Introducción
El alcoholismo constituye uno de los principales problemas de salud a escala mundial. La influencia del alcohol en la sociedad ha tenido gran peso como factor problemático en la conformación y funcionamiento de la familia, el individuo y por ende la sociedad. 1,2
Betancourt Zambrano S et al. 3) se refieren al alcoholismo como una enfermedad crónica y progresiva producida por la ingestión excesiva de alcohol bien en forma de bebidas alcohólicas o como constituyente de otras sustancias capaz de producir sufrimiento a quienes la padecen y a sus seres queridos.
Las repercusiones nocivas del abuso del alcohol van desde el ámbito personal con secuelas y deterioro de la salud, familiar, social, relaciones interpersonales, incremento de la marginalidad y la violencia; todo ello vinculado a delitos múltiples que son parte de la cotidianidad en muchos países del mundo. 4
Pons Delgado SV et al. (5) alegan que el consumo de alcohol a edades cada vez más tempranas ocasiona graves consecuencias en la salud, durante la adolescencia este puede llegar a producir cambios estructurales en el hipocampo, dañar el desarrollo cerebral, la secreción de hormonas reproductivas, práctica de sexo no seguro, infecciones de transmisión sexual y embarazos no deseados.
Los mayores niveles de consumo de alcohol se registran en los países desarrollados donde han ocurrido importantes cambios de tendencia en los patrones de consumo con el decursar de los años al observarse un incremento de la ingestión en países muy poblados de África y Asia. Europa tiene la proporción más alta de adolescentes (15 a 19 años) que beben alcohol, un 70 % admite ser consumidor en la actualidad 6,7
Perlaza CL et al. (1) señalan el consumo de alcohol como una realidad latente, esta sustancia se ingiere con mayor frecuencia entre los adolescentes varones que entre las mujeres con una prevalencia aproximada de 26,5 y 5,7 % respectivamente. En América Latina se evidencia un consumo promedio entre los hombres de dos a diez veces superior al de las mujeres y en lo referente al tipo de bebida, en la mayoría de los países la cerveza es la bebida más consumida (representa 54,7 % del consumo total en las Américas). (8
Estudios realizados indican que en Cuba la situación no es diferente en la población mayor de 15 años hay 430 000 alcohólicos (5 %) y 860 000 bebedores de riesgo (10 %). En el año 2019 fallecieron un total de 674 pacientes por trastornos mentales debidos al uso de alcohol: 647 hombres y 27 mujeres. (9
Lazo Herrera LA et al. 10) y Vilaplana S et al. 11) describen la adolescencia como una edad que resulta favorable para modificar enseñanzas rígidas, mitos, tabúes, creencias y formas de conductas que hayan influido en su formación y así contribuir a que en su etapa de adultos manifiesten autorresponsabilidad en el cuidado de su salud.
El consumo de bebidas alcohólicas puede provocar dependencia sobre todo si se comienza desde edades tempranas de la vida, se reconoce como una enfermedad crónica asociada a factores genéticos y ambientales como determinantes de una mayor vulnerabilidad; por lo anterior expuesto es preciso caracterizar el consumo de bebidas alcohólicas en adolescentes para modificar estilo vida inadecuados y mejorar su calidad de vida.
Métodos
Se realizó una investigación observacional descriptiva de corte transversal en adolescentes entre 15 y 17 años pertenecientes al Instituto Preuniversitario Federico Engels de la provincia Pinar del Río en el período comprendido desde el 1ro enero hasta el 31 de diciembre de 2019. El universo de estudio resultó 485 adolescentes matriculados y la muestra 215 seleccionados a través de un muestreo probabilístico estratificado donde los estratos estuvieron conformados por los años que cursaban, para una frecuencia esperada del 50 %, un límite de confianza del 5 % y nivel de confianza del 95 %.
Se consideró como criterio de inclusión: voluntariedad para participar en la investigación y criterio de exclusión: estado físico que dificulte su evaluación. Se estudiaron las variables edad, sexo, procedencia, convivientes consumidores, respuesta familiar ante el consumo e identificación de los trastornos debidos al consumo de alcohol (cuestionario AUDIT). (12
Para el análisis de la información se utilizó el sistema estadístico SPSS (versión 22.0), se confeccionó una base de datos en Excel con la información recogida se aplicó análisis univariado de carácter descriptivo para las variables cuantitativas mediante medidas de tendencia central y dispersión según normalidad, se utilizaron estadígrafos como la distribución de frecuencias absolutas (FA) y relativas (FR). Se aplicó la prueba no paramétrica chi cuadrado y prueba exacta de Fisher para datos cualitativos con un nivel de significación del 95 % (p<0,05). Todos los resultados se presentaron mediante el uso de tablas de distribución de frecuencias.
La participación en la investigación fue voluntaria y la no participación no tuvo ninguna trascendencia, se realizó mediante consentimiento informado, se explicó de manera verbal los objetivos de la investigación, los riesgos y beneficios potenciales de su participación. Se garantizó la confidencialidad de los datos que se obtuvieran.
