INTRODUCCIÓN
El síndrome metabólico (SM) comprende un conjunto de alteraciones cardiovasculares (CV) y presencia de diabetes mellitus (DM), que se caracteriza por presentar obesidad central y dislipidemia. En el SM se evidencian anomalías durante el metabolismo de la glucosa y presencia hipertensión arterial (HTA), factores asociados a la resistencia a la insulina (RI). Este constituye el trastorno metabólico más común en la infancia y adolescencia, así como una enfermedad escasamente identificada y por lo tanto, no tratada; que afecta a más de 42 millones de niños en la actualidad.1
Tanto en América Latina, como en Cuba, esta ha representado una enfermedad en ascenso, aunque las tasas de mortalidad secundarias a ella han disminuido. Su prevalencia en niños y adolescentes muestra variaciones según criterios diagnósticos y poblaciones, ajustados a las características propias de las mismas, donde alcanzan cifras más altas en grupos de riesgo como los obesos.2
En la sociedad actual, varios son los factores que han propiciado la aparición del SM. El entorno social caracterizado por malos hábitos alimenticios, con predominio de alimentos con altos contenidos de azúcares, grasas y sodio; así como el abandono del juego y el ejercicio físico y las crecientes prácticas ociosas favorecen el desencadenamiento de este. Además, otros factores como las afecciones prenatales, diabetes materna, bajo peso al nacer y factores genéticos y socioeconómicos aumentan el riesgo futuro para predisponer a la obesidad, trastornos de la glucosa en sangre, y por ende al SM.3,4)
El SM presenta diversos factores de riesgo no modificables como la edad, el sexo y la genética, y por otro lado, los factores modificables como el consumo de tabaco y alcohol, inactividad física y malos hábitos alimentarios.5
El desequilibrio entre ingesta y gasto energético que suele ocurrir durante la infancia y adolescencia, inicia un proceso gradual que conlleva, en su mayoría, al aumento excesivo del peso corporal y la obesidad. Su génesis involucra factores genéticos y ambientales que determinan un trastorno metabólico, lo que provoca una excesiva acumulación de grasa corporal más allá del valor esperado según género, talla y edad.6
En el municipio San Juan y Martínez de la provincia Pinar del Río, se constata la presencia de varios factores de riesgo asociados al SM como la obesidad (6,6 %) del total de la población sanjuanera, HTA (29 %), (1,2 %) y DM tipo 2 (7,7 %). También se destaca un alza de otros factores como hábito de fumar (21,9%), alcoholismo (0,9 %) y riesgo de ingestión alcohólica (5,2 %). Se destaca además el sedentarismo (5,2 %) lo que favorece el alza de sobrepeso y obesidad, así como la aparición de enfermedades no transmisibles en pacientes más jóvenes.7
La presente investigación se desarrolló con el objetivo identificar los factores de riesgo del síndrome metabólico, en adolescentes del municipio San Juan y Martínez, durante el año 2018.
MÉTODOS
Se realizó una investigación observacional, descriptiva y transversal en los adolescentes de San Juan y Martínez durante el año 2018. El universo estuvo constituido por 522 adolescentes que estudian en los dos centros escolares ubicados en el consejo popular urbano de San Juan y Martínez; mientras que la muestra la constituyeron 141 estudiantes seleccionados mediante un muestreo aleatorio simple.
Se realizaron algunas mediciones antropométricas como peso y talla, se calculó el índice de masa corporal de cada adolescente mediante la fórmula: peso (kg)/ talla (m2). Para caracterizar los hábitos alimentarios se observó frecuencia e ingestión semanal de los alimentos. Los alimentos se clasificaron según el programa de enfermedades no transmisibles del Ministerio de Salud Pública de Cuba, como bueno, regular y malo. Para la recolección de la información se elaboró un formulario de recolección de datos confeccionado al efecto.
Se analizaron las variables edad, sexo, color de piel, antecedentes patológicos familiares, hábitos alimentarios, índice de masa corporal, ingestión de bebidas alcohólicas y tabaquismo.
Los datos obtenidos fueron depositados en una base de datos confeccionada al efecto y procesados en el paquete estadístico Statistical Package for the Social Sciences (SPSS) versión 21.0. Para describir el comportamiento de las variables se analizó de forma univariada mediante frecuencias absolutas y porcentajes. La investigación fue aprobada por el consejo científico y comité de ética. Se siguieron los principios éticos de la declaración de Helsinki.
