Introducción
La formación médica actual se enfrenta a desafíos significativos en la búsqueda de un equilibrio entre la ciencia y el humanismo. Aunque está basada en evidencia y ha avanzado rápidamente en el ámbito tecnológico, a menudo se suele perder de vista la relación fundamental entre el médico y el paciente.1 Hipócrates de Cos, conocido como el “Padre de la medicina”, subrayó la importancia de esta relación con su célebre frase: “Donde quiera que se ama el arte de la medicina se ama también a la humanidad”.2 Esta perspectiva hipocrática, que enfatiza la empatía, la ética y el cuidado integral del paciente, ofrece un marco valioso para reevaluar y mejorar la enseñanza de la medicina.
El pensamiento hipocrático se enfoca principalmente en los deberes de los médicos más que en sus derechos en sí. A partir de esta idea nace el “Juramento de Hipócrates”, actualmente tomado por todos los médicos cuando empiezan a ejercer su práctica.3 Hipócrates enfatizaba en que el deber del médico no solo es curar la enfermedad, sino también cuidar del paciente de manera integral. El juramento destaca principios como la confidencialidad, el respeto por la vida humana y el compromiso con el bienestar del paciente. La incorporación de estos principios en la formación médica fomenta una práctica más ética y compasiva.
En la actualidad, aunque la educación médica ha evolucionado significativamente desde los tiempos de Hipócrates, el progreso también ha traído consigo un enfoque desmesurado en el aspecto técnico de la medicina, muchas veces a expensas de la relación humana entre el médico y el paciente.4
Según un informe de la Organización Mundial de la Salud,5 los errores médicos son una fuente significativa de daño a los pacientes a nivel global. Estos incluyen desde errores de medicación hasta infecciones adquiridas en el hospital, y afectan tanto a países desarrollados como en desarrollo. Se estima que uno de cada 10 pacientes sufre algún tipo de daño durante la atención hospitalaria, y muchos de estos incidentes resultan prevenibles.
Por este motivo, diversos autores señalan que la integración de las humanidades en la educación médica mejora significativamente la capacidad de los futuros médicos para empatizar con sus pacientes y comprender adecuadamente el contexto humano de la enfermedad.6,7 El aprendizaje de disciplinas como la Literatura, la Filosofía y la Historia ofrecen a los estudiantes de medicina una perspectiva más amplia y profunda sobre la condición humana, que les permite abordar su práctica con mayor sensibilidad y comprensión.
Hipócrates de Cos, considerado el pionero en definir la importancia de la medicina y su práctica, estableció fundamentos de la ética médica que aún perduran. Sus ideas, desarrolladas en la antigua Grecia, sentaron las bases para un enfoque de la medicina que valora tanto el conocimiento científico como el cuidado empático del paciente.8 Posteriormente, este legado fue ampliado por filántropos, filósofos e historiadores médicos, quienes se interesaron en crear y expandir el conocimiento de la práctica médica y su impacto crucial en la vida humana.
El pensamiento hipocrático continúa siendo una piedra angular de la ética médica, y establece principios fundamentales como la confidencialidad. Esto se debe a que su enfoque holístico, la rigurosidad científica, y los principios éticos son fundamentales en la educación y el ejercicio de la medicina. La presente investigación tuvo como objetivo analizar la relevancia del pensamiento hipocrático en la formación médica contemporánea.
Desarrollo
Escuela hipocrática
La Escuela hipocrática, fundada por Hipócrates de Cos en el siglo v a.C., representa uno de los hitos más importantes en la historia de la medicina. De acuerdo con Laín:9 “Los escritos hipocráticos han sido los encargados de construir élites intelectuales, especialmente los Aforismos y Preceptos, útiles como hazañas de enseñanza de la medicina hasta aproximadamente la primera etapa del siglo xix”.
Esta escuela promovió un enfoque racional y sistemático de la medicina, que se alejó de las explicaciones sobrenaturales y místicas de las enfermedades. Se estableció que las enfermedades tenían causas naturales que podían ser entendidas y tratadas; y se enfatizó en la importancia de la observación cuidadosa y la documentación de los síntomas y progresos del paciente, por lo que ha establecido las bases para la historia clínica.
