INTRODUCCIÓN
La dentición de los mamíferos es un sistema segmentado, constituido por una serie de elementos homólogos de estructuras similares, pero diferentes en forma y tamaño.1
El esmalte es el tejido más duro del cuerpo humano, es transparente y su tonalidad se debe al color de la dentina subyacente, cubre la corona anatómica del diente,2 se deriva del ectodermo bucal y en su proceso de formación se pueden distinguir dos etapas: mineralización parcial (al migrar, los ameloblastos depositan enamelinas y amelogeninas e inmediatamente se organizan cristales) y maduración (cuando el ameloblasto llega al final se reduce a una célula cúbica, se adhiere a las otras capas y se reabsorben todas las amelogeninas, son reemplazadas por mineral y se produce la mineralización completa).3
El estudio de la morfología y desarrollo de los dientes brinda información sobre aspectos biológicos y culturales de las poblaciones humanas pasadas y presentes.4
Es indispensable que el profesional de la salud sea capaz de percibir el desarrollo normal y la formación de la dentición, para después poder entender e identificar sus desvíos y establecer el diagnóstico, de forma tal, que facilite la elaboración del plan de tratamiento.5
Los defectos de desarrollo del esmalte (DDE) se definen como alteraciones cuantitativas o cualitativas, clínicamente visibles en el esmalte, producto de alteraciones en la matriz de los tejidos duros y de su mineralización durante la odontogénesis. Se pueden localizar en uno o varios dientes de la dentición temporal o permanente.6
Las anomalías dentarias estructurales se asocian con alteraciones producidas durante el proceso normal de la odontogénesis y su origen puede vincularse a factores hereditarios, locales o sistémicos. De acuerdo con la época en que estos factores actúan, afectan la dentición caduca, la permanente, o ambas. En el período correspondiente a la amelogénesis, si actúan durante la fase inicial de secreción de la matriz, pueden ser causa de defectos estructurales cuantitativos o hipoplasias; mientras que, si su acción se produce durante los procesos de maduración o mineralización, pueden traducirse en defectos cualitativos o hipomineralizaciones.7)
En el año de 1982, Pindbord proponía que esta condición era provocada por: anomalías cromosómicas, defectos congénitos y de metabolismo, alteraciones durante el período neonatal, enfermedades infecciosas, endocrinopatías, nefropatías, intoxicaciones y deficiencias nutricionales, por solo mencionar algunas, y también sugería factores causales locales como: irradiación, infección local o traumatismos.8
Al analizar la influencia de los factores biológicos en la caries dental, hay que prestar gran atención a los defectos en el desarrollo del esmalte.9) Los DDE se han asociado además a fracturas dentales, hipersensibilidad dentinal, alteraciones en el comportamiento del paciente en la consulta odontológica, e incluso, alteraciones psicológicas.10
La literatura disponible sobre prevalencia de DDE varía en las diversas poblaciones mundiales: en Suiza, la proporción es de 1 : 700 pacientes y para Estados Unidos 1 por cada 14 000 pacientes. En Bogotá, existe una prevalencia de DDE a nivel de incisivos y primeros molares permanentes; se examinaron 660 niños en los que se encontró una prevalencia de DDE del 74,54 % con un número promedio de 2,51 dientes afectados por escolar.11
Tello de Hernández (en México, año 1997) expuso la presencia de enfermedades orales en niños de 6 a 14 años de edad y entre los DDE destacó la prevalencia de hipoplasia del esmalte (23,94 %). En EE. UU., 2003, Montero determinó que la prevalencia de defectos del esmalte en dientes anteriores maxilares fue del 30 % y la mayoría fueron opacidades lineales que sugerían una causa adquirida o sistémica.12
En Cuba se han realizado pocos estudios sobre esta temática. Específicamente, en el municipio de Manicaragua hay ausencia de datos pese al incremento de casos en el área de salud. Por tales razones, en La Campana, surgió la motivación para realizar esta investigación que tiene como objetivo determinar la prevalencia de los defectos de desarrollo del esmalte en la citada área de salud.
MÉTODOS
Se realizó un estudio observacional, cuantitativo, descriptivo y de corte transversal para determinar la prevalencia de los defectos del esmalte en dentición permanente de niños de la Escuela «Alfredo González», de La Campana, en el período de septiembre de 2016 a junio de 2017. La población estuvo constituida por 350 niños que conformaban el total de la matrícula de 1ro a 6to grado. Se incluyeron todos los niños de 1ro a 6to que pertenecían a la escuela y se excluyeron los que estuvieron ausentes el día del examen; la muestra de estudio quedó conformada por 340 niños. Se utilizaron métodos teóricos, empíricos y métodos estadísticos adecuados para este estudio.
