Por la connotación que tiene la actividad física en los programas de prevención y control de enfermedades no transmisibles (ENT), incluida la diabetes mellitus (DM), se hace necesario disponer de métodos factibles, económicos y con un cierto grado de validez que permitan determinar su frecuencia en poblaciones.1 El desarrollo de cuestionarios que midan la actividad física, constituye un reto complejo; para su elaboración se tiene en cuenta las dimensiones básicas de la actividad física: intensidad, duración y frecuencia.2 El cuestionario internacional de actividad física (IPAQ, por sus siglas en inglés) es un ejemplo de un instrumento que reúne las características anteriores; presenta dos versiones: una corta y otra larga. Ambas se encuentran entre los 23 cuestionarios de medición de actividad física en adultos con mejores propiedades psicométricas. Su versión corta se ha usado en estudios epidemiológicos en Cuba;3,4) está constituida por siete preguntas que evalúan la actividad física vigorosa, la moderada y la realización de caminatas, respectivamente.
Un cuestionario es eficiente para evaluar la actividad física en un estudio poblacional, cuando reúne las siguientes cualidades: contener las dimensiones básicas, ser práctico, tener una confiabilidad y validez aceptable, ser costo-efectivo, así como que el tamaño de muestra de la población en que se aplique sea representativo de esa población, entre otros aspectos.5 Los autores consideran que lo antes mencionado son las características iniciales y esenciales en la selección de la técnica adecuada.
La validez y la confiabilidad de la versión corta del cuestionario IPAQ se ha explorado en numerosos estudios, en diferentes países e idiomas. Al comparar los resultados con un acelerómetro, los coeficientes de correlación oscilaron entre 0,96 en áreas urbanas y 0,46 en rurales, con un promedio de 0,8.6
Otro resultado y no menos importante fue que existió una correlación moderada para estimar la actividad física vigorosa y baja para la actividad física moderada.7,8,9 La incapacidad para medir debidamente la actividad física moderada constituye una limitante desde el punto de vista epidemiológico, dado que este tipo de actividad es la más prevalente en la población y también porque las recomendaciones actuales se basan en la realización de la actividad física a este grado de intensidad.10
En la validación de un cuestionario se comparan los datos de medición de la actividad física con una técnica que pertenezca a los métodos objetivos. Las más usadas han sido los dispositivos que miden los movimientos corporales tales como, los acelerómetros y los podómetros, respectivamente; por ser estos más prácticos entre todas las técnicas existentes y por ser capaces de estimar el gasto energético por actividad física (GEAF)11 y las tasas de inactividad física, con mejores resultados que los cuestionarios.12,13 La validación se hará, cuando se desee usar un nuevo cuestionario, modificar uno existente o cuando se vaya a usar en una población en la que no se ha usado antes;14 durante este proceso se ha notificado que estos instrumentos sobrestiman el gasto energético en 44 % respecto a los datos de un acelerómetro,7 elemento que ha justificado la utilización de los acelerómetros en estudios poblacionales.15
A pesar de esta limitante, los cuestionarios validados tienen más cualidades en comparación con los acelerómetros para ser usados en estudios poblaciones. Estos atributos son, ser menos costosos, abreviados, contar con un instructivo para su uso, elementos que propician una mayor adherencia por parte de los sujetos a los que se le aplican. Es necesario apuntar además, que la información aportada por los acelerómetros puede tener sesgos, debido a que los individuos no lo usan con regularidad durante todas las actividades cotidianas; punto que coincide con los podómetros.16
Los podómetros son dispositivos pequeños que tienen un mecanismo de resorte que registran los movimientos del cuerpo en la dirección vertical en un periodo de tiempo determinado; se usan en la cintura a nivel del muslo.11,17,18,19 Estos aparatos pueden estar incluidos en un reloj digital como aplicación en un teléfono celular smartphone o androide. En comparación con los acelerómetros, son baratos, de fácil uso y no requieren de un equipo adicional para grabar o interpretar los resultados.20,21,22,23,24
A través de ecuaciones de predicción, el sistema de estos dispositivos convierte los pasos en distancia (m) y gasto energético (kcal). Estos equipos son muy válidos para medir la energía gastada en actividades ambulatorias cotidianas, como caminar o correr.25 Entre las limitaciones para su uso se encuentran la incapacidad para medir la actividad superior del cuerpo y la intensidad de la actividad en cuestión.20,21,22,23,24
En tres estudios en los cuales se compararon los resultados de la estimación de la actividad física entre los cuestionarios y los podómetros, se observó que existía una correlación baja entre ellos.26,27,28) Un cuarto estudio mostró una correlación de moderada a baja.29 Según criterios de estos autores,26,27,28 los hallazgos se debieron a la baja precisión del cuestionario en estimar el nivel de actividad física, dado por el sesgo de información significativo que existe por parte de los sujetos al aplicarles el instrumento. Sin embargo, para la determinación del GEAF se identificó una alta correlación positiva entre los valores estimados entre ambos instrumentos.27,30,31Bortolozo y otros obtuvieron mejores resultados que los estudios previos; una alta correlación en la estimación no solo del GEAF, sino también de los niveles de actividad física; a consideración de sus autores, ese resultado se debió a que en el diseño se tuvo en cuenta la identificación de posibles sesgos y errores metodológicos que pudieran existir durante la ejecución de la investigación.11
Por tanto se concluye que los cuestionarios validados por podómetros son idóneos para usar en estudios epidemiológicos, por tener estos una buena relación costo-beneficio, ser prácticos y capaces de estimar los parámetros que se evalúan; a pesar de que los podómetros no evalúen la intensidad de la actividad física como los acelerómetros. El costo económico es mínimo y el costo de tiempo es relativamente bajo, mientras que la información que se obtiene, aunque es indirecta, tiene una gran relevancia y utilidad. Se sugiere el uso de los sensores de movimientos, en grupos reducidos de personas; de esta forma se obtendrán medidas directas de movimiento, aunque el tiempo requerido para estas mediciones será mayor.
En Cuba, los cuestionarios más utilizados en los últimos diez años para medir la actividad física fueron la versión corta del cuestionario IPAQ,6 la cual ha sido validada por acelerómetros y podómetros, respectivamente 11,32 y la versión en español del cuestionario abreviado de evaluación de la actividad física (BPAAT, sus siglas en inglés),33 solo validada por acelerómetros. A ambos cuestionarios se les realizó adaptaciones culturales, con énfasis en el componente lingüístico, al primero, durante el marco de la III Encuesta Nacional de factores de riesgo y actividades preventivas de enfermedades no transmisibles, en el año 20103 y al segundo, como componente de los resultados de un proyecto de investigación que se ejecutó en el Instituto de Endocrinología, en el año 2019.4
En este número de la revista se incluye un artículo con el título “Nivel de actividad física y su relación con factores clínicos y complicaciones en personas con diabetes mellitus”, primera publicación en Cuba, que evalúa el nivel de actividad física en personas con diabetes mellitus por medio de la adaptación de la versión corta del cuestionario IPAQ. Solo resta para futuras investigaciones mostrar la validez de este instrumento en este grupo de personas por medio de podómetros.