Hipócrates decretó los fundamentos de la medicina clínica tal como se practica hoy en día. Determinó diversos términos médicos utilizados universalmente en el campo de la medicina, tales como: síntomas, diagnóstico, terapia, trauma y sepsis. Aunado a ello, describió la presentación de un gran número de patologías sin superstición, que hoy por hoy se siguen empleando en la medicina moderna, las cuales son: diabetes, gastritis, enteritis, artritis, cáncer, eclampsia, coma, parálisis, manía, pánico, histeria, epilepsia y muchos otros.10
La teoría hipocrática se centraba en el equilibrio de cuatro humores: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra. Se creía que la salud dependía del equilibrio adecuado de estos humores, y que su desbalance causaba enfermedades. Los tratamientos se enfocaban en restaurar el equilibrio de los humores a través de dietas, cambios en el estilo de vida, y métodos como la sangría y el uso de hierbas medicinales.11
La Escuela Hipocrática puso gran énfasis en el diagnóstico preciso y en la capacidad de prever el curso de una enfermedad (pronóstico). Esto incluía la observación de síntomas, signos y la evolución de la enfermedad.12 Se abogaba por tratamientos personalizados, adaptados a las características individuales del paciente, como su constitución, edad y hábitos de vida.
Cada uno de los trabajos investigativos y redactados de diferentes autores de la filosofía y conocedores de la medicina durante el período hipocrático, son conservados como colecciones emblemáticas para el estudio de las ciencias médicas, que abarcan diferentes temas de salud y enfermedad. Aquellas investigaciones resultan las respuestas de varios paradigmas del origen, la naturaleza, el tratamiento y la prevención de ciertas patologías.13
Se considera que la Escuela Hipocrática marcó el inicio de la medicina como una disciplina científica y ética. Su énfasis en la observación cuidadosa, el diagnóstico preciso, la ética médica y el tratamiento individualizado ha dejado una huella indeleble en la práctica médica contemporánea. La importancia de sus enseñanzas y principios ha sido fundamental para la formación y práctica de los médicos actuales, lo que evidencia la perdurable relevancia del pensamiento hipocrático.
El Juramento hipocrático
Un principio ético clave para la medicina es el Juramento hipocrático, el cual ha servido como guía moral para los médicos durante siglos, al recordarles sus deberes y obligaciones para con sus pacientes, colegas y la sociedad. De igual manera, establece los principios fundamentales que deben guiar la medicina, confiar en el paciente, mantener la confidencialidad, ser imparcial y no influenciarse por factores externos, que son principios importantes.14
El juramento se enfoca principalmente en los deberes de los médicos, puesto que Hipócrates sostenía su preocupación por el trato que otorgaban los profesionales a los pacientes, y es una obligación que muestren respeto, compresión y empatía sin dar lugar a la discriminación por raza, situación socioeconómica, y orientación sexual o religión.15 El buen médico basa su ejercicio en el humanismo y ética médica, con lo que demuestra su moral y sus principios como profesional.
Se considera que el Juramento hipocrático es el origen de la educación basada en los valores. Este ha presentado varias modificaciones con respecto al desarrollo actual de la práctica profesional, por ello su lema consiste en “no llevar otro propósito que el bien y la salud a los enfermos”; así como hace énfasis en la importancia de la humildad y el reconocimiento de los límites del conocimiento médico.16
El texto original del Juramento hipocrático se puede dividir en varias secciones clave:
Invocación a los dioses: el juramento comienza con una invocación a los dioses de la medicina griega: “Juro por Apolo médico, por Asclepio, por Higía y Panacea, y por todos los dioses y diosas, poniéndolos por testigos...”.17
Compromiso con la enseñanza: el médico jura respetar y enseñar los conocimientos médicos a la siguiente generación, reconociendo la deuda con sus maestros.
[…] cumpliré este juramento y este compromiso escrito, en la medida de mi capacidad y juicio; consideraré a quien me enseñó este arte como a igual que mis padres, compartiré mi vida con él y, si es necesario, le proporcionaré lo que necesite; consideraré a sus hijos como hermanos y les enseñaré este arte, si desean aprenderlo, sin remuneración ni compromiso […]17
Normas éticas y de conducta profesional: esta sección establece los principios éticos de la práctica médica, incluyendo la no maleficencia y la confidencialidad.
