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Revista Cubana de Salud Pública
versión On-line ISSN 1561-3127
Rev Cubana Salud Pública v.30 n.3 Ciudad de La Habana jul.-sep. 2004
Facultad de Medicina Hipólito Unanue. Universidad Nacional Federico Villarreal Lima, Perú
Evaluación nutricional de un grupo de adultos mayores residentes en Perú
Haydeé Cárdenas Quintana,1 Catalina Bello Vidal,2 Mitridates Feijóo Parra3 y Elisa Huallpa Arancibia4
RESUMEN
En Perú, existe escasa información de la situación nutricional de adultos mayores de 60 años; esto determinó la caracterización de un grupo de ancianos no institucionalizados por medio de una evaluación antropométrica y dietética. El estudio estuvo compuesto por 53 ancianos entre 60 y 92 años, residentes en un área urbana marginal de Lima. Los datos dietéticos se recogieron por el método recordatorio de 24 horas y se utilizó el Programa Vigilancia Automatizada de Dietas (VAD) para calcular los porcentajes de adecuación. Se determinó el índice de masa corporal (IMC). Se halló una situación nutricional desfavorable; el consumo energético no fue satisfactorio en la mayoría de los ancianos (94 %), y estaba en situación muy crítica el 36 % de ellos. El consumo de proteínas es deficitario en el 76 % de ancianos, el mayor aporte de proteína proviene de animales, lo cual excede las recomendaciones dietarias. La ingesta más baja de micronutrientes corresponden con zinc, ácido fólico, hierro y calcio. Según el IMC se reporta 77 % de ancianos malnutridos (63 % por exceso y 14 % por déficit). Los hallazgos de carencias alimentarias serían incongruentes con el IMC. Se indica la necesidad de ampliar estudios para caracterizar los problemas nutricionales de este grupo poblacional.
Palabras clave: ADULTO MAYOR; ESTADO NUTRICIONAL; INDICE DE MASA CORPORAL; INGESTION DE NUTRIENTES.
Introducción
En las últimas décadas, la población de adulto mayor de los países latinoamericanos, está cambiando la estructura demográfica global. Esta situación se debe principalmente a una marcada disminución en las tasas de fertilidad, a un incremento en la esperanza de vida y al efecto sinérgico de estos factores1 (Jiménez M, Valiente S. Evaluación del estado nutricional de un grupo de senescentes chilenos. Tesis de Grado para optar al título de Magister en Planificación Alimentaria y Nutrición. INTA. Universidad de Chile. 1990).
En Perú, el último censo, 1993,2 indica que el número de personas mayores de 60 años constituye el 7 % (1 millón 544 mil personas) del total de la población. De estos datos, se puede deducir, que el número de adultos mayores se ha incrementado en el 50 % desde el censo anterior correspondiente al año 1981.
El Ministerio de Promoción de la Mujer y del Desarrollo Humano (PROMUDEH),3 menciona, que la población peruana es predominantemente joven, pero, se viene produciendo un paulatino proceso de envejecimiento, que en el contexto de países de América Latina y El Caribe, equivale a un nivel intermedio.
En el proceso de envejecimiento, la nutrición modula las funciones de los diferentes órganos, por lo tanto, el envejecimiento de la población sería un tema relevante para el Perú, desde la perspectiva de la nutrición y la salud pública.
Actualmente, en nuestro país existen algunos estudios de salud y nutrición en adultos mayores institucionalizados, sin embargo, se carece de estudios en ancianos de vida libre,4 que según indican las cifras estadísticas disponibles, representarían aproximadamente el 90 % del total de ancianos.
Ante esta realidad, la presente investigación plantea, como propósito caracterizar a un grupo de población mayor de 60 años de vida libre, mediante una evaluación antropométrica y dietética.
Métodos
La presente investigación es parte de un estudio de perspectiva socioepidemiológica realizada como actividad docente por la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Federico Villarreal. Se visitaron 350 viviendas ubicadas en una zona urbano marginal del Distrito de San Juan de Lurigancho, Provincia de Lima, seleccionando a la población adulta mayor o igual a 60 años con los siguientes criterios de inclusión: Orientados en el tiempo, espacio y lugar, con capacidad de valerse por sí mismos; y con conocimiento de no padecer alguna enfermedad grave.
