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Revista Cubana de Salud Pública

versión impresa ISSN 0864-3466versión On-line ISSN 1561-3127

Rev Cubana Salud Pública v.25 n.1 Ciudad de La Habana ene.-jun. 1999

 


Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas

El doctor Ramón Zambrana Valdés y el repertorio económico de medicina, farmacia y ciencias naturales

José Antonio López Espinosa1

Resumen: Se ofrece una síntesis biográfica de Ramón Zambrana Valdés, quien a su bien ganado prestigio como protagonista de varias primicias de la historia médica cubana, agregó la virtud de haber sido un fecundo publicista. Se describen algunos aspectos formales y del contenido de una revista que, fundada y dirigida por el doctor Zambrana, circuló entre febrero de 1848 y agosto de 1851 bajo el título de Repertorio Económico de Medicina, Farmacia y Ciencias Naturales. Esta revista fue la cuarta especializada en medicina y sus ciencias afines de las que circularon durante el siglo XIX en Cuba. En ella, como en las que le precedieron, se puede encontrar la información que acredita el valor histórico de la labor científica de los autores que registraron en sus páginas los resultados de sus investigaciones.

Descriptores DeCS: PERSONAJES; PUBLICACIONES PERIODICAS/historia; BIBLIOGRAFIA DE MEDICINA; CUBA.

Al cumplirse 150 años de la fundación del Repertorio Económico de Medicina, Farmacia y Ciencias Naturales, la cuarta revista médica producida en Cuba en el siglo XIX, se trata, con este trabajo, de rendir un modesto homenaje a su fundador y de sacar del olvido a esta publicación, mediante la divulgación de ciertos elementos, que pueden ser de utilidad para los interesados en tener detalles acerca del pasado de la bibliografía médica nacional.

De ahí que esta contribución se concentre, en principio, en ofrecer una síntesis biográfica del doctor Ramón Zambrana Valdés y, en segundo lugar, en brindar algunos datos sobre el contenido y los aspectos formales más importantes de la mencionada revista.

En términos generales, la prensa médica reflejó durante el pasado siglo los trabajos, esfuerzos y éxitos de los médicos cubanos.

Durante su primer tercio, fue el doctor Tomás Romay el que más descolló en este sentido. Pruebas de ello son la gran cantidad de trabajos con su rúbrica en las Memorias de la Sociedad Económica de Amigos del País o la interesante recopilación que de sus obras publicara en 1858 Ramón Francisco Valdés.

Más tarde otra figura prominente, el doctor Nicolás J. Gutiérrez, además de destacarse como cirujano y docente, y por haber sido el fundador de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, abonó también su ejecutoria al ser el iniciador de la prensa médica nacional.

El doctor Ramón Zambrana Valdés

El 10 de julio de 1817 nació en la Ciudad de La Habana uno de los médicos cubanos más insignes del siglo XIX, cuyo nombre se unió el de Tomás Romay, Nicolás J. Gutiérrez y a los de otros grandes precursores y forjadores de la medicina nacional.

En la fecha antes señalada llegó a la vida Ramón Manuel Zambrana y Váldes, quien se destacó como médico, catedrático, publicista y poeta. Hombre de honradez acrisolada, de ejemplar disciplina, de saber amplio y de gran actividad, Zambrana comenzó la carrera de medicina en 1833. Hizo los estudios teórico-prácticos en los hospitales de San Ambrosio y de Caridad de San Felipe y Santiago, hasta lograr en 1839 el grado de Bachiller en Medicina y Licenciado en Cirugía, lo que le permitió comenzar a ejercer su profesión; en 1843, obtuvo el título de Licenciado en Medicina y tres años más tarde, exactamente el 9 de diciembre de 1846, se convirtió en el primer cubano en recibir el de Doctor en Medicina y Cirugía en la Universidad de La Habana.1

Durante 16 años ejerció en la capital con algunas incursiones al pueblo de San Nicolás donde brindó sus servicios. Como Cirujano Auxiliar del Hospital San Felipe y Santiago, mostró gran habilidad y talento, lo cual le valió ser honrado con el cargo de Síndico Administrativo de dicho establecimiento.

