Introducción
La investigación científica constituye uno los pilares que sostienen la formación académica superior en las ciencias de la salud. La preparación científica ocupa un segundo plano con respecto a la preparación asistencial en Latinoamérica,1 cuando deberían ser dos áreas a explorar, estudiar y practicar en igualdad de condiciones.
Actualmente se reconoce la importancia de que el estudiante participe activamente en la construcción del conocimiento.2 Por ello, en el complejo reto de egresar profesionales competentes en las universidades médicas, no debe soslayarse la formación en investigación científica.3)
Los resultados de estudios realizados en la región muestran que, pese a existir motivaciones para las investigaciones, pocas culminan con una publicación.4,5,6
En Cuba la matrícula correspondiente a las ciencias de la salud ha aumentado al punto de alcanzar los más de 50 mil estudiantes en la segunda década del presente siglo. Pudiese esperarse, entonces, una elevada producción científica desde el pregrado,7) pero estudios recientes demuestran lo contrario. Por ejemplo, González-Argote y otros3 reportaron un desequilibrio marcado entre las potencialidades de la investigación y el número de estudiantes que publican: de 17 040 artículos en revistas cubanas, en solo 386 aparecen estudiantes como autores (2,26 %), lo cual resulta alarmante.
Con tales antecedentes, el desconocimiento en torno al estado actual de la productividad estudiantil de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana (UCMH) en el ámbito investigativo constituye una genuina problemática. Por ello esta investigación tuvo como objetivo evaluar la producción científica de los estudiantes de pregrado de la UCMH.
Métodos
Se realizó un estudio observacional, descriptivo y transversal, entre el 7 y el 17 de julio de 2021, en la UCMH. Se aplicó una versión modificada de la encuesta de Castro-Rodríguez y otros,8 mediante la plataforma Formularios de Google.
Se estudió en su totalidad un universo de 393 individuos. Fueron incluidos estudiantes de pregrado de la UCMH, pertenecientes a la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), que contestaron la encuesta. Se excluyeron los individuos que no la respondieron completamente.
Se estudiaron las variables: sexo, nacionalidad, carrera, año académico, facultad, pertenencia al Movimiento de Alumnos Ayudantes (MAA) “Frank País” (Sí o No, según la tenencia oficial de ayudantía, solo válido para estudiantes que no se encontraran cursando el año terminal o el inicial), participación en eventos científicos, publicación en revistas científicas, categorías de premio obtenidas, grupo al que pertenecen las revistas científicas en las que se ha publicado (según lo establecido por la Resolución No. 116/18 del Ministro de Educación Superior,9 sobre el Premio al Mérito Científico Estudiantil), número de publicaciones científicas realizadas, tipo de autoría en las investigaciones publicadas, motivaciones para investigar y publicar los resultados investigativos, limitaciones que entorpecen este proceso y sugerencias para el fortalecimiento de la esfera investigativa en la UCMH.
Los datos fueron procesados mediante el programa estadístico IBM SPSS (versión 26) para Windows, con una significación estadística de p < 0,05. Se realizó un análisis descriptivo a partir de frecuencias absolutas y porcentaje. Para determinar la dependencia entre variables categóricas, se empleó la prueba χ2 de Pearson, así como el coeficiente V de Cramer para establecer la fortaleza de la asociación.
Los encuestados tuvieron oportunidad de leer y dar su consentimiento sobre los objetivos del estudio, la naturaleza voluntaria de la participación en él, los beneficios derivados de su realización y el anonimato de los datos personales. Se respetaron los principios promulgados en la Declaración de Helsinki.10
Resultados
Predominaron los estudiantes del sexo femenino (74,3 %), cubanos (96,95 %) y de la carrera de Medicina (83,72 %). El año académico más frecuente fue el tercero (20,61 %), mientras que la Facultad de Ciencias Médicas “Victoria de Girón” resultó la más representada (46,06 %). El 68,94 % refirió pertenecer al MAA “Frank País García”; el 82,19 %, haber participado en, al menos, un evento científico; y el 10,43 %, poseer una o más publicaciones científicas (Tabla 1).
