Introducción
La fractura de cadera es una entidad prevalente en el grupo etario de edad avanzada, y es una de las causas más frecuentes de ingreso hospitalario en personas mayores de 65 años; debido a que la población de adultos mayores ha ido creciendo en las últimas décadas, esta afección ha adquirido una gran importancia.1 En Cuba, la esperanza de vida en 1900 era de apenas 50 años, mientras que en la primera década del 2000 llegó a alcanzar 75 años aproximadamente y se sigue incrementando en la misma medida en que ganan eficacia los programas de salud vigentes.2
La fractura de cadera, conocida también como fractura del tercio proximal del fémur, es la causa más común de hospitalización en los servicios de urgencias de ortopedia.3 La disminución de masa ósea aumenta la posibilidad de sufrir fractura de cadera en la tercera edad.4,5,6,7
Cuba figura entre los tres países del continente con mayor población envejecida. En el año 2000 se superó los 1,6 millones de adultos mayores y en el 2014 este grupo representó el 17,9 % de la población total, cifra que ha ido en aumento con el paso de los años.8
Como consecuencia de la expectativa de vida a más de 75 años, se ha producido un incremento considerable de la población anciana y un aumento de los casos de fractura de cadera. Durante el año 2015 los individuos de 60 años y más representaron el 18,5% de la población total.9,10
Con el envejecimiento se van produciendo diversos cambios fisiológicos en el organismo debido a la propia degeneración de los tejidos que trae como consecuencias, a mediano y a largo plazo, una disminución de la absorción de hierro, vitaminas y calcio. Todo esto junto con la presencia de otros factores relacionados con el envejecimiento, el sexo (femenino), las enfermedades crónicas, así como los hábitos tóxicos, la polimedicación y la disminución de algunas capacidades físicas como la agudeza visual y los reflejos, hace que los pacientes mayores de 65 años sean muy susceptibles a las caídas, las cuales provocan lesiones traumáticas importantes en el esqueleto.2,11,12
No cabe dudas que la acción de prevención y promoción desempeñada por el médico desde la Atención Primaria va ser responsable de identificar los factores de riesgo que pueden influir. Como función precoz está la prevención pues se considera una necesidad modificar los conocimientos de la población en cuanto a estos temas, aun cuando existen en el país programas de atención primaria para esos pacientes.
La presente investigación tiene como objetivo evaluar el impacto de una intervención educativa sobre el conocimiento que poseen los adultos mayores sobre fractura de cadera en el Policlínico Docente Universitario Chiqui Gómez Lubián, de Santa Clara.
Métodos
Se realizó un estudio cuasi-experimental, sin grupo control en pacientes mayores de 60 años (adultos mayores) pertenecientes a un círculo de abuelos del Policlínico Chiqui Gómez en la provincia de Villa Clara, en el período de enero a diciembre de 2019.
La población estuvo constituida por todos los círculos de abuelos del Policlínico Docente Universitario Chiqui Gómez Lubián del municipio de Santa Clara. Se seleccionó una muestra de un círculo mediante un muestreo por conglomerado (cada círculo fue considerado como un conglomerado).
Criterios de inclusión:
Pertenecer al círculo de abuelos seleccionado.
Dar su consentimiento informado para pertenecer a la investigación.
Criterio de exclusión:
A los adultos mayores que participaron en el estudio se les informó con qué fin se desarrollaba la investigación, qué objetivos perseguía y se les pidió que firmaran el consentimiento informado.
La intervención se desarrolló en tres etapas:
Diagnóstica: Se solicitó primeramente el consentimiento informado y se aplicó una encuesta anónima previo consentimiento informado, diseñada por los autores (anexo 1). El nivel de conocimiento sobre fractura de cadera fue evaluado de la siguiente forma: Adecuado: aquel que respondiera correctamente cuatro o tres preguntas; Poco adecuado, el que contestó dos; inadecuado aquel que respondió una o ninguna. La información obtenida fue procesada de forma digital con el sistema computarizado Microsoft Word y Excel de Windows XP 2005. Los resultados se expresaron en porciento y frecuencia absoluta.
Intervención: Durante esta etapa se trataron temas relacionados con la enfermedad teniendo como base las dificultades encontradas en la etapa de diagnóstico, aquí se diseñó un programa de intervención educativa (anexo 2).
Evaluación: Aquí se valora la modificación en el nivel de conocimiento después de aplicada la intervención educativa.
Se cumplieron estrictamente los principios éticos establecidos. Los datos personales y de identificación de los pacientes no fueron publicados, siguiendo los principios éticos de la investigación científica de beneficencia, no maleficencia, justicia y autonomía.
Resultados
En la tabla 1 se aprecia que predominaron en la intervención educativa los pacientes con edades entre 60 y 64 años seguidos de los de 70 a 74 años; el sexo masculino fue el más representativo con 10 personas (55,5 % del total).
Tabla 1 Distribución de los pacientes mayores de 60 años según edad y sexo

Fuente: Modelo de recogido de datos.
En la tabla 2 se aprecia como antes de la intervención, el 100 % de los pacientes mayores de 60 años plantean como factor de riesgo el antecedente de trauma seguido de la osteoporosis en 8 pacientes. Luego de realizada la intervención, es de destacar que más del 50 % de los pacientes reconocían más factores de riesgo.
Tabla 2 Distribución de los pacientes mayores de 60 años según nivel de información de factores de riesgo de fractura de cadera