El doctor Zambrana desempeñó durante un año la Cátedra de Física en calidad de sustituto en las Academias Dominicales, de las que llegó a ser su director. De igual modo, explicó Patología Interna, Obstetricia y Fisiología, y asumió, además, un curso extraordinario de Clínica Médica y Patología Externa, sin que fueran menores sus éxitos en la Dirección de Anatomía, que disfrutó durante dos años en propiedad.

Otra de las Cátedras en las que el doctor Zambrana pudo lucir su capacidad pedagógica y sus profundos y amplios conocimientos, fue la de Medicina Legal, prestigiada durante seis años por éste, el primer médico cubano que la ganó por oposición en 1858,2 en la que se mantuvo hasta 1865, año en que fue sustituido a causa de la enfermedad que lo llevó a la muerte.2

A su ejecutoria asistencial y docente, el doctor Zambrana unió la labor literaria y poética. A partir de 1836, escribió gran número de artículos, principalmente sobre el tema de la educación, que siempre le preocupó. Por otra parte, dio forma a varios poemas. En colaboración con su esposa, la renombrada poetisa Luisa Pérez de Zambrana, compuso el canto épico titulado "La colombiada", en el cual destacó las glorias que para él mereció Cristóbal Colón. Su primera composición poética se la dedicó al doctor Govantes, quien le había hecho en su niñez la operación del labio leporino. Varias de sus composiciones se tradujeron al francés y casi todas fueron criticadas favorablemente.

En las páginas del Repertorio Médico Habanero, la primera revista científica cubana especializada en medicina, el doctor Zambrana puso de manifiesto la necesidad de crear la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, proyecto que luego se llevó a cabo en 1861. A él correspondió ser uno de los redactores del Reglamento de la docta corporación. El trabajo llevado a cabo en la organización de la mencionada institución tuvo tal alcance, que a partir de su inauguración fue designado su Secretario, con independencia de que por los servicios prestados en ella mereció el honroso título de Académico de Mérito.1

Otra de las razones por las cuales su nombre se incluye entre las personalidades de relieve en la historia de la medicina cubana, es la de haber sido corredactor del Repertorio Médico Habanero y fundador y director de otros títulos de revistas médicas, entre las cuales figura el Repertorio Económico de Medicina, Farmacia y Ciencias Naturales.

Algunos de los trabajos que aparecen a su nombre en el Repertorio Médico Habanero son "De la monesia", "Propiedades sudoríficas de la quinina", "Aceite de abadejo", "Fiebres remitentes", "Sobre un aforismo de Hipócrates" y "Del uso del lactato de hierro".4

Lamentablemente su vida, aunque muy intensa y productiva, fue en realidad muy breve, pues antes de cumplir los 49 años de edad, la muerte se lo llevó en su ciudad natal el 18 de mayo de 1866.

El doctor Zambrana, quien a raíz de su deceso permaneció tendido durante dos días en el Aula Magna de la Universidad, falleció en tal estado de pobreza, que fue necesaria una colecta pública para beneficiar a sus familiares. Ello fue una demostración palpable de agradecimiento del pueblo a las bondades del destacado galeno.

Repertorio económico de medicina, farmacia y ciencias naturales

Otra muestra tangible de las inquietudes científicas y literarias del doctor Zambrana, fue la fundación del Repertorio Económico de Medicina, Farmacia y Ciencias Naturales, revista que circuló bajo su dirección entre febrero de 1848 y agosto de 1851. Durante la primera serie de esta publicación, que abarcó seis números en un volumen con un total de 168 páginas, su director, quien entonces era catedrático supernumerario de la Facultad de Medicina, contó para su redacción con el apoyo del catedrático de Farmacia Juan Pinet y del catedrático de Botánica y Mineralogía Emilio Auber (Fig. 1).

