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ACIMED

versión impresa ISSN 1024-9435

ACIMED v.14 n.6 Ciudad de La Habana nov.-dic. 2006

 

Las bibliotecas en el contexto histórico colonial en Cuba

Lic. Lilian Grandal Pérez1 y Lic. Airelys Campos Herrera2

Resumen

Se aborda un conjunto de elementos históricos propios de la etapa colonial, relacionados con el surgimiento de las primeras bibliotecas en Cuba; así como su influencia en el nacimiento de estas instituciones.

Palabras clave: Bibliotecas, etapa colonial, Cuba.

Abstract

A set of historic elements characteristic of the colonial period that are related to the appearance of the first libraries in Cuba, as well as their influence on the birth of these institutions are dealt with.

Key words:  Libraries, colonial period, Cuba.

Copyright: © ECIMED. Contribución de acceso abierto, distribuida bajo los términos de la Licencia Creative Commons Reconocimiento-No Comercial-Compartir Igual 2.0, que permite consultar, reproducir, distribuir, comunicar públicamente y utilizar los resultados del trabajo en la práctica, así como todos sus derivados, sin propósitos comerciales y con licencia idéntica, siempre que se cite adecuadamente el autor o los autores y su fuente original.

Cita (Vancouver): Grandal Pérez L, Campos Herrera A. Las bibliotecas en el contexto histórico colonial en Cuba. Acimed 2007;14(6). Disponible en: http://bvs.sld.cu/revistas/aci/vol14_6_06/aci15606.htm [Consultado: día/mes/año].

  En el año 1510, comenzó a desarrollarse el proceso de conquista y colonización del archipiélago cubano. Desde sus inicios, se gestó la vida sociocultural de la colonia; sin embargo, los dos primeros siglos de la época colonial se caracterizaron por un desenvolvimiento de la vida material y espiritual bastante limitado.

El siglo XVIII, denominado el Siglo de las Luces, debido al predominio de las ideas de la Revolución Francesa y el Iluminismo fue, en Cuba, un siglo de profundos cambios estructurales, que se manifestaron en el entorno científico, educacional y cultural.

A partir del siglo XVIII, la cultura en la sociedad colonial progresó en forma más acelerada en comparación con los siglos anteriores, debido al desarrollo económico alcanzado por la industria azucarera en el país, que propició el surgimiento del interés por la cultura entre los hacendados criollos. Ellos necesitaban elevar su nivel técnico para elevar la producción; la única vía para lograrlo era la instrucción a partir de la creación de instituciones educacionales y bibliotecarias.

La cultura y la vida social en la Isla se enriquecieron entonces, y se formaron una serie de instituciones eclesiales o laicas, características de la época colonial, que se extendieron hasta nuestros días. Entre las más representativas, en cuanto a la salvaguarda del conocimiento y de la cultura del país en la época colonial, se encuentran:

  1. El Seminario Conciliar de San Basilio de Magno en Santiago de Cuba (1722).
  2. La primera Universidad de Cuba: la ”Real y Pontificia Universidad de San Jerónimo de La Habana, situada en el Convento de los Dominicos (1728).
  3. El Seminario de San Carlos y San Ambrosio (1773).
  4. La Sociedad Económica Amigos del País (1793).

La creación de las primeras instituciones bibliotecarias de la época colonial, en gran medida, deben su nacimiento a la iniciativa de algunos intelectuales cubanos, pertenecientes a la clase adinerada y a las autoridades españolas, interesados en elevar el nivel cultural de un determinado segmento de la población y de almacenar cierto fondo documental. Las instituciones bibliotecarias aparecen en medio del analfabetismo en que se encontraban los habitantes de la Isla, donde sólo las clases adineradas se instruían en las instituciones formativas del país. En el período referido, a raíz de la aparición de las primeras bibliotecas, no se puede hablar de un desarrollo de la actividad bibliotecaria en Cuba. Las bibliotecas se encontraban bajo el amparo de la iglesia y contaban con una incipiente colección de temas religiosos.

