Introducción
El incremento sostenido de los niveles de inseguridad alimentaria debido a la crisis alimentaria mundial se extienden en una emergencia global.1 Las formas moderada o grave aumentan de forma considerable en la región, de 26,2 % entre 2014 y 2016 hasta 31,1 % entre 2016 y 2018; de estos 8,9 % correspondieron a personas que viven en situación de inseguridad alimentaria grave.2
Las interrupciones en los medios de vida, y en la cadena de suministro de alimentos a consecuencia de la pandemia de la COVID-19, ocasionaron un fuerte impacto en la salud, la nutrición y la economía, en especial en las familias de menores ingresos.3 Esta situación influyó en el deterioro del estado nutricional de los individuos, cuyo sistema inmune requirió de múltiples micronutrientes, que desempeñan funciones vitales, a menudo sinérgicas, en cada etapa de la respuesta;4 por lo que un estado nutricional inadecuado debido al consumo o utilización insuficiente de los nutrientes, puede afectar el buen funcionamiento del organismo, en especial, de los grupos de riesgo como mujeres embarazadas y mujeres que lactan, niñas y niños menores de 5 años y adultos mayores.
La deficiencia de micronutrientes, particularmente la deficiencia de hierro y la anemia por deficiencia de hierro, continúan siendo un problema para la salud pública mundial por su repercusión en el estado nutricional, salud y desarrollo de un significativo porcentaje de la población.5,6
En consideración a su magnitud y consecuencias para la salud, se consideró su impacto en el desarrollo humano, y en la productividad económica. Se demostró que las deficiencias de vitaminas y minerales afectaron el óptimo crecimiento, desarrollo infantil, y favorecieron la desnutrición crónica. Ejemplos de lo anterior, lo constituyen: la hipovitaminosis A, la anemia por deficiencia de hierro, los desórdenes por deficiencia de yodo y la deficiencia de zinc.5,6
Se estimó que entre el 10 y el 20 % de los niños en edad preescolar en países desarrollados, y de 30 a 80 % en los países en desarrollo, resultaron anémicos al año de vida. Estos infantes presentaron retraso en su desarrollo psicomotor, y al arribar a la edad escolar mostraron deficiencias en las pruebas de habilidades de lenguaje, motoras y de coordinación, lo que representó un déficit que osciló entre 5 y 10 puntos en el coeficiente intelectual.7,8
De igual forma, la Organización Mundial de la Salud (OMS) posicionó a la deficiencia de hierro en el lugar siete dentro de los 10 factores de riesgo prevenibles de enfermedad, discapacidad y muerte.9
En Cuba, la deficiencia de hierro constituye la carencia específica de micronutrientes más extendida y la principal causa de anemia en lactantes, niñas y niños hasta cinco años, en especial en los menores de 24 meses. La carencia de hierro predominó en su forma ligera, pero su elevada frecuencia la convirtió en un importante problema de salud pública.10,11
Al cierre de 2019, los estudios nacionales arrojaron una prevalencia de 41,1 % en población de 6 a 24 meses, lo que se interpretó como un problema de salud moderado a predominio del sexo masculino.11
El país enfrenta en la actualidad su desafío más poderoso, debido a que dentro de una sindemia singular y única se integraron el cambio climático, la vulnerabilidad alimentaria y nutricional, la doble carga de la morbilidad nutricional (sobrepeso, obesidad y deficiencias de micronutrientes), el alza de las enfermedades crónicas no transmisibles, y la pandemia por la COVID-19; con efectos devastadores en todos los eslabones de la cadena alimentaria: disponibilidad, acceso, consumo y utilización biológica, además, bajos porcentajes de lactancia materna exclusiva, y prácticas inadecuadas de alimentación complementaria.
La población más vulnerable para presentar deficiencias por micronutrientes específicos la conforman los niños y las niñas en las edades tempranas, en ese sentido, las consecuencias resultaran graves debido a que se afectaban las áreas cognitiva, física, mental y emocional, con incidencia a la larga en la calidad de vida.
Para combatir este problema, la comunidad internacional aconsejó implementar tres estrategias: la suplementación, la fortificación y la educación.12,13) Los estudios de evaluación de consumo de alimentos y los argumentos antes señalados, indicaron que en las edades temprana de la vida, la mayoría no logró cubrir sus requerimientos nutricionales, por lo que resultó necesaria la administración de vitaminas y minerales de acuerdo con los esquemas de dosis preventivas o terapéuticas. Esto justificó la suplementación con polvos de micronutrientes a este grupo de alta vulnerabilidad nutricional.
El objetivo de este trabajo fue establecer los lineamientos técnicos para el personal de salud en el nivel primario de atención en apoyo a la suplementación con polvos de micronutrientes a niños y niñas entre 6 y 23 meses de edad.
Métodos
Se conformó el equipo técnico con la participación de investigadores del Centro de Nutrición e Higiene de los Alimentos del Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y el Programa Materno Infantil. Se revisaron la experiencia nacional e internacional para la aprobación de formulaciones a utilizar. Se elaboró el documento sustentado en evidencia científica y con base en las recomendaciones nutricionales para esta población.
