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Revista Cubana de Salud Pública

versión On-line ISSN 1561-3127

Rev Cubana Salud Pública v.21 n.2 Ciudad de La Habana jul.-dic. 1995

 

SECCION DE HISTORIA

Serie: Precursores y forjadores de la salud pública cubana Dr. Juan Guiteras Gener (1852-1925)

Dr. Gregorio Delgado García1

La organización de la salud pública en Cuba al llegar al final del período colonial español quedaba completamente destruida como consecuencia de la última de nuestras guerras independentistas del siglo XIX y comenzaba una etapa de ocupación militar de los Estados Unidos de Norteamérica como preámbulo al segundo período de nuestra historia o de república liberal burguesa.

Durante los años de ocupación norteamericana y algo más del primer tercio del período republicano burgués, la sanidad cubana tendría un vigoroso despertar y desempeñaría quizá el único papel beneficioso a nuestro país en esos años crepusculares de la nacionalidad cubana.

La personalidad más representativa de la salud pública de la época en la isla lo es indiscutiblemente el doctor Juan Guiteras Gener junto a Carlos J. Finlay Barrés, las 2 más eminentes figuras de la medicina cubana de todos los tiempos. Nacido en Matanzas el 4 de enero de 1852, en el seno de una familia de forjado res de la nacionalidad y la cultura cubanas,1 por el forzado exilio político familiar tuvo que realizar sus estudios en los Estados Unidos, donde se graduó en la Universidad de Pennsylvania en 1873, de doctor en medicina, con una original y brillante tesis, "Influencia de la actividad funcional en el desarrollo del esqueleto", que le ganó el premio mayor de la Facultad de Medicina.2

En años posteriores realizó un largo período de especialización en anatomía patológica y bacteriología en Alemania junto a Robert Koch, Paul Eslich, Rudolph Virchow, Karl Weigert, Shibasaburo Kitasato, Richard Pfeifer y otros.3 Muchos años más tarde realizó también estudios de especialización en la Escuela de Medicina Tropical de Londres. Por sus múltiples viajes y afán de saber llegó a dominar los idiomas inglés, francés, alemán, portugués y latín.

Desde su graduación en 1873 hasta 1879 trabajó como médico interno y de visitas, por concurso, en el Hospital de Filadelfia, donde se destacó enormemente como clínico y patólogo. El prestigio que alcanzó como conocedor de la fiebre amarilla fue tanto, que a pesar de su juventud, fue nombrado en 1879 como patólogo, al lado de figuras de la talla de los doctores Stanford E. Chaille y George M. Stemberg, en la Primera Comisión Norteamericana para el Estudio de la Fiebre Amarilla en Cuba. Y quizá lo más notable de su informe final, haya sido el capítulo redactado por el doctor Guiteras sobre "Anatomía mórbida e histología patológica".4 Durante los trabajos de la comisión conoció a quien desde entonces fue su admirado y querido amigo: el doctor Carlos J. Finlay.

En 1879 comenzó su brillante carrera docente como instructor de Semiología de la Universidad de Pennsylvania; en 1885 la Escuela de Medicina de Charleston lo nombró Profesor Titular de Patología y Clínica Médica y en 1889 su querida Universidad de Pennsylvania le abrió sus puertas como Profesor Titular de Patología General y Especial.

Junto al doctor William Osler, Profesor de Clínica Médica y gloria de la medicina interna de todos los tiempos, el doctor Guiteras creó una escuela de internistas en dicha universidad de prestigio permanente y cuando ambos marcharon a sus países de origen, Gran Bretaña y Cuba, sus retratos presidieron el salón de actos de dicho alto centro docente. De esta época es su libro de texto "Notas sobre Patología General y Especial", que mereció varias ediciones en inglés.

Nombrado en 1879 médico del Marine Hospital Service su labor en este cargo durante 10 años fue también extraordinariamente brillante. Laboró en los hospitales de San Luis, New Orleans, Galveston, Key West y Charleston. En 1881 se nombró oficialmente como experto en fiebre amarilla, para que atendiera las epidemias de Jacksonville, Carolina del Norte y Key West. En 1883 se le comisionó para que informara sobre las diferentes formas de anemia al sur de los Estados Unidos. En 1888, en uno de sus trabajos, expuso un método estadístico ideado por él para descubrir la fiebre amarilla en una localidad, que se basaba en el aumento de la mortalidad de los niños blancos.

