de hombres 254 (52,48 %) del total de la muestra. Las pruebas de Kolmogorov-Smirnov y Levene no resultaron significativas (p > 0,05). El Alpha de Cronbach mostró, sin tipificar, un 0,836 y de tipificados un 0,831. El valor del Alpha de Cronbach total, si se elimina un elemento (pregunta), fluctuó entre 0,815; 0,846. El coeficiente de correlación fue 0,836 (F = 6,1; p = 0,0005); IC = [0,814; 0,857]. Por su parte, T2 de Hotelling (F = 2307,9; p = 0,001) implicó que las medias de las preguntas no aportaban por igual a la media global (= 5,2). La prueba de heterocedasticidad no resultó significativa; E: χ2 = 7,74 (p = 0,561); TPP: χ2 = 7,25 (p = 0,61); AEO: χ2 =15,5 (p = 0,072); CC: χ2 = 8,45 (p = 0,49). Las medias, la desviación estándar y el tamaño de la muestra aparecen en la tabla 1.
Se observa que, en general, la media de las mujeres en la empatía resultó mayor que la de los hombres.
En la tabla 2 se presentan los resultados de la estimación de las medias (en general) de las dimensiones CC, TPP y HEO de la empatía en los géneros. Se observa que las medias del género femenino fueron mayores que las de los hombres, cuando se consideraron las medias totales asociadas al género. Pero, las medias totales absolutas resultaron mayores en los hombres en los cursos segundo y quinto, y en las mujeres en el resto de los cursos. Sin embargo, las medias absolutas en las tres dimensiones se mostraron mayores en las mujeres.
Nota: CC: cuidado con compasión; TPP: toma de perspectiva con el paciente; HEO: habilidad para entender al otro.
El factor régimen de horario no fue considerado (p > 0,05; diurno y vespertino).
En la tabla 3 se presentan los resultados del ANOVA. Se observó que en E y CC fueron significativos los factores curso (C) y género (valor de eta-cuadrado y la potencia observada satisfactoria en ambos casos); y no hubo interacción entre estos. No se encontraron diferencias significativas en ninguno de los factores, ni en la interacción, asociado al componente TPP. Por último, el componente HEO se comportó de la misma forma que el CC, con la diferencia de que en HEO existió interacción entre los factores estudiados.
Nota: (p) = probabilidad del error de Tipo I; *símbolo de la interacción entre los factores curso y género.
Estos resultados muestran que en los cursos hubo diferencias en la empatía, el cuidado con compasión y la habilidad para entender a otro en favor de las mujeres (p = 0,002; p = 0,001 y p = 0,012, respectivamente) (Tabla 3).
En la tabla 4 se presentan la comparación múltiple de las medias en los factores C, E y en cada uno de los componentes, con excepción del TPP. Las diferencias se observaron en el quinto curso en relación con todos los restantes (p < 0,05); en efecto, los valores de E, CC y HEO se mantuvieron constantes desde el primero hasta el cuarto cursos (p > 0,05) y luego decayeron bruscamente en el quinto (p < 0,05). Los valores de R2 fluctuaron entre un 2,8 % y 12 %, lo cual indicó que los factores estudiados explicaban en estos porcentajes la variación de los datos encontrados en E y en cada uno de sus componentes.
Discusión
Los datos no presentaron heterocedasticidad. Como consecuencia, el modelo empleado para el análisis estadístico fue correcto. Los datos poseían confiabilidad interna, confirmada por la prueba α de Cronbach y, sobre todo, por la correlación intraclase T2 de Hotelling, que demostró la variabilidad en la respuesta de cada una de las escalas.
Al considerar que el quinto curso fue en el que se terminó la acción de la formación profesional del kinesiólogo en todos los aspectos, se encontró que la E obtuvo un 63,26 % del máximo de puntos posible (140 puntos). En relación con el componente CC se halló un 44,47 % del máximo de puntos (49 puntos); en TPP se observó un 83,37 % del total posible (70 puntos) y, por último, en HEO se estimó un 42 % del total posible (21 puntos). Estos resultados han demostrado que existen deficiencias en la respuesta empática de los estudiantes. Los niveles relativamente bajos de CC pueden indicar que los estudiantes podrían expresar compasión con el paciente con ciertas dificultades; y los valores relativamente bajos de HEO, que los estudiantes no tienen muy desarrollada la capacidad de reconocer claramente las emociones del otro, de pasar a segundo término sus intereses personales, y de privilegiar el dolor del paciente y su condición por sobre sí mismos.