Para la evaluación nutricional se utilizaron indicadores dietéticos y antropométricos. Los datos de la dieta se recogieron por el método del recordatorio de 24 horas y se utilizó el programa de Vigilancia Automatizada de Dietas (VAD) para el calculo de los porcentajes de adecuación.5 El peso y la talla fueron tomadas por nutricionistas del equipo, previamente estandarizadas. Para estimar el estado nutricional se utilizó el Índice de Masa Corporal (IMC) de Quetelet (kg/m2), considerando déficit a todo valor menor que 18,5 kg/m2, bajo peso de 18,5 a 19,9 kg/m2; normopeso de 20,0 a 24,9 kg/m2; sobrepeso de 25,0 a 30,0 kg/m2 y obesidad por encima de 30,0 kg/m2.6
Se utilizó el Programa EXCELL para la confección de la base de datos y el análisis estadístico se realizó mediante el Software Estadístico SPSS; obteniéndose las medias, desviación estándar y porcentajes de acuerdo con las variables estudiadas.
Resultados
La muestra seleccionada estuvo constituida por 53 adultos: 17 hombres y 36 mujeres, con una edad promedio de 68,9 ± 6,9 años y un rango entre 60 y 92 años. El mayor porcentaje (34 %) de la población encuestada estuvo comprendido en el rango de 60 a 64 años. En cada uno de los grupos de edad, la mayoría de la población correspondió al sexo femenino; dicho grupo alcanzó al 68 % del total de adultos mayores encuestados (tabla 1). En la tabla 2 se presentan las medias y desviaciones estándar del consumo de energía proveniente de macronutrientes; así, las ingestas de proteínas, lípidos y carbohidratos, proporcionan respectivamente el 15, 25 y 60 % del total de la energía consumida por los ancianos. En la tabla 3 se presentan los resultados de la encuesta dietética. Se puede deducir que el 59 % de ancianos se encuentran subalimentados en su consumo de proteínas, alcanzando valores por debajo del 70 % de su adecuación. Asimismo, se observa que un porcentaje muy grande de ancianos tiene adecuaciones de nutrientes menores que el 50 % de lo recomendado, lo que se considera consumo muy deficitario. Así, el 89, 72, 68 y 66 % de ancianos consumen menos del 50 % de lo recomendado de zinc, ácido fólico, hierro y calcio; respectivamente.
TABLA 1. Distribución de los adultos mayores según sexo y edad
Grupos de edad (años) | Sexo | Total | % | |||
Hombre | % | Mujer | % | |||
De 60 a 64 | 5 | 29,4 | 13 | 36,1 | 18 | 34,0 |
De 65 a 69 | 2 | 11,8 | 6 | 16,7 | 8 | 15,1 |
De 70 a 74 | 6 | 35,3 | 9 | 25,0 | 15 | 28,3 |
De 75 a 79 | 4 | 23,5 | 5 | 13,9 | 9 | 17,0 |
De 80 y más | 0 | 0,0 | 3 | 8,3 | 3 | 5,7 |
Total | 17 | 100,0 | 36 | 100,0 | 53 | 100,0 |
TABLA 2. Consumo de energía y nutrientes de los adultos mayores (promedio ± desviación estándar)
Nutriente | Total N=53 | Varones N=17 | Mujeres N=36 |
Energía (Kcal/día) | 1298,3 ± 455,0 | 1375,5 ± 412,0 | 1261,8 ± 475,1 |
Proteínas (g/día) | 48,9 ± 24,1 | 45,8 ± 20,8 | 50,3 ± 25,7 |
