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MEDISAN
versión On-line ISSN 1029-3019
MEDISAN vol.17 no.3 Santiago de Cuba mar. 2013
ARTE Y MEDICINA
Enfoque bioético del inicio y fin de la vida en 2 obras plásticas de Juan Emilio Hernández Giro
Bioethical approach of the beginning and end of life in 2 plastic pieces of Juan Emilio Hernández Giro
Lic. María Elena Guerra Felíu,I Dr.C. Ismael Sarmientos RamírezII y Dr.C. Carlos Felipe Domínguez EljaiekIII
I Universidad de Ciencias Médicas, Santiago de Cuba, Cuba.
II Universidad de Oviedo, Asturias, España.
III Hospital General Docente "Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso", Santiago de Cuba, Cuba.
RESUMEN
Tomando como punto de partida la obra del artista santiaguero Juan Emilio Hernández Giro y, en específico, el inicio y fin de la vida expresados mediante la pintura, surgió la motivación para efectuar este artículo, en el cual se caracterizan el tratamiento de ambos momentos trascendentales del ser humano en 2 de las obras del citado autor -- conservadas como patrimonio en el Museo Provincial Emilio Bacardí Moreau de Santiago de Cuba -- y la forma en que se reflejan a través de la luz y el color, los estados de alegría y dolor, además de otros elementos que esta exposición del arte aporta como producto comunicativo.
Palabras clave: bioética, pinturas, museos, exposición del arte.
ABSTRACT
From the work of Juan Emilio Hernández Giro, an artist belonging to Santiago, specifically, the beginning and end of life expressed by means of painting, the motivation to make this investigation arose, in which the treatment of both extraordinary moments of the human being in 2 of the mentioned author's works are characterized --which are preserved as heritage in "Emilio Bacardí Moreau" Provincial Museum in Santiago de Cuba--and the way in which, the states of happiness and pain are reflected through light and color, besides other elements that this art exhibition gives as a communicative product.
Key words: Bioethics, paintings, museums, art exhibition.
INTRODUCCIÓN
Durante los últimos años se ha ido tomando conciencia de la necesidad de dar a conocer y potenciar las funciones de la bioética, así como su aplicación o presencia en todas las esferas de la vida. Son muchos los trabajos de investigación que se han realizado para vincular esta ciencia a otras ramas del saber, teniendo en cuenta que se va creando un camino que conduce a la cultura de la bioética en estrecha relación con la actuación de la persona.
Resulta oportuno señalar que la bioética es la ciencia que estudia el comportamiento del ser humano ante circunstancias favorables o adversas, tanto individuales como colectivas -- grupo de individuos que rodean al sujeto --. Por otro lado, una situación agradable satisface a todos; sin embargo, la presencia de enfermedades más o menos graves, ponen en un "estado de alerta" a los afectados y familiares, sin contar con la posible aparición de una situación brusca e inesperada que ponga en riesgo la existencia de una persona.
Con referencia a lo anterior, la llegada de un nuevo miembro a la familia es fuente de inspiración que conlleva preparativos de diversa índole como las prendas de vestir para las distintas etapas y el acondicionamiento de la habitación dedicada al nuevo ser; asimismo, se suscitan comentarios sobre el posible nombre del bebé y el parecido que se desea, ya sea al padre o la madre, entre otros; todo lo cual presupone un conjunto de planes que se realizan con mucho gusto por parte de los familiares, especialmente los padres.1-3
Por el contrario, la muerte es la condición que pone punto final al ciclo de la vida y es comentada por la mayoría de las personas como un acontecimiento al que nunca se quisiera llegar; es decir, la mayor aspiración de todos es tener una vida prolongada y, además, con la mayor calidad posible, lo que incluye la ausencia de enfermedades que sean obstáculos para obtener un estado de completo bienestar.
Hechas las consideraciones anteriores, el tema de este trabajo invita a realizar un análisis del tratamiento del inicio y fin de la vida a través de la pintura, con énfasis en 2 cuadros de Juan Emilio Hernández Giro, artista santiaguero de las artes plásticas que no es suficientemente conocido, pero dejó al fallecer un número incalculable de obras.4
Desde el enfoque de los autores, se interpretan los 2 momentos más trascendentales de la vida de una persona: el nacimiento y la muerte, a través del quehacer del mencionado pintor, para así lograr un acercamiento a la perspectiva de la bioética vinculada al arte -- aspecto poco estudiado hasta el momento --, sin pretender agotar todas las posibilidades que brinda el tema.
La investigación se sustentó en los métodos histórico-lógico e inductivo-deductivo, que permitieron valorar el desarrollo y la evolución de la obra pictórica de Juan Emilio Hernández Giro, así como establecer generalizaciones de esta y del proceder bioético en 2 pinturas específicas, respectivamente. También se efectuó una minuciosa revisión bibliográfica, y se entrevistaron a familiares y especialistas, como valiosa fuente de información.
