Introducción
La aparición de la COVID-19, declarada como pandemia por su exponencial propagación a todas las regiones geográficas, ha sido, sin dudas, un factor estresante social, psicológico y fisiológico sin precedentes en este siglo.1,2
Este fenómeno ha tenido gran repercusión en la economía mundial y las leyes migratorias de todo el globo terráqueo. Para evitar el contagio, las familias han tenido que dejar la normalidad cotidiana y sustituirla por una anormalidad que se ha extendido durante meses. Sin embargo, a pesar de estas medidas, las cifras de contagiados y fallecidos han ido en aumento, con más de 6 millones de enfermos y más de 491 000 personas que han perdido sus vidas a causa de la enfermedad.3
La epidemia ha producido grandes estragos en países como China, Italia, España, Francia, Inglaterra, EE.UU. y Brasil. Actualmente el continente americano presenta el mayor número de casos de contagios y las muertes están por encima de las 200 mil personas. Los efectos de la COVID-19 se han manifestado en todos los órdenes, sobre todo en el psicológico; reacciones de pánico, angustia, ansiedad, depresión, irritabilidad y agresividad son algunas de las tantas consecuencias psicológicas.4,5
Cuba no ha estado exenta de la propagación de esta enfermedad infecciosa, por lo que se han aplicado medidas radicales, desde la suspensión de la docencia presencial y el transporte público urbano e interprovincial, hasta el cierre de los aeropuertos y otras plataformas de transporte internacional. Se ha acudido a las tecnologías de la información y la comunicación para sostener contactos con familiares y amigos, lo que ha generado un enorme flujo de información en las redes sociales y otros medios, que no siempre tienen un fundamento científico y sí un inmenso carácter especulativo.6,7,8
En el ámbito del pregrado de Medicina, han existido temores en los estudiantes; el miedo a infectarse y a perder a los familiares y el curso escolar ha disparado los estados psicológicos, por lo que se ha requerido una atención especializada para evitar una evolución hacia la cronicidad o una manifestación mayor. Este problema social condujo a efectuar la actual investigación.
Métodos
Se realizó un estudio de intervención terapéutica cuasiexperimental, monocéntrico, del tipo antes-después, donde el mismo grupo de casos fue el de control, durante el mes de abril del 2020, en estudiantes caribeños con manifestaciones reactivas y psicopatológicas por el impacto ante la COVID-19, a fin de evaluar la efectividad de la psicoterapia breve en ellos.
El universo estuvo integrado por todos los estudiantes de ambos sexos provenientes de los países del Caribe y becarios en la Facultad de Medicina No. 1 de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba, y de este se seleccionó una muestra de 16, basada en los siguientes criterios de inclusión:
Haber expresado a las autoridades consulares de sus países y/o las autoridades académicas de la Facultad, estados de angustia, nerviosismo, tristeza y preocupación marcada ante la situación creada por la COVID-19.
Dar el consentimiento de recibir la intervención terapéutica.
Asimismo, fueron excluidos de la intervención los que nunca expresaron situación alguna y los que se negaron a ser atendidos. Como criterios de salida se consideraron el deseo espontáneo de abandonar el tratamiento y el ausentarse a dos de las tres sesiones psicoterapéuticas.
Para llevar a cabo la investigación, fue necesaria la selección de algunas técnicas y tests psicológicos, a saber:
Entrevista semiestructurada: Con el objetivo de profundizar en el problema del paciente y esclarecerlo, y además comprender el funcionamiento de su personalidad, se evaluaron algunos indicadores de su funcionamiento emocional en cuanto a la presencia de estados emocionales negativos (ansiedad y depresión) y el tipo de situaciones generadoras de estos estados.
Observación: A través de la observación como método científico se llevó a cabo una percepción atenta, intencional, planificada y sistemática, de fenómenos y manifestaciones relacionados con los objetivos de la investigación en condiciones naturales, con la finalidad de brindar una explicación científica de la naturaleza interna del fenómeno en estudio. Se empleó durante la interacción con los sujetos, fundamentalmente durante las sesiones de evaluación y tratamiento, como una vía de triangular la información recogida con otras técnicas.
Inventario diagnóstico de la ansiedad como rasgo y estado (IDARE): Para evaluar dos dimensiones distintas de ansiedad: como rasgo y estado.