Cal-Proteínas (%) | 15,0 | 13,3 | 15,9 |
Lípidos (g/día) | 35,7 ± 18,1 | 38,9 ± 21,0 | 34,2 ± 16,6 |
Cal-Lípidos (%) | 24,7 | 25,4 | 24,3 |
Carbohidratos (g/día) | 192,7 ± 82,3 | 211,8 ± 82,5 | 183,6 ± 81,8 |
Cal-Carbohidratos | 59,3 | 61,5 | 58,2 |
Fibra (g/día) (%) | 3,7 ± 2,4 | 3,6 ± 2,6 | 3,9 ± 2,3 |
TABLA 3. Niveles de riesgo de la ingesta dietética de los adultos mayores N= 53
Nutriente | Subalimentación | Riesgo alimentario 70-90% | Adecuada 91-110% | Elevada >110% | |
<50% | 50-69% | ||||
Energía (kcal) | 35,8 | 35,8 | 22,6 | 3,8 | 1,9 |
Proteínas (g) | 30,2 | 28,3 | 17,0 | 9,4 | 15,1 |
Vitamina A (mcg) | 35,8 | 11,3 | 17,0 | 17,0 | 18,9 |
Vitamina E (mg) | 43,4 | 17,0 | 15,1 | 3,8 | 20,8 |
Niacina (mg) | 20,8 | 18,9 | 13,2 | 20,8 | 26,4 |
Ácido fólico (mcg) | 71,7 | 15,1 | 9,4 | 0,0 | 3,8 |
Vitamina C (mg) | 32,1 | 7,5 | 5,7 | 11,3 | 43,4 |
Calcio (mg) | 66,0 | 17,0 | 11,3 | 1,9 | 3,8 |
Hierro (mg) | 67,9 | 18,9 | 5,7 | 7,5 | 0,0 |
Tiamina (mg) | 47,2 | 13,2 | 11,3 | 13,2 | 15,1 |
Riboflavina (mg) | 56,6 | 17,0 | 13,2 | 5,7 | 7,5 |
Piridoxina (mg) | 47,2 | 32,1 | 9,4 | 5,7 | 5,7 |
Zinc (mg) | 88,7 | 7,5 | 3,8 | 0,0 | 0,0 |
En la tabla 4, se aprecia que la ingesta de carbohidratos está compuesta por hidratos de carbono complejos (57 %) y de carbohidratos simples (43 %). La relación grasa saturada, monoinsaturada y poliinsaturada son de 1/ 1,4/ 0,7. La ingestión de proteínas de origen animal representa 2/3 partes de la ingestión de proteína total por día. La ingesta de carbohidratos simples excede las recomendaciones nutricionales.
TABLA 4. Consumo de carbohidratos, lípidos y proteínas de adultos mayores N=53
Nutrientes | g/día | % | Recomendación %* |
Carbohidratos | |||
Simple | 65,1 | 42,6 | 10 |
Compuesto | 87,5 | 57,3 | 90 |
Lípidos | |||
Saturados | 11,1 | 31,2 | <33 |
Monoinsaturados | 15,87 | 44,6 | >35 |
Poliinsaturados | 8,6 | 24,1 | <33 |
Proteína | |||
Animal | 29,3 | 68 | <50 |
Vegetal | 13,8 | 32 |
* Según Cavendes, UNU. Metas nutricionales y guías alimentarias para América Latina. Caracas, 1987.
En la tabla 5, se aprecia los resultados de la evaluación antropométrica; de estos, se desprende que más de la mitad de la población evaluada (55 %) estaría considerada con sobrepeso y el 24 % de la población estaría considerado con peso normal.
TABLA 5. Distribución de frecuencia del IMC por sexo y según intervalo de los adultos mayores
IMC (kg/m2) | Hombres | Mujeres | Total | |||
No. | % | No. | % | No. | % | |
Desnutridos (<18,5) | 0 | 0,0 | 2 | 5,9 | 2 | 3,9 |
Bajo peso (18,5-19,9) | 2 | 11,8 | 3 | 8,8 | 5 | 9,8 |
Normopeso (20,0-24,9) | 6 | 35,2 | 6 | 17,6 | 12 | 23,6 |
Sobrepeso (25,0-30,0) | 8 | 47,1 | 20 | 58,9 | 28 | 54,9 |
Obesos (>30,0) | 1 | 5,9 | 3 | 8,8 | 4 | 7,8 |
Total | 17 | 100,0 | 34 | 100,0 | 51 * | 100,0 |
* Sin información dos encuestas.