Todas estas instituciones bibliotecarias continuaron su labor a lo largo del siglo XIX. En este período, las bibliotecas dejan atrás cada vez más la función de custodiar el patrimonio bibliográfico exclusivo para determinadas clases sociales y empiezan a convertirse en centros vivos de cultura, para así contribuir al desarrollo científico-técnico y cultural del país.

A finales del siglo XIX, en el contexto internacional aparece un nuevo tipo de biblioteca: la especializada, referentes a una temática en particular. La Universidad de La Habana constituye un fiel ejemplo de este tipo de biblioteca. Pero no es hasta principio del siglo XX que se desarrolla dicha institución donde cada facultad poseía un espacio propio para su gestión administrativa y técnica.

El surgimiento de las ciencias modernas, una vez separadas de la ciencia madre: la filosofía, produjo un crecimiento de las colecciones de carácter científico-técnico, y este obligó a las instituciones bibliotecarias a realizar un mayor esfuerzo en las cuestiones relacionadas con la organización de la información, que, entre sus principales etapas incluye la selección, el procesamiento visto como la identificación y descripción de forma y de contenido de todo el material bibliográfico existente en las instituciones bibliotecarias que se subdivide en varios procesos, como la catalogación, la clasificación, la indización y la elaboración de resúmenes, y que finaliza con el almacenamiento, tanto del fondo activo como pasivo ; de esta forma se garantiza la función principal de cada libro -una vez ingresado a la institución y procesado- que es evidentemente ser leído.

La presente contribución se propone realizar un acercamiento a las prácticas bibliotecarias tradicionales, a partir del estudio de dos instituciones medulares de la etapa colonial, que, a su vez, permiten construir un cuerpo teórico- práctico sobre la organización de la información en dicho período.

Las bibliotecas y el contexto histórico colonial

A principios de 1510 -aproximadamente dos décadas después del primer viaje de Cristóbal Colón-, se inició la conquista y colonización del archipiélago cubano. Diego Velázquez trata de cerciorarse de la existencia de oro y de sojuzgar a la población aborigen que vivía en el país.

Durante la etapa de exploración de la Isla, que se inició en la región oriental del país, específicamente en la zona de Baracoa, Diego Velázquez decidió fundar la primera villa en Cuba, nombrada Nuestra Señora de La Asunción de Baracoa, en el año 1512. A partir de 1513, Velázquez, determinó continuar su exploración y conquista al resto de Cuba. En estos años, fundó las restantes villas, ubicadas estratégicamente en zonas cercanas a la costa: San Salvador de Bayamo (1513), La Santísima Trinidad (1514), Sancti Spíritus (1514), San Cristóbal de La Habana (1514), Santiago de Cuba (1515) y Santa María del Puerto del Príncipe (1515).

En esta época, se sentaron las bases para el establecimiento del sistema político, económico, legal y administrativo característico de la etapa colonial, muy similar al de los demás países colonizados en la América hispana. En cada pueblo, se constituyó un Ayuntamiento o Cabildo que fue el órgano de gobierno local.

Hacia la segunda mitad del siglo XVI y hasta mediados de siglo XVIII, se produjo, en Cuba, una reorientación desde el punto de vista económico-social y poblacional de la sociedad colonial, según señala el historiador Torres-Cuevas: “El período consta de dos etapas: la de formación de la sociedad criolla (1545-1697) y la de su consolidación (1697-1762)”.1

Desde la segunda mitad del siglo XVI y a lo largo del XVII, el desarrollo económico en la Isla fue apreciable. Durante estos siglos, se desplegó un nuevo ciclo económico que se caracterizó por el desarrollo de la actividad ganadera, un renglón de exportación casi único.

En la región occidental del país, se creó la base para la acumulación de riquezas, fundamentalmente debido a la posición geográfica de La Habana, como ciudad que contribuyó a sostener la economía de la Isla, producto de su función como puerto de escala para el enlace del comercio entre las Américas y Europa. La actividad portuaria de la ciudad comenzó a acrecentarse de forma paulatina hasta pasar a ser el puerto habanero el principal de Cuba, un lugar obligado de tránsito de las flotas españolas en sus viajes desde y hacia la Península Ibérica, cargadas de metales preciosos y otros productos americanos; así como con riquezas provenientes de negocios ilícitos del contrabando con los ingleses y holandeses.

