Introducción
La infección por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) es una de las enfermedades transmisibles que más ha marcado el desarrollo del mundo globalizado. Históricamente, la epidemia del sida se ha distinguido por desigualdad, violencia, marginalización, tabúes, estigmas y discriminación.
En 2018 se reportaron a nivel mundial 1,7 millones de nuevas infecciones por VIH. Al cierre del propio año aproximadamente 37,9 millones de personas vivían con VIH y se producían 770 000 muertes atribuibles a esta causa. En la región del Caribe se estima que 340 000 personas viven con VIH; en 2018 se diagnosticaron aproximadamente 16 000 nuevos casos y registraron 6700 muertes.1
En Cuba se reportaron en dicho año 199 casos nuevos de infección por VIH y 152 en 2019; el sexo masculino fue el más afectado. Al cierre de 2018 hubo en el país 476 defunciones por esta causa en el sexo masculino (tasa bruta de 4,2 por 100 000 habitantes) y 423 en el femenino (tasa bruta de 3,8 por cada 100 000 habitantes).2
La educación de la sexualidad constituye una responsabilidad de toda la sociedad, que inicia con el nacimiento y se extiende a los sucesivos vínculos que establecen las personas al interactuar con diferentes grupos. Hoy se aprecian importantes cambios de conductas, actitudes y valores en lo referente a la sexualidad de los jóvenes y adolescentes de distintos sexos.3
Resultan numerosas las investigaciones que se han desarrollado en el contexto de la educación sexual, para explorar el nivel de conocimientos y la percepción de riesgo que tienen los adolescentes y jóvenes sobre la sexualidad y las infecciones de transmisión sexual (ITS). En la mayoría existe una baja comprensión del alcance de su exposición al riesgo, por lo que estos se vuelven un grupo vulnerable al VIH/sida.4,5,6,7,8
En consecuencia, se han generado estrategias educativas sobre salud sexual y reproductiva, en búsqueda de una solución a los problemas detectados en este sentido9 -muchas de ellas dirigidas a la población universitaria-. No obstante, la falta de sistematicidad en una estrategia de intervención educativa no permite la adquisición a largo plazo de los conocimientos. Otras iniciativas se han generado a través de la utilización de carteles, audiovisuales, campañas televisivas, murales, folletería, programas educativos y talleres en escuelas e instituciones de salud.10
La deficiencia en los conocimientos y las prácticas sexuales inseguras potencian el riesgo de la enfermedad entre los jóvenes. En Cuba, el conocimiento sobre la prevención del VIH en adolescentes y jóvenes entre los 15 y 24 años oscila entre 60,9 % para las mujeres y 58,6 % para los varones, cifras que no satisfacen el porcentaje de población en esta etapa sexualmente activa.1 En la actualidad son muy pocas las personas jóvenes que reciben una adecuada preparación para la vida sexual.
Las instituciones de educación superior desempeñan un papel protagónico orientado al liderazgo y desarrollo del conocimiento, y son escenarios de formación integral técnica, profesional y humanística de los miembros de la comunidad; además de satisfacer y cubrir el reto de formar profesionales y ciudadanos capaces de configurar sociedades solidarias y de progreso. Estas instituciones tienen el reto de propiciar comportamientos saludables y que redunden en la calidad de vida del colectivo que vive y trabaja en la universidad y de la sociedad en general.4
En las universidades de ciencias médicas cubanas ha sido poco estudiado el conocimiento que poseen los estudiantes sobre la infección del VIH y su percepción de riesgo, situación importante si se tiene en cuenta que, como profesionales de la salud, lidiarán constantemente con esta y otras ITS, además del propio peligro que corren como parte de la población joven en general. En el caso de estudiantes de Estomatología, donde el riesgo se incrementa, resulta preciso conocer su actitud ante el VIH. Teniendo en cuenta lo planteado, se trazó como objetivo de la investigación determinar la percepción de riesgo y los conocimientos de los estudiantes de la carrera de Estomatología sobre la infección por VIH.