Su prestigio como conocedor de la fiebre amarilla, lo llevó a redactar los capítulos sobre dicha enfermedad en obras de la importancia de la "Enciclopedia de enfermedades médicas y quirúrgicas de la infancia" del doctor John M. Keating; del "American Text Book of Therapeutic" y de "Fiebre Amarilla: su naturaleza, diagnóstico, tratamiento y profilaxis" de los médicos del Marine Hospital Service.

En 1885 describió clínicamente por primera vez en los Estados Unidos la brucelosis, a la que llamó fiebre térmica continua, designación que se incluye hoy en su sinonimia. En 1886 encontró por primera vez en los Estados Unidos al agente causal de la filariosis. Cuatro años antes lo había encontrado el doctor Finlay en Cuba y fueron estos 2 hallazgos los primeros realizados en el continente. José Martí, su amigo, escribirá sobre él en Patria "Juan Guiteras, es primero en Washington y persona mayor en la medicina del ejército".5

Al intervenir los Estados Unidos en nuestra última guerra de independencia contra España y por creer que así ayudaba a Cuba, se incorporó voluntariamente al ejército expedicionario norteamericano, donde se le otorgó el grado de Comandante de la sección de sanidad, adjunto al Estado Mayor del quinto Ejército. Poco después de desembarcar organizó y dirigió un hospital militar en el Caney, desde el cual combatió un brote epidémico de fiebre amarilla en las tropas, labor en la que tuvo la colaboración del doctor Carlos J. Finlay, igualmente incorporado voluntariamente al ejército norteamericano.

Una vez establecido definitiva mente en Cuba, al final de la guerra, su labor en el campo de la investigación fue verdaderamente notable. En 1900 facilitó al doctor Juan N. Dávalos cultivos de Micrococcus maltensis y facilitó con su orientación, que iniciaran en Cuba los estudios bacteriológicos sobre brucelosis.

En 1901 describió por primera vez en nuestro país un caso de granuloma venéreo o enfermedad de Nicolás-Fabré. En 1902, también por primera vez en la isla, un caso de fegedenismo tropical, casos de miasis gastrointestinal, el bacilo de Shiga (Shigella) y el Ancylostoma duodenalis. En 1904 estudió un grupo de enfermos en Ciego de Avila que diagnosticó como Chappa, enfermedad descrita por Edward Read en la costa occiden tal de Africa, y su trabajo fue tan brillante, que la entidad aparece en el American Ilustred Dictionary" de Norman Dorland y en el "Diccionario Terminológico de Ciencias Médicas" de León Cardenal (Ed. 1945) como Enfermedad de Guiteras.

En 1906 describió los primeros casos de dengue en nuestro medio, en su estudio "El dengue en Cuba, su importancia y su diagnóstico con la fiebre amarilla", considerado como clásico en el Instituto Pasteur de París. En 1913, bajo su orientación, el doctor Jorge Campuzano, familiar suyo, encontró en Cuba el Toxoplasma gondii a sólo 5 años de su descubrimiento. Su amor por la medicina tropical, lo llevó en 1900 a fundar y dirigir, hasta su extinción en 1906, la revista de Medicina Tropical primera en su clase en América y segunda en el mundo, donde apareció publicado lo mejor de su obra en esa época.6

En 1900, cuando la última Comisión del Ejército Americano para el Estudio de la Fiebre Amarilla llevó a cabo la confirmación de la teoría finlaísta del agente intermediario en la transmisión de enfermedades infecciosas en el caso de la fiebre amarilla, teoría ésta más que demostrada experimentalmente por Finlay, Guiteras con sus colaboradores en la Estación Experimental del Hospital "Las Animas", que dirigía, confirmó a su vez los resultados obtenidos por la susodicha comisión y agregó, además, que la infección podía producirse experimentalmente por la inyección de sangre y suero sanguíneo tomados de un paciente durante los 3 primeros días de la enfermedad, pero no después del cuarto y que bastaba 0,1 mL de dichos productos patológicos para producir la infección. Confirmó, también, la observación de Carrol, de que el agente causal de la fiebre amarilla podía pasar a través de los filtros ordinarios Berkefeld y Chamber land y que era, por lo tanto, de naturaleza viral.