Aplicaré los tratamientos para beneficio de los enfermos, según mi capacidad y juicio, y absteniéndome de todo mal y de toda injusticia. No daré ninguna droga mortal a nadie, aunque me la pidan, ni sugeriré tal posibilidad; de la misma manera, no daré a ninguna mujer un pesario abortivo. Guardaré mi vida y mi arte en pureza y santidad. No operaré a nadie por cálculos, dejando esa labor a los que trabajan en ese oficio.17
Confidencialidad: la importancia de mantener la privacidad de la información del paciente se subraya en el juramento. “Todo lo que, en el ejercicio de mi profesión o fuera de ella, y en mis relaciones con los hombres, vea u oiga que no deba ser divulgado, lo guardaré como un secreto sagrado […].”17
Los cambios introducidos en el Juramento hipocrático original por algunas escuelas de medicina responden a las diversas acusaciones de promover una ética médica paternalista, que se enfocaba estrictamente en tratamientos de pacientes basadas únicamente en la opinión retrógrada médica, al ser considerado como acciones desencadenantes a cometer atrocidades contra los pacientes, tales como sucedieron en los períodos de la Primera y Segunda Guerra Mundial.18
En el Juramento hipocrático se han incorporado principios contemporáneos como el respeto por la autonomía del paciente, la justicia y la equidad en la atención médica, y la obligación de mantenerse actualizado en conocimientos médicos.4 Además, se han eliminado referencias a prácticas como la prohibición de realizar abortos y la no intervención en la cirugía de cálculos, lo que se adapta a los avances y cambios en la práctica médica moderna. Sin embargo, el Juramento hipocrático continúa siendo un símbolo distintivo de la ética médica.
La ética según Hipócrates
Hipócrates fue el primero en introducir el concepto de physis y transformar la medicina hierática o teocrática en medicina racional; de aquí formuló las primeras normas y reglas éticas a seguir en la profesión médica, que siguen vigentes.19
Se plantea que el Juramento hipocráticos está basado en cinco principios fundamentales. El principio primun non nocere (primero, no hacer daño), conocido como principio de no maleficencia, ha guiado a los médicos para evitar intervenciones que puedan causar más daño que beneficio.20 Por el contrario, los médicos deben actuar siempre en beneficio del paciente, al proporcionarle el mejor cuidado posible y esforzarse por mejorar su salud y bienestar. Esto incluye no solo el tratamiento de enfermedades, sino también la promoción de la salud y la prevención de enfermedades.20,21
Hipócrates subrayó la importancia de mantener la confidencialidad de la información médica del paciente.20 Aunque no explícitamente mencionado en el texto original del juramento, el respeto por la autonomía del paciente es una extensión natural de los principios hipocráticos. Esto implica que los pacientes tienen el derecho a tomar decisiones informadas sobre su propia salud y tratamiento, y los médicos deben respetar esas decisiones.
El principio de justicia, aunque también menos desarrollado en el pensamiento hipocrático original, se ha integrado en la ética médica contemporánea, lo que aboga que los médicos deben tratar a todos los pacientes con equidad, sin discriminación y con igualdad de acceso a los cuidados médicos.
De acuerdo con estas definiciones, la ética es principalmente una cuestión de saber, mientras que la moralidad abarca el saber hacer y es de vital importancia que los médicos los tengan muy en claro al momento de ejercer su profesión, puesto que se complementan el uno con el otro. De aquí parten en gran medida los principios de Hipócrates sobre los deberes y obligaciones del médico, que no solo pueden atentar con la vida del paciente sino con la integridad, conciencia e imagen del médico.
Entre los desafíos y las adaptaciones modernas, de acuerdo con la ética según Hipócrates, se encuentran temas como el aborto, la eutanasia y la manipulación genética presentan dilemas éticos que requieren una consideración cuidadosa de los principios hipocráticos y su aplicación en contextos modernos.
