Los problemas de salud que enfrenta la comunidad internacional actual, no se resuelven mediante abordajes individuales de países. La falta de fronteras reales para los retos en salud más ingentes, hace necesario que la comunidad regional y global cambie sus metodologías de enfrentar y prevenir estos retos, siempre respetando la soberanía de los Estados y estableciendo lazos de integración y cooperación.1
La búsqueda de nuevos mecanismos de concertación, diálogo e intercambio en materia de salud entre los diferentes sectores de la sociedad, entre países de una región o inclusive a nivel global ha obligado a reescribir el discurso tanto para los contextos nacionales, como internacionales.2
No sé puede vivir y alcanzar los objetivos de “Desarrollo Sostenible”, en especial el encaminado a lograr estándares de salud equitativos y de calidad, sin la adecuada voluntad política de tener salud para todos y de una forma sostenible.3
En un mundo cambiante y complejo, donde la interconectividad hace que las barreras de antaño sean difusas, es nuestro deber como hacedores de políticas públicas, y agentes de comunicación entre diferentes Ministerios, hacer nuestro discurso práctico, viable y objetivo, algo que estamos lejos de alcanzar.4
Establecer efectivos mecanismos regionales y nacionales de vigilancia, fortalecer a partir del conocimiento de las debilidades y fortalezas de nuestros países, hace que nuestra mirada como Región se vuelva más enfocada y objetiva. Dejemos de lado discursos banales y reconozcamos lo que nos hace diferentes a cada uno para poder dialogar de una forma franca y trasparente.5
Desde una perspectiva puramente teórica, la concertación pudiera pensarse como un mecanismo de gerencia social orientada hacia la concientización. Por ejemplo, lograr que todas las actividades vinculadas a los programas de inmunizaciones sean vistas como formas de desarrollo social o como espacios de fortalecimiento de las agendas sanitarias, propiciaría un alto grado de empoderamiento ciudadano y por ende resultados concretos.
Globalmente, pudiera ser la concertación algo más compleja, pero no puede primar el paternalismo hacia los países más vulnerables, no puede ser que traten siempre de comprar sus vulnerabilidades como si se hablara de caridad o filantropía, haciéndolos más dependientes hacia el futuro.6
África ha necesitado ayuda por muchos años, pero la ayuda debe venir de forma respetuosa, bilateral, beneficiosa hacia ambas partes.6 Seguirán existiendo quiénes se enriquezcan y se aprovechen de los problemas de los demás, el balance del asunto es lograr que sean mayoría los que piensen que con menos palabras y más acciones concretas se pueden alcanzar verdaderos logros.
Ejemplos concretos que son palpables y sostenibles:
Capacitar el personal, sensibilizándolos con el sentido de que sus conocimientos pueden ser aplicados en sus comunidades. No adoptemos el método occidental de enseñanza como el único capaz y posible.
Mejoremos la credibilidad de nuestras instituciones sanitarias tan solo con un trato humanizado y sencillo, el personal sanitario tiene en sus manos la herramienta fundamental de trasmitir confianza y esperanza entre la población.
Prevenir debe ser nuestra premisa inicial, sin perder de vista el desarrollo tecnológico y su aporte positivo al desarrollo de la sociedad.
Establezcamos una práctica participativa amplia, mediante la cual los actores claves involucrados en la formulación de políticas de salud, con especial énfasis en el control de enfermedades prevenibles por vacunas, generen acuerdos que ayuden a conceptualizarlas y ejecutarlas.7
Ampliemos los horizontes de cooperación tomando en cuenta una cooperación educativa, capaz de fortalecer a todas las partes participantes, basándonos en las características comunes que se tengan y respetando las diferencias.