Introducción
Es importante partir de considerar que hay dos premisas importantes que justifican la creación y promoción de grupos de autoapoyo de personas con VIH. Por una parte, la participación de las personas con VIH en la respuesta a la epidemia le otorgará una mayor legitimidad, coherencia y rigor en las intervenciones, pues son estas personas las que mejor conocen cuáles son sus necesidades y cómo solventarlas. Por otra parte, las personas con VIH tienen una serie de experiencias que difícilmente podrá atravesar otra persona, especialmente debido al estigma que pesa sobre el VIH/sida y sobre los grupos vulnerables al mismo. Por lo tanto, las personas con VIH con experiencia en la infección proporcionan una asesoría muy valiosa a las personas que han adquirido el VIH más recientemente, que podrán mejorar su calidad de vida en base al intercambio de vivencias. Además, la sensibilización sobre esta materia que puede hacer una persona con VIH, resulta más creíble y más legítima, en apariencia que la que pueda hacer otra persona.1
Cuando estos grupos alcanzan cierto grado de madurez, pueden proyectar su actividad al exterior del mismo y llevar a cabo acciones de sensibilización y promoción de la prevención del VIH, así como intervenir de manera directa en sectores que sean considerados vulnerables al VIH.1
Por otra parte, alrededor de los grupos de autoapoyo, se pueden formar grupos de personas de la comunidad que lleven a cabo una serie de actividades que integren la respuesta al VIH a nivel comunitario.1-2
En concordancia con lo que hemos expuesto, se declara como problema de investigación: ¿Cómo contribuir desde la psicología a la asesoría y el apoyo psicológico de las personas que viven con VIH/sida? Por lo tanto, el objetivo es: Modelar algunas consideraciones teóricas sobre la asesoría y el apoyo psicológico de las personas con VIH/sida como complemento esencial en su atención integral.
Se realizó una revisión bibliográfica a partir del análisis de criterios de varios autores desde el punto de vista psicosocial con la intención de modelar algunas consideraciones teóricas sobre la asesoría y el apoyo psicológico de las personas con VIH/sida como complemento esencia en su atención integral.
Se trabajó el método del nivel teórico: análisis-síntesis, inducción-deducción, modelación y enfoque sistémico.
Desarrollo
La asesoría o apoyo psicológico tiene carácter confidencial entre un consultante y alguno de los miembros del equipo de salud, con relación a una dificultad o problema asociado con su estado de salud, cuya solución repercutirá en beneficio del consultante, de su familia y/o del entorno. Es una actividad que busca la adaptación del sujeto mediante cambios o modificaciones actitudinales y comportamentales, involucrando escenarios diferentes, como pueden ser; laborales, educativos, sociales, comunitarios, interrelacionales, económicos, religiosos, etc., con el objetivo de manejar el estrés y tomar decisiones personales relacionadas con el VIH.3-4
A continuación, se enuncian algunas emociones y sentimientos que la persona que asesora y apoya puede experimentar:5-6
Confusión: se origina cuando no se sabe qué hacer o cómo actuar ante la situación, o cuando el asesor se involucra demasiado con los problemas y entremezcla sus sentimientos con los de la persona.
Desesperación: generalmente ocurre cuando se está trabajando con una persona que tiene dificultad para comprender, expresarse y contradice repetidamente al asesor.
Fatiga: trabajar la asesoría en VIH es fatigante y consume mucha energía. Para contrarrestar este hecho, el asesor necesita realizar actividades creativas, individuales o grupales, para relajarse y restablecerse.
Impotencia: este sentimiento era muy frecuentemente experimentado cuando se inició la epidemia del VIH/sida, época en la que existían muy pocas alternativas que ofrecerles a las personas con VIH.
Automatización: el trabajo puede tornarse aburrido, por repetitivo y rutinario.
Estrés provocado por el exceso de trabajo: es el que desarrolla el asesor dentro de la institución, la inadaptación a un nuevo trabajo, falta de entrenamiento para el desempeño profesional, la dificultad de comunicarse sin tabúes en el tema de la sexualidad, el impacto psicosocial de trabajar en VIH/sida y del rechazo y estigma que esto puede ocasionar por razones religiosas, culturales u otras.
Temor a infectarse con el VIH: generalmente infundado, derivado de mitos y creencias del asesor. Esto da lugar a actitudes de inseguridad o rechazo hacia los usuarios que pueden estar infectados.
Sentimientos y emociones positivas: así como el asesor experimenta experiencias negativas, cada vez son más frecuentes los sentimientos positivos cuando se trabaja en asesoría en VIH/sida.
Pautas que facilitan la asesoría y apoyo a las personas que llegan en esta situación
A continuación se presentan algunos aspectos que se deben conocer y considerar para facilitar la asesoría y el apoyo a la persona que llega con un resultado VIH positivo, sin haber recibido asesoría pre-prueba.7-8
Crisis por otros motivos: es común que lleguen en estado de crisis, cuyas causas aparentes son diferentes o sin relación directa con la seropositividad. Muchas veces estas crisis son motivadas por la partida de un ser querido, la pérdida del trabajo, cambio de domicilio, entre otros.
Negación a largo plazo: en ocasiones la persona no se puede enfrentar a la crisis de la seropositividad y desarrolla un período de negación prolongado en el que la persona con VIH se mantiene sin cambiar sus hábitos de vida, incluso perjudicando su salud o la de otros.