La observación y el examen clínico de la cavidad bucal se realizaron a los pacientes para obtener un diagnóstico de la enfermedad. Estos métodos permitieron la obtención y elaboración de los datos empíricos y posibilitaron compilar, representar y resumir los datos a través de tablas y conocer los hechos más importantes que caracterizan el fenómeno de investigación.
Para realizar esta investigación se cumplieron las consideraciones éticas relacionadas con las personas objeto de estudio:
- Se pidió autorización a la dirección de la escuela y se establecieron los compromisos para poder realizar el estudio con los alumnos.
- Se solicitó a los padres de los estudiantes su aprobación para la realización del examen bucal al que fueron sometidos sus hijos.
Para la obtención de los datos se realizó la observación y exploración bucal de los niños y se confeccionó una guía (), en la que se recogieron todos los datos de interés y se tuvieron en cuenta las siguientes variables:
La información obtenida fue procesada a través de una base de datos y se utilizó el software de procesamiento estadístico Pasw Statistics (SPSS versión 11.0) para Windows, lo que posibilitó la tabulación y el análisis estadístico.
Posteriormente, se realizó el análisis descriptivo de la muestra con frecuencias absolutas (número de casos) y relativas (porcentajes), para las variables cualitativas estudiadas.
Para determinar la prevalencia se utilizó la tasa de prevalencia:
Tasa de prevalencia = # de casos diagnosticados en tiempo y lugar x 100
población examinada en tiempo y lugar
Para estudiar la posible asociación entre las variables cualitativas se utilizó el test Ji Cuadrado de independencia y se consideró el valor del estadístico de Pearson y su significación.
En todos los casos, los cambios detectados fueron cuantificados mediante un intervalo de confianza del 95 % y se estableció el nivel de significación estadística en 0,05. De acuerdo al valor de significación p obtenido, la asociación entre variables pudo evaluarse como «muy significativa» (si p < 0,01), «significativa» (si 0,01 < p < 0,05) o «no significativa» (si p > 0,05).
Aspectos éticos
Se tuvieron presente todos los aspectos éticos que norman las buenas prácticas clínicas y las recomendaciones establecidas en la última revisión de la declaración de Helsinki. Se informó a los padres y maestros de los sujetos a investigar del por qué de este estudio y se les invitó a participar; se les explicó todo lo referente a la confidencialidad de la información que se recogió, la cual fue anónima para el resto del equipo ajeno al de salud del policlínico. Todo se reflejó en un documento y se recogió su consentimiento informado para participar.
RESULTADOS
La Tabla 1 muestra que del total de niños examinados 70 (20,59 %) presentaron DDE.
La Tabla 2 muestra que del total de niños examinados predominaron los de 6 años (67 escolares para un 19,7 %) y los niños que más presentaron los DDE fueron los de 10 años con 17 niños para un 5 %. No existe relación significativa entre estas variables.
En la Tabla 3 se puede ver que el sexo que predominó fue el masculino con 172 escolares para un 50,5 % y el más afectado por los DDE fue el femenino con 43 niñas para un 12,6 %; se obtuvo una relación significativa entre estas variables con un valor de p= 0,024.
En la Tabla 4 solo se muestran las categorías del 1 al 4 en la variable Tipo de DDE que fueron las encontradas en el examen bucal; se observó que el 44,2 %, o sea 31 niños con DDE, presentaron un solo diente afectado seguidos por los que tenían 2 dientes afectados: 19 (27,1 %), donde predominan las opacidades de color blanco al crema (tipo 1) con 24 y 10 niños en cada categoría para un 34,2 % y un 14,2 %, respectivamente. Se obtuvo relación significativa entre estas variables con un valor de p = 0,038.
En la Tabla 5 no se valoraron los caninos superiores por ser uno de los últimos dientes en brotar y la mayoría de los niños no lo presentaban; se observó que las afecciones por DDE en los molares inferiores fueron las más frecuentes, en 31 niños para un 9,1 % de los examinados, seguido por los incisivos y los molares superiores con 27 y 26 niños para un 7,9 % y 7,6 %, respectivamente.