Los niveles de TPP observados permiten inferir que los estudiantes manifiestan una relativamente alta capacidad para no involucrarse con el paciente (no contagiarse emocionalmente). Esta situación debe ser analizada por las autoridades de la institución. Por tanto, se demuestra que existe “espacio” para crecer, el cual ofrece un desafío y una oportunidad para que los pedagogos de educación superior, los docentes de la universidad y sus autoridades mejoren estos indicadores. Por otra parte, se confirma la necesidad de la realización de un diagnóstico empático exhaustivo antes de toda intervención pedagógica.8,9 En otras palabras, se requiere de una intervención concreta para situaciones específicas en la asunción de la tarea de elevar los niveles de empatía en los estudiantes.
Este trabajo se limita al estudio de la empatía del estudiante con el paciente, ya que no es posible en un solo artículo estudiar la relación de un profesional de la salud con el paciente o, incluso, en su relación inversa. Sin embargo, la empatía constituye una relación e interrelación intersubjetiva bidireccional en la cual están implicados el profesional (o el estudiante) y el paciente. Esta relación ha sido explicada exhaustivamente en otros trabajos;8,9) por tanto, abarcar todo el proceso empático en un solo trabajo resulta una tarea casi imposible por la complejidad del atributo en estudio y se necesita examinarlo por partes. Por tal razón, los trabajos sobre empatía del estudiante hacia el paciente constituyen la primera etapa insoslayable para tratar de solucionar este complejo problema.
Los valores de E y de cada uno de los componentes observados son relativamente bajos en relación con los encontrados en otros estudios similares.12,13,14,15 Con respecto al género, se conoce que existe la tendencia en la literatura a presentar a las mujeres como más empáticas que los hombres; sin embargo, existen autores −especialmente de América Latina− que han presentado resultado con presencia de variabilidad de la respuesta empática entre los géneros.12,13,14,15 Las bases neurobiológicas han demostrado una estructura y un funcionamiento diferentes entre los géneros.17,18,19,20 Y se asume que las mujeres tienen más empatía que los hombres. Algunos autores4,5,6,8 han encontrado que los niveles de empatía se manifiestan de tres formas posibles: F = M; F > M y F < M. Los hombres y las mujeres emplean todos los componentes de la E de forma integrada, pero los procesos neurológicos son diferentes y, posiblemente, programas de respuesta distintos entre los géneros: los hombres y mujeres tienen la misma potencialidad de desarrollar la empatía, pero no igual forma de externalizarla.
Los valores de R2 encontrados explican poco la varianza de la E y de sus componentes; pero resultan consistentes con otros estudios realizados preferentemente en América Latina4,5,6,7,8,9,10,11 y confirma la existencia de variabilidad. No todos los trabajos presentan los resultados de la estimación de este estadígrafo (R2). Existen, a lo menos, tres razones teóricas que podrían explicar estos valores: a) la población estudiada son sujetos normales para E, por tanto, la variación podría ser pequeña;5 b) el instrumento empleado es precisamente para sujetos normales, y c) E es un concepto multidimensional, todo lo cual permite inferir que la empatía (y sus componentes) pueden estar influidos por factores exógenos diferentes a los comúnmente estudiados: curso y género.4,5,12,13,14,15,16 Los autores del presente trabajo se inclinan por la alternativa c, antes citada, como aquella causa que mejor podría aclarar la varianza no explicada (E, CC, TPP y HEO). Estos resultados empíricos apoyan la concepción de que la empatía constituye un concepto complejo4,5,6,7,8 y que dicha complejidad está condicionada, entre otros aspectos, por factores exógenos.9,10 Se infiere que toda intervención empática debe tener un diagnóstico preciso de la situación empática (E, CC, TPP y HEO) y considerar la introducción del examen de factores exógenos que la teoría indique como posibles sospechosos. Quizás estos factores exógenos, que podrían estar modulando a la empatía, constituyan una de las causas por lo cual este atributo no ha podido ser definido con exactitud y, por tal razón, existe la necesidad de encontrar la mayor cantidad de evidencias empíricas que puedan orientar a los investigadores a la construcción de un modelo del concepto de la empatía que permita explicarla, entenderla en toda su magnitud y abordarla con una más adecuada fundamentación teórica. Desafortunadamente, estos aspectos están fuera de los objetivos de este trabajo por su propia complejidad.