Resultados
Los micronutrientes en polvo se reconocieron por los organismos internacionales y el Centro de Control de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), como una vía efectiva para incrementar la ingesta de micronutrientes, y reducir la anemia por deficiencia de hierro en niños y niñas de 6 a 23 meses, período de inicio de la alimentación complementaria, en el que las necesidades de micronutrientes resultaran relativamente altas en relación con sus necesidades de energía.12 Existe experiencia internacional en programas a gran escala en el que los micronutrientes en polvo se administraron a partir de los seis meses con resultados muy favorables.13,14
Con el apoyo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), esta estrategia costo efectiva se incorporó en los hogares cubanos en dos ciclos de tratamiento, el primero por 60 días a razón de un sobre diario y repetir a los 6 meses, con el mismo esquema.
Los micronutrientes en polvo constituyen una mezcla de 5 o 15 vitaminas y minerales (hierro, vitamina A, vitamina C, zinc, ácido fólico y otros muy necesarios para un crecimiento y desarrollo adecuados). Se presentan en sobres individuales de 1 g y se añaden a cualquier comida semisólida y suave de niñas y niños entre 6 y 23 meses, aunque no sustituyen a la leche materna ni a otros alimentos de alto valor nutricional. Se caracterizan por no tener sabor, no manchar los dientes, el hierro encapsulado evita molestias gastrointestinales, y permite que otras vitaminas y minerales se puedan añadir a la formulación. Se muestra su composición (tablas 1 y 2).
Micronutrientes |
Cantidad (sobre/1 g) |
---|---|
Hierro (mg) | 12,5 |
Zinc (mg) | 5 |
Vitamina A (µg RE) | 300 |
Vitamina C (mg) | 30 |
Ácido fólico (µg) | 160 |
Leyenda: RE: equivalente de retinol, forma activa de la vitamina A.
Micronutrientes |
Cantidad (sobre/1 g) |
---|---|
Hierro (mg) | 10,0 |
Zinc (mg) | 4,10 |
Vitamina A (como acetato) (mg) | 0,40 |
Vitamina C (mg) (como ácido ascórbico) | 30,00 |
Vitamina D (como colecalciferol) (mg) | 0,005 |
Vitamina E (como acetato) (mg) | 5,00 |
Vitamina B1 (mg) (como mononitrato) | 0,50 |
Vitamina B2 (mg) | 0,50 |
Vitamina B3 (mg) (como nicotinamida) | 6,00 |
Vitamina B6 (mg) | 0,50 |
Ácido fólico (mg) | 0,09 |
Vitamina B12 (mg) | 0,0009 |
Cobre (mg) | 0,56 |
Selenio (mg) | 0,017 |
Yodo (µg) | 90,00 |
La incorporación de los micronutrientes en el esquema de alimentación de niñas y niños, ofreció las siguientes ventajas:
Reducción de la incidencia de anemia sin provocar molestias gastrointestinales.
Fortalecimiento del sistema inmune y de los procesos de aprendizaje.
Incremento del apetito.
No entran en conflicto con la lactancia materna y contribuyen a proveer una alimentación complementaria apropiada.
Pueden administrarse en cualquier comida del día.
Son fáciles de usar y no cambian el sabor, el color ni la textura de los alimentos.
Orientaciones para el personal de salud para el uso de los micronutrientes en polvo
La consejería resultó un elemento clave para la adherencia al consumo del suplemento debido a la necesidad de que los padres o tutores del niño o niña comprendan la importancia de su consumo, su correcta utilización, y conozcan el ciclo de entrega establecido. Las visitas al consultorio médico o en el terreno, constituyeron el momento adecuado para realizar este proceso y lograr la adherencia y seguimiento del tratamiento.
Para ello es muy importante que los equipos de salud tengan en cuenta los siguientes elementos:
¿Quiénes deben consumir estos sobres?
¿Cuándo no deben utilizarse los polvos de múltiples nutrientes?
¿Cómo incorporar los polvos de múltiples nutrientes en la alimentación del niño o la niña?
¿Cómo administrar el suplemento? Pasos generales.
La madre o el cuidador del niño o niña deben capacitarse en el proceso de ofrecer el suplemento. Los pasos a seguir se describen a continuación:
Lavar las manos antes de manipular el sobre y ofrecer los alimentos.
Abrir el sobre en el momento de ofrecer el alimento.
Separar una porción de dos cucharadas aproximadamente del alimento, de preferencia espeso.
Mezclar bien todo el contenido del sobre con la porción separada.
Brindar primero esta porción y continuar después con el resto de la comida.
¿Se conocen las recomendaciones de uso?
Usar un sobre para cada niño o niña.
Brindar de una vez todo el contenido del sobre (no dejen “para después”).
No agregar el contenido del sobre durante la cocción de los alimentos ni mientras estén muy calientes (algunas vitaminas y minerales pueden destruirse con el calor).
Intentar que los alimentos mezclados con los polvos se consuman en menos de 30 min (algunas vitaminas y minerales pueden destruirse en su exposición al aire).
No mezclar el contenido de los sobres con líquidos (leche, jugo y otros) porque no se disuelve bien.
Llevar en familia un control de los días en los que ofrecen los polvos de múltiples nutrientes.
Recordar que las niñas y los niños pueden presentar deposiciones oscuras (en ocasiones casi negras) a partir del consumo. Este fenómeno es normal y no debe causar preocupación.
Se concluye que la fortificación domiciliaria con micronutrientes se implementó en el país como alternativa costo efectivo para incrementar la ingesta de vitaminas y minerales en lactantes y niños pequeños. Este trabajo ofrece recomendaciones fundamentadas en pruebas científicas y experiencia nacional e internacional para la preparación del personal de salud sobre el uso del suplemento, como pilar fundamental del éxito de la intervención