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Revista Cubana de Higiene y Epidemiología
versión On-line ISSN 1561-3003
Rev Cubana Hig Epidemiol v.48 n.3 Ciudad de la Habana sep.-dic. 2010
EDITORIAL
El cambio climático: un reto para los sistemas de salud
Climate change: a challenge for health systems
DrCs. Pedro Más Bermejo*
Cuando comenzaba a escribir este artículo, me impresionaron algunos datos que leía sobre las consecuencias de los terremotos ocurridos en Haití y en Chile, inundaciones en Andalucía, España, y en el Cuzco, Perú, intensa sequía (la mayor en los últimos 40 años) en Venezuela, solo mencionando las más recientes e importantes. En todas reportan daños a la infraestructura de unidades sanitarias en diferentes cuantías, desde colapso del sistema de salud (Haití) hasta daños focalizados a diferentes centros de salud. Todo lo expuesto anteriormente está muy relacionado con el vínculo de los desastres naturales, los cambios climáticos y el reto que representan estos para los sistemas de salud en el mundo.
El cambio climático conlleva efectos directos e indirectos sobre la salud. Los efectos directos, como el aumento potencial de las defunciones debidas a la mayor frecuencia y gravedad de las olas de calor, son, evidentemente, más fáciles de predecir que los efectos indirectos. Estos últimos, mediados por la alteración de los ecosistemas, consisten en cambios de los niveles de producción de alimentos que influyen en la nutrición de las personas. En el mismo sentido, los cambios de patrones de distribución de las poblaciones de mosquitos modifican la incidencia de la malaria, del dengue y de otras enfermedades de transmisión vectorial en grandes zonas del mundo, incluidas algunas de las que hoy se encuentran libre de ellas.
La creación de sistemas de salud sostenibles se considera un componente indispensable de cualquier gobierno en el mundo; igual de importante es la necesidad de un sistema sostenible de la gestión del medio ambiente. Por tal motivo, resulta esencial reforzar y promover sistemas de salud y medio ambiente, apoyados por los sistemas de gobierno nacionales.
La evaluación de los posibles impactos del cambio climático en la salud humana y en los sistemas de salud es un asunto poco abordado, desde los puntos de vista de investigación y de la prestación de servicios de salud en muchos países. De las 190 naciones que acudieron a la reunión de Copenhague sobre el cambio climático solo una incorporó en su delegación un asesor en materia sanitaria, pese a que dos mandatarios de Latinoamérica son médicos. Tal vez, en el punto en el que estaban las negociaciones, no fue considerado el momento adecuado para que los expertos en materia sanitaria tomaran la palabra pero, si no, ¿cuándo? La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo tiene claro: el cambio climático pone en riesgo los pilares básicos de la salud y ello lo convierte en una cuestión de la que los sistemas de salud deben ocuparse.
Un número de la prestigiosa revista The Lancet, publicada la primera semana de diciembre de 2009 (una semana antes de la Cumbre de Copenhague), prestó especial atención al vínculo que existe entre las políticas medioambientales y de mejora de la salud pública, poniendo como primer ejemplo el ahorro energético y de salud que representaría hacer de los hogares, tanto en los países pobres como en los ricos, lugares más eficientes en materia de energía y en contribuir a reducir la contaminación. Según un estudio de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, combinar el aislamiento, la ventilación, el cambio de combustibles y la concientización ciudadana, evitarían en un país como el Reino Unido de Gran Bretaña 5 500 muertes prematuras y la emisión a la atmósfera de 41 megatoneladas de dióxido de carbono (CO2).
En el caso de un país emergente como la India, los autores del estudio sostienen que si se instalaran en el plazo de 10 años 150 millones de hornos caseros no contaminantes (con un precio unitario de 50 dólares), se reducirían en 240 000 las muertes de niños a causa de problemas respiratorios y en 1,8 millones las muertes de adultos a causa de problemas cardíacos y pulmonares. Si estos cambios se aplicaran ahora en Londres, los beneficios sobre la salud representarían para el año 2030 una reducción del 10-19 % de las dolencias coronarias isquémicas, del 10-18 % de las dolencias cerebro vasculares, del 7-8 % de los problemas de demencia y del 12-13 % de los casos de cáncer de mama.
¿Cómo serán los pronósticos para Cuba? En una extensa revisión de los materiales publicados por prestigiosos científicos cubanos sobre efectos del cambio climático en la salud humana, pude disponer de una gran cantidad de información sobre el incremento que se prevé en algunas enfermedades tales como las infecciones respiratorias agudas, las enfermedades diarreicas agudas, las hepatitis virales y la varicela, entre otras. Teniendo en cuenta el envejecimiento de la población cubana y el perfil de mortalidad por las afecciones no transmisibles, resulta deseable emprender investigaciones que relacionen el cambio climático con enfermedades tales como las cardiopatías isquémicas, las cerebrovasculares, así como algunos tipos de neoplasias malignas. Estoy seguro que tenemos toda la capacidad científica y la información necesaria para emprender esta tarea.
La posición oficial cubana hace suyo el principio de prevención, estableciendo que se deben tomar las medidas de precaución para reducir al mínimo la emisión de gases de efecto invernadero con vistas a mitigar el cambio y la variabilidad del clima. Se realizan actividades dirigidas a: promover acciones ambientales al nivel local y nacional, estimulando una participación activa de las comunidades, en la identificación y solución de los problemas ambientales que afectan su bienestar y calidad de vida.
El sector salud tiene la gran responsabilidad de asegurar y apoyar con investigaciones las políticas desarrolladas en el Programa Cubano de Enfrentamiento al Cambio Climático, de manera que se tomen medidas adecuadas basadas en el conocimiento de los grandes determinantes de la salud de manera sostenible. Entonces, resulta esencial la capacitación basada en enfoques multidisciplinarios e intersectoriales, en medio de la reordenamiento institucional que se lleva a cabo en el país, buscando el logro de una correcta coordinación con diferentes sectores y dentro del propio sistema de salud, en todos los niveles de gobierno.
Las Metas de Desarrollo del Milenio constituyen una guía para la visión de la salud en el presente siglo y brindan sostén a muchos conceptos claves, políticas y estrategias recomendados en la Agenda 21. Los principios operativos son compatibles con el desarrollo sostenible centrado en el ser humano y otorgan prioridad a la acción y la asociación intersectorial. Los gobiernos que ejecuten políticas con una fuerte orientación equitativa serán los que mayor probabilidad tendrán de lograr importantes objetivos y algunos acuerdos sobre el enfrentamiento al cambio climático, a pesar de la compleja situación económica mundial actual.
* Doctor en Ciencias. Profesor Titular. Especialista de II Grado en Epidemiología y de I Grado en Administración de Salud Pública. Instituto de Medicina Tropical "Pedro Kouri" (IPK), Cuba.
pmasb@ipk.sld.cu / pmasbe@infomed.sld.cu