Discusión
Los resultados de este estudio definen la crítica situación alimentaria de este grupo de adultos mayores pobres. Este grupo no es una muestra representativa de la población geriátrica peruana, sin embargo, es destacable que ellos representan la totalidad de ancianos de los 350 hogares encuestados. Es de resaltar, que la mayoría de los ancianos evaluados (60 %) de esta zona en estudio, provienen de regiones rurales del interior del país y han migrado a esta zona urbana y pobre. En consecuencia, con mucha probabilidad, esta población ha modificado no solamente su régimen alimentario, sino también su actividad física, como demuestran Sánchez-Griñan7 y Peña y Bacallao.8
Los resultados totales de la distribución de adultos mayores por género, reflejan las características demográficas indicadas por el Instituto Nacional de Estadística e Informática,2,9 es decir, indica presencia de una población femenina superior a la masculina. Este comportamiento, representado por el índice de masculinidad, refleja la tendencia de una mayor mortalidad masculina a medida que la edad avanza. Sin embargo, en la distribución de ancianos por género y por grupos de edades de este estudio, se observa una aparente incongruencia numérica a medida que la edad avanza. Este hecho, obedecería a que la población evaluada fue seleccionada aplicando algunos criterios de inclusión y que probablemente excluyeron a un número determinado de ancianos.
Al analizar el consumo energético de la población, los resultados indican una baja ingesta energética para ambos sexos, este consumo no es satisfactorio en la mayoría de los ancianos (94 %), estando el 36 % de ellos en situación muy crítica ya que estarían cubriendo menos del 50 % de sus requerimientos. Estos resultados, concuerdan con los reportados en otros países,1,10,11 donde se observó una ingesta energética baja para ambos sexos.
En relación con el consumo de proteínas, se observó que estos no cubren las recomendaciones dietéticas en la mayoría de los encuestados, no obstante, presentan un rango adecuado de las calorías proteicas de la dieta. Del mismo modo, es necesario resaltar que el mayor aporte de proteínas deriva de productos de origen animal excediendo las recomendaciones dietéticas, por lo tanto, sería recomendable incrementar el consumo de proteínas de origen vegetal que adicionalmente mejoraría el aporte de fibra y de micronutrientes.
En el presente estudio, llama la atención, los reportes de bajo consumo proteico de los ancianos, debido a que la mayoría de estudios realizados en Perú en otros grupos de edad, han reportado exceso en la cobertura de las recomendaciones de proteínas.12 Debido a ello, sería conveniente vigilar el consumo de proteínas de los ancianos, ya que, de mantenerse por períodos largos como dietas marginales en proteínas, se afectaría el suministro de aminoácidos para compensar un déficit alimentario, debido, a que la masa muscular está disminuida y la velocidad de renovación de sus proteínas funcionales en hígado e intestino es grande. Además, en edades avanzadas son frecuentes los procesos patológicos que aumentan las necesidades, así como también la presencia de lesiones digestivas que entorpecen la digestión y la absorción de las proteínas.
El déficit reportado en la mayoría de micronutrientes, refleja que el consumo de estos es inferior a la ingesta recomendada. Este déficit es más marcado en la ingesta de zinc y ácido fólico. También ocurre respecto al consumo de hierro y calcio.
Estos reportes nos estarían indicando que la población anciana tiene un bajo consumo, principalmente de vegetales y frutas, que también se reflejan en el bajo consumo de fibra. Es dificultoso corroborar estos resultados con otros estudios similares realizados en la población de ancianos peruanos, debido a que aún no existen estudios publicados al respecto.
Como consecuencia del presente estudio, se podría recomendar a la población examinada aumentar su consumo de verduras, frutas y legumbres ya que proporcionan vitaminas, minerales, fibra dietética y no contienen grasa o la contienen en pequeñas cantidades. Aparte de estas consideraciones, es destacable mencionar que diversos estudios1,11,13,14 han demostrado que el consumo de estos vegetales tiene un efecto protector en enfermedades crónicas no transmisibles tales como enfermedades cardiovasculares y algún tipo de cáncer, que son frecuentes en este grupo poblacional.