Figura 1

FIG.1. Cubierta del primer número de la primera serie del Repertorio Económico de Medicina, Farmacia y Ciencias Naturales

En la introducción que aparece en el primer número de la revista y que se reproduce a continuación, respetando la ortografía de la época, el doctor Zambrana escribió:

"Muy joven es nuestra literatura cubana, y ya la vemos engalanada con mil bellos triunfos revitalizando en producciones amenas con las más acreditadas de Europa; por lo mismo es sensible que á igual punto de adelantamiento no hayan llegado entre nosotros las ciencias positivas, y sobre todo la Medicina, la más noble acaso y la más útil de ellas. Y no se crea que ha sido por falta de hombres laboriosos y capaces de influir en su progreso, pues como dijimos una vez, y el tiempo transcurrido no ha hecho más que confirmar, no ha sido por cierto la Habana la mas pobre en talentos médicos, por el contrario puede gloriarse de haber contado siempre entre sus hijos escelentes profesores, llegando el crédito de algunos hasta hacer eco en la misma capital de Francia, en el foco de los conocimientos científicos modernos. Se piensa es verdad, que la Medicina así como la civilización tiene su trono en aquella nación privilegiada, y que desde allí como los rayos del sol, parten sus sabios preceptos y sus doctrinas á sostener en casi toda la tierra la existencia del hombre; y se cree del propio modo, que cualquiera que resumiese y presentase en el nativo idioma la multitud prodigiosa de obras que anualmente salen de las prensas francesas haría un bien á su país, le regalaría con lo más valioso de la prensa escrita. Pero como estos ricos trabajos, á pesar de su lujoso atavío, siempre fueron copia mas ó ménos fiel de la naturaleza, el hombre científico, donde quiera que se halle, puede y debe consultar este fecundo modelo, buscar en él los hechos, la verdad, -y puede también copiarlo, contribuyendo así con mas honra al lustre de su patria; aunque para andar con mas acierto y ahorrar tiempo ocurra de continuo á aquellas copiosas producciones. También hemos dicho y aseveramos hoy, que aunque pocos, la Habana posee escritos médicos que no desdeñarían los más entendidos autores extranjeros, y bástenos citar las diversas memorias del Sr. Dr. T. Romay, las del malogrado Rafael Blanco y Gallardo, la preciosa y concienzuda que sobre el cólera epidémico escribieron los Sres. Dres. D. Nicolas J. Gutierrez y D. Agustin E. de Abreu, &c. &c.: y cuántos trabajos semejantes existirán tal vez inéditos, privándose así de elementos importantes a la literatura médica de nuestro suelo!

Quizás una de las causas de nuestro retraso sea la dificultad de llevar a término las publicaciones, y como para obviarla de algún modo no queda otro partido que desechar toda idea lucrativa, tan justa sin embargo y tan natural en el que trabaja, nos hemos determinado nosotros á imitar la conducta de otros jóvenes, que sin la menor ganancia sostuvieron generosos, y mientras contaron con algún recurso, las obras literarias que emprendieron; y tanto nos estimula este ejemplo, que si alguna utilidad nos dejase nuestra empresa se empleará en provecho de nuestros suscriptores. A nadie hemos inculpado, ni al público que no se suscribe ni á la imprenta, porque hoy trabaja esta mas barato que nunca, y no todo el público se dedica ni puede dedicarse al cultivo de las ciencias.

Sin que ni remotamente hayámos caido en la presunción de creer que con nuestro Repertorio económico van a quedar allanados todos los convenientes y realzada nuestra reputación científica, nos proponemos, como espusimos en nuestro prospecto: recopilar las producciones de nuestros comprofesores, para que sus apreciables nombres queden al menos en un lugar honroso; ofrecer en resúmen á los jóvenes cursantes, como modelo y guía, el resultado de la práctica de nuestros maestros y lo mas racional y selecto que encontremos en el vasto campo de la teoría; recomendar cuanto merece á la Farmacia, colocada en el rango de las ciencias mas benefactoras; despertar mas y mas el gusto por el estudio de las ciencias físicas,de que tantas ventajas podremos reportar, y por último prevenir contra los libros de medicina popular, que solo sirven de perjuicio al pueblo y de desdoro á nuestra profesión; bien que proponiéndonos indicar brevemente los auxilios para paliar las enfermedades antes de la llegada del facultativo.

