Señor Editor:
El artículo científico tiene el fin de dar visibilidad a la investigación científica realizada, además de generar vínculos de comunicación entre investigadores.1 Publicar artículos científicos permite al estudiante finalizar el proceso de investigación, desarrollar su criterio científico y ampliar su hábito investigativo, a la vez que genera satisfacción al incrementar su prestigio y reputación en la ciencia.2
Su práctica, durante la carrera universitaria, repercute positivamente en el desarrollo individual y colectivo; los estudiantes que investigan y publican en el pregrado continúan haciéndolo después de graduados, con más posibilidades de tener éxito en su desempeño profesional.
El amplio proceso investigativo, que anualmente se desarrolla en las casas de altos estudios, unido a la baja publicación de investigaciones presentadas, resulta una paradoja,3 que llama a actuar en pos de cambiar esta cruda realidad. En este sentido, el Ministerio de Salud Pública y la Federación Estudiantil Universitaria, se empeñan en crear las condiciones para facilitar la realización, publicación y divulgación de las investigaciones que hoy realiza la juventud médica cubana.
A tal efecto, ya se vislumbran logros alentadores: la revitalización de las revistas científicas estudiantiles ya existentes («16 de Abril» y «Universidad Médica Pinareña»4) y la creación de nuevas revistas en otras universidades del país5) («2 de diciembre» en Granma, «Progaleno» en Camagüey, «INMEDSUR» en Cienfuegos y «Ciencimed» en Ciego de Ávila). En el Encuentro Nacional de Jóvenes Investigadores de la Salud se establecieron líneas de trabajo generales, para potenciar al máximo la ciencia realizada por la comunidad científica universitaria en el contexto actual; así como el llamado a los equipos editoriales de revistas médicas cubanas que en el proceso editorial deben tener en cuenta su calidad y no las categorías científicas, docentes e investigativas de los autores6) y la disposición consecuente de muchas de estas, entre las que se destacan «Medicentro Electrónica»7, «Revista de Ciencias Médicas de Pinar del Río», «Edumecentro» y «Revista Cubana de Tecnología de la Salud»
Las revistas científicas estudiantiles creadas, como todo lo que comienza, aún no poseen parámetros que les permitan ser avaladas por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, indexación en importantes bases de datos, gran impacto en la red ni reconocimiento generalizado de la masa estudiantil, que les posibilite tener mayor atractivo y preferencia por los usuarios.
Si bien lograr lo anterior no es nada fácil, las revistas científicas estudiantiles constituyen el primer contacto de investigadores novatos con la comunicación científica, para pulir, de manera instructiva, el quehacer de estudiantes ávidos de hacer ciencia y compartirla; contribuyen a formar editores científicos, que ya como profesionales formados de la salud pública, contarán con mayores destrezas para desempeñarse como editores en revistas biomédicas, lo que permite una continuidad de personal apto a nivel editorial,8 así como vincular, desde bien temprano, al estudiante de pregrado con el desarrollo científico técnico de cada territorio, y a la solución de los problemas de salud existentes a través de la investigación.9
El ejército de batas blancas, que hoy se forma en las universidades médicas cubanas, cuenta con multiplicidad de opciones para investigar, publicar y divulgar. Las revistas científicas estudiantiles deben trabajar continuamente para aumentar la calidad de sus publicaciones, lo cual puede lograrse en corto plazo si se instruye a autores inexperimentados, siempre que sea posible, y no se pierde de vista que: « (…) quien en ciencias hace progreso y en la comunicación retrocede (…) retrocede más que progresa».