En efecto, los resultados confirman la existencia de importantes carencias en la alimentación del adulto mayor, pero, a pesar de la consistencia de estos resultados; se observa discordancia con los reportes del IMC que indican una alta frecuencia de ancianos con sobrepeso (55 %) y normopeso (24 %). Del mismo modo, esta distribución del IMC dista ampliamente de los reportes de Pajuelo15 referente a una recopilación nacional del estado nutricional del geronte peruano realizada en 1975. En dicho estudio se reportó que sólo el 4 % de ancianos están en sobrepeso y el 57 % son normopeso.
El hecho de que el consumo de nutrientes sea menor que las recomendaciones y no se refleje en los resultados antropométricos de la población de ancianos, sugiere hacer un análisis crítico de algunas limitaciones metodológicas. Una de ellas, sería que los análisis de adecuación a las recomendaciones nutricionales corresponden a un solo día y no refleja necesariamente los hábitos alimentarios del anciano. No obstante, puntualizar que el recordatorio de 24 horas ha sido validado en ancianos16 y tiene gran utilidad para describir la alimentación en el ámbito comunitario. Otra explicación sería la existencia de una pequeña y variable pérdida de estatura durante el envejecimiento (Díaz ME, Monterrey P, Toledo EM, Wong I, Moreno R, Moreno V. Ecuaciones para predecir la estatura en adultos cubanos. Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos. Cuba. Coloquio de Investigaciones, Universidad de Antioquia 2002), que ocasiona una amplia heterogeneidad de cambios en las dimensiones del cuerpo del anciano que influye en la medición del IMC, malestimando su valor en la clasificación de riesgo y en este contexto, se estarían reportando subestimación del déficit y sobreestimación del exceso.
Otra posible explicación de estos hallazgos discrepantes podría deberse a la existencia de un subregistro del consumo alimentario que se presenta habitualmente en personas obesas.10
Finalmente, esta aparente discrepancia pudiera atribuirse a que las recomendaciones internacionales de ingesta mínima diaria (RDA) para los adultos mayores son excesivamente altos, como sugirieron otros investigadores.10,17
En conclusión, los resultados de esta investigación en nuestro país, con las limitaciones que pudieran presentar, corroboran la necesidad de profundizar el estudio sobre los estilos de vida de este grupo poblacional, que permitan explicar el consumo alimentario y las mediciones antropométricas. De esta manera, se podría cubrir la insuficiente información de la problemática nutricional que afecta a los adultos mayores de vida libre del Perú.
SUMMARY
There is little information in Peru on the nutritional status of older adults over 60 years of age, so this led to the characterization of a group of non-institutionalized older adults by means of anthropometric and dietary evaluation. The study was performed on 53 older adults aged 60-62 years, all of them living in an urban poor area in Lima. Dietary data were collected by the 24h recall method and the Automated Diet Surveillance program was used to estimate adequacy percentages. Body Mass Index was also estimated. It was found that the nutritional status was unfavorable and the energy consumption was unsatisfactory in the majority of the studied aged people, being 36% of them in a very critical condition. 76% was short of protein, the highest protein intake came from animals, exceeding dietary recommendations. Zinc, folic acid, iron and calcium represented the lowest micronutrient intake. According to the BMI, 77% of undernourished older people was reported (63% by excess and 14% by deficit). Food deficit findings were inconsistent with BMI. It was stated that further studies are required to characterize the nutritional problems of this population group.
Key words: OLDER ADULT, NUTRITIONAL STATUS, BODY MASS INDEX, NUTRIENT INTAKE.
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Recibido: 11 de septiembre de 2003. Aprobado: 23 de junio de 2004.
Haydeé Cárdenas Quintana. Paseo de la República 291 Oficina 806. Lima 01. Perú. E-mail: cardenas@qnet.com.pe
1 Máster en Ciencias en Nutrición. Candidato a Doctor en Salud Pública. Investigador y Docente TP.
2 Master en Epidemiología. Docente D.E.
3 Licenciado en Nutrición. Docente T.C.
4 Licenciada en Estadística. Asistente Consultoría Nutricional NEWTRITION.