Tendencias destructivas y autodestructivas exacerbadas: producto de la negación, pueden provocarse cambios extremos en el ánimo de la persona con VIH. Puede pasar de un estado depresivo a la sensación de omnipotencia e incluso de agresividad hacia otras personas, objetos, etc., o presentar conductas autodestructivas como el aumento de la ingesta de alcohol, tener accidentes corporales, golpes, fracturas, cambio en su ritmo de descanso, sueño y alimentación.
Percepción de la realidad debilitada: la persona se siente confusa y sin claridad sobre qué hacer ante la situación. A estas personas se les puede ayudar señalándoles las emociones negativas que está sintiendo (ejemplo: que se le ve deprimido o que está agrediendo su entorno); esto le permitirá reflexionar sobre su estado.
El papel del asesor es sugerir ideas desde una lógica que rompa la confusión para facilitarle el discernimiento y la toma de sus decisiones propias.
Necesidad de información: la información adquiere más peso en la medida en que logra superar el bloqueo. Debe incluirse la información sobre el cambio a prácticas saludables.
Exigen al personal la solución de su problema y son excesivamente demandantes.
Son poco conciliadores o comprensivos, a veces se tornan intolerantes.
Generalmente manejan la información de manera parcial.
Desconfían mucho de quienes lo rodean.
Tienden a desafiar a otras personas, especialmente al personal de salud.
Tienden a culpar a otros de su situación.
Su nivel de confianza suele ser adecuado.
Son colaboradores.
Están desorientados.
Asimilan lentamente la información a causa del bloqueo.
Depositan en el personal que los atiende la posibilidad de obtener información y orientación.
Detectar cómo, cuándo y por qué la persona con VIH se enoja, se angustia, se niega o se deprime.
Incrementar en la persona con VIH el principio de realidad (darse cuenta de cuál es su situación).
Dejar que la persona con VIH proponga sus propias alternativas.
Permitir a las personas con VIH asumir responsabilidades y conciencia. Hacer uso de la esperanza en su justa medida.
Tomar una actitud empática hacia la persona con VIH, no juzgarlo, ni llegar al paternalismo.
Ayudar a la persona con VIH a lograr congruencia entre lo que piensa, siente y hace.
Proponer a la persona con VIH que elabore un plan mínimo de trabajo, marcándose objetivos a corto plazo, para poder valorar su propia evolución.
Las personas con VIH y la respuesta comunitaria al VIH13-14
La respuesta al VIH, a nivel de la comunidad integra a todos los sectores de esta en acciones conjuntas con una misma estrategia. Esta respuesta será de mayor calidad, como decíamos, si integra a las personas con VIH de la comunidad. Cuando se ha formado un grupo de autoapoyo, que eleve la autoestima de las personas con VIH, se les facilita dar la cara ante la comunidad y derribar mitos y prejuicios que rodean a la epidemia.
Las habilidades que deben desarrollar las personas con VIH para ejercer labores de sensibilización y prevención en la comunidad incluyen las siguientes:15
Ofrecer servicios de apoyo y asesoría.
Hablar en público.
Promover la prevención de la salud.
Recaudar fondos.
Entrenar a grupos pares.
Formación de grupos de autoapoyo a personas con VIH.
En general, hace falta al menos una persona con VIH, con un fuerte liderazgo que reúna a otros pares y cree este grupo. En el caso de que no se den estas condiciones, es conveniente trabajar con las personas con VIH, para fomentar actitudes que desemboquen en la formación del grupo, poniéndolo en contacto con otras personas que quieran formar parte del mismo.16,17,18
Orientación para el personal de salud que trabaja con personas que viven con el VIH/sida3,16-17,19
La propia naturaleza de la atención en VIH/sida puede provocar crisis en quienes la realizan, que se manifestará con distinta intensidad según los casos. Seguidamente, se señalan algunos aspectos que pueden orientar a los trabajadores de salud:
Debe aprender a sobrellevar un constante cuestionamiento sobre tres temas: vida, muerte y sexualidad.
Reconocer las propias emociones frente al trabajo y la persona con VIH.
Saber que en ocasiones y ante situaciones opresivas solo queda la impotencia.
Son muy frecuentes los cambios emocionales.
Saber vivir el propio dolor, el miedo, la impotencia, la angustia, etc. No es recomendable reprimirlos, ni tampoco exagerarlos.
Evitar las situaciones de excesiva frialdad o calidez.
Se podrán experimentar los mismos procesos psicológicos, que vive la persona con VIH, en algunos casos por la imposibilidad de aceptar una situación tal y como es.
El acercamiento entre profesional y la persona con VIH, va a generar confianza, que puede desembocar en una relación más estrecha. No obstante, debe mantenerse la atención a la persona como objetivo de la relación.
Reconocer los propios límites. Saber hasta dónde se puede ofrecer una ayuda a la persona con VIH, dependiendo de la función del profesional (medicina, psicología, enfermería, trabajo social, etc.)18,19,20,21
Consideraciones finales
Para cualquier asesoría o apoyo es necesario valorar el impacto psicológico y emocional que las preocupaciones actuales tienen en el afectado o afectada. Aunque el asesor o el que apoya no sea un especialista en alguno de los campos de la salud mental, debe siempre estar atento a las reacciones psicológicas actuales y potenciales que la persona con VIH/sida puede desarrollar en el futuro. Aquí cobra una gran importancia el trabajo en equipo multidisciplinario, sobre el cual el asesor debe apoyarse. Hay que reconocer que todos los miembros del equipo no poseen las mismas habilidades para medir este impacto. Por lo tanto, la comunicación y discusión permanente dentro del equipo de las situaciones de cada una de estas personas, reforzará al asesor en su trabajo y manejo de la situación, permitiéndole una intervención adecuada en el campo de las situaciones psicosociales que el mismo enfrenta.