Sólo falta añadir a esta introducción, o mejor llamada sincera protesta, que las páginas del Repertorio no se mancharán con ningun dicterio, con ninguna alusion impertinente, ni con la menor espresión que ofenda el decoro de la juventud estudiosa á quien las dedicamos para animarla en sus constantes esfuerzos, para prestarle algún apoyo en la dilatada senda que recorre, y contribuir con ella, si tan dulce satisfacción nos cabe, al buen nombre de nuestra Cuba".

Ramón Zambrana5
De la lectura de esta introducción, se puede inferir cuáles eran los objetivos que perseguía el doctor Zambrana al dar vida a esta revista.

Dicha introducción se ha reproducido tal y como se redactó, con el fin de que se pueda conocer la forma original en que se fundamentaron los propósitos de la puesta en circulación del Repertorio, dado que el paso del tiempo hace muy difícil ya su lectura en los pocos ejemplares aún existentes del primer número de éste.

Las seis entregas de la primera serie salieron con periodicidad irregular y en sus páginas se atesoran artículos y observaciones clínicas salidos de las plumas de los doctores Zambrana, Esteban, Fernando y Ambrosio González del Valle, Juan y Miguel Pinet, Francisco Alonso Fernández, Braulio Saenz, Emilio Auber, Pedro Giralt, Justo Bara, Ramón Piña, Enrique Lauchsering, Juan Michelena y Antonio Oliva.6

Algunos de los artículos más relevantes publicados en esa primera serie fueron "Anginas", "Elementos nuevos en la química" y "Los foraminíferos", firmados por el doctor Zambrana; "El cloroformo", por el doctor Leuchsering y "Anatomía vascular", por los doctores Francisco Alonso Fernández y Miguel Pinet.

A partir de la segunda serie, cuyo primer número vio la luz el 30 de septiembre de 1850, el Repertorio se mantuvo bajo la dirección del propio doctor Zambrana, apoyado por el licenciado Pedro Ruz en esa función (Fig. 2).

Figura 1

FIG.2. Cubierta del primer número de la segunda serie del Repertorio Económico de Medicina, Farmacia y Ciencias Naturales

Su frecuencia fue entonces semanal, hasta 1851 en que comenzó a salir una vez al mes.

Los colaboradores de la revista en su segunda serie fueron los doctores Zambrana, Pedro Ruz, Antonio Oliva, Antonio Carro, Juan Pinet, Sabino Lazada, Joaquín Aenlle, Manuel S. Bustamante, Félix Gitalt, Próspero Chaumont, Luis de la Calle, Brulio Saenz, Camilo Salazar, Carlos Fonseca, Andrés Piedra, Manuel Gandul, Francisco Grimá, Guilermo Díaz, José M. Sensores, Federico Galvez, Rafael Hondares, Manuel Costales, Benito López, José M. Mestre, Joaquín Quintanó, D. V. Hernández, José A. Reines, Justino Váldes Castro e Isidro Sánchez.6

Entre los trabajos sobre medicina, farmacia y ciencias naturales generados y publicados por estos galenos en las 360 páginas que formaron el volumen de la segunda serie, descolla la reproducción de la "Disertación sobre la fiebre maligna llamada vulgarmente vómito negro", presentada por el doctor Tomás Romay en la Junta Ordinaria de la Sociedad Patriótrica de La Habana, que tuvo lugar el 5 de abril de 1797,7 la cual, además de uno de los primeros estudios realizados sobre la fiebre amarilla, es el documento que simboliza la inauguración de la literatura cientificomédica de la Mayor de las Antillas.

La vida del Repertorio Económico de Medicina, Farmacia y Ciencias Naturales terminó con la entrega 22 de agosto de 1851.

