Introducción
El significativo aumento de la esperanza de vida en Cuba y el bajo nivel de reproducción en la población, son algunos de los factores que condicionan el proceso de envejecimiento poblacional que atraviesa nuestro país.1
La osteoporosis (OP) es una enfermedad generalizada que se caracteriza por disminución de la masa ósea y desestructuración microscópica del hueso, que ocasiona un incremento de la fragilidad del mismo y consecuentemente aumento de la susceptibilidad para fracturas óseas.2)
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado un umbral para el diagnóstico de la OP: densidad mineral ósea (DMO) que cae 2,5 desviación estándar (DS) por debajo del promedio de los adultos jóvenes sanos del mismo sexo (t-score≤ -2,5 DE); por su parte la osteopenia es un término densitométrico definido como un t-score entre -1 y -2,49 DE. Se consideran en rango de normalidad los valores por encima de -1 DE.3
Se ha estimado a partir de estudios epidemiológicos que la OP afecta a 200 millones de personas en el mundo. En países industrializados como Estados Unidos, Europa y Japón, alrededor de 75 millones de personas sufren de OP con riesgo de fracturas.4)
En México los varones presentan masa ósea reducida y osteoporosis entre 39 % y 44 % en columna y cadera respectivamente.5
Con respecto a las tasas de fracturas en Latinoamérica, se han reportado cifras de 27 a 135 por 100 000 habitantes en hombres. Las proyecciones de las fracturas de cadera en la región muestran que habrá un incremento importante de ellas para el año 2050.5
Nuestro país no escapa a esta realidad, datos referidos en el I Taller de Composición Corporal y Osteoporosis (Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, octubre 2008), la tasa aproximada de fracturas de cadera era de 5,5 x 1 000 habitantes con más de 60 años y la tendencia actual es hacia el incremento.6
Los hombres poseen características que influyen en su mejor masa ósea en relación con las mujeres: 1) mayor tamaño de las estructuras óseas, 2) mayor pico de masa ósea, 3) menor pérdida de masa ósea lineal en el tiempo, 4) menor perforación y desconexión trabecular con adelgazamiento de las trabéculas y 5) menor adelgazamiento de la cortical, como resultado de una mayor aposición perióstica y menor reabsorción endostal.7
Las causas de la OP en los hombres difieren de las mujeres. Las causas principales de pérdida ósea son el envejecimiento y la deficiencia relativa de andrógenos. Existen numerosas causas de OP secundaria, se ha demostrado que estas representan el 40 % de los casos en hombres. Las principales causas secundarias incluyen: consumo excesivo de alcohol, uso de esteroides exógenos e hipogonadismo.8
Varias condiciones han sido bien establecidas como factores de riesgo para la aparición de fracturas por fragilidad en hombres, independientemente de la DMO: edad , índice de masa corporal, antecedentes familiares de fracturas, origen étnico, glucocorticoides, artritis reumatoide, hipertiroidismo, hiperparatiroidismo, malabsorción, caídas, fracturas previas, tabaquismo, alto consumo de cafeína y alcohol.9
La edad es un factor de riesgo independiente para desarrollar OP. En los varones es más específica la edad como factor de riesgo independiente, por lo que en los mayores de 70 años tiende a equilibrarse la proporción mujeres/hombres de manera que en menores de 75 años padecen la enfermedad seis mujeres por cada hombre, y a partir de los 75 años solo dos.10
La inactividad física y el hábito sedentario aceleran la pérdida de masa ósea. Una persona inmovilizada puede perder hasta un 40 % de su masa ósea en un año.10
Es necesaria una ingesta de calcio en la dieta de unos 1100 mg/día para un metabolismo óseo normal. Las dietas ricas en fosfatos aumentan el riesgo de osteoporosis por su interferencia en la absorción intestinal de calcio y por el aumento de parathormona. El alto consumo de sodio se acompaña de un aumento de la excreción renal de calcio. El consumo elevado de proteínas aumenta la excreción urinaria de calcio favoreciendo la aparición de OP.10
Los fumadores de más de 20 cigarrillos por día tienen menor densidad ósea y mayor velocidad de pérdida de masa ósea. El tabaco aumenta la transformación hepática del estradiol en sustancias no activas y disminuye la formación de estriol y estrona. El consumo de cafeína aumenta la eliminación urinaria de calcio y su uso abusivo favorece la osteoporosis. El consumo crónico de alcohol tiene efecto depresor sobre la proliferación de los osteoblastos e interfiere en la absorción intestinal de calcio, además de asociarse a un proceso global de malnutrición. Por el contrario, un consumo moderado de alcohol (400 mL semanales) se asocia con mayor osificación y reducción del riesgo de fracturas de cuello de fémur.10
El envejecimiento poblacional aparejado al incremento de las enfermedades crónicas no trasmisibles en la tercera edad, dentro de ellas la OP, hacen que esto se convierta en un problema para nuestro sistema de salud, por lo que se han trazado estrategias de prevención para minimizar los factores de riesgo en este grupo de enfermedades. Esta problemática ha sido poco estudiada en hombres.