La vida cultural en la Isla se gestó desde los primeros momentos de la conquista y la colonización. Este proceso, amplio y diverso, abarcó la fundación de las primeras villas, la celebración de la primera misa; así como la traumática convivencia social de los conquistadores hispanos y de la población aborigen, con todo lo que implicó, desde el punto de vista étnico y cultural, en la historia del país.

El paulatino proceso de colonización en Cuba también sentó las bases para la formación de la cultura espiritual y material del país. La educación y la instrucción en este período se caracterizaron por una verdadera pobreza intelectual. Hubo excepciones, aisladas e inestables, representadas por algunas entidades o personalidades de la iglesia católica, un ejemplo de ello, fue la escuela ubicada en la Catedral de Santiago de Cuba.

En La Habana, algunas autoridades eclesiásticas como la orden de los Padres Jesuitas se dedicaron, de manera aislada, a la enseñanza elemental de algunos jóvenes pertenecientes, en general, a las clases más solventes económicamente, y con ello, contribuyeron a promover una incipiente y elemental instrucción entre la población durante el último cuarto del siglo XVI. Sin embargo; pronto abandonaron esta empresa de carácter educacional.

Durante este siglo, la población de la Isla se mantuvo prácticamente analfabeta y la metrópolis no se mostró en ningún momento interesada por establecer un sistema de instrucción, porque sus intenciones eran básicamente la de explotar los recursos económicos y humanos que existían en sus colonias, incluida Cuba.

Con el inicio del siglo XVII, se mantuvo un proceso etno-cultural complejo y dinámico, que propició la formación del sentido criollo en la sociedad colonial con el paso del tiempo.

En el ámbito literario, en el poema épico-histórico: “Espejo de Paciencia”, fue donde, por primera vez, se hizo referencia y se utilizó la palabra “ criollo ” para señalar al hombre nacido en la Isla.

La formación del criollo debió sus orígenes a la mezcla de tres culturas: la aborigen, la española y la africana, un complejo proceso, denominado por Ortiz , de transculturación “… en el cual ambas partes de la ecuación resultan modificadas. Un proceso en el cual emerge una nueva realidad compuesta y compleja; una realidad que no es una aglomeración mecánica de caracteres, ni siquiera un mosaico, sino un fenómeno nuevo, original e independiente ”.2

Según Torres-Cueva, se trata de un fenómeno de concatenación de sucesos y hechos, porque: “A ese oscuro período de gestación, que forman los siglos XVI y XVII pertenecen también la conformación de los elementos que permitirán la constitución de los fundamentos para la creación de una superestructura socio-cultural que responda a las necesidades de una sociedad naciente y creciente. De estas necesidades, surgieron los primeros pasos para crear una universidad ”.1

A partir del siglo XVIII, la vida cultural en Cuba mejoró con respecto al siglo anterior. Hubo un incremento lento del número de instituciones de enseñanza, dirigidas y administradas por la iglesia.

En la década del veinte, de este siglo, los jesuitas crearon el colegio “San José”, orientado a elevar la instrucción y la cultura de las clases adineradas de la sociedad colonial. En 1722, se fundó el Seminario de San Basilio de Magno en Santiago de Cuba. Sus estudios se dirigieron a la formación de sacerdotes para contribuir a la educación superior de toda la oligarquía criolla santiaguera.

Posteriormente, en 1728, se fundó La Real y Pontificia Universidad de San Jerónimo de La Habana, la tercera en Hispanoamérica. La situación de esta institución en su período de fundación respondía a los intereses de los Padres Predicadores del Convento de Santo Domingo. En ella, estudiaban miembros de la iglesia, además de laicos. Esto significó una apertura, a nivel cultural y educacional, para la clase criolla.