Consideraciones generales

Ramón Zambrana dejó huellas indelebles de su paso por la vida. Su ejecutoria como médico asistencial y como docente, se complementó con una rica producción de trabajos literarios y científicos, con los que acumuló una abundante y productiva bibliografía activa.8

Por si ello fuera poco, creó una revista gracias a la cual hoy día se puede conocer, por ejemplo, que ya en 1848 se practicaba la operación de cáncer de mama con resultados satisfactorios, aun cuando la anestesia por medio del éter era deficiente;9 o que en 1851 se dudaba todavía la existencia de los espermatozoides, a pesar de que éstos habían sido descubiertos desde 1677 por Louis Van Hamm.10

Los elementos brindados en el presente trabajo, pueden contribuir a reafirmar el criterio acerca del valor inestable que merece la literatura generada por los primeros autores cubanos, quienes pueden considerarse para la medicina lo que los clásicos de la literatura general, aunque nunca tuvieran tal pretensión.

Ellos fueron el exponente de una generación que ejerció antes de los descubrimientos de Pasteur,11 por lo que se puede afirmar que representan la era de la medicina cubana prepastoriana.

Un testimonio de tales aseveraciones es el Repertorio Económico de Medicina, Farmacia y Ciencias Naturales, que registró en sus páginas durante algo más de dos años la producción científica de muchos próceres de la historia médica nacional.

De ahí que con el presente trabajo se haya tratado de descorrer el mando del pasado, con el fin de que siempre se mantenga vigente la impresión de su existencia.

Summary:  A brief biography of Dr. Ramón Zambrana Valdes who had a well-founded prestige as pioneer of the Cuban medical history and also the virtue of having been a prolific publisher is presented. Some formal and content aspects of a magazine founded and managed by Dr Zambrana and entitled "Economic Repertoire of Medicine. Pharmacy and Natural Sciences" are described. That was the fourth magazine specialized in Medicine and Allied Sciences that was circulated in Cuba in the 19th century. Like in the proceding ones, one may find the information crediting for the historical values of the scientific work of those authors who wrote the results of their research works in those pages.

Subject headings: FAMOUS PERSONS; PERIODICALS/ history; BIBLIOGRAPHY MEDICINE; CUBA.

Referencias Bibliográficas

  1. Borroto Mora A. El primer médico graduado en Cuba. Arte y medicina 1952;1(5):32-6.
  2. Lancís Sánchez F. Ramón Manuel Zambrana y Valdés, el primer cubano que profesó la enseñanza de la medicina legal en el centenario de su muerte. Granma 1966;2(143):2.
  3. La Habana. Universidad. Memoria del curso académico 1916-1917. 1918:13-4.
  4. López Serrano E. Indice de autores y materias del Repertorio Médico Habanero (1840-1843). La Habana: Centro de Estudios de Historia y Organización de la Ciencia "Carlos J. Finlay", 1986:15.
  5. Zambrana R. Introducción. Repert Econom med Farm Cienc Natur 1848;1(1):3-6.
  6. Valdés Castro J. Apuntes para la historia de la prensa médica en Cuba. Cron Med Quir Hab 1877;3(9):447-56.
  7. Romay T. Disertación sobre la fiebre maligna llamada vulgarmente vómito negro, enfermedad epidémica de las Indias Occidentales, leída en Junta de la Sociedad Patriótica de La Havana, el día 5 de abril de 1797. Havana: Imprenta de la Capitanía General, 1797:1-49.
  8. Castellanos I. Bibliografía. En: Ramón Zambrana y Valdés. La Habana: R. Fernández, 1959:287-90.
  9. González del Valle E. Observación de un tumor escirroso enquistado, situado en el pecho izquierdo, curación radical por su total extirpación. Repert Econom Med Farm Cien Natur 1848;1(1):9-11.
  10. Hernández V. Disertación. ¿Cuál es la explicación más satisfactoria que puede darse en el estado actual de la ciencia, sobre el misterioso fenómeno de la generación? Repert Econom Med Farm Cienc Natur 1851;1(20):268-72.
  11. Garrison FH. An introduction to the history of medicine. 4 ed. Philadelphia: WB Saunders, 1966:575-8.

Recibido: 16 de diciembre de 1998. Aprobado: 21 de diciembre de 1998.

Lic. José Antonio López Espinosa. Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas. Calle E No. 452 entre 19 y 21. El Vedado. Ciudad de La Habana, Cuba.

1 Licenciado en Información Científico Técnica y Bibliotecología. Departamento Procesamiento de la Documentación. Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas.

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