El objetivo de esta investigación fue determinar la masa ósea y su posible relación con factores sociodemográficos y del estilo de vida en hombres de edad mediana del Policlínico Universitario “Vedado”, del municipio Plaza de la Revolución.
Métodos
Se realizó un estudio descriptivo transversal que incluyó hombres de edad mediana del Policlínico Universitario “Vedado”, del municipio Plaza de la Revolución, en el período comprendido entre abril de 2017 y mayo de 2018.
Universo: hombres de edad mediana del policlínico estudiado.
Muestra: 43 hombres entre 40-59 años.
Criterios de inclusión: hombres entre 40 y 59 años. Se excluyeron pacientes con intolerancia a lácteos, que recibieron tratamiento por más de un año con: esteroides, hormonas tiroideas, antitiroideos de síntesis, anticonvulsivantes, heparina, furosemida, litio, antiácidos, quimioterapia, tetraciclinas, agonistas y antagonistas de la hormona liberadora de gonadotropinas (GNRH por sus siglas en inglés), terapia de reemplazo o supresión androgénica y/o bisfosfonatos. Pacientes que se encontraran inmovilizados de forma permanente o enfermos crónicos.
Cada paciente fue citado a una consulta en el área de salud donde se le solicitó el consentimiento de participación. A los que aceptaron se les realizó entrevista y examen físico, para obtener la información necesaria para completar la historia clínica confeccionada al efecto, que permitió precisar los siguientes datos: sociodemográficos (edad, color de la piel, escolaridad y ocupación), relacionados con el estilo de vida (alimentación, hábitos tóxicos y actividad física). Exámenes complementarios: Densitometría dual de Rx (DXA).
Los términos se definieron como sigue:
Masa ósea: el resultado de la DXA se expresa como puntaje T-score que resulta de comparar el sujeto en estudio con el momento del pico de masa ósea (adulto joven) según sexo y etnia, se expresa como desviaciones estándar (DE), se consideró para hombres mayores de 50 años:
En varones menores de 50 años, se toma en consideración el Z-score (en relación con sujetos normales de la misma edad y sexo); se consideran normales valores mayores -2,0 DE, baja masa ósea (BMO) ≤ -2,0 DE.11
Ingesta de café: se tuvo en cuenta el tiempo y la cantidad (expresada como número de tazas diarias).
Consumo de alcohol: se tuvo en cuenta el tiempo de consumo, el tipo y la cantidad promedio al día y el consumo diario o no.
Consumo de cigarro: se tuvo en cuenta el tiempo expresado en años de consumo y la cantidad de cigarrillos ó tabacos consumidos por día.
Actividad física: se tuvo en cuenta si las personas realizaban algún tipo de actividad física, no incluidas en las actividades de la vida diaria.
Procesamiento y análisis de los datos.
De acuerdo a los criterios que se tuvieron en cuenta para operacionalizar la masa ósea, se crearon 4 grupos para esta investigación:
En estos 2 grupos se utilizó el Z-score y se clasificaron los hombres según la calidad del hueso en: hueso normal y BMO
En estos 2 grupos se utilizó el T-score y se clasificaron los hombres según la masa ósea en: hueso normal y mala masa ósea (MMO), que incluía los hombres con osteopenia y OP para facilitar el análisis.
Se determinaron distribuciones de frecuencia de las variables cualitativas y promedio para las cuantitativas. Para determinar la relación entre las variables cualitativas se empleó la prueba de Chi cuadrado.
La asociación de la edad con la DMO y el contenido mineral óseo (CMO) se realizó con el test de correlación de Pearson.
Se llevaron a cabo tabulaciones cruzadas de la masa ósea en los 4 grupos con todas las variables cualitativas: color de piel, nivel de escolaridad, vínculo laboral, factores relacionados con estilos de vida (tabaquismo, consumo de alcohol, consumo de café, alimentación y actividad física), utilizando la prueba chi cuadrado para evaluar la significación estadística de la posible asociación.