Resultados
En la investigación se estudiaron 215 pacientes con edad promedio de 15,89 ± 0,73 años. El 46,98 % (n=101) resultaron consumidores. Predominó el sexo femenino 59,06 % (n=127); el 85,13 % (n=183) tenían procedencia urbana. La mayoría de los adolescentes 46,53 % (n=47) y 45,54 % (n=46), respectivamente, obtuvo una puntuación en AUDIT en las categorías de las zonas I y II. El 0,99 % (n=1) obtuvo una puntuación en la categoría de la zona IV (Tabla 1).
* frecuencias absolutas ** frecuencias relativas
En el estudio destacó la asistencia a fiestas y paseos en los adolescentes consumidores 96,03 % (n=97) y 87,12 % (n=88). Se asociaron de forma significativa las visitas al cine ((2=7,8789; p=0,019) y práctica de deportes ((2=6,370; p=0,041) con la edad. No se encontró diferencia relevante en relación a los diferentes grupos de edades, para los paseos la frecuencia de consumo aumentó con la edad 81,81 % (15 años), 89,13 % (16 años) y 90,9 % (17 años) (Tabla 2)
*Chi2 cuadrado de Pearson ((2); **prueba exacta de Fisher; NS: no significativo.
En el análisis de los adolescentes que consumían bebidas alcohólicas según edad y conniventes consumidores, los bebedores habituales más frecuentes resultaron los padres 36,63 % (n=37), seguido de las madres 18,81 % (n=19) (Tabla 3).
La familia y las relaciones dentro de ella influyen en la adaptación psicosocial de sus miembros y desempeñan un papel crucial en el desarrollo de la personalidad drogadicta. Se presentaron los resultados obtenidos de la respuesta familiar en los adolescentes consumidores al observarse un predominio de orientaciones educativas y ayuda profesional 76,23 % (n=77) (Tabla 4).
Discusión
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido la adolescencia como el período comprendido entre los 10 y 19 años. Debido a sus características es posible dividirla en tres periodos: adolescencia temprana (10 a 13 años), media (14 a 16 años) y tardía (17 a 19 años). 5,13,14
En la adolescencia se producen cambios rápidos a nivel físico relacionados con el desarrollo sexual, en las funciones ejecutivas cerebrales, de cognición social, enfrentamiento a demandas psicosociales como la lucha por reducir su dependencia hacia los padres, una creciente influencia e importancia del apego a sus pares, la búsqueda de la identidad personal, de novedades, involucramiento social, intensidad emocional y creatividad. Todo lo anterior, si bien es parte del desarrollo normal y la gran mayoría de los adolescentes transita por este período sin grandes problemas, en algunos casos podemos observar dificultades en su desarrollo. 13,15,16
El consumo de alcohol es un problema de salud que afecta a la población en general, pero con las jóvenes generaciones hay que tener especial cuidado no solo por ser la droga más generalizada en el mundo, sino porque abre paso al consumo de otras sustancias adictivas. 17
No congruentes con la investigación Lazo Herrera LA et al. 10 determinaron mayor incidencia del sexo masculino (55,5 %) y predominio del grupo etareo de 15 años y más (40,6 %); Vázquez Rojas I et al. 18 en un estudio realizado en el municipio Contramaestre, provincia Santiago de Cuba, mostraron el 55,4 % de los casos pertenecientes al sexo masculino. Betancourt Zambrano S et al. 3 revelaron una incidencia de 97,5 % y predominio masculino (52,5 %). Mantilla Toloza SC et al. 19 y Lorena Perlaza C et al., 1 reportaron el 60 % de adolescentes estudiados del género masculino. Morales J et al. 20 obtuvieron una incidencia de consumo de 35,3 % (n=288) inferior al resultado de la investigación, predominó el género masculino 63,1 % (n=514).
Coinciden con el estudio García C et al. 21 serie donde las mujeres representaron el 83, 1 % (n=143) y 16,9 % los hombres (n=29), la media de edad fue 21,7 ± 2,1 años, este concluyó que ser mujer fue un factor de riesgo en el consumo frecuente de bebidas alcohólicas al mostrar mayor probabilidad que los varones.
En Colombia el promedio de edad en que los adolescentes comienzan a consumir alcohol está entre 15 y 18 años con una proporción mayor de consumo entre los hombres 46,2 %. 22
La línea que separa la normalidad de la enfermedad se encuentra entre el bebedor normal y el de riesgo, después la cuantía y frecuencia de la ingestión. Similar conclusión mostraron Bajac H et al. 12) donde la proporción mayor de la muestra 81,7 % (n=251) obtuvo una puntuación en AUDIT en la categoría de la zona uno y la menor en zona cuatro con 1,3 % (n=4).
El uso inadecuado del tiempo libre es uno de los factores que favorecen el consumo de alcohol en los adolescentes. Los resultados obtenidos concuerdan con los de Linares Cánovas LB et al. 23 que determinaron la mayor representatividad de las dificultades para el empleo del tiempo libre y la disponibilidad del producto como factores que estimulan al inicio del consumo de alcohol. En la literatura se documenta como en los adolescentes se debe potenciar la asistencia a los lugares de recreación sana donde se favorezca el hábito de lectura, las actividades deportivas y el empleo de diferentes programas entre lo que se encuentran las salas de videos y los clubes de computación.