DESARROLLO
Juan Emilio Hernández Giro nació en Santiago de Cuba el 28 de mayo de 1882 en el seno de una familia acomodada con inclinaciones artísticas, que, sin duda, influyeron en las inquietudes del niño por las artes plásticas, que posteriormente cultivó con una marcada inclinación hacia la historia de su patria.
En la adolescencia dio muestras de sus aptitudes por la pintura, y tuvo como sus primeros maestros a Rodolfo Hernández Soleliac, su padre, y a Luis Oscar Marisy, de origen francés.
Durante la guerra de 1895, época difícil y convulsa para la isla, su familia se trasladó a Haití, adonde fuera desterrada por mantener actividades revolucionarias durante ese período bélico.5 Allí inició los estudios en la Academia Nacional de Pintura, en 1898, y recibió clases del maestro Archibal Lochard.
Luego, en 1901, regresó a Cuba, donde pintó su primera gran obra histórica: El desembarco de Martí y Máximo Gómez.6
Por iniciativa de Don Emilio Bacardí Moreau, primer alcalde de Santiago de Cuba, se creó la Academia Municipal de Bellas Artes de esta ciudad, en la cual fue discípulo de los hermanos Félix y José Joaquín Tejada. Después viajó a España (1904) con una beca proporcionada por el Ayuntamiento santiaguero para perfeccionar sus estudios, e instaló su residencia en Europa durante 17 años. Allá trabajó en Barcelona, en el taller del maestro Ricardo Martí, y en Paris, en la Academia Colarossi bajo las instrucciones de Ernest Martens.7
Regresó a Cuba y decidió vivir en la capital, donde fue nombrado, en 1925, Jefe del Negociado de Bellas Artes, Bibliotecas y Archivos de la Secretaría de Educación. Con esa responsabilidad, se ocupó de proporcionar mejores condiciones a la Academia de San Alejandro y creó un programa de estudio para el perfeccionamiento de la enseñanza de las artes plásticas y un nuevo reglamento de dicha Academia, de la que fue su director en 1926. Asimismo, fue nombrado Director de Bellas Artes de la Secretaria de Instrucción Pública, en 1927, y consecuentemente organizó la concurrencia de los artistas cubanos a las exposiciones de Filadelfia y Baltimore, y a la Exposición de Sevilla de 1929.8
Participó en numerosas exposiciones personales y colectivas en París, Versalles y La Habana. Además realizó una activa labor en la creación de la Historia gráfica de Cuba, que contiene reproducciones de 123 composiciones originales dibujadas a pluma, acompañadas de un texto compendiado por el propio autor, que describen todas las etapas desde la vida aborigen hasta el año 1933.
Adicionalmente, recibió las distinciones Caballero de la Orden Nacional de Mérito "Carlos Manuel de Céspedes", Orden Nacional de la Legión de Honor y Oficial de Academia de Francia, y fue miembro de la Sociedad Académica de Historia Internacional en París. Este Hijo Predilecto de Santiago de Cuba, murió en La Habana el 7 de noviembre de 1953.
Al abordar los momentos más importantes del ser humano: el inicio y el fin de la vida, se ponen en evidencia 2 sucesos que constituyen motivos de alegría y tristeza (como expresión psicológica del hombre), los cuales se manifiestan de manera diferente en los distintos pueblos y sus culturas.
Análisis de la primera obra
Título: Interior (Coscolita) (figura 1)
Autor: Juan Emilio Hernández Giro
Técnica: acuarela en cartulina
Medidas: 57 por 92 cm
País: Francia
Fecha: 1905
Desde el punto de vista formal, se trata de una obra que tiene como figuras centrales a una mujer joven, que está de pie frente a una cuna, y una niña recién nacida que duerme en esta y es contemplada con evidente felicidad. Tanto la madre como la pequeña camita de la época, están ubicadas en una habitación que posee elementos ornamentales recreados a partir de una cómoda con un búcaro de flores, portarretratos y un espejo que refleja la puerta de entrada a la habitación; también hay cortinas, un tapiz, alfombras y algunos muebles: butacón y mesa auxiliar. Los encajes y el vestuario de la joven madre reflejan el glamour de la clase social a la que pertenece. Los colores empleados son pasteles (azules, amarillos claros, tonos altos verdes), de manera que se refuerza la iluminación y se acentúa el momento feliz de contemplación, cuidados y ternura a la bebé, e imprime la agradable sensación de la delicadeza presente en esa escena.
Por otra parte, desde el punto de vista conceptual, constituye una obra dedicada al nacimiento de la primera hija del autor, a la cual nombraban cariñosamente Coscolita, quien fue la razón fundamental de inspiración. En el cuadro se reflejan la alegría, delicadeza y visión de Hernández Giro en su condición de padre.