En la totalidad de los análisis se consideró el valor p<0,05 como nivel de significación estadística.
Resultados
La edad media de la muestra fue de 48,5 años. En la mayoría predominó el hueso normal: en L1-L4 (27=62,8 %), y en fémur (38=88,4 %), sobre la MMO con 16 para un 37,2 % y 5 para un 11,6 % en L1-L4 y fémur respectivamente. Teniendo en cuenta que los 5 hombres con MMO en fémur están incluidos dentro de los que presentaron afectación en L1-L4, el 37,2 % de los hombres estudiados presentó afectación ósea.
En la tabla 1 se observa que en L1-L4 y en fémur en hombre de 40-49 años (67,9 y 92,9 %), predominó el hueso normal; lo mismo ocurrió con los hombres de 50 a 59 años con 53,3 y 80 % respectivamente.
En cuanto a la asociación de la edad con la DMO y el CMO se aprecia una correlación negativa entre la edad y la masa ósea, a mayor edad menos masa ósea, estos resultados fueron estadísticamente significativos al asociarse la edad con: DMO L1-L4 (P 0,013), CMO en L1-L4 (0,043) y fémur (0,001). Teniendo en cuenta que los hombres que presentaron MMO en fémur, están incluidos dentro de los que presentaron afectación en L1-L4, se decide realizar el análisis, teniendo en cuenta solo L1-L4.
La asociación entre color de la piel y masa ósea se observa en la tabla 2. En hombres de 40-49 años no se observaron diferencias con respecto a esta variable. En el grupo de 50-59 años, 6 hombres que representan el 85,7 % de los que tenían color de piel mestiza, presentaron MMO vs. 1 (14,3 %) con hueso normal. En los de color de piel blanca y negra, predominó el hueso normal con 100 y 83,3 % respectivamente, este resultado fue estadísticamente significativo (p = 0,017).
En cuanto al nivel educacional y la masa ósea, los hombres de 40-49 años que tienen nivel educacional más bajo (secundaria), todos (5( 100 %) presentaron hueso normal. Los hombres de 50-59 años que tenían nivel educacional de secundaria y preuniversitario se comportó de forma similar para ambos grupos, mientras que en los universitarios predominó el hueso normal (3 = 60 %) vs. 2 (40 %). Ninguno de estos resultados fue estadísticamente significativo.
No se pudo establecer una relación entre el vínculo laboral y la masa ósea, ya que el 100 % de los hombres de 40-49 y el 93,4 % de 50-59 años tenía vínculo laboral.
Al realizar la asociación entre la masa ósea y la alimentación en la tabla 3, observamos que en ambos grupos (hombres de 40-49 y hombres de 50-59 años), predominó el hueso normal en los que tenían una alimentación adecuada (100 %) y aceptable (66%); en cuanto a los que se alimentaban inadecuadamente también se observó una mayoría con hueso normal (65 %) en el grupo de 40-49 años, pero en los de 50-59 años se observó MMO en el 62,5 % de los que se alimentaban inadecuadamente. Estos resultados no fueron estadísticamente significativos.
Al establecer la relación entre la actividad física y la masa ósea en la tabla 4, se puede apreciar que a mayoría de los hombres de este estudio realizan actividad física, en el grupo de 40-49 años, predominó el hueso normal en los que realizaban actividad física; en el de 50-59 que realizaban actividad física predominó la MMO (6 =60 %) vs. (4 =40 %) el hueso normal, sin embargo, en los que no realizaban actividad física predominó el hueso normal (4 = 80 %). Estos resultados no fueron estadísticamente significativos.
Cuando se analizan los hábitos tóxicos y su relación con la masa ósea en la tabla 5, se observa que los hombres de 40-49 años que no consumían café (3 = 75 %), predominaban sobre los que sí lo hacían (16 = 66,7 %) en el grupo con hueso normal; en cambio, los que sí consumían café (33,3 %) predominaban sobre los que no lo hacían (25 %) en los hombres con BMO. Los que consumían bebidas alcohólicas (80 %) y los que fumaban (70 %), predominaban sobre los que no lo hacían con 61,1 % y 62,5 %, en el grupo con hueso normal. Algo similar ocurrió con los hombres de 50-59 años, estos resultados no fueron estadísticamente significativos.