Fuente: Modelo de recogido de datos.
En la tabla 3 se aprecia que antes de la intervención 18 pacientes mayores de 60 años planteaban al dolor como principal signo clínico en pacientes con fractura de cadera, seguido de la imposibilidad para caminar (77,7 %). Luego de realizada la intervención, el 100% de los participantes reconocían los signos y síntomas más frecuentes al ocurrir una fractura de cadera.
Tabla 3 Distribución de los pacientes mayores de 60 años según nivel de información sobre signos y síntomas más frecuente tratamiento

Fuente: Modelo de recogido de datos.
En cuanto al tratamiento (tabla 4), antes de realizada la intervención educativa el 94,4 % (17 personas) planteaban el tratamiento quirúrgico como opción y solo 1 tenía conocimiento del tratamiento conservador. Luego de realizada la intervención, el 100 % reconocían ambas opciones de tratamiento (conservador y quirúrgico).
Tabla 4 Distribución de los pacientes mayores de 60 años según nivel de información sobre opciones de tratamiento

Fuente: Modelo de recogido de datos.
Antes de la intervención, el nivel de conocimiento era poco adecuado en 14 de los pacientes y luego de aplicada esta. El total de adultos mayores tenían un nivel de conocimiento adecuado (tabla 5).
Discusión
En relación al sexo, encontramos que el 55,5 % era del género masculino, predominando de esta forma este sexo, lo que no coincide con lo expresado por otros estudios al plantear que el sexo predominante es el femenino.13) García Raga y otros autores4 demostraron en sus estudios sobre fractura de cadera, un promedio de edad de 70 años y 44 % de los pacientes mayores de 75 años.
El estudio de Gómez Sarduy nos muestra cómo las enfermedades que pueden modificar el nivel de conciencia son producto de caídas; igualmente, el uso incontrolado de fármacos (hipnóticos o sedantes) disminuye elnivel de alerta. La condición de anciano institucionalizado también se clasifica como un factor de riesgo de caída y de fractura de cadera.14
La fractura del cuello femoral por fatiga es una entidad poco frecuente que puede aparecer en pacientes obesos, de edad avanzada con una actividad física moderada. El diagnóstico temprano, en ocasiones, es difícil y resulta de vital importancia para decidir la terapéutica a emplear para, de esta manera, evitar las complicaciones.15
Las caídas en el anciano constituyen la causa más frecuente de fractura de cadera. En el domicilio se producen 0,5 caídas/persona/año, el 5 % de las cuales causan lesiones que en el 50 % de los casos requieren hospitalización. En el medio hospitalario la incidencia es de 1,5 caídas/cama/año y se relaciona con la severidad de la enfermedad, el motivo de ingreso y la utilización de fármacos.16
La meta principal del tratamiento es retornar al paciente a su nivel de funcionalidad previo a la fractura. En la mayoría de los pacientes, este objetivo se consigue por medio de cirugía seguida de una movilización precoz, la cual es esencial para evitarlas complicaciones asociadas con el reposo prolongado en cama, aunque en algunos casos no es posible la cirugía y se recomienda el tratamiento conservador.17
En Cuba, el programa de atención al adulto mayor contempla la realización del tratamiento quirúrgico en las primeras 24 horas de haberse producido la lesión, previo control de las enfermedades crónicas (en particular los que presentan fractura de cadera). Esto requiere la adopción de conductas médicas especializadas en el momento oportuno, de lo que se deriva la necesidad de una atención multidisciplinaria que incluye: ortopedistas, geriatras, anestesistas e intensivistas,13,14,15) a fin de evitar las complicaciones y disminuir la mortalidad asociada.18
El objetivo fundamental del tratamiento quirúrgico del paciente con una fractura de cadera sería salvar la vida, lo que se pudiera conseguir en aproximadamente 70 % de los casos. El segundo objetivo en importancia sería reducir al mínimo la morbilidad. La recuperación del nivel funcional ocuparía, por tanto, un lugar secundario aunque imprescindible para minimizar el impacto psicológico de la fractura; sin embargo, este objetivo solo se alcanza en 50 % de los casos.17
El tratamiento conservador se utiliza preferentemente en lesiones que no impiden la movilización del paciente, no tienen criterios quirúrgicos o existe alguna contraindicación para efectuarlo, así como cuando los familiares no autorizan que se efectúe la operación. Según algunos autores, entre 8-16 % de los pacientes con fractura de cadera son tratados con esta terapia.18
La prevención es un factor clave en la disminución de la incidencia de fractura. Por su parte, la publicación de la Guía de práctica clínica. Manejo de la fractura de cadera en el adulto mayor en 2009, contribuye sustancialmente a la formación de los médicos de familia en el tema, así como a disminuir la mortalidad por esta lesión, elevar la supervivencia y calidad de vida y reducir las complicaciones ysecuelas asociadas con este tipo de fractura.10
La intervención educativa fue efectiva, pues se logró un incremento en el nivel de conocimientos en el adulto mayor sobre fractura de cadera.