DISCUSIÓN
La prevalencia encontrada fue de 20,59, resultado que al compararlo con un estudio de Prevalencia de defectos del esmalte en Granada, de María Jesús Robles y colaboradores, no coincide porque este es de un 40,2 %,12 ni con el de Chavarría Bolaños que fue de 59 %.11 Se obtuvieron resultados contrarios en el estudio de Agreda Hernández en el que la prevalencia de anomalías del desarrollo del esmalte fue baja (15,3 %).13) En el año 2000, Reyes Suárez, en una población cubana, estudió la prevalencia de anomalías estructurales del esmalte en dentición temporal en 304 niños, entre tres y cinco años de edad. La prevalencia fue del 31,6 %,15 cifra más elevada que la del presente estudio en la provincia de Villa Clara. En una Caracterización de la situación de salud bucal de esta provincia en el 2015 se obtuvo que un 4 % de los defectos del esmalte correspondían a opacidades demarcadas y un 2 % a difusas. Estas cifras fueron más bajas, pero hay que aclarar que abarcaban otros grupos de edad.16
Dentro de los pocos estudios similares en el territorio cubano, se tiene referencia de un trabajo sobre anomalías del esmalte dentario en dentición temporal, con una prevalencia de 34,5 %, cifras también más altas a las encontradas en este estudio.9,14) Esto no quiere decir que se desestime la prevalencia encontrada pues es un factor de riesgo de la caries dental y afecta la estética del paciente. Es necesario dirigir acciones preventivas y curativas en la población estudiada.
En cuanto a la edad, los DDE predominaron en niños de 10 años con un 5,8 %. En un estudio realizado por Robles Pérez en Granada,12 este autor señaló que los defectos predominaron a los 8 años. Esta edad representa el momento en que tanto los incisivos como los primeros molares permanentes están presentes completamente en la boca, estos dientes son los más afectados por los DDE por lo que la mayoría de los estudios se centran alrededor de esa edad.12 Es difícil la comparación en cuanto a la edad ya que cada autor varía los rangos de edades en los diferentes estudios revisados y no se ha establecido una edad específica en la que prevalecen estos padecimientos.
En cuanto al sexo se obtuvo que en el femenino predominaron los defectos del desarrollo del esmalte 12,6 % y en el masculino 7,9 %, lo que marca una diferencia significativa. Según las comparaciones de Robles Pérez estos datos no concuerdan con una prevalencia significativa de defectos del esmalte en niños más que en niñas encontrada por Liycols en una población escolar inglesa y otro estudio de Seow y colaboradores. No hay diferencias significativas entre sexos en el número de defectos del esmalte, aunque los niños suelen estar más afectados que las niñas. Por otra parte, Tapias-Ledesma planteó que en una población española los DDE en primeros molares permanentes fueron más prevalentes en el sexo femenino, lo cual concuerda con este estudio. Jälevik y colaboradores, en un estudio realizado en una población escolar sueca encontraron una prevalencia algo mayor en niñas (n = 49) que en niños (n = 46), aunque no obtuvieron significancia estadística y otros estudios no encuentran diferencias entre sexos (Zheng, 2003, Kanchanakamol, 1996).12
Al evaluar la cantidad de dientes afectados en los niños se observó un predominio de 1 o 2 dientes con un 44,2 % y un 27,1 %, respectivamente; la mayoría se clasificó como opacidades de color blanco al crema y capa amarilla o marrón del esmalte. Estos resultados coinciden en orden de frecuencia con un estudio de Osorio Tover sobre los DDE en dientes temporales en Bogotá, en el cual predominaron las opacidades difusas (86,9 %), las demarcadas (76,1 %) y las hipoplasias (2,2 %)6. Por otra parte, Chavarría Bolaños en su estudio en Colombia encontró un predominio de hipomineralización con un 17,5 %.11) Aunque no se analizaron las causas de esta enfermedad los resultados llevan a pensar que la mayoría de los DDE encontrados pueden estar relacionados con causas locales como traumatismos y procesos crónicos.
La distribución de los DDE, según los grupos dentarios afectados, mostró un predominio en los molares inferiores con 9,1 %, seguido por los incisivos superiores (7,9 %) y por los molares superiores (7,6 %). La prevalencia en los distintos estudios de DDE son bastantes similares y muestran que los dientes más afectados son los molares permanentes, los incisivos centrales y laterales (aspecto que coincide con este estudio). Chavarría Bolaños plateó que los dientes más afectados fueron: 16, 26, 36 y 46 y estableció una comparación con Maihgnon y Valbueno, los cuales a su vez realizaron un estudio de 660 niños donde hubo una alta prevalencia de DDE en molares e incisivos (74,5 %), con una frecuencia mayor en los primeros molares.11
En cuanto al maxilar afectado se analizaron los niños que solo tenían una arcada dentaria afectada, ya sea maxilar, mandíbula, o ambas arcadas y se concluyó que la enfermedad afectó más a ambos maxilares (11,2 %). Robles Pérez en un estudio realizado en Granada obtuvo un predominio de DDE en los dientes maxilares con un 11,3 %, el cual comparó con el estudio de Zagdwon en una población inglesa en el 2002 y no obtuvo diferencias significativas entre la presencia de DDE en maxilar y mandíbula.12) Osorio Tovar en su estudio en Bogotá mostró que el maxilar más afectado con DDE fue el superior con un 54,6%.6