Discusión
La osteoporosis y las fracturas por fragilidad representan un problema de salud en todas las sociedades en las que se ha investigado este tema. Lo anterior se debe a sus altos costos y al impacto en la morbilidad, mortalidad y en la calidad de vida posterior a las fracturas. Se estima que la osteoporosis afecta a 200 millones de personas en el mundo. En países desarrollados como Japón, Estados Unidos y en Europa se encuentran 75 millones de estos pacientes. En el año 2000 se estimaron 9 millones de nuevas fracturas osteoporóticas, de las cuales 1,6 millones afectaron la cadera. El 51% de estas fracturas ocurrieron en los Estados Unidos y en Europa.5
En estos resultados se observa una afectación de la masa ósea en hombres de 40-59 años del 37,2 %, esto se encuentra en relación con lo reportado por otros autores. Los datos de prevalencia para osteopenia y OP en hombres en América Latina son escasos en la actualidad. Sólo México y Argentina tienen estudios poblacionales. En México se tienen algunas cifras de estudios de prevalencia poblacionales tanto en hombres como en mujeres. Los varones presentan masa ósea reducida y OP entre 39 % y 44 % en columna y cadera respectivamente.5 Estos resultados coinciden con lo encontrado en esta investigación.
Gómez Navarro12 reportó que el problema de la OP en el hombre ha sido subestimado hasta la fecha, pero que estamos asistiendo en los últimos años a un interés creciente por conocerlo mejor y que son diversos los datos que nos llevan a pensar que debemos prestarle cada vez una mayor atención. En 2002 se estimaba que 2 millones de hombres estadounidenses padecían OP y unos 12 millones más tenían baja DMO. Más de la cuarta parte de los pacientes con fractura de cadera son varones. Además, es mayor la mortalidad después de una fractura de cadera para hombres que para mujeres. Ello hace suponer que aunque los hombres tienen un menor riesgo de desarrollar OP y fracturas por fragilidad que las mujeres, presentan un mayor riesgo de efectos adversos graves asociados.12
En el estudio realizado por Cebrian13 el porcentaje de hombres con osteoporosis fue de 12,3 %, y el de osteopenia 19,7%, para un total de 32 %, este reporte es similar a lo encontrado en nuestro estudio.
Un estudio determinó que 0,4 millones de españoles mayores de 50 años padecían OP en el año 2010.14
En un estudio cubano realizado en el Hospital Militar Central "Dr. Carlos J. Finlay", con el objetivo de caracterizar la densidad mineral ósea en columna lumbar y caderas, según factores de riesgo aterogénicos, los hombres presentaron valores medios de T- score en fémur de -2,08 DS, pero estos resultados no son comparables con los encontrados en este trabajo, estudian a mayores de 16 años, sin diferenciar por grupos de edad.15
En este estudio encontramos una asociación inversa de la edad con la DMO en L1-L4 (estadísticamente significativa) y con el CMO en L1-L4 y fémur, es decir, a mayor edad, menor DMO y menor CMO. Estos datos coinciden con lo reportado por otros autores, García C y otros16 reportaron que mientras más años tenga el individuo, mayores son las posibilidades de desarrollar osteoporosis y que sólo el hecho de ser adulto de la tercera edad constituye un factor predisponente a padecer la enfermedad. Como se ha reportado en la literatura especializada, a mayor edad, mayor es el riesgo de padecer OP.17)
En un estudio realizado en 2018, López y otros observaron que el número e incidencia de fracturas de cadera aumentó con la edad en ambos sexos. Este incremento es consistente con patrones descritos en la mayoría de las poblaciones, donde hay un aumento exponencial con la edad.12
En los varones es más específica la edad como factor de riesgo independiente para desarrollar OP, en la mujer está más relacionada con la menopausia.10
En este estudio se aprecia relación entre la MMO y el color de la piel mestiza en hombres de 50-59 años, sin embargo datos de estudios epidemiológicos han mostrado que la OP es más frecuente en individuos de raza caucásica y asiática frente a individuos de color de piel negra.18
En el presente trabajo, ninguna de las personas estudiadas tenía bajo nivel educacional, la mayoría de las personas con MMO se encontraban en el preuniversitario o en la universidad, esto no se correspondió con un estudio realizado en Cuba, en el Hospital Docente Clínico Quirúrgico “10 de Octubre”, en el cual encontraron un predominio de los pacientes con nivel primario, 52 (41,6 %), tampoco encontraron analfabetos.16) Ello podría justificarse por el nivel educacional alcanzado en nuestro país.