En 1916 la Fundación Rockefeller seleccionó al doctor Guiteras entre los 6 expertos más connotados de la década en el conocimiento de la fiebre amarilla, para que estudiaran los posibles focos de infección en Ecuador, Perú, Colombia, Venezuela y Brasil. En 1920 de nuevo lo seleccionó la misma institución, por igual motivo, para un estudio semejante en los territorios africanos del Congo (hoy Zaire), Dahomey (hoy Benin), Costa de Oro, Senegal, Sierra Leona y gran parte de Nigeria, labor en la que estuvo durante 15 semanas.

A su regreso a La Habana, Guiteras informó a su colaborador, el ilustre científico germano-cubano Wilhem Hoffmann, que tenía la vehemente sospecha de que la enfermedad amarílica existía en ese continente en una forma latente y silenciosa, a pesar del resultado negativo de su gestión y que había que mejorar los medios de diagnóstico hasta ese momento empleados. Con esta orientación y realizando estudios hísticos en hígados de casos sospechosos enviados desde Africa, Hoffmann pudo confir mar las sospechas de Guiteras en sus trabajos "Demostración de la fiebre amarilla endémica en el Africa Occidental (1926) y "El hígado en la fiebre amarilla africana" (1927), realizados en nuestro país, lo que reveló al mundo la endemicidad de la enfermedad en el Africa, cosa desconocida hasta entonces.

Pocos de sus contemporáneos comprendieron, admiraron y quisieron a Finlay como Guiteras y nadie levantó la voz con más argumentos y energía como él para defender su gloria.

Su carrera sanitaria en nuestro país comprendió los más importantes cargos, así fue: director de la Estación Experimental de Inoculaciones del Hospital "Las Animas" (1900), presidente de la Comisión Nacional de Enfermedades Infecciosas (1902), vocal de la Junta Superior de Sanidad (1903) y director del Hospital de Infecciosos "Las Animas" (1903), jefe de la Dirección Nacional de Sanidad (1909-21) y por último el más sabio de nuestros Secretarios de Sanidad y Beneficencia (1921-22).

Su bibliografía científica por lo variada, original y numerosa se considera entre las de más alta calidad del mundo médico latinoamericano.7

Pero esta dedicación a la medicina no le impidió cumplir siempre con sus deberes patrios. Desde su más temprana juventud no fue ajeno a las actividades revolucionarias de su familia durante la guerra de 1868. En 1884 apoyó los intentos revolucionarios de sus compatriotas al participar en las actividades de la sociedad secreta "Carlos Manuel de Céspedes". En esta época realizó una intensa labor de propaganda por diversas ciudades norteñas, aprovechando sus viajes como médico militar.

El haber vivido de cerca las rencillas entre las más altas figuras cubanas, que tantos fracasos provoca ron al movimiento revolucionario en la etapa entre las guerras independentistas de 1868 y 1895, llevó a su ánimo la falsa idea de la incapacidad de los cubanos para el gobierno propio y lo inclinaron si no a militar activamente, a participar de las ideas anexionistas.

Pero una vez que los preparativos revolucionarios dirigidos por José Martí hicieron posible el inicio de la lucha armada independentista, se abrazó a ella con firmeza. Organizó sociedades revolucionarias, participó en mítines, realizó gestiones oficiales ante altos funcionarios del gobierno americano, su correspondencia fue abundantísima con la Delegación del Partido y fungió como asesor del jefe de expediciones, general Emilio Núñez. Y cuando lo creyó oportuno, aunque no por la vía que nos hubiera gustado más, desembarcó como médico militar en las costas de Cuba.

Con la derrota española comenzó, sin embargo, la evolución definitiva de su pensamiento político paralelo a su actuación científica como funcionario de la sanidad cubana. Hombre de una honestidad maravillosa, desde el comienzo de su actuación sanitaria sintió en carne propia las arrogancias, imposiciones y desprecios a que su patria era sometida por la nación extranjera en la que había forjado su cultura y a la que tanto admiraba y amaba. Es imposible intentar siquiera bosquejar en este breve artículo las respuestas dadas por Guiteras como funcionario de la salud pública de nuestro país a los errores, inexactitudes e intentos de encubiertas acciones injerencistas contra nuestra nación, invocando falsedades sobre nuestra labor sanitaria. Pero esta actuación diáfana y patriótica tenía que acarrearle, como le acarreó, la enemistad de los que como embajadores venían a su país y actuaban como protectores.