El autor usó la acuarela, cuyo elemento aglutinante es el agua, y demostró su dominio en dicha técnica. De igual forma, los colores claros refuerzan la temática del inicio de la vida.
Análisis de la segunda obra
Título: La muerte de la madre (figura 2)
Autor: Juan Emilio Hernández Giro
Técnica: óleo en lienzo
Medidas: 84 por 107 cm
País: Cuba
Fecha: 1905
Esta pieza de intensidad dramática muestra una mujer fallecida, situación que da nombre a la pintura. Desde el punto de vista formal, se presenta como escena el lecho; el rostro de la mujer es sereno y hay pérdida del tono muscular desde el torso hacia arriba (elementos que confirman la muerte), pues hacia abajo está cubierta por una sábana sin monogramas o algún símbolo que identifique su procedencia, como era costumbre en las familias más acomodadas de la época. Su hijo está sentado frente a la cama, de espaldas al pintor, tiene su cuerpo inclinado, apoyado en su brazo izquierdo sobre el muslo, y su mano cubre el rostro completamente adolorido por la sensible pérdida.
El cuadro muestra una habitación pequeña, desprovista de decoración, con muebles muy humildes y solo los imprescindibles. Al lado de la cama hay una mesa de noche y sobre esta, un farol de keroseno, típico de la época, sin otro elemento ornamental; la silla donde se encuentra sentado el hijo no tiene ningún lujo. El vestuario de ambas figuras es muy sencillo. Se intenta realizar un paralelismo entre la tristeza y la falta de recursos económicos; situación que no era la del pintor, quien presentaba una solvencia financiera holgada.
Desde el punto de vista conceptual, en esta escena predominan los colores más oscuros (grises, negro, ocre, verdes), que acentúan la intensidad dramática de la pérdida. La habitación tiene una entrada de luz por la ventana, de modo que se logra un equilibrio en la composición ambiental y todos los elementos presentes; igualmente, el artista empleó los claroscuros (luz y sombra) para expresar conmoción por el deceso de la figura central, plasmada al óleo.
Cada uno de estos momentos de la vida es tratado por un mismo artista con total dominio de las técnicas de acuarela y óleo, así como de los elementos representados.
CONCLUSIONES
En las obras analizadas se reflejaron los 2 momentos más importantes del ser humano: el inicio y el fin de la vida, lo cual alcanzó un justo equilibrio al trasmitir al público los respectivos mensajes de alegría y tristeza implícitos en cada una.
Por medio de estas 2 obras, Juan Emilio Hernández Giro demostró su talento creador y fue capaz de recrear sentimientos de bienestar y dolor -- estados anímicos antagónicos -- con especial maestría. Asimismo quedó evidenciado que el arte es un producto comunicativo a través del cual pueden ser tratados los elementos bioéticos dados en las expresiones de júbilo, ternura, delicadeza, malestar, tristeza, sufrimiento, entre otras. Los estados de conciencia expuestos en ambas situaciones extremas, propios del ser humano, logran ser identificados por el espectador.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Klapenbach LC. Nacimiento y evolución del amor. La literatura como denuncia y liberación. Cuadernos (Centro de Bioética Juan Pablo II). 2012 Mar-Abr; (Supl): 18.
2. Cortina A. ¿Una sociedad corrompida? Algunas indicaciones para recobrar el ánimo. Cuadernos (Centro de Bioética Juan Pablo II). 2012 Mar-Abr; (Supl): 4.
3. López Quintás A. Qué significa vivir en la verdad y de la verdad. Cuadernos (Centro de Bioética Juan Pablo II). 2012 Mar-Abr; (Supl): 20-1.
4. Argüelles Almenares B. La muerte de Maceo por Armando García Menocal y Juan Emilio Hernández Giro. Antonio Maceo en nosotros. Rev Del Caribe. 2010.; (Publicación Especial por el 165 natalicio del Titán de Bronce).
5. López Quintás A. La cultura y el sentido de la vida. Madrid: Ediciones Rialp; 2003.
6. López Quintás A. La experiencia estética y su aporte formativo. Bilbao: Universidad de Deusto; 2004.
7. Álvarez Álvarez L, Ramos Rico JF. Circunvalar el arte. La investigación cualitativa sobre la cultura y el arte. Santiago de Cuba: Editorial Oriente; 2003.
8. Álvarez Álvarez L, Barreto Argilagos G. El arte de investigar el arte. Santiago de Cuba: Editorial Oriente; 2010.
Recibido: 12 de noviembre de 2012.
Aprobado: 11 de enero de 2013.
María Elena Guerra Felíu. Universidad de Ciencias Médicas, avenida de las Américas, entre calles I y E, reparto Sueño, Santiago de Cuba, Cuba. Correo electrónico:carlosfe@medired.scu.sld.cu