Leyenda: MAA: Movimiento de Alumnos Ayudantes; TSCC: Técnico Superior de ciclo corto. *En el estudio de esta variable solo fueron considerados los 293 estudiantes que no pertenecían al año inicial o al terminal de su correspondiente carrera.
No se encontró evidencia estadísticamente significativa de asociación de la variable sexo con la pertenencia al MAA “Frank País” (p = 0,812), la participación en eventos científicos (p = 0,367) o la publicación en revistas científicas (p = 0,839) (Tabla 2).
La variable carrera pudiese poseer asociación con la pertenencia al MAA “Frank País” (p = 0,0002); pero, de existir, esta sería débil (V = 0,235). Estadísticamente no hubo evidencia que sugiriera dependencia entre la variable carrera, y las variables: participación en eventos científicos (p = 0,332) y publicación en revistas científicas (p = 0.066) (Tabla 2).
En cuanto al año académico, la evidencia estadística apuntó hacia una asociación débil con las variables: pertenencia al MAA “Frank País” (p = 0,01; V = 0,192) y publicación en revistas científicas (p = 0,0009; V = 0,23); así como una asociación moderada con la participación en eventos científicos (p = 0,001; V = 0,461) (Tabla 2).
Leyenda: MAA: Movimiento de Alumnos Ayudantes; TSCC: Técnico Superior de Ciclo Corto. *Estadísticamente significativo. †Fueron excluidos 8 estudiantes de Estomatología de año terminal. ‡Fueron excluidos 6 estudiantes de año terminal: 3 de Tecnologías de la Salud y 3 de Estomatología.
El 77 % y 43 % de los estudiantes, respectivamente, había participado en la Jornada Científica Estudiantil y el Fórum de Historia, al menos una vez (Fig. 1). Solo la tercera parte (33 %) había arribado a un evento a nivel de universidad; el 15 % había llegado al nivel nacional; y el 6 % había participado en un evento a nivel internacional (Fig. 2). La categoría de premio más frecuente resultó la mención (43 %).
El grupo al que pertenecían las revistas en que más frecuentemente publicaban fue el IV (6 %) (Fig. 3). Casi la mitad de quienes poseían publicaciones, las habían presentado como autores principales (44 %). El promedio de publicaciones resultó 2,6.
Las motivaciones más frecuentes que refirieron los estudiantes para la realización de investigaciones y la posterior publicación de sus resultados, fueron las siguientes: aumento del conocimiento científico (n = 256; 65,1 %), enriquecimiento del currículo (n = 206; 52,4 %) y estimulación personal que supone la contribución científica (n = 147; 37,4 %).
Asimismo, expresaron que sus principales limitaciones para la realización de investigaciones eran: falta de los equipos necesarios (n = 189; 48,1 %), insuficiente conocimiento de metodología de la investigación (n = 183; 46,6 %), escasez de estímulos (n = 166; 42,2 %) y déficit en el asesoramiento de los tutores (n = 160; 40,7 %).
Con el propósito de coadyuvar al fortalecimiento de la esfera investigativa en la UCMH, los estudiantes hicieron constar sus sugerencias: potenciación de la formación en metodología de la investigación; reforzamiento y control de la tarea de los tutores/asesores; impartición de cursos sobre publicación científica; fortalecimiento de la difusión de las convocatorias a eventos científicos; e incremento del estímulo intelectual, moral y material a los que investigan y publican.
Discusión
Es menester de la educación superior identificar y potenciar la capacidad creadora de los educandos, para luego canalizarla a través de la investigación científica.8
En este estudio el predominio de las féminas es congruente con lo planteado por De la Cruz-Vargas y otros,11 que lo señalan como un fenómeno observado en los últimos años en las universidades de ciencias médicas. La distribución según carrera, nacionalidad y año académico concuerda con las características de la matrícula global de la UCMH.
El MAA “Frank País” persigue fortalecer la docencia en las universidades, contribuir con el desarrollo de la ciencia, dirigir la formación vocacional y profesional, y apoyar la asistencia en los servicios.12 En este estudio se encontró evidencia estadísticamente significativa de una dependencia de la variable pertenencia al MAA “Frank País” con la variable carrera, lo cual puede estar relacionado con el hecho de que no todas las carreras ofertan la misma variedad de ayudantías. No obstante, en la población estudiada no se logró una representación mayor del resto de las carreras que, junto con Medicina, pertenecen a las ciencias médicas, lo cual pudo haber influido en la debilidad de esta asociación.