Escala de depresión de Zung y Conde: Su objetivo es evaluar la presencia de depresión en sus diferentes escalas.
Etapas de la intervención
1. Diagnóstico y clasificación: A todos los pacientes se les realizó una entrevista médica, incluido el examen psiquiátrico, con el objetivo de recoger el dato primario y determinar las características de cada caso en particular. Se les explicó, en el consentimiento informado por escrito, las particularidades de la investigación y el tratamiento. También se les aplicaron los tests psicológicos de IDARE y de Zung y Conde. Tanto la entrevista como el examen psiquiátrico sirvieron para elaborar la planilla de recolección de datos (historia clínica) creada al efecto.
2. Intervención terapéutica: A los estudiantes, ya convertidos en pacientes, se les aplicó una psicoterapia breve utilizando como principales recursos la información, el apoyo, la catarsis, los ejercicios de relajación, así como la psicoterapia individual (en dos pacientes por la complejidad de los casos). Esta contó con 3 sesiones:
Sesión 1. El objetivo fue establecer una relación empática con cada paciente. Esta sesión estuvo dirigida a obtener información diagnóstica, poniendo énfasis en la ansiedad y en los elementos distímicos (a través de la entrevista), así como en buscar fortalezas y debilidades de la personalidad. Se acordó el número de sesiones y su duración, con el compromiso de asistencia a cada una como expresión del contrato terapéutico. Se aplicaron las dos pruebas psicológicas previstas para establecer una calificación inmediata y brindarle a cada estudiante los resultados, a fin de comenzar la intervención grupal.
Sesión 2. Se procedió a evaluar los estados psíquicos a través de las intervenciones individuales en el marco grupal; en cada caso se escudriñaron los aspectos o elementos en que habían mejorado, así como las preocupaciones fundamentales que aún subsistían y generaban ansiedad, para poder brindar información precisa y recursos de soporte y apoyo emocional.
Sesión 3. Se aplicó el mismo procedimiento que en la sesión 2 para cerrar el ciclo de intervención grupal, y aquellos que aún tenían problemas fueron remitidos al equipo de salud mental para tiempos de la COVID-19, conformado por los docentes del Departamento de Psicología Médica, con vistas a brindarles una atención más personalizada y especializada.
3. Evaluación: Al grupo se les realizó una valoración integral en el primer encuentro y una evaluación evolutiva durante las dos semanas subsiguientes en que duró la intervención. En el último encuentro se efectuó una reevaluación y de manera objetiva se constató el nivel de evolución de los estudiantes.
Se confeccionó la historia clínica individual de cada paciente y se plasmó el dato primario en la planilla de recolección creada a tal efecto, lo que constituyó la fuente de información. Luego se creó una base de datos en el software estadístico SPSS 22 donde fue procesada dicha información. Los resultados se presentaron en porcentaje como medida de resumen.
Resultados
En la serie predominó el sexo femenino y existió igual número de pacientes en los rangos de edades establecidos (tabla 1). El total de los estudiantes provenían de países latinoamericanos: 13 de Granada, 1 de Jamaica, 1 de República Dominicana y 1 de Santa Lucía.
Antes de la intervención preponderaba el nivel medio de ansiedad en los estudiantes, pero luego de la psicoterapia todos presentaron un nivel de ansiedad bajo (tabla 2).
La depresión fue una constante en todos los sujetos estudiados (tabla 3), con elevada frecuencia de la depresión normal sin psicopatología (87,4 %).
En las primeras dos semanas primaron los pacientes con ansiedad marcada e irritabilidad. Al finalizar las 3 semanas de intervención ningún sujeto presentaba síntomas psicopatológicos (tabla 4).
Antes de la intervención la respuesta clínica psicológica era inadecuada en todos los pacientes, pero al finalizar la psicoterapia dicha respuesta se modificó y resultó ser adecuada en el total de la casuística.
Discusión
El test IDARE reveló que la ansiedad como estado estaba presente en todos los estudiantes en el momento del diagnóstico inicial, aunque hubo un predominio en las categorías de bajo y medio. Es necesario destacar que el concepto de ansiedad como estado se refiere a las alteraciones que siente el sujeto en el momento particular en que es estudiado, mientras que cuando se refiere a rasgo abarca a cómo se siente habitualmente. Cuando se aplicó la reevaluación al final de la psicoterapia, ninguno de los estudiantes presentaba manifestaciones de ansiedad en las categorías mencionadas previamente, lo que indica que hubo una disminución de los puntajes, que correspondieron a un muy bajo nivel de ansiedad. La presencia de ansiedad entre estos estudiantes coincidió con un estudio realizado por Bostan et al,9 en el cual el personal de la salud también presentó significativos niveles de ansiedad.