Sin embargo, no fue así, en el contenido de las disciplinas impartidas, y esto se reflejó en la enseñanza de materias como la física y la astronomía de las que se excluyeron las teorías modernas de científicos como Newton y Copérnico, difundidas en la Europa del siglo XVIII. Además de predominar la filosofía escolástica, que se apoyaba en Aristóteles y Santo Tomás de Aquino. Esta institución se rigió por programas de estudios con aproximadamente dos siglos de atraso.

Por otra parte, los derechos de estudiar en la academia universitaria se reservaron a aquellas personas con un desahogado desenvolvimiento económico y de la raza blanca. De esto, se deduce el carácter discriminatorio y clasista de este recinto universitario.

Por esta época, nació la imprenta en Cuba, introducida por el francés Carlos Habré. El primer impreso de que se tiene constancia fue “La Tarifa general de los precios de medicinas”. Su función primordial no fue la difusión de la cultura, sino apoyar a la Universidad de La Habana en la impresión de los trabajos de tesis y ayudar a divulgar los temas religiosos y de información política de la Isla.

En Europa, en el año 1789, se inició con un suceso extraordinario en la historia de la humanidad, la Revolución Francesa, sustentada en las nuevas ideas de la Ilustración y el Enciclopedismo.

En ella, intervinieron diversos factores de carácter económico, político y social que determinaron profundos cambios en la estructura social. Estos cambios no afectaron sólo a Francia, sino también al resto de las naciones europeas con el paso de los años.

La Ilustración como corriente distintiva del siglo XVIII provocó profundas renovaciones en el continente europeo y generó un cambio radical de la visión que anteriormente se tenía del mundo.

Para Cuba, resultó un siglo de profundos cambios estructurales donde se sustituyó la ideología feudal por una nueva concepción burguesa, que se manifestó en el entorno científico, educacional y cultural. Para entonces, las ideas que predominaron fueron las ideas de la Ilustración y el Enciclopedismo sobre las ideas escolásticas.

Hacia la segunda mitad del siglo XVIII, con el advenimiento de Carlos III al trono de España (1759-1788) se puso de manifiesto el Despotismo Ilustrado. Esta concepción política, propia de determinadas monarquías europeas del siglo XVIII, se caracterizó por el intento de los monarcas de conseguir el progreso del país por medio de la aplicación de algunas mejoras elementales para el bienestar del pueblo.

Al mismo tiempo, fue uno de los medios empleado por los estados absolutos para mantener su poderío y el absolutismo en presencia de los ilustrados. De ahí, que, bajo el reinado de Carlos III y gracias a la acogida de la política del Despotismo Ilustrado, se introdujeron en la Isla reformas económicas, políticas y sociales dirigidas a mejorar la situación general de Cuba: “ 1. Designación de mejores gobernadores y funcionarios para las colonias; 2. Presión de monopolios comerciales y disminución de impuestos; 3. Establecimiento de nuevas instituciones para la administración pública y el fomento de la agricultura, el comercio y la Ilustración ”.3

A partir de 1763, fueron enviados a Cuba, capitanes generales y funcionarios importantes, entre ellos a Don Luis de Las Casas, gobernador de la Isla de 1790 a 1796. Las Casas fue uno de los representantes más relevantes del Despotismo IIustrado en Cuba, y realizó diversas actividades de carácter social como la construcción de distintas edificaciones para la administración pública y la pavimentación de las principales calles de la capital entre otras.

En 1765, se tomaron medidas de gran importancia en el orden económico. La metrópoli ofreció una serie de ventajas y facilitó el intercambio comercial. A estas reformas, las autoridades españolas le llamaron “comercio libre” aunque en realidad estas ventajas sólo se concretaron con los puertos controlados por la corona.

Paralelamente, se gestó en la Isla, una clase de productores criollos con propósitos económicos, políticos y sociales bien distintos de los comerciantes y demás residentes españoles, quienes aspiraban a su desarrollo económico, a una mayor apertura comercial por parte de las autoridades coloniales.