RESULTADOS
Existió predominio del sexo femenino (58,87 %) y color de la piel blanca (80,14 %). (Tabla 1)
Se encontró la presencia de hipertensión arterial como antecedente patológico familiar de primera línea en el 63,1 % de los casos. (Fig. 1)
Prevalecieron los adolescentes con hábitos dietético regular (61 %), continuado por los malos hábitos (26,2 %). (Fig. 2)
Resultaron superiores los adolescentes normopesos (54,6 %), continuado por los sobrepesos (36 %). (Fig. 3)
Se encontró predominio de adolescentes que consumen alcohol al menos una vez por semana (41,13 %); y se identificó que el 87,94 % consume tabaco al menos una vez a la semana.
DISCUSIÓN
Investigaciones realizadas en las provincias La Habana y Matanzas8 detectaron un predominio del sexo femenino sobre el masculino y de la raza blanca, datos similares a los encontrados en el presente estudio.
Un estudio de prevalencia del SM en niños y adolescentes chilenos con historia familiar de enfermedades no transmisibles,9 reveló que el 100 % de los niños tenía al menos un padre o abuelo enfermo. Esto puede sugerir que el factor hereditario juega un papel en el establecimiento del SM. El factor hereditario tiene un gran papel en el desarrollo de algunos de los componentes que integran un SM, en las generaciones futuras, por lo que se debe trabajar sobre estos factores de riesgo para retrasar la aparición de la enfermedad.
Gorrita Pérez y colaboradores10 encontraron predominio de adolescentes con hábitos alimentarios no saludables, lo cual coincidió con lo reportado en la presente investigación. Es común que los adolescentes consuman grandes cantidades diarias de comida chatarra, además de ingerir pocas frutas y vegetales en las comidas, esto favorece la presencia de sobrepeso, obesidad y dislipidemias, lo que trae como consecuencia un SM. Esto además de estar relacionado con las condiciones socioeconómicas actuales en el país, es una evidencia indirecta de la pobre cultura alimentaria que tienen los adolescentes y sus familias; lo que amerita orientación sobre una alimentación saludable.
La grasa acumulada en el abdomen se asocia al incremento de riesgos para la salud, comparado con su acumulación en otras regiones. Debido a que la circunferencia abdominal permite establecer el diagnóstico de sobrepeso y obesidad aun cuando el índice de masa corporal no lo evidencie, se ha convertido en su mejor marcador en los últimos años. Este expresa una relación estrecha con la grasa abdominal, responsable en mayor medida de las consecuencias metabólicas directas relacionadas con la obesidad.11
Gómez Cruz y colaboradores12 destacaron en estudio realizado, prevalencia de sobrepeso en los adolescentes lo cual coincidió con lo reportado en la presente, sin embargo, la obesidad excedió el 22,8 %.
La adolescencia es una etapa de oportunidades, pero también de carencia de conocimientos y de la existencia de vulnerabilidad a conductas de riesgo, donde el consumo de bebidas alcohólicas es una conducta muy común. El consumo de alcohol es responsable de transformaciones conductuales que causan crisis y desorganizan el funcionamiento familiar.13)
Roberto Rodríguez y colaboradores14 en su estudio realizado en Santiago de Cuba, evidenciaron que el 94,1 % de los estudiantes ingerían bebidas alcohólicas y un 5,9 % no presentaban dicha adicción, por lo que se pueden constatar valores superiores a los encontrados en la presente investigación.
Constituye un problema para la salud pública el consumo de tabaco en niños y adolescentes; donde se reporta sus inicios en la adolescencia o los primeros años de la vida adulta.6,15 Para evitar los efectos nocivos de esta práctica se hace necesario el trabajo conjunto de los actores del proceso salud enfermedad y las diferentes instituciones para tratar la misma, incluso antes de su aparición; mediante la enseñanza y concientización. La gran mayoría de los adolescentes fumadores son consecuencia de la imitación de amigos y familiares que conviven en el mismo hogar, esto los incita a la práctica de dicho hábito.
Luego de concluido el estudio en el municipio, se obtuvo que los factores de riesgo del síndrome metabólico en los adolescentes fueron: la obesidad, los antecedentes familiares, hábitos alimentarios regulares y malos, la ingestión de bebidas alcohólicas y el tabaquismo. Estos resultados permitieron destacar que la presencia de estos factores de riesgo es cada día mayor, con grandes posibilidades de desarrollar la enfermedad en edades tempranas de la vida.