Aunque igualmente débil, fue observada una relación de dependencia entre el año académico y la pertenencia al MAA, lo cual resulta plausible pues, en la medida en que los estudiantes avanzan en la carrera, deben aumentar su incorporación al MAA, por motivos como el incremento de su percepción sobre los beneficios de la tenencia de ayudantía y el mejor perfilamiento de sus intereses profesionales de posgrado.
No es este un proceso libre de vicisitudes. Piñera-Castro y otros13) señalan algunas deficiencias medulares en el tratamiento de los alumnos ayudantes (AA): insuficiencias en el trabajo del tutor, ausencia de un programa oficial que guíe el proceso de enseñanza-aprendizaje, inexistencia de un proceso de selección y formación de tutores, escasez de tiempo programado para la ayudantía, entre otros; lo cual tributa decididamente a la desmotivación del AA y al desinterés del potencial aspirante.
Aunque los estudiantes del segundo semestre de la carrera (primer año) pueden optar por plazas como AA en especialidades de las ciencias básicas, ello no fue considerado en este estudio, pues se realizó cuando aún no se había terminado el primer semestre, a causa de la COVID-19.
La evidencia estadística también sugirió una dependencia de las variables “participación en eventos científicos” y “publicación en revistas científicas”, con respecto al año académico. Ello es comprensible, pues se espera que el estudiante, durante su carrera, vaya acumulando una producción científica progresivamente mayor, a la vez que incremente su experticia, su relación con docentes e investigadores, y la definición de sus líneas investigativas.
Más del 80 % de los individuos estudiados ha participado, al menos una vez, en un evento científico. En este sentido, la Jornada Científica Estudiantil ha desplegado un rol encomiable al propiciar el intercambio de conocimientos a través de la investigación científica; aunque todavía no esté exenta de irregularidades múltiples desde la propia base, en cuya erradicación han de trabajar la FEU y los vicedecanatos académicos de las facultades.
Merece analizarse la participación de menos del 50 % de los estudiantes en el Fórum de Historia, uno de los eventos rectores que muy nítidamente promulga el ABC de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU).12 En ello concursan factores como la desmotivación de los estudiantes por sus líneas temáticas tradicionales, la baja percepción de la importancia de conocer la historia e, incluso, el no infrecuente mito en torno al carácter científico de la investigación de corte histórico. Esto impone un reto, tanto para los comités organizadores como para la universidad en su conjunto, a fin de lograr que los estudiantes valoren, en su merecida medida, el conocimiento de la historia y la investigación histórica.
La COVID-19, si bien ha supuesto un desafío para el quehacer científico estudiantil, también ha dado lugar a la génesis de múltiples eventos, con rediseños novedosos y el empleo de las redes sociales y otras plataformas online. Solo el 38 % de los encuestados refirió haber participado en eventos de esta naturaleza, pero ello puede deberse al surgimiento relativamente reciente de estos.
Las limitantes del proceso investigativo, planteadas por los participantes en este estudio, coinciden con lo reportado por otros autores:2,14,15) el déficit en el asesoramiento por los tutores y la falta de tiempo dedicado a la investigación científica. Según Pernas-Gómez, citado por González-Argote y otros,3 el fortalecimiento de la inclusión de la investigación científica estudiantil con mayor carácter curricular ha sido históricamente un reclamo por parte de los estudiantes y profesores, pues además de flexibilizar el currículo, daría solución a la probada dificultad de nuestros egresados para diseñar y ejecutar un proyecto de investigación con calidad.
Con respecto a las deficiencias en el asesoramiento por los tutores, González-Argote y otros16) plantearon la interrogante: ¿cómo concebir un estudiante que publica si su tutor o docente no lo hace? Los autores exponen que la experiencia profesional del tutor y su actuación como docente e investigador permiten potenciar en sus tutelados las competencias necesarias para la investigación científica en función de la solución de problemas, incluso en aquellos que no se sienten motivados a hacerlo.