Métodos
Tipo de estudio
Se realizó un estudio observacional, descriptivo y transversal en el período desde septiembre hasta noviembre de 2019.
Población y muestra
La población estuvo constituida por 163 jóvenes estudiantes de la carrera de Estomatología matriculados oficialmente en el Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas “Victoria de Girón”, de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana. De ellos fueron excluidos aquellos estudiantes que no se encontraban en el momento de aplicación de encuestas o decidieron no responder a estas. Finalmente, la muestra a trabajar fue de 157 estudiantes de la carrera de Estomatología.
Instrumento, recolección y manejo de datos
En la presente investigación se utilizó la Escala VIH/sida-65, empleada en otras investigaciones,6,8,11 que constó de 65 ítems y se dividió en 7 subescalas: conocimiento correcto sobre el VIH/sida (20 ítems), ideas erróneas sobre prevención y transmisión del VIH (20 ítems), actitudes negativas hacia personas con sida (5 ítems), actitudes positivas sobre aspectos relacionados con el VIH/sida (5 ítems), actitudes negativas hacia los preservativos (5 ítems), percepción de susceptibilidad para la infección por el VIH (5 ítems) y percepción de autoeficacia en el uso del preservativo (5 ítems). El análisis factorial ha confirmado la estructura de la escala y un análisis de confiabilidad con un alfa de Cronbach de 0,79 para el instrumento.
Para las subescalas que evaluaban conocimientos e ideas erróneas, las opciones de respuesta fueron: falso, verdadero y no sé; mientras que para las otras subescalas las opciones de respuesta a todos los ítems resultaron: de acuerdo, en desacuerdo y no sé. En esta investigación se consideraron todas las subcategorías estudiadas en el instrumento, con algunas modificaciones en el lenguaje empleado para adaptarlo al contexto de la investigación.
Los datos fueron procesados mediante el programa Microsoft Excel y analizados a través de estadística descriptiva.
Fue realizada una prueba piloto con 50 estudiantes de quinto año de Estomatología para identificar aspectos del cuestionario que pudieran causar confusión a los participantes.
Consideraciones éticas
Los datos personales y de identificación de los estudiantes no se publicaron. Para la participación en el estudio se explicaron a cada estudiante los objetivos de la investigación y la finalidad de los resultados, por lo que quedó a su consideración la firma o no del consentimiento informado.
Resultados
En la tabla 1 se muestran las características sociodemográficas de los estudiantes que participaron en el estudio, donde predominaron el grupo etario 21-23 años, el sexo femenino, los solteros y el quinto año de la carrera de Estomatología.
En la tabla 2 se puede observar que la mayoría de los estudiantes presentaron conocimientos adecuados acerca del VIH/sida. En cuanto a las formas de transmisión, en su mayoría tuvieron claras las principales vías de infección y los riesgos.
Llama la atención, según la tabla 3, que los estudiantes desconocen o tienen creencias erróneas sobre la no existencia de un tratamiento médico capaz de prevenir la infección por VIH. Otros conocimientos erróneos sobre la enfermedad fueron puestos de manifiesto por una menor proporción de los participantes.
En la tabla 4 se aprecia que la mayoría de los estudiantes tuvieron una actitud positiva con respecto al VIH/sida; sin embargo, dos consideraron que los pacientes con esta afección no deberían vivir en unidades residenciales. En cuanto a las actitudes negativas frente al VIH/sida, parte importante de la muestra considera que se invierten demasiados recursos en esta enfermedad en comparación con otras afecciones. Resulta alarmante que cinco estudiantes se sentirían incómodos usando el mismo baño que un paciente seropositivo. La mayoría de encuestados refieren que el sexo no resultaba tan placentero cuando se usaba condón.
La susceptibilidad de los estudiantes con respecto al VIH se observa en la tabla 5, donde los encuestados refieren que no representan el tipo de persona que puede contraer el virus del sida. En menor proporción señalan que son capaces de pedirle a su pareja que use condón y declaran la capacidad de llevar condón consigo por si deciden tener relaciones sexuales.