En este orden del Toro Kondeff M et al. 24 hacen referencia a los centros recreativos y al grupo de amigos como los preferidos por los adolescentes para consumir bebidas alcohólicas. Los lugares y compañías que los jóvenes escogieron para el consumo demuestran la asociación de este, la recreación y la diversión, relación en la que también puede interactuar con el grupo en general prefieren beber en lugares y momentos en que tienen la oportunidad de encontrarse con sus coetáneos.
En consonancia con la investigación Ortiz J et al. (25 reportaron asociado al consumo frecuente: discotecas (30,7 %), bares (27,3 %) y casa de amigos (29 %) para los hombres, mientras para las mujeres 24,6; 20,5 y 22 %.
Betancourt Zambrano S et al. 3) en su estudio Consumo de alcohol en estudiantes universitarios colombianos, concluyeron que la mayor parte consumió con su grupo de amigo (76 %), seguido de la familia (24,9 %).
Los resultados de las actividades realizadas por los adolescentes en el tiempo libre y la presencia o consumo de alcohol en los lugares donde ejecutan dichas actividades concluidos en la investigación son análogos a lo descrito por Lorena Perlaza C et al. 1) que mostraron una mayor exposición a espacios de consumo en hombres que en mujeres.
Gran parte de los comportamientos asumidos por los adolescentes en el tiempo libre no solo se relacionan con el deseo de ser adultos, algunos son el reflejo de la fuerte influencia que ejercen su círculo familiar, escolar o social. Lo anterior señalado coincide con la teoría del aprendizaje social que señala que los comportamientos asumidos son el resultado de la interacción con los entornos que le rodean. 1,26
La familia es el núcleo principal de desarrollo psicológico y apoyo para menores donde se aprende la mayor parte de las conductas sociales y emocionales. Los adolescentes cuyos padres son consumidores habituales de alcohol muestran una menor percepción del riesgo que aquellos cuyos padres no consumen. 22
Del Toro Kondeff M et al. 24 reportaron antecedentes familiares de consumo de alcohol en el 23,6 % de los casos. El 80 % de los adolescentes manifiesta el consumo de bebidas alcohólicas como algo habitual entre sus progenitores. 25 Calero A et al. 27 en un estudio realizado en el instituto de investigaciones de drogodependencias, Alicante, España, afirmaron que la percepción de riesgo en muchos adolescentes estaría sesgada desde temprana edad entre otros factores por el modelo de consumo que ofrecen padres.
En este orden el comportamiento que adoptan los sujetos es aprendido y adquirido a través de las interacciones en los distintos contextos en que participan como son: los microsistemas (familia, barrio, escuela, grupo de contemporáneos) y macrosistemas (entorno social, costumbres y tradiciones). 22,26) Similar conclusión a la investigación aportó Henry KL, 28 quien encontró que los hijos de padres con un trastorno del consumo de cannabis tuvieron más probabilidades de haber iniciado tanto el consumo de alcohol (OR=6,71; IC 95 % (1,92 a 23,52) como de cannabis (OR=8,13; IC 95 % (2,07 a 31,95) a la edad de 15 años.
La familia y las relaciones dentro de ella influyen en la adaptación psicosocial de sus miembros al desempeñar un papel crucial en el desarrollo de la personalidad drogadicta. (3) Como modelo de respuesta familiar ante el consumo de bebidas alcohólicas por los adolescentes, predominó el uso de orientaciones educativas por parte de la familia y la ayuda profesional buscada ambas en un 76,23 % de los casos.
Como se aprecia los resultados aportan elementos de similitud pues si se combina el maltrato y el castigo la cifra obtenida se encontraría en indicadores similares a los reportados por la ayuda profesional y las orientaciones educativas; no obstante es meritorio señalar que en la muestra estudiada puede ser considerada la respuesta familiar ante el consumo de bebidas alcohólicas menos agresiva y más educativa, lo cual habla a favor de una posición más sensible por parte de esta pues es ella quien tiene que inventarse a diario nuevas formas de promover reconocimiento y replantearse los hábitos de consumo para así cuidar de todos sus miembros. En países donde el consumo aumenta con la edad la posición familiar es de gran valía. 29) Ortiz J et al. (25) concluyeron que los problemas en la familia son señal de riesgo lo cual facilita el aumento del uso de sustancias psicoactivas al incluir el alcohol.
Al analizar los resultados presentados en la investigación ante la prevalencia de consumo de bebidas alcohólicas, considerar que se han tomado de la declaración de los participantes aún cuando para minimizar errores los encuestadores han tenido la oportunidad de orientar al inicio y durante todo el desarrollo de la encuesta, no indagar sobre consumo de otras sustancias (tabaco), pudiera considerarse una limitación del estudio.
La existencia de bebedores de riesgo o dependencia entre los adolescentes preuniversitarios merece reforzar las medidas de promoción y prevención de este grupo poblacional y permitirles cumplir sus objetivos académicos, en este contexto tener presente el rol fundamental de la familia en la determinación de la salud.