Relevancia continua del pensamiento hipocrático en la formación médica contemporánea
El precepto hipocrático establece que el médico debe tratar al paciente de manera integral y personalizada, además de otorgarle siempre el respeto, la empatía y la compasión que se merece, tomando en cuenta sus características específicas y su entorno; es decir, enfocarse más en quien es el paciente, que en la enfermedad en sí. Cabe recalcar que hoy en día se busca tener una medicina humanista, donde el médico mejore en cada consulta esa relación médico-paciente, para brindarle confianza, confort y apoyo al paciente durante el transcurso de su tratamiento. Por tanto, es imperante que el médico demuestre su lado humano y humilde durante la atención.
Los aportes de Hipócrates en la formación de los médicos siguen teniendo un impacto significativo en la calidad de atención que los pacientes reciben. La mayoría de las enfermedades afectan psicológicamente a los pacientes, y es en este aspecto donde el profesional de la salud debe demostrar empatía y comprensión hacia ellos y su sufrimiento. Establecer una relación médico-paciente basada en la confianza resulta crucial, y los principios hipocráticos son fundamentales porque permiten reflexionar sobre la propia empatía y humanidad en el trato con los pacientes. La formación hipocrática incita a cuestionarse continuamente sobre la calidad de la atención que brindan, y promueve una práctica más humana y comprometida.
La medicina está en constante cambio, por lo que resulta esencial tener vocación, compromiso y un verdadero don de servicio. Esta profesión conlleva numerosas responsabilidades, tanto prácticas como morales y legales. Por ello, es primordial respetar cada principio que resguarde los deberes y derechos, no solo del paciente, sino del profesional. De este modo, se garantizan el respeto y la dignidad, tanto de los pacientes como de los médicos, así se asegura que se honre y se respete la profesión.
Algunos estudios argumentan que los principios hipocráticos no siempre se alinean perfectamente con la práctica médica basada en la evidencia actual,22 lo que plantea la necesidad de actualizar y contextualizar estos principios. Las nuevas tecnologías, como la telemedicina, la inteligencia artificial y la genómica, presentan desafíos éticos y prácticos que no están contemplados en el pensamiento hipocrático original. Estas cuestiones requieren una adaptación para que sigan siendo relevantes en el contexto actual.
La diversidad cultural y ética del mundo contemporáneo plantea desafíos para la aplicación universal de los principios hipocráticos,23 donde las normas y los valores pueden diferir significativamente de estos principios, que se basan en una perspectiva cultural específica de la antigua Grecia. La autonomía del paciente, por ejemplo, representa un principio central en la ética médica contemporánea que, aunque compatible con los valores hipocráticos, a veces entra en conflicto con la naturaleza más paternalista del pensamiento hipocrático.
Sin embargo, gran cantidad de investigadores apoyan la idea de que los principios hipocráticos continúan siendo una base sólida para la ética médica. Argumentan que, a pesar de los avances tecnológicos y científicos, los fundamentos éticos de no maleficencia, beneficencia, confidencialidad y respeto por el paciente son universales y atemporales.18,19,20 Otros estudios, sin embargo, sugieren que la medicina contemporánea necesita desarrollar nuevos marcos éticos, que también aborden los desafíos específicos de la medicina moderna, como la equidad en la atención médica y la gestión de tecnologías avanzadas.23
Lo analizado evidencia que es necesario adaptar y contextualizar las propuestas de Hipócrates para enfrentar los desafíos éticos y prácticos de la medicina en la actualidad. La integración y el contraste de los principios hipocráticos con nuevos enfoques éticos, no solo es necesario, sino imprescindible para que la formación médica continúe siendo relevante y eficaz en un mundo en constante cambio.
Conclusiones
El pensamiento hipocrático sigue teniendo gran relevancia en la formación médica contemporánea, ya que establece los fundamentos éticos y filosóficos de la práctica médica. Los principios hipocráticos, como el respeto por la vida, la confidencialidad del paciente y el compromiso con el bienestar del paciente, guían la conducta profesional y la toma de decisiones en la medicina actual.
La formación médica desde la perspectiva hipocrática no es solo una cuestión de ética, sino una necesidad práctica para mejorar la calidad de la atención al paciente. La integración de valores humanísticos en la educación médica ayuda a crear médicos más completos, capaces de combinar la ciencia con el arte de la medicina. Al retomar los principios hipocráticos, la medicina vuelve a centrarse en la humanidad del paciente, lo que asegura que el avance tecnológico no eclipse la importancia del cuidado y la empatía en la práctica médica.