Discusión
El machismo, el racismo, la intolerancia, el regionalismo, el rechazo a otras opciones sexuales, la homofobia, la xenofobia y todo tipo de intolerancia constituyen formas de discriminación que se manifiestan en la vida diaria por medio de los chistes, los insultos, las actitudes negativas e, incluso, como una manifestación enfermiza y violenta que atenta contra los derechos humanos de los individuos. Muchas veces esto sucede por falta de conocimiento, y por prejuicios culturales y estigmas de la sociedad.4 En este sentido, los estudiantes de Estomatología encuestados, en su mayoría, tuvieron una actitud positiva y carente de prejuicios frente al VIH y las personas que conviven con él. No obstante, algunos estudiantes mostraron rechazo hacia el planteamiento de que pacientes con VIH/sida vivan en unidades residenciales, y un número considerable de ellos creyó que se destina para esta afección demasiado tiempo, dinero y recursos. Estas ideas deben ser cuidadosamente analizadas, teniendo en cuenta que se trata de estudiantes universitarios y que brindarán asistencia médica una vez incorporados a la vida laboral, incluso desde las actividades de la educación en el trabajo, a población portadora de ITS.
Otros autores6 también han encontrado un alto nivel de conocimientos y, a pesar de ello, reportan la existencia de ideas erróneas, que los llevan a adoptar actitudes negativas y comportamientos de riesgo. Las ideas falsas que se han mantenido a través del tiempo justifican, para muchos jóvenes, la estigmatización que siempre ha existido frente a la infección por el VIH.
Capote y otros5 encontraron que los conocimientos sobre las infecciones de transmisión sexual y su prevención en adolescentes resultaron insuficientes, con una baja percepción de riesgo. Estos resultados coinciden parcialmente con los hallados en el presente estudio, a pesar de tratarse de grupos etáreos diferentes, donde si bien la mayoría de los estudiantes de Estomatología conocían sobre el VIH, su percepción de riesgo era baja.
Otros investigadores12 han demostrado la carencia de saberes que tienen las personas jóvenes en torno a la sexualidad, sus componentes, funciones y dimensiones, especialmente las relacionadas al vínculo de pareja. Estas actitudes pueden considerarse de riesgo para adquirir una ITS.
A pesar de haberse implementado estrategias educativas dirigidas a diferentes formas de enseñanza, incluyendo la universidad, estas deben reforzarse y ser más sistemáticas. Si bien no se debe esperar a que surjan de manera espontánea, los planes de estudios y las actividades extracurriculares deben estar más comprometidos con la educación sexual y las ITS, al reforzar en los universitarios conocimientos, actitudes positivas y percepción del riesgo. Esto garantizará el egreso de un profesional integral, con conocimientos suficientes no solo para su vida personal sino para lidiar con sus pacientes desde un enfoque biopsicosocial.
En el estudio se pueden señalar como limitaciones la falta del carácter multicéntrico, el cual posibilitaría conocer si los resultados mostrados son propios del centro educativo evaluado o coinciden con otras instituciones, teniendo en cuenta que resultan pocos los estudios desarrollados en este sentido en el contexto de la educación médica superior cubana. Además, no se exploró si los estudiantes habían recibido o no informaciones previas sobre el VIH/sida y las ITS, y cómo las valoraban. Para futuras investigaciones se puede determinar la asociación entre las variables sociodemográficas y los resultados académicos con los ítems de la escala.
Los jóvenes encuestados en el presente estudio tienen altos niveles de conocimientos sobre la infección por VIH, las formas de prevención de la enfermedad y los principales factores de riesgo. En su mayoría presentan actitudes positivas frente a las personas portadoras del VIH; sin embargo, la percepción de riesgo de estos estudiantes resulta baja, a pesar de tener la capacidad de autoeficacia y autocuidado ante el VIH.