A finales del siglo XVIII, ocurrieron varios acontecimientos en el plano internacional, los conflictos y situaciones revolucionarias que sucedieron en el Caribe, particularmente hechos como la Revolución de Haití, en 1791, procuraron un gran auge al azúcar cubano, a la vez, que favorecieron a la oligarquía burguesa cubana con una coyuntura ventajosa para apropiarse del mercado internacional del azúcar y el café. Con estos sucesos, se inició un nuevo período para la industria azucarera cubana.

Durante el siglo XVIII, la cultura en la sociedad colonial progresó de manera más acelerada si se compara con los siglos anteriores. Dicho avance se debe al desarrollo económico alcanzado en la industria azucarera en Cuba, a partir de la segunda mitad de este siglo, que dio lugar a una nueva clase social, la burguesía criolla, que propició que, entre los hacendados, surgiera el interés por la cultura. Ellos necesitaban elevar su nivel técnico, con vistas a incrementar la producción del país. Aprender era la única vía para lograrlo.

Las instituciones educacionales y bibliotecarias más significativas de la época en relación con el desarrollo científico fueron el Seminario de San Carlos y San Ambrosio y la Sociedad Económica de Amigos del País.

En 1773, se fundó el Real Seminario de San Carlos y San Ambrosio, institución de enseñanza superior en el que se brindó instrucción eclesiástica y además, se impartieron clases de filosofía y letras.

Durante la época del gobernador Don Luis de Las Casas (1790-1796), comenzaron a transformarse los planes de estudios, la estructura y los métodos educativos de la enseñanza superior en el país.

Años más tarde, en 1793, se fundó la institución cultural más importante de la época: la Sociedad Económica de Amigos del País, en el Palacio del Gobierno, bajo la Presidencia del Capitán General de la Isla, Don Luis de las Casas , una personalidad de origen español con fuerte influencia de las ideas del Iluminismo francés.

Del mismo modo, la Sociedad, al igual que sus antecesoras en Europa y particularmente en España, fue el resultado de dos acontecimientos en el ámbito internacional, en los cuales se vieron involucradas: la Revolución industrial inglesa y el Iluminismo francés. Ella se interesó por promover la agricultura, la industria, el comercio y la educación en el país con el propósito de procurar su prosperidad y se enfocó fundamentalmente en los aspectos de índole económico, social y cultural.

Con este fin, la Sociedad se dio a la tarea de crear otras instituciones mediante las que se pudiera lograr la instrucción de los nativos de la Isla, para lo que se fundó, como iniciativa de la propia institución, la primera biblioteca pública de Cuba.

Por tanto, puede plantearse que las instituciones bibliotecarias más importantes del período colonial se fundaron durante el siglo XVIII y continuaron su quehacer durante el siglo XIX, afectadas por factores vinculados al desarrollo económico y político del país, que se reflejó en la estructura bibliotecaria y el desenvolvimiento de las colecciones. Durante este período, se manifestó el interés de un grupo de intelectuales cubanos que decidieron cooperar y llevar adelante la afanosa idea de prosperidad de aquellas instituciones bibliotecarias.

En la última década del siglo XVIII, se establecieron un grupo de intelectuales cubanos identificados con el contexto histórico de la Isla y que se denominó “la Generación del 92 o la Ilustración Reformista cubana”. Esta integró lo más ilustre de la oligarquía burguesa criolla, caracterizada por una sólida cultura política y económica. Este suceso marcó el advenimiento de la nacionalidad cubana. Al mismo tiempo, constituyó la primera manifestación de cubanidad en un intento por defender sus propios intereses regionales, por la vía reformista y garantizar su ulterior desarrollo.

Básicamente, la oligarquía azucarera criolla aspiraba fundamentalmente a obtener reformas que mejoraban la situación; es por esto que la corriente ideológica que más predominó a lo largo de todo el siglo XIX fue el Reformismo. Inicialmente, estas corrientes representaron las pugnas políticas-económicas que afectaron a la burguesía cubana en la sociedad colonial.

Para la representación de las principales actitudes o tendencias ideológicas que incidieron en la burguesía cubana a lo largo del siglo XIX, puede escogerse como referente la representación cronológica señalada por Sergio Aguirre en su libro “ Ecos de caminos ”.