Desde la llegada a La Habana del general Enoch H. Crowder, como enviado especial del gobierno de los Estados Unidos en Cuba, los rozamientos con Guiteras, entonces Secretario de Sanidad y Beneficencia, no se hicieron esperar. Pero el máximo de tirantez se alcanzó cuando el pseudodiplomático dirigió al presiden te de la República una nota sobre el grave problema del paludismo en nuestro país, que basaba en datos según él obtenidos extraoficialmente y mediante los cuales denunciaba una epidemia en toda la isla, que constituía una seria amenaza para las relaciones con los Estados Unidos. El doctor Guiteras refutó con datos oficiales las falsedades contenidas en la nota y fue mucho más allá, le demostró al procónsul con datos fidedignos de fuentes norteamericanas que en su país existía mayor número de enfermedades trasmisibles y menos controladas sanitariamente, que constituían un verdadero peligro para Cuba y cerraba su respuesta con un ofrecimiento que pudiera parecer una burla, pero que encerraba una gran verdad, y era la recomendación de que aceptara un grupo de brillantes tropicalistas cubanos que fueran a los Estados Unidos a ayudar a sanear esa nación. El general Crowder aceptó en silencio la digna respuesta y esperó su momento, que no tardó en llegar. Un grupo de funcionarios maculados del Ejecutivo serían relevados de sus cargos, presionado el gobierno por la opinión pública. El enviado especial le entregó al presidente, doctor Alfredo Zayas, la lista de quiénes debían ser sustituidos y quiénes los sustitutos. Entre los primeros habían incluido malévolamente el limpio nombre de Guiteras. Y la cesantía llegó de la forma más violenta, como una renuncia que el ilustre sanitario no había presentado, ni siquiera sospechaba. El golpe lo abrumó, no concebía tanta maldad e indignidad en los hombres. Se retiró a su hogar en silencio y con él cerró el capítulo brillante de la sanidad pública en la república mediatizada.8

Tres años después, al agruparse los médicos cubanos gremialmente y constituir la Federación Médica de Cuba, unánimemente pensaron en quién era un símbolo de la dignidad nacional y la más alta figura médica viviente. Juan Guiteras Gener fue su primer presidente. Desde la tribuna del Teatro "Payret", en el acto de constitución de la federación, le diría a los médicos cubanos con los últimos alientos de su vida, que en aquel mundo de mentiras sólo la verdad los haría libres. Y 4 días después, el 28 de octubre de 1925, moría el eminente médico y patriota, dejando para el futuro de la patria el ejemplo lumino so de su obra científica y su conducta inmaculada.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

  1. Guiteras-Wadwell and allied families. Genealogical biografical. States Historical Society, Inc. Hartford, Conn. 1930.
  2. Calcagno, F. Diccionario biográfico cubano. New York: Imp. y Librería de N. Ponce de León, 1878:326.
  3. Guiteras Gener, J. Paul Ehrlich. Datos biográficos y reminiscencias. Asclepios 1915;1(3):78-82.
  4. Estados Unidos de Norteamérica. National Board of Health: Havana Yelow Fever Commission: Preliminary report. Morbid anatomy and pathological histology. Supplement No. 1 of the National Board of Health Bulletin. Washington, 1879.
  5. Martí Pérez J. Obras Completas. La Habana: Editorial Nacional de Cuba, 1964:t5:343.
  6. Delgado García G. La Obra científica y patriótica del doctor Juan Guiteras Gener. Cuad Hist Sal Pub 1987;(2):231-73.
  7. Le Roy y Cassa J. Juan Guiteras y su bibliografía. Rev Bimestre Cubana 1925.
  8. Rodríguez Expósito C. Dr. Juan Guiteras Gener. Apunte biográfico. La Habana; Cubanacán 1947.

Recibido: 12 de febrero de 1995. Aprobado: 15 de mayo de 1995.

Dr. Gregorio Delgado García.

1Historiador Médico del MINSAP.

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