Los esquemas de respuesta a estímulos en los pacientes deprimidos van a estar orientados a la selectividad de aquellos negativos, incluso cuando la situación en la que estos interactúen esté compuesta por un amplio conjunto de estímulos. Este modo de percibir el entorno, a partir de la combinación de estos estímulos específicos, desemboca en la estructuración de la experiencia. En estos sujetos se intervino sobre la propia organización estructural del pensamiento depresivo y se le dieron herramientas para eliminar los posibles errores del procesamiento de la información, propios de la depresión.10,11
Solo dos estudiantes de este estudio presentaron signos de depresión (de mínima a leve y de moderada a notable, respectivamente) según la escala de autoevaluación de Zung y Conde, y en ninguno hubo manifestación de depresión grave o extrema. Luego de realizada la intervención, ninguno de los pacientes mostró manifestación alguna. Esto fue condicionado por el contenido de apoyo y el soporte informativo referente a todas las expectativas que, concebidas por parte de los estudiantes o no, les permitió percibir su medio externo e interno de una manera diferente, mostrándoles que contaban con el apoyo y la comprensión de los directivos del centro donde estudian para enfrentar sus problemas, con redes de apoyo y, sobre todo, protección moral, económica, material y salubrista. También se les aclaró que jamás serían perjudicados ante las contingencias adversas que pudieran darse en el país y con el curso escolar.
En la segunda sesión fue invitada la Vicerrectora Académica, la que respondió a todas las inquietudes relacionadas con lo que acontecía en sus vidas y, sobre todo, con el curso escolar y el sistema de apoyo con que podrían contar en tan adversas contingencias, lo cual, según ellos, "les quitó la mayor de las angustias".
Beck et al11 plantean que los tres componentes de la triada cognitiva negativa -parte sustancial de la depresión- son precisamente las cogniciones negativas sobre los demás, sobre sí mismo; el sujeto interpreta sus experiencias de una manera negativa, pues los obstáculos y las cogniciones adversas sobre su futuro le parecen insuperables. Todo ello se integra en la visión de estos sujetos respecto a la posibilidad de contagio con la COVID-19 y el desenlace en una posible fatalidad (visión negativa acerca del futuro), de manera que esta inminencia es el “obstáculo insuperable” idealizado en esta situación. La percepción de indefensión e incertidumbre fue modificada al contribuir a revertir las manifestaciones depresivas.
Afanasiev,12 en su obra “La dirección científica de la sociedad”, considera al hombre como un sistema autogobernado, y este sistema, que incluye a los sistemas sociales, necesita estar informado adecuadamente para mantenerse “vivo” y con un buen nivel de funcionamiento, como necesaria capacidad de contrarrestar las fuerzas entrópicas, que destruyen a tales sistemas y que en este caso "oportunistamente" actúan con fuerza si los niveles de información son insuficientes y las personas se exponen a cualquier tipo de información, incluida la tóxica, generada por la angustia y, al mismo tiempo, generadora de esta. A más información útil habrá mayor estabilidad de los sistemas. La información tergiversada y carente de fundamento científico que circula en las redes sociales y que desemboca en la desinformación y confusión, fue precisamente un detractor de la salud mental en estos estudiantes intervenidos psicoterapéuticamente. En este contexto, las herramientas cognoscitivas poseen una función fundamental, puesto que ayudan a establecer modelos lógicos de respuesta y a evitar la desorganización de la conducta.7
Durante el periodo de tratamiento, comprendido por tres semanas, ya en la segunda semana el número de pacientes con ansiedad marcada, hipotimia e irritabilidad descendió. Por otra parte, aún se mantenían trastornos del sueño en uno de los pacientes. En la tercera semana no hubo manifestación sintomática alguna, lo que sugiere una muy buena respuesta clínico-psicológica al tratamiento.
Para concluir, la intervención psicoterapéutica resultó ser efectiva en los estudiantes, pues al actuar directamente sobre los aspectos relacionados con la enfermedad, logró una buena respuesta terapéutica expresada en una buena evolución clínica.