El Reformismo, en su primera etapa, abarcó los años de 1790-1820. En esta etapa, las actividades sociales del movimiento se enfocaron principalmente a transformar las viejas concepciones escolásticas por las renovadoras ideas en la educación y la filosofía.4

La enseñanza en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio planteó un nuevo programa social que transformaría las viejas concepciones escoláticas por renovadoras ideas en la educación y la filosofía. Se utilizaron nuevos métodos pedagógicos, se introdujo el estudio de la física experimental y la incorporación de nuevos paradigmas teóricos de la filosofía.

Un ejemplo de la transformación de la enseñanza en el país, hasta ese momento dominada por el Escolasticismo, lo constituyó la utilización, por primera vez, del texto manuscrito de la obra “Filosofía electiva”, de José Agustín Caballero , que propició, a su vez, una transformación en la pedagogía de la Isla.

Por otra parte, la Sociedad Económica de Amigos del País contribuyó con el progreso científico y social del país. Para ello, se propuso realizar investigaciones en todos los campos de la actividad económica que fomentara el desarrollo de la sociedad cubana.

En la nueva institución, se recogieron las inquietudes de las clases dominantes de la Isla con el objetivo de tomar las medidas pertinentes en aras del progreso social. Fue esta institución la encargada de formar y aglutinar a la burguesía criolla, anhelante de progreso económico, que dejó su impronta con sus aportes.

Durante el período de 1830 a 1837, predominó como corriente ideológica una nueva etapa reformista, la segunda en el siglo. En ella, ocuparon un lugar destacado los sectores medios de la burguesía cubana, encabezadas por las figuras de José Antonio Saco, José de la Luz y Caballero y Domingo del Monte . Los tres representantes de la oligarquía criolla fueron miembros de la Sociedad y formaron parte del claustro de profesores del Real Seminario de San Carlos y San Ambrosio.

José Antonio Saco, su máximo representante combatió la trata de esclavos. Esta actitud adoptada por Saco, se debió básicamente a los efectos de la revolución industrial inglesa y a las influencias del enciclopedismo francés.

A partir de la introducción de la máquina de vapor en Cuba, se produjeron diversos cambios, nuevos procedimientos y formas de producción.

La aplicación de esta tecnología demostró un cambio radical en la industria azucarera, que necesitaba de un trabajador más preparado técnicamente para manejar las nuevas maquinarias.

La Sociedad Económica Amigos del País, apoyó esta empresa mediante la creación de escuelas gratuitas y la apertura de su biblioteca con carácter público, la que por medio de su fondo bibliográfico, contribuyó al desarrollo de las diferentes ciencias.

En 1842, la Universidad de La Habana se secularizó tras la expulsión de los dominicos del convento de San Juan de Letrán, e inmediatamente se hizo entrega del local donde había permanecido dicha institución a las autoridades españolas.

Este hecho afectó profundamente su sistema de enseñanza y sus relaciones con el gobierno colonial. A partir de entonces, la Universidad formó parte del sistema colonial y la estructura del régimen universitario quedó dentro de un sistema general de estudio llamado “Plan General de Instrucción Pública para las islas de Cuba y Puerto Rico”.

Desde 1845 hasta 1855, la tendencia ideológica que predominó, y que adoptó una parte importante de la burguesía criolla, fue el Anexionismo, que encabezaba el venezolano Narciso López. Esta corriente recibió la influencia de la ambición de los Estados Unidos de apoderarse de Cuba, que le interesaba la gran isla antillana, tanto por su posición geográfica como por sus riquezas económicas. El gobierno norteamericano pretendía anexar la Isla como otro estado de la Unión. Estos planes estuvieron apoyados por diferentes organizaciones.

Desde 1860 y hasta 1868, la corriente ideológica que adoptó la mayoría de la burguesía cubana fue la denominada tercera actitud reformista, liderada por Francisco Frías Jacott y José Morales Lemus.