El hecho de que las medias de los cursos se distribuyan de diferente forma en la E, CC y HEO podría sugerir que la distribución de la E depende del comportamiento de CC y HEO; y, por otra parte, TPP se comportan de forma “plana”. Esto fundamenta la necesidad de que, antes de aplicar cualquier estrategia pedagógica, se deben considerar las causas por las cuales se produce la situación empática antes descrita.
Adicionalmente, el modelo de declinación empática, condicionado por el fenómeno de erosión empática, ha sido explicado en otros trabajos.21,22,23,24,25 Este modelo, que postula tal declinación a partir del inicio del ciclo clínico de los estudiantes, ha sido puesto en duda y se ha informado evidencia empírica que demuestra que este fenómeno no tiene carácter universal;4,5,6,10,25 así se han observado varias formas diferentes de distribución de las medias (demostradas por ecuaciones de regresión), a través de los cursos,22,25,26,27,28 lo que permite inferir que la erosión empática es un hecho científico,9 pero con carácter particular. La declinación se produjo en el quinto curso -que coincide con el internado de los estudiantes- y no se ajusta estrictamente al proceso de erosión empática propuesto por Hojat y otros.23
Esta observación posiblemente sea explicada, en parte, por causas inmediatas: estrés, depresión, currículo oculto en los centros de atención primaria y hospitales, presión asistencial y académica, entre otras.9,10 De este modo, distribuciones diferentes podrían explicarse por conglomerados diferentes y específicos de posibles causas y, tal situación, condiciona una planificación de la intervención de forma diferente y específica en cada caso.10 Como consecuencia, los resultados de esta investigación muestran la necesidad de planificar acciones pedagógicas que respondan a la naturaleza del problema encontrado.
Por otra parte, la distribución entre los géneros es diferente en E, CC y HEO (mayor en mujeres); luego existen suficientes diferencias (estadísticas) como para delinear un comportamiento específico del género y explicar cuál es la causa de que no existan diferencias en TPP. Esta es una condicionalidad específica que debe modular la intervención a realizar.
Como consecuencia de lo anterior, una intervención que no reconozca la complejidad del problema de la enseñanza-aprendizaje de la empatía y que se realice en grupos pequeños, limitados en el tiempo y sin seguimiento temporal,28 no es sinónimo de garantía de que sus resultados produzcan un crecimiento permanente de los niveles de empatía. No se trata solo de crecer, sino de que la intervención debe tener como objetivo que la empatía llegue a formar parte del modo natural de actuar del kinesiólogo con sus pacientes, y esto solo puede solucionarse con un cambio profundo en el currículo, los métodos de enseñanza-aprendizaje, las acciones actitudinales de los docentes -manifestación clara de la empatía del docente con el paciente, es decir, el importante papel del ejemplo-, entre otros muchos aspectos.10,28
Este trabajo se limita al estudio de la empatía del estudiante con el paciente, ya que no se puede en un solo artículo estudiar la relación de un profesional de la salud con el paciente en su totalidad. Un estudio que implique el análisis inverso, es decir, de la empatía del paciente con el estudiante, además el estudio de la interacción empática entre estos dos componentes, requiere de estudios específicamente enfocados en esas particularidades. Adicionalmente, se podría agregar el estudio de la introducción de la interacción, que incluye a la familia del paciente. Estas propuestas resultan necesarias de realizar, pero requieren abarcarse por partes debido a la dificultad y complejidad que se requiere para enfrentarla en un solo trabajo. Por tal razón, los estudios sobre empatía del estudiante hacia el paciente constituyen la primera etapa insoslayable para tratar de solucionar este complejo problema. Sin embargo, es necesario enfrentar en futuros estudios la relación empática del paciente hacia el profesional de salud que, por su envergadura, no se puede realizar y describir en una misma publicación.
Como conclusiones de las ideas planteadas en este artículo aparecen las siguientes:
Los resultados observados muestran que los niveles de empatía son relativamente bajos en los estudiantes examinados en relación con otros de iguales o diferentes carreras profesionales.
Las mujeres tuvieron valores mayores que los hombres en la E y en los componentes CC y HEO, pero en el componente TPP no muestran diferencias y sus valores absolutos resultan prácticamente iguales.
No se manifiesta el proceso de declinación empática tradicional, pero la disminución brusca de la empatía y la de dos de sus componentes en el quinto curso -alumnos en régimen de internado- debe ser estudiado con profundidad.