La OP es una enfermedad estrechamente relacionada con la alimentación, pues los nutrientes que se consumen en la dieta cotidiana conforman parte importante de la estructura del hueso. El calcio desempeña un papel primordial en la formación ósea, el bajo consumo de este mineral se ha relacionado con la presencia de OP.19
En este estudio, no encontramos asociación entre la alimentación y la masa ósea. Aportar una nutrición óptima para llegar a una edad adulta con una buena salud ósea es una premisa obligada, el desarrollo de algunas enfermedades óseas, especialmente la OP, guarda una relación directa con la alimentación. La mejor fuente de calcio es una dieta variada y equilibrada. En general, la leche y los productos lácteos, el tofu, los batidos de soja, los pescados que se ingieren enteros, los frutos secos y las verduras frondosas son ricos en calcio.20,21,22)
Los resultados de la investigación no coinciden con la mayoría de los estudios realizados, que consideran la inmovilidad una causa de pérdida de la densidad ósea. La actividad física regular en la infancia y la adolescencia favorece el aumento de la densidad ósea. En adultos, los ejercicios aeróbicos, de resistencia y, particularmente, los ejercicios con carga son efectivos para aumentar la densidad ósea de la columna lumbar. Caminar también es efectivo, además, para la cadera y es la recomendación más fácil de seguir.21
Una investigación plantea que la participación en deportes de alto impacto, especialmente antes de la pubertad, es importante para lograr una mayor masa ósea máxima independiente del sexo.23
Iniciar el ejercicio antes de la pubertad tiene un beneficio adicional, ya que el ejercicio provoca cambios geométricos en el hueso, lo que a su vez mejora la competencia mecánica24) y en el caso de la osteoporosis, un entrenamiento de seis semanas aumenta la fuerza muscular y el contenido mineral óseo.25
Sin embargo, en un metaanálisis realizado en 2017 no se observan diferencias entre los grupos intervenidos con actividad física y los indicadores de densitometría ósea, los autores asumen que está dado por el hecho de que el cuidado usual incluye la práctica regular de ejercicio sumado a la heterogeneidad clínica de los estudios, que incluye el tipo de participantes y tiempos de intervención, los cuales no permiten demostrar el impacto de la actividad física.26
Los resultados de este trabajo muestran que el consumo de café no se asoció con la masa ósea, pero es conocido que el consumo de cafeína aumenta la eliminación urinaria de calcio y favorece el desarrollo de OP.10
El consumo aumentado de café puede incrementar el riesgo de OP cuando la ingesta de calcio no cumple los requerimientos diarios.27
En el estudio realizado, el consumo de alcohol no se asoció con la masa ósea, pero es conocido que el exceso de alcohol reduce la absorción del calcio intestinal y produce deficiencias de vitamina D y magnesio.21
Un estudio realizado en México encontró que la ingestión de tres o menos copas de alcohol a la semana se asoció con menor riesgo de masa ósea baja (p=0,049). Al comparar el grupo de pacientes sanos con el de pacientes con masa ósea baja y osteoporosis no hubo diferencias significativas.27
En este trabajo, el hábito de fumar y la calidad ósea tampoco se relacionaron. El tabaquismo está se asocia a concentraciones séricas más bajas de hormonas paratiroideas, calcio y algunos marcadores de resorción ósea. De hecho, fumar un paquete de tabaco diario se asocia a una pérdida ósea del 5 al 10 %.21
La asociación entre el consumo de tabaco y la OP se ha atribuido en parte al efecto de la nicotina. Un estudio ha asociado la exposición al humo de tabaco, incluido el humo de segunda mano, con baja densidad mineral ósea y, por lo tanto, mayor riesgo de OP.28
El estudio realizado en México, en cuanto al tabaquismo, no encontró diferencia entre los grupos. Sin embargo, el grupo de pacientes con masa ósea baja y osteoporosis consumía más cigarros al día (p=0,003) y el consumo de 15 o más cigarros al día se asoció con mayor riesgo de masa ósea baja u osteoporosis (p=0,011).27 Otro estudio demostró una fuerte asociación entre el hábito de fumar y la osteoporosis.29
Se concluye que la mayoría de los hombres de edad mediana del Policlínico Universitario “Vedado” tienen buena calidad ósea, presentando una mayor afectación en la columna lumbar. De los factores sociodemográficos: la edad y el color de piel mestiza, se asocian con mayor daño óseo en el grupo de mayor edad. Los factores relacionados con el estilo de vida, no se relacionan con la calidad ósea en el grupo estudiado.