En este período, se organizó el primer partido político reformista con un órgano de prensa “El siglo”, que sirvió como instrumento para promover las ideas reformistas en el país. En esta etapa, la oligarquía criolla exigió a la metrópolis española, por medios pacíficos, algunas demandas de carácter económico, entre ellas, reformas arancelarias para efectuar el libre comercio con los Estados Unidos, autonomía para lograr la participación en el gobierno colonial de la Isla, entre otras.

Desde 1868 y hasta 1898, el pueblo cubano desarrolló una cruenta lucha por la independencia nacional contra el colonialismo español. Este período se puede dividir cronológicamente en tres etapas con características socioculturales, económicas, políticas e ideológicas similares, cada una de ellas puede considerarse continuación de la anterior dentro del proceso liberador y revolucionario de los cubanos.

Estas etapas fueron: la Guerra de los Diez Años (1868-1878), relacionada con la quinta actitud de la burguesía cubana, la etapa independentista. En este período, se destaca la labor del Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, quien vivió en carne propia las privaciones y exclusiones de los cubanos en el gobierno colonial español.

Su formación intelectual se basó en las ideas propias de la Universidad de La Habana y el Seminario de San Carlos y San Ambrosio. Poco a poco, estas ideas permeadas de escolasticismos, se modificaron y se convirtieron en amplias ideas progresistas que desembocaron en la memorable guerra de los diez años. A continuación, la Tregua Fecunda (1880-1895) fue una etapa autonomista, considerada como la cuarta etapa reformista y la Guerra del 95 (1895-1898). Este período marcó el fin del dominio colonial español en Cuba, y la posterior intervención norteamericana en los asuntos nacionales, así como el inicio de una nueva etapa en la vida del país y de su pueblo.

La educación y la cultura constituyeron razones imprescindibles y necesarias para el desarrollo de la sociedad de la época, en la que, sin duda alguna, contribuyeron las instituciones bibliotecarias objeto de estudio en esta investigación.

Referencias bibliográficas

1. Torres-Cuevas E, Loyola Vega O. Historia de Cuba: 1492-1898. Formación y liberación de la nación. 2da. ed. La Habana: Pueblo y Educación; 2002. p.73-4,26.

2. Ortíz F. Contrapunteo cubano del tabaco y azúcar: advertencia de sus contrastes agrarios, económicos, históricos y sociales, su etnografía y su transculturación. Madrid: Cuba-España; 1999. p. XII.

3. Portuondo del Prado F. Historia de Cuba I. 6ta. ed. La Habana: Editora del Consejo Nacional de Universidades, 1965. p.213.

4. Aguirre S. Eco de caminos. La Habana: Editorial Félix Varela, 1999. p. 94.

Recibido: 29 de noviembre del 2006. Aprobado: 12 de diciembre del 2006.
Lic. Airelys Campos Herrera. Departamento Bibliotecología y Ciencia de la Información. Facultad de Comunicación. Universidad de La Habana Calle G No.506 entre 21 y 23. El Vedado. Plaza de la Revolución. Ciudad de La Habana. Cuba. CP 10 400. Correo electrónico: airelys@fcom.uh.cu

1Licenciada en Bibliotecología y Ciencia de la Información. Centro de Información. Centro de Ingeniería y Desarrollo para la Automatización (CEDAI). Cuba.
2Licenciada en Bibliotecología y Ciencia de la Información. Profesor Instructor. Departamento Bibliotecología y Ciencia de la Información. Facultad de Comunicación. Universidad de La Habana.

Ficha de procesamiento

Términos sugeridos para la indización

Según DeCS1

BIBLIOTECAS/historia; CUBA.

LIBRARIES/history; CUBA.

Según DeCI2

BIBLIOTECAS/historia; CUBA.

LIBRARIES/history; CUBA .

1BIREME. Descriptores en Ciencias de la Salud (DeCS). Sao Paulo: BIREME, 2004.

Disponible en: http://decs.bvs.br/E/homepagee.htm

2Díaz del Campo S. Propuesta de términos para la indización en Ciencias de la Información. Descriptores en Ciencias de la Información (DeCI). Disponible en: http://cis.sld.cu/E/tesauro.pdf