Los estudiantes que investigan en el pregrado continúan este ejercicio después de graduados, con más posibilidades de tener éxito en su desempeño profesional.17) Según González-Argote y otros,3 pocos estudiantes de Medicina llegan a publicar sus trabajos en revistas indizadas. Resulta alarmante cómo, en la población estudiada, más del 80 % ha realizado investigaciones, pero poco menos de la décima parte posee publicaciones científicas.
La negativa de los equipos editoriales de revistas profesorales a aceptar la autoría estudiantil, así como la escasez de revistas científicas estudiantiles nacionales y la poca vitalidad de las existentes, fueron factores que, en el pasado, incidieron negativamente en este aspecto.18 Afortunadamente, la realidad actual está lejos de parecerse a aquella, con el advenimiento de políticas editoriales más flexibles, la revitalización de las revistas científicas estudiantiles más longevas (16 de Abril y Universidad Médica Pinareña), así como la creación de alrededor de una docena de nuevos espacios como esos.
Habría entonces que analizar otras causas asociadas a la escasa investigación y publicación científica, como las que señalan Corrales-Reyes y otros19 y que coinciden con las expuestas en este estudio: poca motivación de los estudiantes hacia la investigación científica, largas jornadas docente-asistenciales que disminuyen el tiempo libre para realizar investigaciones y déficit del abordaje de aspectos relacionados con la redacción y la publicación de artículos científicos en cursos de metodología de la investigación.
Publicar artículos científicos le permite al estudiante finalizar el proceso de investigación, desarrollar su criterio científico y ampliar su hábito investigativo, a la vez que genera satisfacción al incrementar su prestigio y reputación en la ciencia.17) Pudo observarse que tales propósitos son también los que motivan a los estudiantes que participaron en esta investigación.
Corrales-Reyes y otros20 proponen algunas alternativas para el estímulo de la producción científica estudiantil, gran parte de las cuales convergen con lo planteado por los individuos estudiados:
impartición de la metodología de la investigación desde el propio inicio de las carreras, o en otro momento en que resulte propicio, según el perfil del profesional en formación;
creación de asociaciones científicas que fomenten la investigación y publicación desde el pregrado;
participación de los estudiantes en congresos científicos, a fin de favorecer el intercambio de experiencias con otros investigadores;
fortalecimiento del binomio estudiante-tutor;
desarrollo de cursos de capacitación con los estudiantes de rendimiento académico excepcional como futuros candidatos a estudiantes de doctorado, donde la evaluación final sea una propuesta de publicación;
coordinación de estancias o rotaciones en centros de investigación o polos científicos biomédicos, para vincular directamente a los educandos con la generación de conocimientos;
coordinación de intercambios científicos con catedráticos investigadores destacados; y
creación de un premio anual de publicación científica dirigido a estudiantes de pregrado.
La realización de este estudio mediante una plataforma online pudo haber privado de la posibilidad de participación a aquellos estudiantes que no poseyeran los medios necesarios para acceder a la encuesta. También debe considerarse que la participación de las facultades no fue uniforme, según sus respectivas matrículas. Por último, debe tenerse en cuenta que la transversalidad del estudio no permitió medir la causalidad de los resultados.
Como principal fortaleza, esta investigación se erige como la primera de su tipo en la UCMH: se logró evaluar el nivel de productividad científica estudiantil, identificar las principales motivaciones y definir las fundamentales limitantes. Los resultados obtenidos no estuvieron condicionados por factores de sesgos.
Puede concluirse que la baja incorporación al MAA y la débil participación en eventos, así como el escaso ejercicio de la labor investigativa y la aún menor publicación de los resultados derivados de esta, exponen con franqueza meridiana la insuficiente productividad científica que aún existe y prolifera entre los estudiantes de la UCMH.
Diversos factores contribuyen con la perpetuación de este acuciante problema: desde deficiencias sistémicas de gran arraigo hasta carencias individuales asociadas a la desmotivación y el desconocimiento. Hacia la erradicación de estos males ha de ir encaminada toda acción que procure el fortalecimiento del quehacer científico estudiantil en la UCMH.